Capítulo 31.

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Tenía una gran laguna mental, porque no recordaba absolutamente nada. El último recuerdo coherente antes de que todo se nublara por completo, fue cuando los alfas lograron abrir la puerta y entrar a la habitación, acercándose peligrosamente a él. Lo sacaron tan fácilmente, incluso cuando intentó resistirse y luchar. Lo arrastraron, entre dos, y lo sentaron en el incómodo sillón de la sala, con sutiles amenazas de por medio, obligándole a beber vasos tras vasos de algún whisky barato.

Las risas burlonas de los tres alfas resonaban en su cabeza, mientras sentía como uno de ellos, el que estaba sentado a su lado derecho, comenzaba a tocarlo de forma lujuriosa; moviendo su mano callosa y áspera por su muslo, acercandola a su entrepierna. Él se había estremecido, un poco asustado al saber que nada podía hacer para evitar lo que vendría luego.

Cuando comenzó a sentirse mareado y a la vez eufórico, supo que ya no tendría el control de sí mismo, entonces el pánico se apoderó de él y lo abrazó con fuerza.

Más risas burlonas llegaron, pero esta vez fueron acompañadas de palabras obscenas y de manos ansiosas tocándolo y desnudándolo, además de besos húmedos siendo repartidos por su rostro y piel desnuda. Se sintió asquerosamente desagradable, incluso cuando su cuerpo parecía reaccionar positivamente a esos estímulos.

Luego de eso, su mente cayó rápida y profundamente en una densa niebla que bloqueó su juicio y las voces molestas de los tres alfas, hasta que suaves palmadas en su rostro y voces llamándolo con urgencia lo hicieron volver en sí. Aunque no del todo, por supuesto.

Seokjin los había mirado en silencio, sin comprender realmente lo que estaba pasando, todavía bajo los fuertes efectos de la droga.

Ellos preguntaron varias cosas, pero le fue imposible darles una respuesta, porque su lengua parecía estar pegada a su paladar y sencillamente no podía hablar, solo balbucear incoherencias.

—No te haremos daño, chico. Estamos aquí para ayudarte. ¿Me entiendes, verdad? —uno de ellos se hincó frente a él mientras le hablaba, y Seokjin notó que tenía la piel de un bonito color canela. Parpadeó un par de veces, aun sintiéndose muy aturdido, viendo como los labios finos y resecos del hombre se movían, quizá repitiendo la pregunta.

Intentó con todas sus fuerzas prestar atención a los dos hombres que no dejaban de hablarle, mirarle y fruncir el ceño, pero el calor que recorría su cuerpo a causa del deseo se lo impedía, haciéndolo removerse inquieto.

Un gruñido estruendoso lo hizo sobresaltar, y pudo ver como ambos hombres palidecían repentinamente.

—Mi-mierda, saquémoslo de aquí. Ahora. —uno de ellos sugirió con cierto temor.

Ni siquiera lo vistieron, simplemente fue envuelto con las sábanas que arrancaron de la cama, luego fue cargado por uno de ellos y no supo más.


Ω

—Hey, chico —abrió los ojos lentamente, sintiendo sus párpados demasiado pesados. Intentó enfocar su alrededor, notando de inmediato que ya no estaban en la habitación del hotel y que los gruñidos furiosos y el intenso olor dulce y amargo habían desaparecido— ¿Puedes escucharme? —Seokjin lo miró, asintiendo muy lentamente, como si aún no tuviera el dominio total de su cuerpo— Necesito una dirección para ir a dejarte. O número de teléfono. Oye, no te duermas y presta atención a lo que digo.

—Ta...e... —logró murmurar, porque era en todo lo que pensaba, día y noche, como si Taehyung hubiera decidido mudarse y vivir en su mente.

—¿Tae? —uno de ellos repitió, haciéndolo asentir nuevamente con su cabeza— ¿Tienes su número telefónico?

¿Que si tenía su número telefónico? Por supuesto que lo tenía, joder. Incluso adornado con estúpidos emojis de corazón y osito.

Un dolor sordo inundó su pecho, aun cuando se sentía demasiado excitado y mareado. Todo daba vueltas a su alrededor, pero eso no le impidió concentrarse en recordar esa tonta cara bonita del alfa, en sus cabellos alborotados cada vez que despertaba, en esa preciosa sonrisa cuadrada que le daba incluso sin razón alguna. Oh dios, como lo extrañaba.

Las manos bruscas de uno de los hombres lo trajo devuelta a la realidad, puchereando por la interrupción de sus recuerdos más preciados.

—Bien, lo tengo —alzó su mano con el teléfono cerca del rostro del beta, agitándola para que le prestara atención— Ahora desbloquea esto, muchacho.

No supo cómo lo logró, pero cuando marcó el patrón la pantalla se iluminó al ser desbloqueada. El hombre a su lado le arrebató el aparato y comenzó a buscar entre sus contactos a alguien llamado "Tae".

—¿Es solo Tae o algo más? Oye, hey —chasqueó los dedos, provocando que Seokjin lo mirara de nuevo— Su nombre.

—Taeh...yung... —murmuró bajito, cerrando sus párpados y dejándose arrastrar nuevamente a esa densa neblina que lo envolvió.

—Taehyung —repitió el alfa— Bien, lo tengo.

Se borró para el mundo por un segundo, o dos, no estaba seguro, pero cuando logró escuchar esa voz ronca y somnolienta que reconocía incluso en el estado que se encontraba, abrió los ojos de golpe y miró al alfa que se encontraba a su lado, hablando con Taehyung.

—Vale, vamos para allá de inmediato.

Sus ojos inmediatamente se llenaron de lágrimas, pero las retuvo, impidiendo que rodaran por sus mejillas. ¿Qué pensaría ahora Taehyung de él? Giró lentamente su rostro y miró a través de la ventana polarizada, sin ver nada realmente, perdiéndose una vez más en alguno de sus recuerdos.


Ω

Un delicioso olor a castañas tostadas lo envolvió, haciéndolo sonreír aun mientras dormía. Él ronroneó, como si fuera un gatito pequeño, acurrucándose y frotando su mejilla contra algo firme y suave.

Una risita ronca y divertida vibró contra su cara, haciéndolo abrir los ojos de golpe. ¿Dónde mierda estaba?

—Shhh, tranquilo. Soy yo.

Seokjin arqueó angustiosamente sus cejas, sin poder evitar abultar su labio inferior. La voz de Taehyung tenía un gran efecto en él, sobre todo cuando trataba de calmarlo. Se acurrucó entre esos brazos que parecían envolverlo protectoramente, pegando su mejilla al pecho del alfa, sintiendo el sonido de su respiración y de los latidos de su corazón; tan rápidos y constantes.

—Jinnie —murmuró Taehyung luego de un momento, rompiendo el silencio de la habitación.

—¿Mhm? —Seokjin tarareó, manteniendo sus ojos cerrados.

—¿Estás bien?

La pregunta le hizo torcer los labios y formar una pequeña mueca. ¿Estaba realmente bien? Por supuesto que no. Llevaba varios meses haciendo cosas estúpidas, donde no solo ponía en riesgo su salud, sino también su vida, además de preocupar innecesariamente a su familia y alejar sin razón alguna a todos aquellos que le amaban.

Sin ser capaz de responder con palabras, temiendo que su voz sonara rota y lo delatara, él simplemente negó con su cabeza.

Taehyung tragó saliva.

—¿Te hicieron daño? —preguntó ahora, su voz sonaba un poco más ronca.

—No... —murmuró Seokjin— Bueno, no alcanzaron. Creo. Yo... no recuerdo mucho.

El cuerpo de Taehyung se puso rígido. Seokjin no fue capaz de alzar la cabeza para intentar mirarle entre la tenue luz de la mañana.

—Estabas desnudo cuando te trajeron.

Oh dioses.

Era un poco humillante para él toda esta situación, porque no solo Taehyung lo había visto desnudo, sino también Jimin y esos tipos que jamás en su vida había visto.

Jimin. ¡Oh dioses, Jimin!

—¿Dónde está Jimin? —olvidando su penosa situación, salió de su escondite y miró a Taehyung con urgencia, sintiendo como su corazón latía rápidamente a causa de la preocupación.

Una preciosa sonrisa llegó a sus ojos, luego una mano acariciando una de sus mejillas.

—Está bien. Quienes te trajeron, eran los hombres de confianza de Jungkook...

—¿Quién es Jungkook?

Taehyung soltó una risita suave, moviendo su mano hacia los cabellos púrpuras del beta.

—Larga historia, creo. Luego te la cuento.

—Bien.

—Pero en resumen, así como para que entiendas, tiene un tipo de relación alfa omega con Jimin.

Seokjin alzó sus cejas ante la información. Aunque ya conocía parte de la historia, no la recordaba en absoluto.

—Oh...

—La cosa es que sus hombres te trajeron, porque él se quedó junto a Jimin. Así que, él está bien.

—Bien, es bueno saberlo —se apartó del cariñoso toque del alfa y se sentó en la cama, mirando a su alrededor— ¿Dónde... dónde estamos?

Taehyung lo jaló del brazo, provocando que Seokjin se acostara nuevamente. Lo abrazó y se acurrucó a su lado.

—En mi casa —el cuerpo del beta se tensó de inmediato— Y solo estamos aquí mi mamá y yo. No te preocupes, ¿bueno?

—Bien, supongo —murmuró Seokjin, removiendose entre los brazos del alfa.

—¿Te duele la cabeza? Puedo ir por pastillas si las necesitas.

Seokjin negó con la cabeza. En realidad, se sentía cansado y todavía un poco mareado, pero nada le dolía o incomodaba.

El silencio reinó nuevamente en la habitación, durando más de lo que quizás ellos mismos quisieron, por eso fue Seokjin quien decidió romperlo.

—¿Por qué estamos así, Tae? —murmuró contra el pecho del alfa— Estás comprometido y te vas a casar pronto...

Taehyung suspiró pesadamente, arrullandolo contra su cuerpo.

—Olvídate de todo eso, Jinnie.

—Pero...

—No es un matrimonio real —el alfa aclaró, interrumpiendolo— Me cansaré con ella, sí, pero solo porque soy su pase a la libertad.

—¿Qué? —preguntó con incredulidad, sin prestar atención a nada más que la confirmación del matrimonio.

—Escúchame. Por favor, escúchame —se removió y acunó el rostro del beta entre sus manos, obligándolo a mirarle— Lamentablemente ella fue una moneda de cambio para su padre, asegurando así su fortuna al tener esta unión entre ambas familias. Si no se casa conmigo, la casarán con otro alfa y puede que sea incluso peor para ella. Acepté esto solo porque quiero ayudarla, nada más.

—Pero tu papá se dará cuenta...

—A mi padre le importará muy poco lo que yo haga con ella luego de la boda. Para papá, los omegas son solo un objeto de placer y portadores de sus crías, nada más —Seokjin lo miró en silencio, sintiendo como las lágrimas comenzaban a inundar su ojos. Taehyung las notó, así que le sonrió y se acercó a sus labios para presionarlos dulcemente— Lo único que importa aquí es que te amo, y sé que tú también me amas.

—Pero yo... —balbuceó, apartando sus de los que le observaban con tanta devoción— Yo no soy omega.

No soy omega. No tendremos vínculos. No habrá celos. No habrá cachorros.

—¿Y eso qué? —Taehyung preguntó, con su ceño fruncido, como si no comprendiera el punto de Seokjin.

—No tendremos un buen futuro...

Taehyung dio una respiración profunda antes de volver a hablar.

—¿A ti te importa que yo sea alfa? —Seokjin negó con la cabeza— ¿Entonces qué te hace pensar que a mí me molesta que seas beta? Llevamos muchos tiempo juntos, siendo amigos y algo más, y jamás ha sido un problema que seamos alfa y beta.

—Lo sé. Pero y si un día aparece tu omega, ¿qué pasará conmigo? Me dejarás... —a Taehyung le dolió el corazón escuchar a Seokjin decirle todo eso. Las palabras sonaban con tanto miedo, que quiso besarlo nuevamente y prometerle que jamás lo dejaría.

Y lo hizo. Lo besó suavemente, deslizando su lengua entre los labios semiabiertos del beta, acariciando y saboreando su lengua. Seokjin soltaba pequeños suspiros, aferrándose a la ropa del pecho del alfa. Se besaron hasta que necesitaron urgentemente llenar sus pulmones de oxígeno, incluso cuando no querían alejarse del otro.

—Siempre he pasado mis celos contigo, Jinnie —Taehyung le recordó. Su voz sonaba ronca y baja— Y sé que no tienes problema en ello. Yo tampoco. Y si te refieres a lo que pasó esa noche, cuando reaccioné a Yeri, cariño, lo siento. Sé que debo mejorar mi resistencia a las feromonas de un omega en celo, incluso cuando son provocadas, como esa noche. Y prometo que lo haré, trabajaré en ello.

—¿Yeri? —preguntó, provocando que Taehyung sonriera.

—De todo lo que dije, solo preguntas por ella.

Las mejillas de Seokjin se volvieron completamente rojas.

—Yo... lo siento.

—No, está bien. Y sí, se llama Yeri la omega con la que me casaré. Pero como dije antes, olvídate de eso. Lo importante aquí es que yo solo quiero ser tuyo, y que tú seas mío.

Seokjin lo miraba en silencio, con sus ojos brillando a causa de las lágrimas.

—Creo que la pregunta correcta en estos momentos sería si realmente quieres serlo. ¿Quieres ser mío?

Pero no soy un omega. No tendremos un vínculos para compartir. No habrá celos. Y no tendremos cachorritos que compartan nuestra mezcla genética. No tendremos nada, solo promesas que pueden ser olvidadas con el paso del tiempo...

Su subconsciente le recordó, casi burlándose de sus temores. Quiso reírse y llorar al mismo tiempo, pero unos dedos acariciaron suavemente su mejilla, calmandolo y disipando sus miedos. Y dioses, eso era todo lo que necesitaba.

Él quería ser suyo, completa e irrevocablemente suyo. Quería ser todo para Taehyung, así como Taehyung lo era para él. Quizás ya no era sana la forma en que lo amaba, pero ya no le importaba realmente, porque estaba bien con ello.

—Quiero ser tuyo.

Taehyung sonrió, rodando rápidamente en la cama y dejando a Seokjin bajo su gran y pesado cuerpo. Lo besó, sin darle tiempo para que reaccionara, pero no importó, porque Seokjin se fundió en esos sensuales labios que devoraban los suyos.

—Te amo, Jinnie —Taehyung murmuró entre besos, moviendo sus manos por el cuerpo del beta, siendo premiado por pequeños y dulces gemidos de placer.

—Yo... uhm... —Seokjin tarareó— También.


Ω

Unos golpecitos en la puerta lo hicieron removerse y abrir los ojos, pero los cerró inmediatamente. La luz del día se filtraba entre las cortinas mal cerradas, provocando que toda la habitación quedará asquerosamente iluminada.

—¿Hijo? —Jiyoon le llamó nuevamente— Cariño, ¿les subo el desayuno o no?

Por supuesto que Jiyoon estaba al tanto de todo. Ella se había levantado cuando escuchó a su hijo moverse impaciente de aquí para allá en la madrugada, presenciando el momento exacto en que un auto se estacionó afuera de su mansión, entregándoles a un inconsciente Seokjin.

—Mhm... —Taehyung tarareó, sintiendo como el sueño se negaba a soltarlo.

Jiyoon suspiró al otro lado de la puerta.

—Bueno, si tienen hambre, me avisan —comenzó a caminar, alejándose del dormitorio mientras refunfuñaba por ser ignorada.

No sabía qué hora era exactamente, pero seguro ya pasaba del medio día. Taehyung se movió en la cama, alzando las colchas para comprobar que Seokjin aún dormía plácidamente, aferrado a su cuerpo desnudo.

Mío.

El pensamiento infló su pecho; orgulloso y satisfecho con el resultado final.

Mío.

Su lobo estuvo de acuerdo, provocando que Taehyung volviera a sonreír, abrazando y acurrucándose contra el cuerpo de Seokjin.

—Mhm... —Seokjin tarareó malhumorado, enterrando su nariz en el cuello del alfa— ¿Por qué estás despierto? —preguntó, olisqueando y besando la piel del cuello.

Aun con una encantadora sonrisa sobre sus labios, Taehyung movió sus manos para acariciar suavemente los cabellos alborotados del beta.

—Porque mamá andaba preguntando si tenemos hambre. ¿Tiene hambre, cariño?

Cariño.

Casi se derritió entre sus brazos, pero solo se limitó a sonrojarse furiosamente.

—N-no... —murmuró, negándose a mirar al alfa.

Nunca había sido meloso o tímido con sus ex parejas, pero con Taehyung parecía ser todo lo contrario. Quería ser tan pegajoso como pudiera, aun cuando moría de la vergüenza.

—Vale —movió su pierna entre las de Seokjin, subiéndola con cuidado hasta que sintió sus testículos sobre su muslo. Seokjin gimió, presionando sus labios en el cuello— Quiero hacerte el amor, Jinnie.

—¿Otra vez? —preguntó, sin ser capaz de salir de su escondite.

—Otra vez —afirmó el alfa.

Antes de quedarse dormidos, Taehyung se había encargado de expiar su cuerpo, besando y borrando esas horribles marcas rojas que esos alfas le habían dejado sobre su piel. Luego, cuando el deseo se intensificó y la droga pareció dejar de surtir efecto en él, Taehyung le quitó el pijama que llevaba puesto, sin dejar de besarlo y susurrarle palabras llenas de cariño, preparándolo para luego hacerle el amor de la manera más dulce. Y dioses, había sido perfecto.

—¿Qué estás esperando entonces? —Seokjin dijo, moviendo su mano para tomar la erección del alfa, quien contuvo la respiración por un momento.

—Oh mierda, no te muevas... creo que me correré ahora mismo.

Seokjin sonrió, moviendo lentamente su mano por el falo de su alfa. Taehyung soltó un gemido ronco y bajo.

—Abre esas piernas para mí, cariño, y déjame acomodarme entre ellas.

Él las separó de inmediato, viendo atentamente como Taehyung se incorporaba y se acomodaba entre ellas, cubriéndolo con su gran cuerpo, sin aplastarlo. Mordió sensualmente su labio inferior, mientras sonreía, sintiendo las mariposas aletear en su estómago. Taehyung le sonreía de vuelta, inclinándose para alcanzar sus labios.

Y Taehyung disfrutó del sonidito ahogado que hizo Seokjin cuando presionó sus bocas una vez más. Los suaves labios del beta se separaron lentamente, dándole total acceso a su alfa para que deslizara su lengua dentro.

—Mhm... —Seokjin ronroneó, mientras su lengua era suavemente succionada y saboreada por Taehyung.

Seokjin subió los brazos y rodeó el cuello de Taehyung, jalandolo más cerca de su cuerpo, gimiendo mientras era besado con tanta vehemencia.

Taehyung también soltó un gemido ronco cuando se detuvo y tomó una gran bocanada de aire, pero luego lo volvió a besar, más dulcemente. Cuando creyó que tenía suficiente, pasó su lengua sobre los labios de Seokjin y los besos comenzaron a descender hasta su garganta, pero inmediatamente volvió al rostro de Seokjin y volvió a besarlo en los labios.

—Estamos juntos ahora, Jinnie —el alfa le susurró— Y quiero reclamarte como mío.

Seokjin asintió pensativamente antes de hablar.

—¿Aunque no sea un omega?

Soltando un suspiro, Taehyung volvió a dejar caer un beso dolorosamente dulce sobre los labios hinchados de Seokjin. Ya le había dicho que no le importaba nada de eso, pero parecía ser que la inseguridad de Seokjin iba más allá de lo que él imaginaba. Tomaría tiempo, quizás incluso terapias, pero él estaba dispuesto a ayudarlo. Quería que se sintiera bien consigo mismo siendo un beta, que se aceptara y que aceptara el hecho de que estaban juntos no por sus castas, sino porque se amaban.

—Como ya dije antes, no me importa. Te amo, y quiero reclamarte como mío.

—Pero... no habrá vínculo...

Volvió a besar sus labios, tratando desesperadamente de calmarlo.

—¿Necesitamos uno? Yo creo que no. Solo... quiero cuidarte, porque ahora eres mío. Solo mío.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Seokjin cuando Taehyung movió una de sus manos y acunó tiernamente sus testículos, masajeandolos con cuidado, mientras se acercaba a su oído izquierdo para susurrarle algo sensual y sucio. Seokjin se sonrojó y dejó escapar un gemido agudo.

—Desde hoy eres mío, Jinnie. Me perteneces.

—Solo... solo si tú también me perteneces.

Taehyung sonrió, mostrando esa perfecta hilera de dientes blancos.

—Lo soy desde hace tiempo —susurró, moviéndose para alcanzar los labios del beta una vez más.

Cuando el beso terminó, Taehyung descendió, repartiendo besos por la mandíbula y el cuello hasta llegar a su pecho y enganchar su boca en uno de los pezones del beta. Seokjin hizo un ruidito estrangulado cuando sintió la lengua y los dientes de Taehyung contra su pezón, haciéndolo gemir nuevamente. Se arqueó hacia él, frotando su rígida erección contra él.

—Tae... —gimió el beta, removiéndose mientras las exquisitas sensaciones de placer se disparaban a través de él.

Taehyung soltó sus bolas y recorrió con sus grandes manos el esbelto cuerpo del beta, lamiendo un pezón para luego soltarlo e ir a succionar el otro, moviéndose hacia su garganta para besar el lugar donde iría su marca. Para ese momento, Seokjin ya se retorcía bajo las caricias y besos de Taehyung, gimiendo y suplicando sin saber qué realmente.

—Te amo, Jinnie —Taehyung le dijo, frotando sus labios contra los del beta.

Seokjin sonrió gustoso, como no lo había hecho en mucho tiempo. Separó sus labios para responder, pero Taehyung apretó sus bocas lentamente y empujó su lengua dentro.

—Mío —gruñó el alfa.

Aun sonriendo, Seokjin movió sus manos y enterró sus dedos en los cabellos alborotados del alfa, jalandolo nuevamente a sus labios para darle un pequeño beso.

—Tuyo.

Taehyung gimió ante su afirmación. Su miembro grande y duro se interponía en ellos.

—Solo mío —dijo, con una coqueta sonrisa elevando las esquinas de sus labios.

Seokjin movió su mano, atrapando la orgullosa erección del alfa. Dioses, había olvidado lo bien dotado que estaba. Empezó a mover su mano de arriba hacia abajo, muy lentamente, mientras Taehyung comenzaba a repartir nuevos besos en su mandíbula y cuello.

Y se sentía tan bien, tan correcto.

Soltó el miembro del alfa cuando este comenzó a descender, repartiendo besos húmedos por su pecho y vientre, deteniéndose justo entre sus muslos abiertos. Seokjin jadeó, retorciéndose cuando la lengua tibia del alfa aterrizó en su polla y lamió toda la extensión. Nunca antes habia disfrutado tanto del sexo oral como cuando estaba con Taehyung, quien sin mucho esfuerzo descubrió sus puntos más sensibles. La lengua de Taehyung pasó por sus testículos, continuando su camino hasta su apretado agujero. Seokjin hizo un sonido grave que brotó desde lo más profundo de su garganta, cuando Taehyung empuñó su mano en su polla rígida y continuó lamiendo su agujero.

—Oh dioses, Tae... —murmuró Seokjin, demasiado mareado por el placer— Por favor...

—¿Por favor, qué? —preguntó el alfa, riendo suavemente.

Taehyung dejó caer su mano sobre la ingle del beta, moviendo sus dedos sobre la pequeña y casi nula mata de pelos oscura, provocando que Seokjin se estremeciera. Lamió nuevamente la polla de Seokjin, deslizando su lengua justo alrededor del glande antes de tomarlo todo. Seokjin no se contuvo y empujó sus caderas, sintiendo como su polla se deslizaba dentro de la boca del alfa. Para entonces, Seokjin estaba casi seguro de que se correría pronto. Y Taehyung lo tomó sin problemas, moviendo su cabeza de arriba hacia abajo, succionando y enroscando su lengua alrededor de la polla.

—Oh, dioses... —Seokjin gimió, mirando muy atentamente a Taehyung, quien no dejaba de chuparlo. Y por todos los infiernos, se veía tan sexy con sus labios estirados alrededor de su polla.

Se mordió el labio inferior para dejar de gemir tanto, consciente de que ya no podía retener todos los sonidos que escapaban desde lo más profundo de su garganta. Pero mierda, le resultó una tarea casi imposible.

—Tae... —lloriqueó, moviendo sus caderas y arqueando su espalda de una manera vergonzosa.

Se dio cuenta de que comenzó a hacer demasiado ruido cuando Taehyung abandonó su polla y alcanzó sus labios por un momento, ahogando de esa forma sus gemidos, para luego volver a trabajar en su palpitante polla.

Oh dulce diosa luna...

Las manos de Seokjin se movieron hacia la cabeza del alfa, hundiendo sus dedos y apretando suavemente los cabellos marrones, gimiendo palabras bajas y sin aliento. Taehyung ahuecó sus bolas y las masajeó, sin dejar de succionarlo. Seokjin gritó alto y agudo, empujando sus caderas con fuerza, demasiado ido como para contenerse. Aprovechando ese momento, Taehyung empujó un dedo hacia el agujero suave de Seokjin, provocando que el beta se sacudiera y le gruñera.

—Por favor... —Seokjin suplicó, hundiendo su cabeza contra la almohada.

—Shh —Taehyung siseó, saboreando el líquido del presemen que brotaba del beta— Deja que te saboree un poco más, cariño —dijo, acercando su lengua al agujero de Seokjin.

Y Seokjin se sintió como en el paraíso. Se dejó hacer, disfrutando de todas las sensaciones que Taehyung le permitió experimentar. Fue vergonzoso, pero absolutamente maravilloso. Perfecto. Y dejó que Taehyung lo disfrutara también, besando y lamiendo su agujero, mientras sus dedos lo estiraban y lo preparaban.

—Por favor, por favor... —no estaba seguro de qué pedía realmente, pero parecía que eran las únicas palabras que su cerebro lograba formular.

Finalmente, cuando parecía estar listo, Taehyung deslizó sus dedos fuera de él y se levantó para mirarlo. El alfa le sonrió dulcemente.

—Eres tan bonito —susurró el alfa, acomodándose nuevamente entre las piernas del beta para inclinarse y alcanzar sus labios sin problema— Y tan mío.

Cuando el beso acabó, Seokjin miró a Taehyung, su alfa, con sus ojos inyectados de lujuria. Se relamió sensualmente sus labios rojos e hinchados, sabiendo muy bien lo que provocaba en el alfa. Él se rió suavemente, mientras levantaba las rodillas de Seokjin. No habría lubricante esta vez, considerando que ya lo había preparado por un tiempo suficiente; con sus dedos y saliva. Finalmente, tomó su polla y la apoyó contra el agujero resbaladizo del beta, para luego empujarla lentamente hacia el interior.

Seokjin casi se corrió en ese mismo momento. Se sentía tan estirado y tan lleno. Tan condenadamente deseoso por ser follado por su alfa.

—Muévete. Por favor, muévete —suplicó entre gemidos, enredando sus piernas en las caderas del alfa.

Taehyung jadeó un poco, sintiendo esa rica sensación de ser apretado por las paredes internas de Seokjin.

—Mierda. No creo que dure mucho, Jinnie.

Seokjin se rió, pero su risa se congeló cuando Taehyung empujó sin aviso dentro de él, golpeando directamente ese punto que lo volvía loco. Los empujes fueron constantes y uniformes, hasta que Taehyung decidió que necesitaba más y se molió dentro de él, casi con urgencia.

—Oh dioses, no puedo... —Seokjin lloriqueó, arqueando su espalda y cayendo en una espiral de placer que ondeaba a través de él.

Taehyung sonrió y acarició la polla brillosa y roja de Seokjin, sin detener las embestidas. El beta gritó, sin poder contenerse, mientras se corría y se derramaba sobre la mano que envolvía su polla y su vientre. Taehyung gruñó, deteniendo los movimientos de su mano e inclinándose hacia adelante, quedando con su cara justo en el hueco entre el cuello y el hombro del beta.

—Mío —gruñó, separando los labios para deslizar su lengua por la piel.

Empujó solo un par de veces más, hasta que el orgasmo lo abrazó y derramó su semilla caliente dentro de Seokjin. Otro gruñido se escuchó por parte de Taehyung, quien desenfundó sus colmillos y los clavó en la suave piel, atravesando cada capa de ella, sin dejar de embestir dentro del Seokjin, hasta que el nudo se formó y él se detuvo de inmediato para no lastimarlo.

Como era de esperarse, Seokjin gritó alto y agudo, dejando que sus ojos inmediatamente se llenaran de lágrimas. Hacía mucho que no tenía el nudo de Taehyung dentro suyo, y aunque lo soportaba, no quería decir que no fuera doloroso. Por supuesto que lo era, porque su cuerpo no estaba genéticamente preparado para ello.

—Duele... —Seokjin lloriqueó, aferrándose desesperadamente a Taehyung.

Taehyung sacó sus colmillos de la piel y deslizó su lengua para limpiar la sangre que brotaba de la herida, luego se alejó para apreciar su marca. Seokjin lo observó a través de sus lágrimas, notando ese bonito cambio en el color de ojos del alfa. Eran de un rojo opaco.

Mío.

Lo había reclamado como suyo, y Seokjin no pudo sentirse más feliz aunque lo deseara. Él y su alfa, ambos lo reclamaban como suyo.

—Tuyo —murmuró el beta, sorbiendo su nariz. El dolor aún estaba ahí, palpitando en su interior y en el cuello.

Taehyung volvió a inclinarse, cuando estuvo satisfecho con el resultado de su marca. Besó los labios del beta suavemente, dándole un pequeño mordisco al final, para luego ir a su marca y lamerla, intentando de esa forma aliviar el dolor y curarlo.

Estuvieron un buen rato así; con Seokjin aferrándose con sus brazos y piernas al cuerpo del Taehyung, y con Taehyung sobre él, sin aplastarlo realmente.

Cuando el nudo bajó, Seokjin suspiró aliviado, sintiéndose aun extraño por la presión en su interior. Taehyung en cambio, besó la marca y luego alzó la cabeza para mirar al beta, sonriéndole con cariño. Sus ojos habían vuelto a la normalidad.

—Te amo —susurró cerca de sus labios, rozandolos antes de besarle por enésima vez.

Y es que parecía que ya no podía dejar de hacerlo. Aunque si le preguntaban, él tampoco quería detenerse realmente.

Seokjin soltó una risita cansada, luego suspiró y liberó el cuerpo del alfa. Estaba realmente molido.

—Y yo a ti.

Taehyung rodó rápidamente, lejos del cuerpo de Seokjin, provocando que el beta abultara infantilmente su labio inferior. El alfa sonrió.

—Iré a buscar una toalla húmeda para limpiarte. Vengo enseguida, ¿vale?

—Tengo mucho sueño...

—Ya lo sé. Te voy a limpiar para que comas algo y luego descansamos un rato. Tengo que curar tu herida también.

—Como quieras —murmuró con una sonrisa, mientras cerraba los ojos y dejaba que su cuerpo finalmente se relajara.

La marca ardía como el infierno, pero eso no disminuyó su felicidad.

—Oye, no te duermas. Vengo al tiro.

—Uhum...

Sonriendo, el alfa se paró a un lado de la cama, por donde estaba el beta, y se inclinó para picotear una última vez sus labios, antes de alejarse e ir al baño por un paño húmedo. 





***

se me secó el cerebro escribiendo estos dos capítulos llenos de sexoooooo UnU sfdgfdgd yanopuedomás.   

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