〘 11 〙

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Soledad.
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Las gotas de lluvia chocaban y resbalaban por el cristal, el cielo era gris, el ambiente era frió.
El profesor seguía explicando lo que sea que estuviésemos viendo, pero esta vez no me importaba. No veía la hora en salir de aquí.
Quería verlo, quería salir y encontrarlo recargado en un árbol esperándome, pues cuando lo hacía el calor latente de mi cuerpo se disparaba, y en mis órganos ya no hay equilibro térmico, las orejas y las mejillas superan la temperatura de fusión del hierro, mientras la frente y el pecho son invadidos por un frío de 00 Kelvin.
Era como si aquel chico le hubiese inyectado color a mi vida.

El timbre por fin resonó por todo el lugar y no dejé pasar ni un segundo, pues automáticamente ya me encontraba caminando a la salida sin importarme todo aquel que se cruzara en mi camino.
Pero toda emoción y sentimiento se desvaneció cuando en la entrada pude visualizar a Taeyong, quien me esperaba afuera del auto con su paraguas en mano. Algo indecisa me acerqué a él, y los murmullos de los alumnos que pasaban a nuestro lado se pudo apreciar.

—¿Qué haces aquí?—me limité a preguntar algo sería.

—Quería sorprenderte—mencionó con una sonrisa.

—Vaya que lo hiciste—respondí siendo sincera .

—Está lloviendo, así que creí que lo mejor era venir a recogerte, para evitar que te mojaras y atraparas un resfriado.

Debía admitirlo, realmente era caballeroso, atento y no negaré el hecho de que me sentía conmovida.

—No debiste hacerlo—mencioné algo avergonzada—Puedo tomar el autobús—dije volviendo a caminar dispuesta a esperar a Hoseok.

—Vamos In Na, ya estoy aquí—dice envolviendo su mano en mi muñeca.

Primeramente lo miré a él, después miré mi alrededor buscando alguna señal que me lo impidiera.
Era tarde, y Hobi no acostumbraba a llegar tarde, es que acaso el ¿No vendría?
Pero Taeyong ya había venido hasta acá, además no podía arriesgarme a que se topara con él y luego le contase a mis padres, lo primero que harían sería prohibirme verlo de nuevo.

—De acuerdo, vamos—dije por fin derrotada para después subir a su auto e ir a casa.

Mis ojos se abren al sentir una vibración en mi bolsillo, la luz entrando por la ventana me lastima por un corto periodo, el molesto ruido que mis compañeros provocan se hace presente de nuevo, con pereza me levanto de mi silla y caminó hasta el pasillo para poder contestar la llamada sin problema.
Un suspiro largo y pesado abandona mi cuerpo al escuchar la voz al otro lado de la línea, me maldigo cientos de veces por no prestar más atención al nombre del contacto, pues pude evitarme aquella incómoda conversación.

"Esta noche iremos a cenar con los Lee, así que no llegues tarde a casa" es lo último que dice mi madre antes de colgar y ciento unas inmensas ganas de aventar el celular por la ventana y por fin olvidarme de todo el estúpido asunto de mi compromiso con Lee Taeyong.
Sumida en pensamientos, un golpe en mi cabeza llama mi atención, bajo la mirada topándome con una bolita de papel, y al levantarla nuevamente me doy cuenta de que Juwon es quien la ha lanzado, quiero levantar aquella hoja y devolvérsela en la cara, pero me contengo, aquello solo causa una risa de su parte.
El timbre irrumpe en mis oídos dando fin a las clases y no puedo sentirme mejor, pues por fin aquel infierno termina para después entrar a otro. Caminó de regreso al salón de clase para tomar mi mochila y así, salir de una vez por todas de ese tormentoso lugar.

Balo las escaleras tranquilamente cuando un empujón me hace tropezar y caer, un fuerte dolor se presenta en mi tobillo, y ahogo un pequeño grito para demostrar que no me ha afectado en nada, dos chicas se colocan detrás mío y Juwon por delante.

—¿Qué hacías tú con Lee Taeyong ayer?—pregunta con cierta seriedad en su rostro—¿Sabe lo patética que eres?

—No tengo la obligación de brindarte explicaciones acerca de mi vida privada—respondo sin atreverme a mirarle

—Eres una maldita zorra—habla tomándome del mentón con fuerza obligándome a mirarla—Tú sola existencia me es repugnante

Dice por último antes de soltarme con brusquedad y continuar con su camino, dejándome ahí tirada, un nudo de forma en mi garganta y lágrimas de impotencia amenazan con salir, pero no puedo darle el privilegio de verme llorar.
Con mucha dificultad me levantó intentando apoyar el pie, acomodo mi cabello y con pasos lentos me dispongo a salir de la escuela. Una sonrisa no puede evitar formarse al mirar a aquel chico esperando bajo aquel árbol, largos cabellos caen sobre su frente dándole una expresión más neutra. El era guapo, realmente guapo.
Pienso, y sin esperar más, camino hacia su dirección.

—¡Hoseok!—exclamo acercándome lo más rápido que mis pies me lo permiten en ese momento —¿Cuánto tiempo llevas aquí esperando?

—No hace mucho que llegué—respondió algo serio y no puedo evitar preocuparme, pero intento no tomarle demasiada importancia

—Crei que estabas enfadado conmigo—dije bajando la mirada

—¿Por qué lo estaría?—solto sin poder mirarme
¿Por qué no podía mirarme a los ojos? Porque yo moría por ver los suyos.

—Ayer no llegaste, estaba buscándote y no te encontré—me limité a responder buscando su mirada.

—In Na, tengo algo que decirte—habla soltando un suspiro pesado, haciendo que el ambiente se tense al instante

—¿Qué cosa? ¿Por qué te pones serio tan de pronto?—le digo sin poder evitar sentirme nerviosa.

—Ayer, si llegué—admite y yo no logro comprenderlo del todo.

—¿Eh?—me limito a decir sin poder creer sus palabras, quería creer que estaba mintiendo, quizá jugándome una broma.

—También vi, a ese chico—continúa en voz baja.

—¿Hablas de Tae? Está bien, él es un...

—Descuida—me interrumpe tranquilo—No debes darme explicaciones, vi que él insistió y tú negaste, también vi que estabas buscándome con la mirada.

—Entonces ¿Por que no fuiste conmigo?—cuestioné con el entrecejo fruncido.

—¡Quería hacerlo!—exclama levantando un poco la voz, haciendo que me sobresaltara—¡No sabes cuánto quise ir y arrebatarle la mano de tu muñeca, decirle que se alejara, pero en su lugar me escondí para evitar que me notarás!

—Hobi...

—Tengo algo qué decirte—continúa aguantando la respiración y por fin levantando la mirada—No puedo seguir, ya no.

—¿Cómo? ¿A qué te refieres?—preguntó con el nudo formándose en la garganta

—No soy bueno para ti y lo sabes—susurra mordiendo su labio inferior.

—No, no lo sé, tú qué vas a saber quien es bueno y malo para mi, yo decido qu...

—No, seamos realistas—interrumpe y una parte de mí me da la razón—Lo mejor es que cada quien vaya por diferentes caminos.

—Te convencieron verdad, ¿Te ofrecieron dinero? ¿Eh? ¿Cuánto? Puedo darte más pero no te alejes ¿Está bien?—mencionó con cierta angustia y desesperación en el tono de mi voz.

Pero el miedo se apodera de mi cuando niega con la cabeza repetidas veces.

—Hoseok...

—Adiós In Na—menciona dándose la vuelta y una lágrima resbala por mi mejilla.

—No, ¡No lo acepto!—gritó tomándolo de la muñeca para impedir que caminara—¡Me opongo a esa decisión! Todos siempre deciden por mi, pero esta vez quiero hacerlo, no vas a decirme a quien debo querer.

Con delicadeza, quita mi mano y continúa caminado, dejándome atrás.

—¡Te quiero!—grito fuertemente haciendo que se detenga—No me dejes, ¿Qué se supone que haga ahora?

Mi respiración se vuelve más acelerada a los segundos, me siento sofocada, quiero resignarme más no puedo, comienzo a imaginar que volteará, que correrá devuelta a mí para envolverme nuevamente en sus brazos, para después decirme que todo estará bien, que a pesar de todo, estaré bien, pero sigue su camino, me ignora completamente y una fuerte punzada yace en mi pecho. Ya no podía hacer nada para detenerlo.

—¡Hoseok!—gritó con fuerza dejándome caer—Tú no, por favor tú no...

Aquel día el me enseñó la soledad y cuán dolorosa es.
Tenía familia y un mundo de gente que me rodeaba todo el día, todos los días, pero sin él, si él no estaba, era lo mismo que estar sola.

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