25.

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Advertencias: fluff y poco drama. AU de híbridos y omegaverse

Hoseok no esperaba que Yoongi pasara a buscarlo al día siguiente, aunque no verlo en la puerta de su casa hizo que su corazón se apretara en pena. Se dijo, de todas formas, que eso era lo mejor debido a lo ocurrido el día anterior.

Lo estuvo pensando mucho esa noche, dándole vueltas a lo ocurrido entre ellos. El consejo de su mamá resonó demasiado en su cabeza, y finalmente concluyó que debía hablar con Yoongi de lo ocurrido. Sobre todo, era momento de aclarar lo que pasó con los dos, explicarle bien a Yoongi cómo se sentía, y decirle que él también comprendió sus celos.

Tal vez no debió aceptar ese regalo, pensaba, o decirle directamente a Jisung que lo agradecía, pero no lo aceptaba. Su alfa tuvo que sentir demasiados celos, ¿no era comprensible? Él también los sintió cuando esa omega tigre le coqueteó en el gimnasio, y Yoongi le hizo saber que era el único en su corazón.

Entonces, ese día, haría lo mismo por él. Le escribió una bonita carta donde le explicaba sus sentimientos y, además, hizo un dibujo de ellos dos en sus formas animales. No era el mejor dibujando esas cosas, por el contrario, de seguro cuando lo viera, Yoongi se iba a reír por los trazos infantiles. Sin embargo, lo hizo con todo el amor del mundo, con ellos dos fuera de su futura casita y con muchos árboles rodeándolos.

Esperaba verlo en la entrada del colegio, quizás con sus amigos, pero tampoco se lo encontró. Había llegado un poco atrasado, así que no tuvo la oportunidad de buscarlo por los pasillos. ¿Y si ese día no había ido al colegio? ¿Y si Yoongi de pronto se enfadó más con él por lo de ayer y ya no quería verlo? ¿Y si...?

El hilo de pensamientos se cortó de su cabeza cuando, al entrar al salón de clases, vio sobre su mesita un bonito arreglo de... de... De piñas de pino.

Piñas de pino pintadas en muchos lindos colores pasteles, con pequeños tallos de madera pegados en un extremo y dentro de un canastito de mimbre. Su corazón dio un vuelco loco, porque ese regalo... Ese debía ser el regalo de cortejo más grande que recibió alguna vez, y el que significaba una propuesta de compromiso para una ardillita. Un regalo de piñas de pino era un presente importante para ellas.

Se volteó enseguida hacia Jisung, que le contemplaba con una expresión indescifrable en su puesto.

―Jisung ―habló, y fue hacia él―, agradezco mucho el regalo, de verdad, pero no puedo aceptarlo.

―¿Hobi...? ―preguntó el alfa, arrugando sus cejas.

―No quiero que me cortejes ―añadió, y sus mejillas se colorearon de rojo―, es que yo ya tengo un novio al que amo mucho, y no quiero dejarlo. ¿Puedes entenderlo?

―Ah ―Jisung sacudió su cabeza, ahora viéndose confundido―, lo entiendo, Hope, pero yo... yo no te hice ese regalo.

Hoseok parpadeó, desconcertado por sus palabras y tratando de encontrarle sentido a ellas. ¿Cómo? ¿No había sido Jisung? ¿Entonces quién...?

Fue hacia el bonito arreglo. En ese momento, sus amigos aparecieron.

―¡Wow! ―exclamó Jungkook sorprendido―. ¡Qué bonito es, Hoseok! ¿Es tuyo?

―¡Está muy hermoso! ―apoyó Taehyung, con su colita agitándose por la emoción.

Hoseok no respondió, admirando el hermoso regalo y notando entonces un sobre entremedio de las piñas. Lo agarró y vio su nombre escrito elegantemente fuera, por lo que mientras la profesora aparecía y luego de bajar el canasto al suelo, lo abrió.

Mi muy lindo y precioso Hoba:

Hice este regalo con la esperanza de que puedas perdonar mi idiotez el día de ayer. ¿Podemos almorzar juntos en el patio después? Me gustaría hablar contigo y tratar de obtener tu perdón. Si no quieres venir, no voy a enfadarme y respetaré tu decisión sin insistir más, pero me sentiría muy feliz si puedo explicarme una última vez.

Te amo mucho, mi linda ardillita traviesa.

Gigi.

Su corazón se apretó y estrujo en amor, con los ojos lagrimosos por la emoción y felicidad que le invadió a medida que leía esa carta. Quería abrazarla y presionarla con fuerza contra él, imaginando que era Yoongi al que estaba abrazando, pero no quería arrugarla o romperla. La dobló cuidadosamente y volvió a poner en su sobre, y la llevó a su nariz. Olía a su alfa.

―¿Fue Yoongi? ―susurró Tae―. ¡Realmente está loco por ti!

―Sí ―Hoseok sonrió con alegría―, yo también estoy loco por él.

Más que loco, estaba claro con que lo amaba y quería estar con él para siempre. No importaba si era una pantera y Hoseok una ardilla, ellos se la iban a arreglar para que las cosas funcionaran y así ser felices juntos. Yoongi era su alma gemela.

En los pequeños recesos tuvo que aguantarse para no ir en busca de Yoongi, sabiendo que los diez minutos que poseían entre clase y clase quizás no serían suficientes para hablar. Aún así, aunque no pudieran conversar, todavía quería verlo y llenarle su bonita carita de besos, hasta que se quejara y tratara de detenerlo, pero siempre rindiéndose ante él. Hoseok tenía muchas ganas de consentir a su alfa y hacerlo tan feliz como lo hacía feliz a él.

El almuerzo pronto llegó y partió hacia el patio, a las mesas de madera donde se podía comer, y vio a Yoongi sentado en una de ellas, dándole la espalda. Se le acercó con rapidez.

―Yoonie ―le dijo, y el alfa se volteó con rapidez.

―Viniste ―barboteó Yoongi.

―Claro que sí ―Hoseok se sentó a su lado, sonriendo y dejando su regalo sobre la mesa―. Está muy hermoso, Yoonie, muchas gracias. Me gustó mucho tu regalo.

―¿De verdad? ―pudo notar los nervios en su voz y Hoseok se sintió un poco atónito, porque era la primera vez que le veía así de inseguro y ansioso―. No estaba seguro de si debía dártelo, Hobi, con lo que hice ayer...

―Lo amo ―le aseguró―, es el mejor regalo de cortejo que he recibido alguna vez. ¿Fue tuya la idea?

―Busque información sobre ustedes ―explicó Yoongi, con las mejillas coloradas y una clara expresión tímida―, sobre las ardillitas, todo lo posible para... para poder ser la pareja que mereces, Hobi. Cuando leí que era un regalo de cortejo, fui con Seokjin al bosque para recolectar piñas.

Hoseok escuchaba eso en asombrado y enternecido silencio, sin poder creer que Yoongi hubiera hecho eso por él. Las ganas de besarlo sólo aumentaron y quería rodearlo con sus brazos para nunca soltarlo.

―Quería... quería pedirte perdón ―continuó Yoongi, cabizbajo―, lo que te hice ayer no estuvo para nada bien. No... no debí gritarte ni quitarte tu regalo, Hoba, ni mucho menos romperlo. Mira, también te... te compré este nuevo florero para que pongas tus girasoles, si quieres puedo... ayudarte a plantarlos y cuidarlos ―y, de su mochila, sacó un bonito macetero de cerámica, color amarillo y con un bonito diseño de soles negros a su alrededor.

―Yoongi... ―Hoseok se le acercó y el alfa pareció entrar en pánico.

―Por favor, por favor, no termines conmigo ―notó como sus ojos se llenaron de pavor y brillaron, como si quisiera llorar―, no se volverá a repetir jamás, aprenderé a controlar mi instinto de pantera y no te haré nunca más...

Hoseok le agarró las manos y se inclinó a besarlo en la boca, callando su barboteo desesperado. Yoongi le devolvió el beso, lento al inicio, pero al darse cuenta de que el omega no se alejaba, lo besó con más deseo.

―Te perdono ―le dijo Hoseok al alejarse―, te perdono, mi lindo bebé. Y yo también quería pedirte perdón.

―No hiciste...

―No tuve que aceptar el regalo de Jisung ―le interrumpió Hoseok, y Yoongi le agarró las manos―, sólo pensé en mí y no en ti, Gigi. No se me ocurrió que te pondría inseguro y te haría daño, fue irresponsable de mi parte, y quiero disculparme por eso. Eres mi novio, mi alfa, y lo que menos quiero es herirte de cualquier forma.

Yoongi asintió con la cabeza y le besó los dedos de las manos, con tanto cariño en sus ojos que Hoseok sintió como su corazón se volvía a apretar.

―Está todo perdonado ―aceptó el alfa―, yo... yo entiendo que se tuvo que sentir bonito para ti, bebé, y arruiné ese regalo. Además, he sido un mal novio contigo, no preguntarte acerca de sus cortejos...

―Ya, bebé, ya ―Hoseok otra vez le abrazó con fuerza―, no has sido un mal novio. Mira, yo también te tengo algo. No es tan lindo como lo tuyo, pero...

Se separó del alfa y agarró su mochila, rebuscando en el interior la cartita que le hizo y entregándole el dibujo. De pronto, la vergüenza lo sacudió, sabiendo que su regalo era demasiado infantil, Yoongi de seguro se reiría por él. Ahora, lo único que quería era quitarle ese dibujo y botarlo al basurero. ¡Qué cosa tan horrible había hecho!

Yoongi desdobló el dibujo y pareció enmudecer al observar los trazos tiernos y aniñados de Hoseok en el papel. Las mejillas del omega se colorearon de rojo con fuerza y quería hundirse en su lugar, tan humillado por su dibujo, ¡eso no era un regalo digno de cortejo! Yoongi le regaló ese canastito tan bonito y él...

―Está muy hermoso, Hobi ―le dijo Yoongi, sonriéndole con una enorme sonrisa donde mostraba sus encías, y él bajó la vista, tan tímido como debió estar Yoongi minutos atrás.

―No lo está... ― sintió sus labios temblar―, te voy a... a regalar algo más bonito, un regalo de cortejo, será...

―Este es el mejor regalo que me pudiste haber dado ―Yoongi se acerca para levantar su rostro y darle un beso en la boca―, lo voy a enmarcar para dejarlo sobre mi velador.

―¿Hablas en serio? ―preguntó Hoseok.

―Claro ―Yoongi le dio otro besito antes de volver a observar el dibujo―, ¿eso que sostienes allí es una flor?

―Es tu patita, Yoongi.

―Ah... ¿Y me estoy comiendo un trozo de carne?

―¡Es tu lengua lamiéndome, Yoongi! ―y Hoseok rompió a llorar.

El alfa sólo lo abrazó y consoló, diciéndole que de todas formas le enmarcaría para verlo cada vez al despertar.

Al final, a los pocos minutos, dejó de llorar y se pusieron a comer, además de darse muchos besos entre bocado y bocado. Todo lo ocurrido el día anterior pareció quedar olvidado entre ellos, y Hoseok se dijo que jamás haría sentir mal a su novio otra vez. No de esa forma.

―¿Quieres que te ayude a plantar tus girasoles más tarde? ―le preguntó Yoongi cuando comenzaron a guardar sus cosas para volver a clases.

―Pensaba en botarlos, no quiero...

―Oh, no, no ―Yoongi le dio la mano y fueron hacia el interior del colegio―, los cambiaremos de macetero a este, y los vas a cuidar. Y te ayudaré también a cuidarlos, mi amor. ¿Te parece si compramos unos más y los agregamos a los otros?

―¡Bueno, bien, bien! ―Hoseok no pudo evitar enternecerse ante sus palabras y lo abrazó por el cuello―. ¡Te amo, te amo mucho!

Yoongi se rió con fuerza, besándolo otro par de veces antes de despedirse de él e ir a clases. Hoseok se moría por verlo más tarde para poder mimarse, era quizás una de las cosas que más le gustaba hacer con su novio.

Mientras iba hacia la clase, se encontró con Seokjin, que lo detuvo para saludarlo.

―¡Vaya, realmente quedó bonito! ―comentó Jin, observando su canasta con piñas―. ¿Te contó que se quedó hasta las tres de la mañana haciéndolo?

La sonrisa que llevaba Hoseok en el rostro titubeó ante esas palabras, parpadeando con desconcierto.

―¿Él te dijo? ―preguntó el omega.

―Me llamó a las siete de la tarde para que lo acompañara al bosque ―comenzó a quejarse Jin―, y nos quedamos hasta medianoche, ¡había por montones, pero sólo quería recoger las que eran más perfectas para ti!

El alma de Hoseok cayó a sus pies ante esa declaración, sin poder creer que Yoongi realmente hubiera sido capaz de hacer eso por él. ¿De verdad salió al exterior y se quedó hasta tarde recogiendo esas piñas, y luego hasta la madrugada armando su regalo? Ahora, de pronto, sentía más ganas de ir hacia él, abrazarlo y llenarlo de todo el amor posible. Mientras, cuidaría ese bonito regalo para que nada malo le pasara.

―Uh... gracias Jin ―Hoseok, de pronto, lo abrazó―, ¡quedó muy hermoso! No sabía que Yoongi era tan habilidoso para las manualidades.

―Te lo digo yo ―Jin puso una expresión engreída―, los Min tenemos grandes habilidades con las manos.

Hoseok chilló y estuvo a punto de golpearlo con la canasta de piñas.

Pensó muchas horas si preguntarle o no a Yoongi sobre cómo hizo su regalo, pero a fin de cuentas, se dijo que lo mejor era guardárselo para sí. Conocía muy bien a su novio, y de seguro, le iba a avergonzar.

Se fueron juntos a la casa de Hoseok, de la mano y conversando como estuvo su día de clases. Sus padres y hermanos no se encontraban en casa, por lo que acomodaron los girasoles dentro del nuevo jarrón. Yoongi volvió a pedirle perdón por lo que hizo, pero Hoseok sólo le dio un beso prometiéndole que estaba todo disculpado.

Salieron al patio trasero para echarse en el césped, y pronto se transformaron en sus formas animales, correteando por los arbustos y árboles. El instinto animal de Hoseok lo mandaba a huir de Yoongi, pero la pantera lo atrapaba en segundos y comenzaba a lamerlo. El omega sólo chillaba y se retorcía para ser liberado, y cuando escapaba, el juego comenzaba de nuevo.

Al menos, hasta que Yoongi lo atrapó y sin medir un poco su jugueteo de pantera, le mordió la cola. Hoseok sólo chilló antes de transformarse en humano otra vez.

―¡Yoongi! ―lloriqueó―. ¡Me... me mordiste mi colita!

―¡Lo siento! ―Yoongi también se volvió a su forma humana―. ¡Ay, lo siento, amor!

―¡Me dolió! ―Hoseok comenzó a llorar, abrazando la cola contra su cuerpo―. ¡Eres... eres un monstruo!

―¡Yah, bebé! ―Yoongi lo abrazó, queriendo consolarlo―. ¡Fue un accidente, te lo juro! No fue adrede...

―¡Esta si que no te la perdono! ―sollozó Hoseok―. ¡No vuelvas a tocarme, Min Yoongi!

―¡Pero bebé...!

Hoseok sólo acarició su babeada colita mientras que Yoongi trataba de explicarle lo ocurrido. Al parecer, algunas diferencias entre especies no podrían ser superadas.

¡gracias por leer!

Pd: lo de la última parte hobi no lo dijo en serio, sólo estaba exagerando, pq vi que muchas personas se lo tomaron en serio jbsdh

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