Capítulo 14.

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—Un mes, Jungkook —Sohee le reprochó con severidad. Pero por más imponente que sonara, Jungkook jamás se mostraba intimidado hacia ella. Hacia nadie, en realidad.

Y eso era algo que secretamente le gustaba a Sohee.

—Lo siento —Jungkook se disculpó, intentando sonar realmente sincero.

—Amor... —murmuró Hyun, quien acababa de aparecer en la sala de estar con una bandeja entre sus manos.

Sohee giró su rostro para conectar sus ojos con los de su omega, cambiando esa mirada dura por una llena de amor.

—No lo defiendas, cariño —ordenó ella, tomando entre sus grandes manos la fina taza de té que su omega le estaba ofreciendo.

—No lo defiendo, pero ya no lo regañes más.

Hyun tomó otra taza y se la entregó a Jungkook, quien no dudó en aceptarla.

—Lo defiendes.

—No, amor.

Jungkook observó a sus padres, reprimiendo el impulso de rodar los ojos. Era bastante incómodo para él presenciar ese tipo de escenas.

—Bueno, ya —refunfuñó la alfa, volviendo a mirar a su hijo— Pero no voy a tolerar este tipo de conducta, Jungkook. No puedes desaparecer por un mes, sin siquiera mandarnos un maldito mensaje. Hyun y yo estábamos preocupados.

—Lo siento, mamá.

—No me pidas disculpas solo a mí —siseó, con su entrecejo muy junto. Jungkook sabía que su madre estaba furiosa— Sabes muy bien como se pone Hyun cuando no tiene noticias tuyas.

Jungkook frunció levemente los labios. Sí, lo sabía.

—Lo siento, papá —dijo finalmente, mirando a su padre.

—No pasa nada, hijo —hyun le sonrió, dejando la taza en la mesita de centro para tomar las manos de su hijo— Pero sabes que me preocupo mucho por ti, cariño. Eres mi hijo mayor, independiente y lleno de responsabilidades, pero siempre serás mi bebé, mi cachorrito.

—Lo sé, papá...

—No hagas que me preocupe, ¿vale? —Jungkook asintió con la cabeza— Tus hermanos también preguntan por ti.

Jungkook finalmente sonrió. Adoraba a sus padres y hermanos, pero si debía ser sincero, las visitas resultaban bastante incómodas para él. Muchas veces se sentía como si no perteneciera ahí, a su propia familia.

—Intentaré llamarte cada semana, ¿bueno?

—Perfecto.

Jungkook respiró profundo cuando sintió las feromonas paternales de su padre. Amaba su olor. Le acarició el dorso de sus pequeñas manos con sus pulgares y luego las llevó a sus labios, para dejar un pequeño beso en ellas. Era una simple muestra de cariño hacia su padre.

—Bueno ya, separense —Sohee ordenó con un gruñido.

Jungkook resopló. Sabía perfectamente cuán posesiva era su madre con su padre.

—No entiendo porque te comportas así, mamá. Es mi papá, por amor a la luna. No voy a robartelo.

Hyun soltó una risita divertida ante la escena.

—No me importa. Hyun, amor, ven aquí —palmeó el sofá, invitando a su omega a sentarse a su lado.

El omega ignoró a su alfa, volviendo a concentrarse en su hijo. Elevó una de sus manos para acariciarle la mejilla, obteniendo nuevamente su atención. Jungkook se recargo contra la palma de su padre, sonriéndole.

—¿Cómo ha ido todo, cariño? —preguntó Hyun, ignorando los gruñidos de su esposa— ¿Como va el trabajo?

—Todo va de maravillas, papá.

—Me alegro mucho. Y dime, ¿ya hay alguien en tu corazón?

Jungkook contuvo el aire en sus pulmones por un momento, sorprendido por la repentina pregunta. Se enderezó en su lugar, relamiéndose nerviosamente los labios.

¿Había alguien en su corazón? Pues la verdad era que no, pero...

Dile que sí, maldita sea.

Su lobo, quien estuvo dormido hasta ahora, gruñó en su interior.

No, no tenemos a nadie.

Tenemos un omega tan hermoso y sensual...

—No hay nadie, papá —mintió, intentando no prestar atención a las palabras que estaba usando su alfa para referirse a Jimin.

¡Tú, maldito cobarde! No puedes mentirle al hombre que nos dio la vida. Tenemos a nuestro omega, pero te niegas a reconocerlo...

Ignorando a su alfa, Jungkook desvió la mirada de esos ojos negros que le observaban con curiosidad.

—¿Estás seguro, cariño?

—Papá...

—Supongamos que te creemos —Suhee intervino— No te molestará entonces que esta noche nos acompañe Jun.

A Jungkook se le hundió el estómago.

Hyun sonrió, emocionado por volver a juntar a su hijo con su ex novia. Jun era una chica encantadora, preciosa y refinada. La omega perfecta para su hijo.

—¿Qué...?

—Llegó hace unos días de París, cariño —Hyun comenzó a contarle— Me la encontré ayer en el centro comercial y no dudé en invitarla, sabiendo que hoy vendrías.

—Papá...

—Llevas una vida solitaria, Jungkook —le interrumpió su padre— No todo es trabajo, hijo. Necesitas encontrar una pareja.

—No necesito una.

—Te la pasas de la casa al trabajo, y del trabajo a la casa. ¿Se le puede siquiera llamar vida a eso?

—Claro que sí. Es la manera en como yo la vivo y me gusta tal cual.

—Pero no está bien, hijo. Te explotas a ti mismo sin necesidad. Lo que tú necesitas es una compañera para salir de esa aburrida rutina de oficina. Necesitas vivir tu vida en pareja y ella es perfecta, lo sabes muy bien.

—Papá, con todo respeto, no quiero seguir hablando de esto.

—Duraron tres años, Jungkook.

—Papá... —Jungkook le interrumpió, pero su padre lo ignoró.

—Aun no entiendo porque la dejaste, hacían bonita pareja.

—Cariño —Suhee intervino nuevamente, notando el cambio en las feromonas de su hijo.

Hyun dejó de hablar, comprendiendo que ya había dicho demasiado.

—Lo siento. Sé que eres tú quien debe elegir a tus parejas, pero ya la invité y vendrá esta noche.

—Bien —Jungkook suspiró— Da igual, no me molesta. Solo... no te hagas ilusiones, papá. No me interesa volver con ella.

Hyun asintió con un ligero movimiento de cabeza, creyendo que su plan para volver a su hijo y Jun sería un éxito.

Estuvieron un largo rato así, charlando y poniéndose al día con todo lo que había acontecido durante ese mes en el que no se habían visto.

—¿Y los mellizos? —preguntó Jungkook, cuando el interrogatorio de su padre pareció finalizar.

Sohee resopló molesta, ganándose la total atención de Jungkook. Hyun miró a su esposa con los ojos entrecerrados, advirtiéndole silenciosamente que omitiera cualquier tipo de comentario.

—Fueron a un cumpleaños, cariño —Hyun miró nuevamente a su hijo— Pero llegarán antes de la cena.

—Eso es lo que tú crees, tesoro —Suhee bufó, pinchando con el tenedor un trozo de pastel para llevarlo a su boca y comerlo.

Jungkook alzó sus perfiladas cejas, curioso.

—Claro que llegarán antes.

—Cielo, a Sumin le gusta el mocoso —le recordó, haciendo que Hyun torciera sus bonitos labios— Es lógico que no querrá venir pronto a casa.

—Pero yo les avisé de que Junkookie vendría...

—Ya, pero es una adolecente llena de alocadas hormonas.

—¿Quién es el mocoso? —Jungkook preguntó.

Hyun suspiró, sabiendo que su esposa soltaría todo y dejaría mal al chico.

—Un idiota que mataré con mis propias manos si Sumin vuelve a derramar otra lágrima por su culpa —soltó con fastidio.

Jungkook reprimió la sonrisa que tiraba de las comisuras de sus labios. Era divertido para él saber que Sumin, aunque fuera una beta y no corriera mayores riesgos como un omega, estaba tan sobreprotegida por su madre, una alfa imponente y territorial, que ni una inofensiva mariposa podía revolotear a su lado.

—¿Y qué fue lo que le hizo? —Jungkook preguntó, solo para fastidiar a su madre.

—La rechazó —gruñó mientras se acomodaba su largo cabello negro—La pequeña mierda rechazó a Sumin, diciéndole que prefería seguir siendo su amigo y no su novio.

—Pues eso está bien —Hyun intervino— No veo lo malo en que él la haya rechazado. Si él no siente lo mismo por mi niña, no hay nada que hacer. Ya aparecerá ese alguien que la ame como ella se merece.

Sohee rodó los ojos. Su omega era demasiado romántico.

Luego de un par de horas, Sohee se disculpó con su omega e hijo y los abandonó, volviendo a su oficina para adelantar un poco de trabajo.

El tiempo pasó rápido después de eso, y Jungkook acompañó a su padre hasta la cocina mientras este preparaba una deliciosa cena. Observó con atención los movimientos delicados del omega mientras cortaba verduras y se movía por la amplia cocina, con esa preciosa sonrisa sobre sus labios, desprendiendo suaves y dulces feromonas paternales. Y Jungkook se sintió finalmente como en casa.

—¡La cena está lista! —Hyun chilló con emoción, sacando la vajilla y cubiertos que necesitaba para montar la mesa.

Jungkook le sonrió de vuelta, levantándose del taburete para ayudar a su padre.

—Hm... huele delicioso —Suhee apareció en el comedor, acercándose a su omega para olisquear su cuello y marcarlo por sus propias feromonas de alfa.

Jungkook rodó los ojos por enésima vez. Esperaba no ser así de territorial con el omega que portara su marca.

—Cariño... —Hyun murmuró, sintiéndose avergonzado.

Sohee dejó un beso en la piel del cuello de su omega antes de apartarse.

—¿Los niños aún no llegan? —preguntó, mirando la hora en su reloj de muñeca. Ya eran las ocho de la tarde.

—No —el omega respondió, volviendo a terminar de acomodar unas cosas en la mesa.

Jungkook los dejó, saliendo del comedor para dirigirse a la sala de estar, donde se dejó caer sobre uno de los cómodos sofás. Estaba cansado, y lo único que quería era que la visita a sus padres acabara pronto para volver a su desolado departamento.

Sacó su teléfono y comenzó a navegar por redes sociales, cuando el suave y melodioso sonido del timbre resonó en el interior de la casa.

—¿Serán los niños? —Hyun preguntó con falsa inocencia, sabiendo perfectamente que los mellizos tenían la clave de acceso para su casa.

Jungkook frunció los labios, molesto.

Cerró las aplicaciones y se fue al mensaje que le había mandado a Jimin la noche anterior, observando que el omega le había clavado el visto.

Por idiota.

Su lobo nuevamente siseó, cabreado de su actitud.

—Hola, cariño —escuchó Jungkook decir a su padre— Estás preciosa, como siempre.

La risita tímida de Jun llegó a sus oídos, provocando el rechazo inmediato de su alfa.

—Le traje esto.

—Oh cariño, no debiste molestarte.

Unos cuantos pasos se escucharon y Hyun junto a Jun aparecieron en la sala de estar.

Jungkook apartó la vista de su teléfono, conectando sus ojos oscuros con los de la omega.

—Jungkook —ella le saludó con una reverencia a la distancia. La buena educación que había recibido a lo largo de su vida, se notaba en cada uno de sus movimientos.

—Jun, querida, estás preciosa —Suhee se le adelantó, acercándose a la omega para besarle el dorso de su pálida mano.

Jun se ruborizó de inmediato.

—Señora Jeon, es un gusto volver a verla.

Jungkook, quien aún estaba sentado, decidió ponerse de pie para saludar a su ex novia.

Hyun sonrió, alejándose un poco de la omega para jalar a su esposa.

—Iremos a ver lo que falta para la cena, los dejamos un momento.

Suhee frunció el ceño, desaprobando la actitud de su omega, pero este solo la ignoró y se la llevó hasta la cocina.

Jungkook apretó su mandíbula. No le gustaban estos juegos infantiles para reunir a las personas.

—Jun —le saludó el alfa, sin una pizca de emoción por verla.

—¿C-cómo estás? —preguntó la omega con nerviosismo, siguiendo a Jungkook para tomar asiento a su lado en el sofá.

—Bien, gracias. ¿Y tú?

—Muy bien —ella le sonrió, dejando a la vista un hoyuelo en su mejilla derecha.

Jungkook la observó por unos cortos segundos, apreciando el rostro de la que creyó sería su omega para toda la vida. Jun era preciosa físicamente, inteligente, buena cocinera y dueña de casa, amaba a los niños y los animales, no era alérgica a ningún alimento y era completamente sana y fértil para tener unos cachorros muy saludables. Era demasiado perfecta para cualquier alfa, menos para Jungkook.

Jun era una como una marioneta viviente, que se dejaba manipular como su alfa lo decidiera. La sumisión y el respeto los llevaba al otro extremo.

—Que bien —Jungkook respondió, apartando sus ojos de la chica.

La omega estuvo a punto de decir algo, cuando la puerta principal se abrió y un bullicio le acompañó.

—¡Papá, llegamos!

—Shh... calla, tonta —Suho siseó, cerrando la puerta— Hay visitas.

Sumin le sacó la lengua a su mellizo.

—¡Papá, Seho me dijo tonta! —Sumin le acusó, avanzando hacia el interior de su casa— ¡Hermano! —chilló con emoción, cuando vio a Jungkook en la sala de estar.

Sumin corrió hasta el alfa, lanzándose a sus brazos como si aún fuera una niña pequeña. Jungkook la recibió gustoso, con una encantadora sonrisa que hizo suspirar a Jun.

—Hola, tú —le dijo a su hermana, quien se acurrucó entre sus brazos.

—Te extrañé, hermano.

—Y yo a ti.

Suho apareció en la sala, acercándose a Jungkook para saludarle con una chocada de puños, luego saludó a Jun, sorprendido de verla ahí.

—Están muy grandes —comentó la omega.

—Hola, Jun —dijo Sumin, sin intenciones de alejarse de su hermano.

—Hola, Sumin.

Hyun apareció nuevamente en la sala de estar, invitando a todos a pasar al comedor para cebar.

—Hola, papá —Suho saludó, acercándose a su padre para besarle una mejilla.

—Llegan tarde —Hyun les regañó a ambos.

—Sumin no se quería venir —el joven alfa acusó.

La beta, quien se alejaba finalmente de los brazos de Jungkook, le sacó la lengua una vez más a su mellizo.

—Vayan a lavarse las manos —Sohee le ordenó a sus hijos pequeños.

Los mellizos corrieron al baño, como los niños obedientes que eran.

Jungkook guió a Jun al comedor, ofreciéndole caballerosamente una silla. La omega se sentó, con esa elegancia que desprendía cada uno de sus movimientos.

La cena fue agradable, con charlas de intereses para todos. Jun sonreía cada vez que los mellizos discutían o decían algo para avergonzar al otro, pero toda su atención se iba al alfa que estaba sentado a su lado.

Cuando terminaron de comer, Hyun recogió los platos con ayuda de Sohee.

—Traeré el postre —les dijo el omega antes de volver a la cocina.

Los mellizos se quedaron repentinamente en silencio, observando a Jungkook y Jun con ligera curiosidad.

—Me alegra mucho saber que estás bien, Jungkook —Jun susurró, con sus mejillas calientes y rojas.

Jungkook limpió sus labios con una servilleta, antes de girar su rostro hacia la omega.

¿Qué debía responder ante aquello?

—Gracias, supongo...

Sohe soltó una risita baja, sabiendo perfectamente que su hermano mayor estaba fastidiado con la situación.

—¿Crees que... podamos volver a vernos? —preguntó ella con valor— Pero... así como en otro lugar.

Jungkook no recordaba bien el motivo por el cual rompió con Jun, pero sí recordaba su rostro húmedo a causa de las lágrimas.

No podía lastimarla de nuevo, aceptando e ilusionándola para luego decirle que realmente no quería nada con ella.

—Jun...

—Solo como amigos —ella le interrumpió con suavidad— Sé que nuestra historia ya acabó hace casi dos años, está bien. Volví hace poco de París y no tengo amigos aquí...

No.

Cállate.

—No lo sé —dijo Jungkook— No tengo demasiado tiempo últimamente.

Jun suspiró decepcionada.

—Podemos intercambiar contactos, si quieres...

—¡Llegó el postre! —Hyun apareció, interrumpiendo la pequeña charla del alfa y la omega.

Sumin miró a su padre, cómplice. A ella le encantaba como era Jun.

Cuando acabaron de comer todo, bebieron una copa de vino y Jungkook se disculpó, excusándose de que mañana debía levantarse temprano para comenzar su día laboral.

—Podrías llevar a Jun a casa —Hyun intervino, ansioso porque su hijo quedara a solas con la chica.

Jungkook reprimió un gruñido.

—Cariño, yo puedo llevar a Jun a casa —Sohee le ofreció, sabiendo que su hijo mayor se estaba conteniendo por no mandarlo a la mierda. Y es que ella lo entendía, porque haría lo mismo en una situación así.

—Claro que no —Hyun le miró de malas ganas— Jungkook puede ir a dejarla, ¿verdad, hijo?

Respirando profundo, Jungkook simplemente asintió con su cabeza.

Jun se despidió de todos, agradeciendo la maravillosa invitación. Hyun le abrazó con cariño, deseando volver a tenerla de vuelta en la familia.

Y Jungkook... se despidió de sus hermanos con un cariñoso abrazo, luego de su madre y finalmente su padre, quien no dejaba de sonreírle.

—Nos vemos, papá.

—Me avisas cuando llegues a casa, cariño.

—Sí.

—Cuidate y llámanos.

Dejando un último beso en la mejilla de su padre, Jungkook guió a Jun hasta la salida, donde estaba su auto.

Le abrió la puerta del copiloto para que la omega ingresara, luego la cerró suavemente.

El trayecto fue en silencio, con Jungkook concentrado manejando y Jun mirando por la ventana. Jungkook no preguntó dirección, sabiendo perfectamente donde vivía su ex novia.

Luego de unos minutos, el auto se detuvo.

—Llegamos —Jungkook anunció, con esa voz ronca y profunda.

Jun tomó su pequeño bolso y miró a Jungkook. Ese perfil varonil le encantaba, incluso más que antes.

—Gracias por traerme - su voz suave era un bálsamo para los oídos de un alfa, menos para Jungkook.

Algo había en él que le provocaba cierto rechazo.

—No es nada. Cuídate, Jun.

—Sobre los contactos...

—No —Jungkook la miró, con su semblante totalmente serio— No puedo, porque estoy saliendo con alguien.

Y se llama Jimin.

Su lobo aprobó la mentira, orgulloso de que su lado humano la rechazara.

Jun alzó sus perfectas cejas, totalmente sorprendida. Hyun le había dicho que Jungkook seguía soltero.

—Oh...

—Así que, prefiero que no. Lo siento.

—Está bien, no pasa nada —ella forzó una sonrisa tímida— Pero realmente me gustaría que pudiéramos ser amigos...

—Nos vemos, Jun —Jungkook la cortó.

Resignada, Jun bajó del auto.

Jungkook no esperó a verla y asegurarse de que entrara a su casa. Él simplemente apretó el acelerador y se marchó de ahí lo más rápido que pudo.

Solo esperaba que Jun no le fuera con el chisme a su padre, porque conociéndolo, estaría en graves problemas.

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