13

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Lisa odiaba las clases de Deportes.

Sudando por todas partes, sintiendo que iba a desmayarse en cualquier momento, Lisa trataba de respirar para no morirse. No en frente de los odiosos de sus compañeros.

―¡Que horrible te ves, tu grasa rebota, Manoban! ―gritó Youngdo, pasando a su lado con sus amigos―. ¡Gorda!

Trató de ignorar los insultos, a pesar de que no era tan sencillo como aparentaba. Sin embargo, Lisa no iba a llorar delante de ellos.

El profesor les gritó que dos vueltas más alrededor de la cancha y daría por terminada la clase. Lisa iba a llorar si eso seguía así, sin entender los motivos de esa tortura física a la que los sometían. Más delante de ella, Shuhua iba corriendo-saltando, era un poco gracioso de ver, y mucho más adelante, Jisoo se entusiasmaba corriendo detrás de Jisung y Sana, los mellizos híbridos de hámsteres que huían de ella. Pobrecitos.

Lo peor no era, en realidad, correr a plena luz del sol a las tres de la tarde. Bueno, sí era malo, pero no lo peor para ella. Lo peor era que, por el sudor, la camisa de deportes se le pegaba al cuerpo y marcaba más sus rollitos. Sentía demasiada vergüenza de que todos la vieran así, pero no tenía alguna justificación para faltar, además de que sabía que eso le haría bien. ¡Si quería bajar de peso, no podía rendirse tan rápido! Es sólo que era algo difícil soportar la vergüenza que le invadía.

Ahora chilló cuando Youngdo volvió a alcanzarla y le pellizcó el costado con fuerza. Se echó hacia atrás, jadeando por el dolor, y el híbrido de hiena la soltó con un gesto burlón mientras sus amigos estallaban en carcajadas.

―¡Eres tan asquerosa! ―gritó, antes de salir corriendo cuando Jisoo se volteó y corrió hacia Lisa, gruñendo.

―¡Son unos idiotas, no les hagas caso! ―habló la azabache, agarrándole la mano para acompañarle en la última vuelta.

Lisa le siguió, aunque desanimada por la situación. Jisoo, a pesar del sudor y el cansancio, se veía adorablemente bonita. Más adelante, Shuhua también lucía así. La única que desentonaba en ese grupo era ella, y la tristeza aumentó por eso mismo.

Todo empeoró cuando la clase terminó y el profesor los mandó a ducharse. Lisa siempre era de las últimas en meterse, no quería seguir siendo objeto de burla, y Shuhua le acompañó en esos minutos. No ingresaba al camerino sino hasta que todos salían, esperando en el pasillo y sentada en el suelo.

El camerino estaba divido entre hombres y mujeres, pero dentro de un mismo lugar. Sólo había una pequeña pared que los separaba y Lisa odiaba eso. Era fácil que idiotas se colaran a mirar chicas, sobre todo omegas.

Estaba conversando con Shuhua, que le hablaba sobre salir de camping el fin de semana, cuando del camerino salió Youngdo con su grupo de amigos. Lisa rogó que pasaran de largo, que no la tomaran en cuenta, pero no fue así.

―¿Por qué no vas a bañarte? ―dijo Youngdo, deteniéndose frente a ella―. Tu olor es repulsivo.

―Mi o-olor está bien ―tartamudeó Lisa, retrocediendo. Shuhua parecía tan temerosa como ella, pues estaban en presencia de carnívoros, que además eran alfas.

―¿Qué dices? Gorda y con un aroma horrible, ¡en definitiva, ningún alfa querrá tener una omega tan asquerosa! ―habló Sikyung, con gesto de desprecio.

―¡Claro que sí! ―saltó Shuhua―. ¡Jennie está muy interesada en Lisa! ¡Si no se detienen, ella se va a enfadar mucho!

―¿Jennie? ―se rió Youngdo―. ¿A qué no sabes? ¡Ella sólo está contigo por una apuesta!

―¡Me-mentira! ―chilló Lisa, sintiendo su corazoncito apretándose ante esas palabras.

Se dijo que eso no era cierto, Youngdo debía estar mintiendo. No había forma en que eso fuera verdad, Jennie le demostró un montón de veces que le quería honestamente y no iba a reírse de ella.

Sin embargo, eso no quitó que le lastimara, en especial porque había ocasiones en las que sí sentía que Jennie sólo quería burlarse de ella. ¿Qué mejor que ilusionarla y luego romperle el corazón en público?

―¡Es verdad! ―apoyó Yangsuk―. ¿Quién va a querer estar con una gorda como tú?

―E-eso no es así ―tartamudeó la híbrida de ardilla con debilidad.

―Yo la desafié ―dijo Youngdo, orgulloso―. ¡Le aposté una deliciosa carne de conejo a que no podía enamorarte!

―¡Eres un cretino! ―se enfadó Shuhua.

―¡Nadie va a quererte nunca, por gorda! ―siguió hablando el líder del grupo.

―¡No seas mentiroso! ―gritó Lisa, callándolos. A pesar de que sentía mucho miedo y pena en ese instante, no quería seguir escuchándolos―. ¡Jennie me quiere, yo le gusto! ¡Je-Jennie es mi alfa y mi novia! ¡Vámonos, Shua!

Agarró la mano de Shuhua y se giró.

Frente a ella, Jennie tenía la boca abierta en sorpresa.

Pudo escuchar a las hienas salir corriendo al darse cuenta también, pero Lisa se quedó congelada en su lugar. La cara de Yeh era también un poema, sin saber qué decir en ese momento.

―¡Listo, Lis, Shua, pueden...! Ah ―Jisoo se interrumpió al salir de las duchas, con el cabello mojado―. ¡Hola, Jennie! ¿No está Rosé también por aquí?

Jennie se recompuso rápidamente, cerrando su boca y parpadeando unos segundos antes de volver a poner la típica expresión neutra que tanto la caracterizaba.

―No, pero puedes ir a verle, está saliendo de clase de química ―dijo con educación, pero Jisoo se quedó en su lugar―. Eh... chicas, ¿puedo hablar con Lisa?

Lisa sintió el pánico estallando en su interior ante esas palabras. ¿Y ahora qué? Jennie tuvo que haber escuchado todo lo que dijo, por supuesto que sí, con esas orejas de pantera podía escuchar con claridad. Ahora iba a hablar con ella, ¿y qué le diría? ¿Qué tal si le daba la razón a Youngdo? ¡¿QUÉ TAL SI DECÍA QUE TODO ERA UNA APUESTA?! Lisa se pondría a llorar de sólo pensarlo.

―Deberíamos ir a bañarnos —las excusó Shuhua, pareciendo adivinar su hilo de pensamientos. De seguro su rostro estaba con alguna expresión de terror.

―Las esperaré ―avisó la castaña, calmada.

Shuhua, Jisoo y Lisa entraron al camerino, donde unas chicas ya estaban saliendo. En el lugar sólo quedaban ellas tres.

Lisa, en automático, comenzó a desvestirse para irse a duchar. Entre cuchicheos, Shuhua le contó todo a Jisoo antes de ir también a bañarse.

―¿Y si es cierto? ―susurró Lisa, lo suficientemente fuerte para hacerse oír por el ruido de las duchas encendidas, pero tratando de que fuera bajo también para que Jennie no escuchara nada―. ¿Y si me invitó a salir por alguna apuesta?

―No debes creerles ―interrumpió Jisoo, razonable y seria―. Jennie no es ninguna cretina.

―Soojin me lo habría dicho ―barboteó Shuhua―. ¡Y si no lo hizo, pues yo no pienso seguir con ella!

―¿Estás saliendo con ella? ―picó Jisoo, que ya sabía la verdad, pero gustaba de molestarla.

Shuhua la manoteó, haciéndola reír, y Lisa sonrió con debilidad.

―Pues yo tampoco pienso seguir con Rosé ―agregó la mayor con seguridad―. ¡Si es así, ninguna de esas tres vale la pena, Limario!

La ardillita asintió, continuando su baño con rapidez. Una parte de sí esperaba que Jennie se hubiera aburrido y decidido marcharse, pero cuando las tres salieron, seguía allí. Estaba apoyada en la pared con una expresión un poco distinta a la normal, y eso le provocó más miedo a Lisa.

Shuhua y Jisoo le hicieron un gesto a la pelinegra, que tragó saliva, y siguieron caminando. De todas formas, no se marcharon muy lejos, por si Lisa necesitaba algo de ayuda desesperada.

Jennie le sonrió con suavidad.

―Oye, Lis...

―Lo siento ―se apresuró en disculparse, sus palabras saliendo atropelladas―. Yo no quería... No pensé... ―sintiendo algo apretando su garganta, tuvo que parpadear para alejar las punzantes lágrimas―. No estuvo bien que dijera que eres mi novia, me tomé a-atribuciones que no correspondía, no volverá a... a ocurrir...

―Lisa, oye, tranquila ―dijo Jennie, ahora con clara preocupación―, no me importa que lo hayas dicho.

―E-ellos estaban diciendo cosas muy feas ―sin poder evitarlo, comenzó a llorar―. E-estaban diciendo que... que tú no me querías y que sólo soy una apuesta y que jamás estarías conmigo, no sabía... Yo sólo quería que se callaran, porque... ―lloró con más fuerza ahora―. Porque te quiero mucho, Jennie.

―Oh, bebé ―Jennie se movió y le dio un abrazo con fuerza―. Jamás creas eso, ¿vale, hermosa? Jamás creas que estoy jugando contigo. Eres mi pequeña y linda omega bebé, y también te quiero mucho, te quiero demasiado.

―¿De... de ve-verdad?

―Claro que sí ―Jennie comenzó a liberar feromonas para calmarla―. Eres mi omega. Mía, de nadie más ―Lisa se rió entre llantos al recibir un pequeño beso en la mejilla―. Y también mi novia, ¿vale? Quería proponértelo hace mucho, pero parece que te me adelantaste...

Ahora la chica se rió con más fuerza, abrazando también a la coreana con mucha fuerza y sintiendo su corazón más calmadita por estar con ella. Su omega estaba muy a gusto con la alfa, y eso era lo importante, nada más. A pesar de que su instinto seguía algo miedoso, Lisa lo aplacaría, porque realmente quería estar con ella.

―¿Puedes besarme? ―preguntó Lisa, tímida y cohibida.

Jennie soltó unas pequeñas risas, agarrándola de sus mofletes y limpiándolos del rastro de lágrimas.

―Eres la omega más hermosa y perfecta para mí ―le prometió para luego darle un beso en la boca.

Al inicio, ambas se quedaron quietas, sus labios presionándose uno contra el otro. Lisa no sabía cómo besar, pero Jennie no parecía especialmente acomplejada por eso, y comenzó a moverlos con lentitud. La híbrida de ardilla trató de imitarla, sintiendo un montón de fuegos artificiales y mariposas en su estómago, muy emocionada por eso. Era su primer beso.

Jennie se alejó con una sonrisa enorme en la cara.

―¿Quieres otro?

―Por favor.

Jennie volvió a darle un beso suave y dulce.

Escondidas detrás de la pared, Shuhua asomó su cabeza.

―Puaj, se están besando ―le susurró a la azabache.

Jisoo frunció el ceño levemente.

―No lo puedo creer ―contestó en un susurro indignado―. Soojin te folla a ti y Jennie está de novia con Lisa, ¿para cuándo Rosé me propondrá algo así a mí?

Shuhua enrojeció y le dio un zape en la cabeza. Jisoo lloró.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro