*PRÓLOGO*

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Otro día de su asquerosa vida hechada a perder, otro día en el que sus tambaleantes pies no daban para más al punto de que la servidumbre tuviera que intervenir para que dejara las botellas de su propia reserva de tequila, mentiría si dijera que no se siente tan siquiera un poco miserable cada vez que se emborrachaba y perdía su vida ¿Qué mas da? La vida ya la perdió hace un buen tiempo atrás. Reía con cada paso titubeante que daba, aveces no estaba lo suficientemente perdido en licor como para olvidar su amarga existencia. Ya ni siquiera era él el que llevaba las riendas de todo lo que le costó construir junto a su mujer después de su padre, sonrió ¿Su mujer? La misma que no supo comprender, no se dio ni la mínima cuenta ni tampoco intentó averiguar en qué momento es que deseó con tanto fervor dejar de vivir.

Ella se rindió, a como él se rinde día a día esperando morir intoxicado con alcohol en su sistema que le nublara la razón para no llevarse ese recuerdo a la tumba, le era difícil, toda su vida llena de mierda desde que ella se fue, jamás pudo llegar a complir su sueños de ser madre. Irónico, ni para eso servía.

Reía a carcajadas, lágrimas salían de las esquinas de sus dilatados ojos mientras era llevado casi a rastras por la ama de llavez y su chofer hasta su gran habitación, su vacía y tétrica habitación ¿tan mal era su existencia para los que lo rodeaban? Aveces se sentía una carga hasta para los animales que habitaban en su hacienda, de nada le servía todos sus millones ¿Pero no estaban obligados a soportarlo, o si? Ellos se podían ir cuando ellos quisieran

—"Asi como se fue ella, abandonarte sin importarle tu sufrimiento, sin siquiera luchar" —pensó

Muchas veces se preguntó si de verdad él la hizo un poco felíz, su cabeza quería albergar la posibilidad que no hizo semejante cosa por que no lo fuera, sólo quería evitarle el dolor a él y a todos de verla perder la batalla. Muchas veces se cuestionaba si de verdad hacía feliz a alguien a su alrededor, su miserable existencia le decía un rotundo "NO" que aveces solía ser demaciado crudo hasta para un alma vacía como él.

Cada pasillo lo sentía frío, ya lo hermoso e imponente de aquella mansión ya había desaparecido ante sus ojos, cada cuadro de artistas desconocidos pero muy talentosos que veía con deslumbre ya se habían convertido en puntos y garabatos de pinturas en un absurdo lienzo con un marco bonito para decorar las pinturas como los niños de cinco años.

La ama de llaves tuvo que usar la mayor fuerza posible para no dejar caer a su patrón, o bueno... Lo que quedaba de él, ambos ayudantes se detuvieron tras divisar en las sombras una figura muy reconocida.

—Que bajo haz caído hermanito, todos los días perdiendote en el alcohol como si tu vida dependiera de ello —sonrió con sarcasmo —. No te vallas a acabar todo el negocio, sólo falta que empieces a tomar las otras botellas de nuestros licores y vinos y ya estaremos en banca rota —burló.

—¿Ya lo estamos, no? —preguntó el aparentemente hombre alcoholizado.

—Por tu culpa hermanito, pero yo... —fingió acomodarse un saco inexistente —, yo salvé el negocio —el hombre harto de alcohol carcajeó por lo que dijo su hermano, pero esa risa los demás la debieron al exceso de alcohol —. En dos días viene gente muy importante a pasar una estadía aquí en la hacienda para cerrar un negocio que llevo planeando hace meses, espero que... —lo vio de arriba a bajo —, no bueno, al menos trates con tus inhumanas fuerzas posibles verte un tanto presentable. Ya llevenlo a su cama, está apestando los pasillos a alcohol —esto último lo ordenó a las otras personas que sostenían la existencia de su alcohólico hermano.

Lo aventaron a la cama quitándole sus zapatos, este ya se había "rendido" al sueño, se retiraron dando un portazo, aveces les era imposible que la energía amarga de ese hombre no se les pasara.

Se levantó de la cama imperturbable, o eso quería inutilmente aparentar, ya no era un chiquillo, a sus treinta y cuatro años ya sabía perfectamente lo que hacía, guardó demasiado luto a su fallecida esposa entregándose en cuerpo y alma al llanto, jamás se había  emborrachóado como el resto de la gente realmente creía.

Una lágrima más brota de su ojo izquierdo, aveces dicen que si sólo te sale una lágrima del ojo izquierdo, del lado del corazón, es porque esa muestra de vulnerabilidad esta cargada de tus más profundos sentimientos, y eso no estaba nada lejos de pasar por la mente de ese hombre. Lloraba de impotencia, lloraba por que sabía que había tocado fondo y ya no debería seguir haciendo eso, fingir, esa no era una características que lo distinguiera, él no era falso.

Podía ser duro consigo mismo, orgulloso, prepotente, ahora un poco más que antes debido a sus experiencias sufridas, craso error dejar que las cosas llegaran hasta ese límite, en donde se dio cuenta que en realidad no podía confiar en nadie, ahora ese corazón se estaba cerrando temporalmente, suspirando al cielo, abatido, con el corazón en la mano se dispuso a hacer lo que creyó hace tiempo atrás dejar en el pasado.

—Amada mía... —titubeó entre el mareo del alcohol—, ahora sé por que te rendiste... Quizás fue por razones distintas a las mías, pero no estoy lejos de sentir lo que probablemente sentiste en tus últimos momentos... Te extraño, sé que serás la única persona que me pudo haber aceptado como soy —más lágrimas corrieron —, a pesar de mi sexualidad tu no me dejaste, jamás me abandonaste, y es por eso que no dude en otorgarte el puesto que te merecías, ser mi esposa... Porque me enamoré de ti, a pesar de ser como soy pude tener el honor de enamorarme de una mujer perfecta como tú.

Cada palabra iba cargada con sentimiento, esperando que através de la luna, constelaciones y estrellas ese discurso lo haya escuchado su mujer, nunca creyó con tanta convicción algo en su vida, quería luchar por lo que aún le quedaba, caminó de regreso a su cama y tocando el pequeño botón que hacía contacto con su persona de confianza se dejó caer sentando en la cama para minutos después ver a una mujer ya mayor entrar por la puerta de su habitación con una bandeja en sus manos, pudo distinguir una taza con un humeante líquido negro.

—¿Hasta cuando?

Esa pregunta él jamás se la esperó, es más, jamás esperó que aquella mujer le dijera algo, era la única en quién confiaba de toda esa maldita construccion llamada mansión, quiso indagar más dentro de su cabeza el significado de esa pregunta, pero él conocía la respuesta mejor que nadie, el tenía la solución en sus manos, él y nadie más.

—¿Hasta cuando qué...? —quizo verse dubitativo pero poco funcionó al salir más como una afirmación.

—Tae... Mi niño, por favor no te destruyas. Ya no tienes que fingir estar borracho para darte cuenta de cosas que mucho tiempo atrás ya sabes. Te ayudaré, sólo es cuestión que no te sigas culpando de su muerte.

"¿Hasta cuando?"

Esa pregunta encerraba mucho para él, aunque no quisiera admitirlo que en un mundo paralelo al suyo aún existe ese chiquillo que quiere volar cuál gaviota.

¿Hasta cuando dejarás de fingir?

¿Hasta cuando tomarás las riendas de tu vida?

¿Hasta cuando harás tus sueños posibles?

De ahí surgió otra pregunta que no ayudaba en nada a su débil estabilidad mental, no por el alcohol que llevaba en su sistema, se podía considerar que era casi nula la presencia de tequila en su cuerpo, su estabilidad pendía de un hilo... Y de encontrar respuestas a las interrogantes en su cabeza.

¿Qué esperas?

¿Que qué esperaba? Mucho tiempo dejó de esperar algo de la vida para solo resignarse a lo que tenía, tras esconderse en la fachada de un alcohólico, jamás pretendió dar lastima, pero si habían personas que lo miraban de esa manera, para él no servían.

¿Qué lo motivaba? Esa era una importante pregunta, ya nada en realidad lo hacía, ni el recuerdo de su esposa lo motivaba, ni sus sueños que dejó tirados en la basura en un rincón muy lejano de sus pensamientos, o eso quería creer. Quería creer que seguían enterrados, que ya no los necesitaba, que pasarían muchas más vueltas al sol y que nada cambiaría su percepción.

El destino es complicado, la verdad es cruel, y cuando estos dos se mezclan puede crear un torbellino que puede arreglar, o arruinar más la vida de las personas, la vida era injusta, el tiempo era injusto, los días que pasaban eran injustos ¿Porqué tendría que ser justo él?

Por que al final de todo, y atravéz de ese túnel sin salida, la justicia es efímera para traer mas injusticia, sí, como una cadena, y él no estaba excluido de eso. Así como la cadena alimenticia, el karma existía, el destino lo saboteba, los días se burlaban de el pasando por su ventana, el tiempo para él se convirtió en el chiste mas cómico. Y su vida...

Su vida...

Esa solo se había convertido y acoplado a cada estándar de los antes mencionados, ¿Podría cambiarlo? Tal vez ¿Quería hacerlo? Por supuesto. Y trataría de hacerlo, aunque estuviera lleno de miedos, aunque sus queridos amigos Karma, destino, días, tiempo y vida se le burlaran en la cara.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro