Capítulo 58.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—Por la diosa Luna —Jungkook gimió horrorizado. Su precioso rostro todo serio y varonil se había contraído con disgusto, y el periódico en sus manos había sido rápidamente olvidado a un lado del sofá— No puedo creer que realmente irás así.

Jimin se rió, con clara diversión.

—¿Por qué? —su tono inocente hizo resoplar a Jungkook.

—Es una sábana, Jimin. Una sábana blanca con dos agujeros en cada ojo. ¿No pudo ser un disfraz normal?

Jimin frunció el ceño y abultó su labio inferior, ligeramente ofendido por las palabras de su alfa.

—Este disfraz es de lo más normal —dijo, llevando ambas manos a sus caderas— Además, soy un fantasma sexy. Muy sexy, de hecho.

Un gruñido amenazador burbujeó en la garganta de Jungkook, lo que provocó que Jimin volviera a reír.

—¿Qué llevas debajo de la sábana? —exigió saber. Su voz sonaba ronca y tensa, porque era obvio que no estaba para nada contento al tener que dejar a Jimin salir a una fiesta de disfraces con sus amigos, en un club nocturno que para su propio gusto parecía ser de mala muerte.

Porque sí, se había vuelto malditamente posesivo con su omega, y la verdad es que le importaba una mierda lo que el resto pensara sobre eso, porque no, jamás cambiaría su forma de ser con respecto a todo lo que involucrara a su Jimin.

—Mhm... —Jimin tarareó juguetonamente, provocándolo, subiendo poco a poco la sábana blanca. Y Jungkook se atragantó con su propia saliva cuando vio como la tela negra de jeans se ceñía en las piernas de su omega.

El alfa se levantó del sofá como si este quemara y caminó rápidamente hacia Jimin.

—¿Qué es esto? —gruñó, extendiendo su mano y agarrando un puñado de tela para subirla todavía más, dejando al descubierto las exquisitas curvas de su omega.

Jimin se relamió los labios y alzó la vista antes de responder, mirando a través de los agujeros con genuina emoción esos ojos oscuros que parecían hipnotizarlo de alguna manera, perdiéndose en ellos por un momento.

—Mi... disfraz —le recordó tardíamente, volviendo a parecer divertido.

Un músculo palpitó en la tensa mandíbula de Jungkook.

—No irás así.

La orden de Jungkook mandó una corriente eléctrica a través de su vínculo, provocándole a Jimin un gran escalofrío. Incluso sin usar su voz de alfa, era evidente cuánto poder tenía un alfa sobre su omega, pero era el omega quien decidía si se sometía por completo o no.

—No te dejes dominar por nadie...

El recuerdo de la advertencia volvió, acelerando su ritmo cardíaco. La voz de su padre le susurraba una vez más, como solía ser en el pasado.

Pero Jimin la empujó lejos, no queriendo volver a escucharla nunca más. Era muy consciente de que había roto su promesa desde el instante en que conoció a Jungkook, y sinceramente, no sentía remordimiento alguno.

Tomando una rápida y disimulada respiración para calmarse, Jimin alzó las cejas con diversión y dijo:

—Oh, ¿y quién dice que no? —claramente lo seguía provocando, empujándolo a su límite. Pero secretamente disfrutándolo.

—Yo —respondió Jungkook secamente. Porque vamos, él era el alfa, quien se supone debía tener la última palabra.

Jimin se quitó su mediocre e improvisado disfraz para dejarlo caer al suelo sin cuidado, todavía sonriendo. Y Jungkook desvió su mirada a esos labios tan deliciosamente rellenos y suavecitos. Tan rojitos y dulces.

Mmm, pecaminosamente delicioso.

Pero cualquier pensamiento sobre los labios de su omega se esfumó rápidamente cuando lo vio ensanchar su sonrisa, demostrándole de esa forma que él estaba muy equivocado si creía que había ganado. Jungkook apretó los dientes con fuerza, luciendo aún más molesto.

—Inténtalo —lo retó Jimin, sabiendo que Jungkook no sería capaz de prohibirle algo, por más que se negara a ceder a sus caprichos.

Soltanto un nuevo gruñido furioso, Jungkook empuñó su mano en la camisa de lino que Jimin llevaba puesta, jalándolo sin cuidado para estrellar sus bocas con fuerza. Soltó lentamente la tela para acunar el rostro de Jimin en un agarre firme y posesivo. Jimin gimió de dolor y placer, y sin oponer resistencia separó sus labios y dejó que la lengua de Jungkook invadiera el interior de su boca mientras saboreaba y chupaba su lengua.

Rápidamente, Jimin sintió como su capacidad de pensar correctamente comenzaba a fallar mientras sus manos se movían de forma automática sobre los hombros de Jungkook, empujándolo más cerca, queriendo que su alfa prácticamente lo cubriera con su gran cuerpo.

—No llegues tarde, Mimi. Te estaremos esperando...

La voz cariñosa de Namjoon se filtró entre la densa nube de lujuria que bloqueaba su raciocinio, recordándole que no debía entretenerse más de lo necesario o definitivamente llegaría tarde.

Mierda, si sigo quizás ni siquiera llegaré.

—Jungkook... —susurró sin aliento sobre los labios de su alfa, intentando finalizar el beso.

Jungkook abrió sus ojos y miró a Jimin, todavía besándolo. Los ojos de Jimin también se abrieron lentamente, y ambos se miraron por un momento, con sus bocas y lenguas todavía enredadas.

Y por todos los jodidos dioses, Jimin estaba seguro de que este alfa era su perdición. Lo amaba tan mal pero tan bien.

Basta. Detente.

Maldita sea, tenía que parar. Lo sabía. Porque si no lo hacía, terminaría desnudo, con las piernas muy abiertas mientras la polla de Jungkook entre y salga su agujero todo húmedo, jodiéndolo salvajemente, hasta que el nudo se expanda en su interior, atrapándolos, impidiéndole moverse por mucho tiempo.

Jimin gimió ante el pensamiento, sobre los labios de su alfa, sintiendo como su polla comenzaba a llenarse de sangre.

Lo deseaba tanto. Tan mal. Tan desesperadamente que su agujero ya palpitaba deseoso por ser estirado; llenado por la gran polla de su alfa.

No...

Pero hoy no podía ceder ante el deseo.

Maldita sea. Más, quiero más...

—Jungkook... —se obligó a susurrar nuevamente, aun cuando no era lo que quería realmente, con sus brazos envolviendo el cuello de Jungkook para jalarlo más cerca suyo, incluso cuando ya estaban lo suficientemente apretados el uno contra el otro.

Esta noche aparte de ser Halloween, era una reunión de amigos, por eso necesitaba alejarse de Jungkook, maldita sea. Estarían todos, incluso Seojoon y Yeri, para intentar ponerse al día y divertirse juntos, como en los viejos tiempos.

Jungkook liberó los labios de Jimin y juntó sus frentes, respirando con avidez el dulzón de su omega. Y Jimin contuvo el gemido de protesta por romper el beso tan abruptamente, respirando también, casi con desesperación, drogándose con las notas amargas que desprendía su alfa.

Mmm... rico.

Jungkook olía injustamente bien. Increíble, por decirlo menos. Olía a un alfa saludable, fuerte, protector y muy caliente.

La polla de Jimin palpitó nuevamente, y su agujero liberó una generosa cantidad de lubricante.

Ay, mierda.

—Eres una pequeña mierdecilla obstinada e insolente —Jungkook murmuró con voz ronca, acariciando la nariz de su omega con la suya.

Jimin soltó una risita suave, moviendo sus manos y enterrando con cuidado los dedos en los cabellos de su alfa.

—Solo un poquito —su respiración comenzaba a salir irregular. No solo los besos le quitaban el aliento y la capacidad de pensar correctamente, sino también las feromonas de Jungkook. Eran tan fuertes, crudas y territoriales.

—¿Solo un poco? —Jungkook se burló, rodeando la cintura de su omega para acercarlo a él tanto como fuera posible.

Jimin se relamió los labios antes de responder.

—Sí, poco. Beso. Dioses, dame otro beso y nada más —balbuceó antes de apretar sus labios contra los de Jungkook, besándolo fuerte y codicioso, como si no pudiera tener suficiente de él.

Y es que ansiaba tan mal a Jungkook, con cada célula de su cuerpo.

Jungkook por supuesto, lo devoró, provocando que Jimin dejara de ser consciente del mundo y solo lo viera y pensara en él.

Cuando lo logró por completo, Jimin ni siquiera notó que fue cargado entre los brazos de su alfa para luego ser recostado sobre el sofá de la sala. Tampoco se dio cuenta en qué momento le quitó toda la ropa y se hundió en él, jodiéndolo tan deliciosamente bien.

Jimin solo podía jadear mientras apretaba sus piernas en la cintura de Jungkook, llorando y suplicando por más.

—Sí, así... Mmm... tan bueno.

Jungkook lo embistió un par de veces más, enterrando su rostro en el cuello de su omega, respirando con dificultad contra su piel. Cuando el organismo anunció su llegada, abrió la boca y enterró sus colmillos en la delicada piel, reabriendo su marca una vez más, saboreando la sangre que comenzaba a brotar del cuello de su omega.

Jimin gritó adolorido, clavando sus uñas romas en los hombros de Jungkook. El orgasmo había sido arrancado de él sin previo aviso, haciéndolo temblar por los embistes que seguía recibiendo.

Cuando la nube de lujuria comenzó a disiparse, rato después, Jimin fue consciente del gran cuerpo pesado que lo estaba aplastando, dificultándole respirar correctamente.

Suspiró, cerrando los ojos.

—Te odio, maldición.

Jungkook ya había lamido su herida, así que ahora solo presionó un suave beso antes de moverse y mirar a Jimin.

—¿En serio? —Jungkook tuvo el descaro de preguntar, casi burlándose.

Jimin abrió los ojos y lo fulminó con la mirada, o eso intentó.

Jungkook le dedicó una sonrisa llena de arrogancia y superioridad, lo que lo hacía ver injustamente sexy.

Ugh, estúpido alfa.

—Muy en serio —refunfuñó.

—Mmm... —Jungkook tarareó, moviéndose para acomodarse mejor en el sofá.

Jimin quería golpearlo, pero todo deseo de violencia se fue al carajo cuando sintió un tirón en su agujero mientras Jungkook lo acomodaba sobre su pecho.

Casi gimió, con su polla llenándose nuevamente poco a poco de sangre. Mortificado por la nueva ola de deseo, se acurrucó contra el cuerpo de Jungkook y enterró su cara en el cuello, respirando contra su piel húmeda por el sudor.

Mierda.

¿Lo peor? Es que ni siquiera le daba asco, así de mal estaba por Jungkook.

—Uff, realmente te odio.

—Bueno, gracias —respondió Jungkook con calma, acariciando la espalda desnuda de Jimin.

Ugh, Jimin definitivamente lo iba a golpear.



Ω

Habia llegado tarde, joder. Muy tarde, de hecho.

—Llámame si algo pasa. Lo que sea, solo llámame.

Jimin tomó sus cosas y se quitó el cinturón de seguridad.

—Qué sí, joder —le gruñó, cabreado de escuchar a Jungkook dándole indicaciones como si fuera un niño pequeño que no supiera cuidar de sí mismo.

Tomándolo por el brazo, Jungkook dijo:

—Hablo en serio, Jimin.

¡Ya vete a la mierda!

Jimin le quería gritar, pero se aguantó la ganas. En cambio, solo suspiró antes de adornar su rostro con una encantadora sonrisa.

—Te llamaré si pasa algo, lo prometo. Aunque se me hace extraño que no quieras quedarte para acecharme como el sicópata que eres, sabes.

Jungkook gruñó, soltando el agarre en el brazo de Jimin, todavía mirándolo con su rostro muy serio.

Soltando una risita divertida, Jimin se inclinó hacia él y lo besó en los labios, sintiendo ese alivio abrumador por tenerlo sobre una parte de su cuerpo. Gimiendo roncamente, Jungkook le devolvió el beso, porque aunque pareciera increíble, no podía no besarlo. Lo extrañaba todo el tiempo, incluso cuando lo tenía cerca. Se sentía como un verdadero animal hambriento, deseándolo, necesitándolo mucho más de lo que jamás pudo imaginar necesitar a alguien.

Jungkook movió una de sus manos hasta la parte posterior de la cabeza de Jimin, acariciándolo con sus largos dedos, inclinando su cabeza para poder besarlo más profundamente, queriendo devorarlo, como si nunca pudiera tener suficiente de él.

—Ya... —Jimin se quejó sobre sus labios, rompiendo el beso que comenzaba a mandar descargas eléctricas directamente hasta su polla semidura— Debo irme. Debes irte.

Jungkook se alejó de él a regañadientes, con sus ojos brillando y los labios húmedos e hinchados.

—No hagas ninguna estupidez —advirtió Jungkook, ganándose un resoplido exasperado de su omega.

—Vete muy a la mierda, joder —dijo finalmente, abriendo la puerta del auto para salir— ¿Con quien carajos crees que hablas? No tengo diez años, Jungkook. Sé comportarme y divertirme al mismo tiempo.

Jungkook tarareó burlonamente, provocando ahora a Jimin. Pero Jimin no soportó y explotó.

—¿Sabes qué? Adiós —se bajó y cerró la puerta del auto con fuerza, luego se asomó por la ventana— Y voy hacer de todo, para que sepas. Quizás y hasta termine en el hospital, en urgencias, intoxicado por toda la mierda que haré y beberé.

Jungkook no dijo nada ante tal declaración berrinchuda. Simplemente se limitó a ver como Jimin se movía hacia la entrada del bar de Namjoon.



Ω

Cuando Jimin se detuvo frente a Taeyang, quien cuidaba la entrada del bar, este le sonrió ampliamente, ignorando las picantes feromonas que lo envolvían.

—¡Pero miren quien se dignó a aparecer! —Taeyang lo recibió con alegría, dándole un apretado e inesperado abrazo a Jimin.

—Me asfixias, Tae —se quejó, moviéndose incómodamente.

Taeyang se rió, soltandolo rápidamente.

—Hombre, ya te extrañaba por aquí.

Jimin rodó los ojos, negándose a sí mismo el impulso que tenía de voltear su rostro para mirar a Jungkook.

—Eso se lo dices a todos.

Taeyang se rió con ganas, dejando a la vista su reluciente y perfecta dentadura.

—Que va, chico. Se te extrañaba por aquí.

—Bueno, ya no tienes que extrañarme más. Ya estoy aquí.

Taeyang asintió con la cabeza, todavía luciendo su sonrisa.

—Sí, veo que todos decidieron reunirse hoy. Los chicos ya están adentro.

—¡Lo sé! —gritó Jimin con emoción— Ayúdame con esto —le entregó su mochila con brillitos a Taeyang, quien la tomó sin dudarlo, y comenzó a ponerse su disfraz.

Taeyang lo observó con atención y curiosidad, hasta que Jimin acomodó correctamente la sábana en su cuerpo y estalló en risa. Él también estaba disfrazado, pero no era nada muy elaborado. Llevaba su traje negro de siempre, pero el rostro lo tenía manchado con sangre artificial, y su cabeza estaba falsamente atravezada por un chullido de cartón.

Jimin arqueó una ceja y miró a Taeyang, quien todavía se reía.

—¿Qué es lo gracioso?

Taeyang negó con la cabeza, entregándole su mochila.

—Nada, chico. Entra y diviértete.

Jimin resopló, pero terminó sonriendo también.

—Claro que sí. Te veo luego —dijo Jimin antes de cruzar la puerta.

El interior del local estaba envuelto en una densa capa de humo. Jimin arrugó su nariz cuando, pese a que ya no le afectaban las feromonas de otros alfas, estas le picaron. Olía asqueroso. Una desagradable mezcla de sudor, alcohol, cigarros y diferentes tipos de feromonas.

Ugh, asqueroso.

La música también sonaba fuerte, retumbando en su pecho. Era imposible hablar sin estar gritando en la oreja de otro.

Suspirando, comenzó a caminar entre la multitud. Había olvidado que este lugar solía llenarse, más cuando hacían temáticas en las fechas importantes.

Y para su tranquilidad, todos llevaban disfraces, así que él no era el único haciendo el ridículo.

—¡Ten más cuidado, imbécil! —gruñó Jimin cuando alguien lo empujó con fuerza.

El imbécil se dio vuelta para gritarle alguna cosa, pero las palabras quedaron en el olvido cuando ambos se miraron por unos cortos segundos.

—¿Mimi?

Jimin se rió con ganas porque incluso con su disfraz todo feo, Namjoon lo había reconocido.

—¡Nam! —chilló con emoción, lanzándose a los brazos de su amigo. Namjoon por supuesto, correspondió al abrazo de manera cariñosa.

—¿Qué disfraz tan curioso es este, Mimi? —preguntó con diversión, lo que provocó que Jimin resoplara.

—Pues es el mejor disfraz que verás hoy.

Namjoon soltó una risa ronca, porque Jimin estaba demasiado equivocado. Tal parecía ser que Jimin, Taehyung y Seokjin compartían la misma neurona.

—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó cerca de su oído casi gritándole— Justo salía para llamarte.

—Eh. Es que...

—No me digas —Namjoon lo interrumpió, arrepentido de haber preguntado— Con solo olerte puedo deducirlo, Mimi.

Jimin se sonrojó furiosamente bajo su disfraz.

—N-no es...

—Calla, no digas nada —lo interrumpió de nuevo, no queriendo mortificarlo. Él lo entendía muy bien, porque era así de pegajoso con Yongsun, marcándola con sus feromonas y jodiéndola cada vez que podía— Vamos con los chicos, te estaban esperando.

—¡Vamos!

Sacando la mano por debajo de la sábana, Jimin tomó la mano de Namjoon, quien lo guió entre la multitud.

—Miren a quien me encontré —dijo Namjoon cuando se detuvo en una esquina de la barra.

Los que estaban sentados ahí, bebiendo y riendo, voltearon a verlo.

—¡Mimi! —Taehyung y Seokjin gritaron al unísono, saltando de sus asientos para apretarlo contra sus brazos.

Jimin se quejó entre risas, viendo que sus amigos llevaban una sábana blanca con dos agujeros en los ojos, igual que él.

—¿Se pusieron de acuerdo o qué? —Seojoon preguntó con diversión.

Seokjin resopló antes de responder.

—Claro que no, pero así de conectados estamos.

Yeri se rió mientras le daba un sorbo a su bebida. No estaba tomando nada fuerte, porque era demasiado débil para el alcohol.

—Es bueno verte, Jimin —Yongsun dijo, con una encantadora sonrisa sobre sus labios. Aunque ella ya lo había visto estos días, ya que había ido a visitar a Jungkook aun cuando este no quería verla.

—Hola —saludó Jimin, con una sonrisa que la sábana ocultaba.

—Al fin apareces. Te juro que pensé que ya no te vería más y te estaba comenzando a extrañar —dijo Seojoon. Jimin simplemente se rió.

—Sabía que no podían vivir sin mí.

Cuando el abrazo asfixiante finalizó, acomodaron a Jimin entre ellos, le sirvieron bebidas y alcohol y comenzaron a charlar, intentando ponerse al día rápidamente.

Seojoon fue el primero en hablar, contando que su familia estaba feliz al ver cómo marchaba su relación. Sus padres adoraban a Yeri y les importaba muy poco que la omega ya hubiera tenido un matrimonio fallido y un padre involucrado en el tráfico de omegas.

Para este momento Jimin, Seokjin y Taehyung ya se habían quitado las sábanas del cuerpo, dejándolas amontonadas sobre la superficie de la barra.

—Me alegro de que todo marche bien para ustedes —comentó Taehyung con sinceridad, esperando que Yuri fuera muy feliz.

—Gracias —Yeri respondió con timidez. Se veía extremadamente encantadora con su disfraz de vampira, que iba a juego con el de Seojoon.

Luego Yongsun les contó que se tomaría unas vacaciones en diciembre y que las esperaba con ansia, porque ser psicóloga era un poco demasiado agotador. Por supuesto, Namjoon era el más feliz con aquella noticia.

—¿Cuánto tiempo te tomarás? —Jimin preguntó antes de tomar su bebida.

—No lo sé aun —miró a Namjoon con una sonrisa traviesa— Supongo que durará lo que tarde en mudarme.

—¿Mudarte? —Seokjin saltó con curiosidad.

—Sí. Se irá a vivir con nosotros —respondió Namjoon, ganándose una mirada confundida de su hermano.

—¿Con nosotros? —repitió Seokjin. Taehyung había entendido todo, así que soltó una risita divertida.

Jimin solo miraba con diversión, al igual que Seojoon y Yuri.

—Mamá y yo, genio.

El precioso rostro de Seokjin se distorsionó en una mueca de asombro, y luego miró a Yongsun.

—¿Te estás mudando con nosotros?

—Mamá y yo. Tú desde hace rato prácticamente vives donde Taehyung.

Seokjin miró a su hermano, casi sintiéndose ofendido.

—¡Pero aun no me voy! —chilló— ¿Por qué no lo sabía?

—Porque no pasas en casa —le recordó su hermano, llevándose a la boca un puñado de maní.

—Pero... —murmuró, haciendo un puchero. Taehyung no se resistió y se inclinó hacia él para besar su labio sobresaliente.

—Te ves adorable así, amor.

Seokjin se sonrojó.

—Cállate —miró a su hermano, porque no estaba seguro de controlarse y no saltar sobre su novio, incluso si todos les estaban viendo— Me excluyen...

—Claro que no, cariño —Yongsun intervino, no queriendo que Seokjin se sintiera mal— Te estoy contando ahora. Quizás no es el momento más indicado, pero no podía esperar a una cena familiar para decirlo.

—¿Acaso esta no es una cena familiar? —Seojoon bromeó, provocando que Jimin y Yuri se rieran.

Seokjin resopló antes de decir:

—Está bien. De todas formas, también me estoy mudando.

—Que bueno, joder —Namjoon se burló, pero de una manera cariñosa. Seokjin solo le sacó la lengua antes de beber todo lo que había en su vaso.

Cuando fue el turno de Jimin en ponerse al día, ya que era el más desaparecido de todos, él simplemente alzó su mano para que todos vieran el reluciente anillo que adornaba su dedo anular.

Fue cómico ver como todos fruncían el ceño y abrían la boca por el asombro. Aunque para sorpresa de Jimin, Yongsun era la única que no parecía realmente sorprendida.

—Por la jodida diosa Luna, Jimin —Seokjin gimió, agarrando su mano— ¿Qué es esto?

—Un anillo —respondió con evidente diversión.

—¿Es de compromiso? —Seojoon preguntó, estirando su cuello para ver mejor ya que Seokjin prácticamente cubría a Jimin con su cuerpo.

Jimin ladeó la cabeza para poder mirarlo, con una encantadora sonrisa y sus mejillas sonrojadas.

—Sí.

Namjoon arrugó el ceño y lo miró.

—¿Te vas a casar con ese tipo?

—¿Cual tipo? Es Jungkook —para sorpresa de todos, había sido Yongsun quien gruñó defendiendo a Jungkook.

Namjoon rodó los ojos.

—Un tipo para mí.

—Es mi mejor amigo —Yongsun le dijo.

—Y mi prometido —Jimin añadió.

—Por desgracia —gruñó Namjoon.

—De todos modos, felicidades —Yeri dijo— Que todo salga bien y sean muy felices.

—Gracias.

—¿Para cuando la despedida de soltero? —preguntó Seojoon.

—No sé, apenas y...

—¿Realmente te estás casando? —Seokjin los interrumpió, todavía sin poder creerlo.

Jimin lo miró y le sonrió suavemente antes de responder.

—Sí, me estoy casando. Aunque no será algo apresurado.

—¿A qué te refieres?

Jimin estiró la mano para agarrar unas papitas fritas y llevarlas a su boca.

—Aun no elijo una fecha, tonto —dijo, con la boca llena— No quiero que sea apresurado. Tengo que planificar todo muy bien, pero primero debo contarle a papá.

—¿Aún no sabe? —Namjoon preguntó mientras se levantaba del taburete.

—Nop.

—Vaya, suerte con eso —dijo el alfa, alejándose para ir por más frituras.

Yongsun rodó los ojos antes de mirar a Jimin con genuina alegría.

—Bueno, yo sí me alegro mucho por la notícia —dijo Yongsun, alzando su vaso semivacío— Salud por tu compromiso con el gruñón de Kook.

Todos alzaron sus vasos y brindaron, incluso cuando era difícil procesar la noticia.



Ω

No tenía idea de cuánto había bebido ya, pero todo le daba vueltas.

—Necesito... baño... —dijo Jimin, arrastrando las palabras.

Alguien se rió, quizás porque no se le entendía una mierda lo que decía.

Ugh, baño.

—¿Te llevo? —Yeri se ofreció, siendo la única sobria de los cinco.

Yongsun se había retirado hacía media hora, cuando el alcohol inundó su sistema y sintió su cuerpo demasiado pesado como para seguir divirtiéndose. Namjoon se encargó de llevarla a una de las habitaciones que tenía en el segundo piso, pero desde entonces no había vuelto a bajar.

—No... —murmuró, intentando ponerse de pie. Se habían movido hacía rato a unos sillones que se ubicaban en los rincones del local, donde se quedaba la gente que no quería bailar ni ligar.

Yeri de todas formas se levantó para ayudarlo, pero una mano se cerró alrededor de su muñeca, impidiéndole moverse hacia el omega. Ella giró su rostro para ver a su novio, quien parecía ligeramente disgustado y muy borracho.

—Lo voy a ayudar a ponerse de pie.

Seojoon gruñó mientras la soltaba, con sus ojos clavados en Yeri. Se había vuelto increíblemente posesivo y protector con ella, cosa que a ella parecía no molestarle.

—Bien.

Riendo, Yeri se acercó a Jimin y jaló de él para que se pudiera levantarse del sillón. Jimin se tambaleó hacia adelante, quedando apoyado en ella.

—Lo siento... —murmuró de manera torpe, apartándose rápidamente. Casi se cayó de culo, pero Yeri lo sujetó del brazo para estabilizarlo.

Él se rió por lo borracho que se sentía. Había mezclado de todo, bebiendo y bailando, creyendo que no caería tan rápido.

Que idiota habia sido.

Estaba tan borracho que ni siquiera podía enfocar bien los rostros de sus amigos.

Alguien le dijo algo, pero él no pudo saber qué decía realmente. La música estaba lo suficientemente fuerte y sus sentidos no eran los más óptimos en ese momento.

Se alejó, arrastrando los pies hacia donde creía estaba el baño. Tropezó un par de veces y chocó con la gente que se le cruzaba, quiénes estaban tan intoxicados como él ya que ni se molestaban en gritarle un par de groserías.

Cuando su vejiga se sentía tan llena, a punto de explorar, se desesperó un poco.

—Ay, mierda.

Estaba seguro que se orinaría en los pantalones si no pillaba el jodido baño.

Se apoyó contra una pared y respiró profundamente, haciendo una mueca ante todos los olores revueltos que picaban en su nariz. Parpadeó un par de veces para concentrarse y orientarse, pero todo lo que lograba ver se le distorsionaba.

Ugh.

Se frotó el rostro con ambas manos y luego suspiró.

Bien, creo que el baño es...

Miró hacia todos lados con sus ojos entrecerrados, pero no lograba enfocar ni una mierda.

Genial.

Tal parecía ser que Jungkook tenía razón y no sabía cuidar de sí mismo.

Ugh, estúpido alfa todo sabroso.

De repente sintió como su vínculo vibraba de manera molesta. Era un poco doloroso, aunque no lo sabía con certeza. Todo se sentía adormecido en él.

—Oye —dijo en voz alta, cuando vio a un tipo pasar frente a él.

El tipo se detuvo y lo miró. Era alto y ancho, olía a alfa joven y cachondo, pero Jimin no podía ver con claridad su rostro.

—¿Qué? —preguntó el alfa. No parecía estar tan borracho como Jimin.

No es una buena idea.

Después de semanas sin escuchar a su lobo, finalmente había despertado. Gracias, joder. Pero no era un buen momento, porque definitivamente se estaba orinando.

—¿El baño? —preguntó torpemente, moviéndose de manera incómoda en su lugar, intentando aguantar con fuerza las ganas que tenía de soltar un chorro de su orina.

El alfa lo miró con curiosidad y deseo, alzando lentamente sus cejas.

—¿Te acompaño? —preguntó, relamiendo sus labios mientras sus ojos recorrían el cuerpo de Jimin.

Pero Jimin arrugó su nariz en desagrado.

—Vete a la mierda, imbécil. Solo quiero saber donde está el puto baño.

El alfa se molestó ante su rechazo e insulto. Furioso, lo cogió del brazo con brusquedad y lo arrastró hacia los baños, empujándolo hacia el interior para poder cerrar la puerta.

Jimin cayó al suelo cuando tropezó con sus propios pies y gimió adolorido.

—Te patearé tu estúpido culo de alfa, imbécil —siseó.

Logró escuchar ajetreo y gruñidos, pero los ignoró completamente mientras intentaba levantarse y fracasaba en cada intento.

Cuando aceptó que realmente estaba muy intoxicado por el alcohol, se rindió y se sentó para mirar al alfa, pero una sombra borrosa se cernió sobre él y lo agarró fuertemente por los brazos, jalándolo hacia arriba hasta levantarlo del suelo.

Jimin parpadeó aturdido y con su ceño preocupadamente fruncido. Su corazón se había acelerado, latiendo tan fuerte que tuvo miedo de que explotara en cualquier momento.

—Te dije que no hicieras algo estúpido.

La voz ronca y gruñona de Jungkook logró atravesar la densa nube que lo mantenía totalmente desorientado por la borrachera. Inmediatamente se relajó y sonrió, intentando enfocar sus ojos en el rostro malhumorado de su alfa.

—Hola.

—¿Qué crees que hacías dejando que un imbécil que arrastrara hasta los baños? —Jungkook le gruñó cerca del rostro. Jimin podía sentir su aliento caliente y mentolado golpearle la piel de la cara.

—Oh, es que necesito orinar —balbuceó torpemente, todavía sonriendo.

—Te aguantas. Nos vamos de aquí —intentó jalarlo, pero Jimin opuso resistencia.

Jungkook lo miró furioso, pero su omega era totalmente ignorante de su enojo.

—No puedo... —Jimin casi lloriqueó, moviéndose de manera incómoda— Realmente me voy a hacer pis.

Molesto, Jungkook se movió junto a Jimin hasta quedar dentro de un cubículo. Cuando cerró la puerta con seguro, se volteó hacia Jimin y le bajó el pantalón junto a su boxer, agarrándole la polla semidura.

—Hazlo rápido —le gruñó desde atrás, su aliento caliente golpeando su oreja izquierda.

Jimin sentía las mejillas calientes por la vergüenza. Nunca antes había orinado frente a alguien, de esta manera, y mucho menos le habían sostenido la polla para ayudarlo a orinar.

Negando con la cabeza, Jimin murmuró:

—Yo... no puedo así.

—¿Por qué no?

—Esto es vergonzoso...

—Si te dejo solo, lo más probable es que te caigas de culo.

La vergüenza lo abrazaba fuertemente. Una cosa era que Jungkook se lo follara de todas formas posibles y le pasara la lengua por todos lados, pero otra cosa muy distinta era que le sostuviera la polla para ayudarlo a orinar.

—Pero no puedo —lloriqueó, desesperado por vaciar su vejiga— Jungkook, déjame solo.

—No. Si no vas a orinar, nos vamos.

Jimin gimió, las ganas de orinar aumentaban cada vez más.

—No puedo —susurró, con los ojos llenos de lágrimas.

—Solo déjalo salir y ya, no tengo toda la noche.

—No puedo... —volvió a decir, pero ya no podía aguantar más.

Cerrando los ojos, Jimin intentó imaginar que estaba solo en el baño, sin Jungkook. Increíblemente funcionó, y gimió de placer cuando su vejiga finalmente comenzó a vaciarse. Nunca había sido tan liberador el orinar.

Cuando ya no hubo nada más, Jungkook sacudió su polla antes de guardarla en su boxer y subirle el pantalón.

—Nos vamos —gruñó, abriendo con una mano la puerta del cubículo, mientra que con la otra sostenía a Jimin.

—¿Por qué?

Jungkook lo ignoró, empujándolo fuera para dejarlo apoyado contra una pared. Se lavó las manos y las secó con papel absorbente antes de arrastrar a Jimin fuera del baño.

La música martilleaba en la cabeza de Jimin, y lo único que quería era estar en una cama suave y calentita.

Ay, mi cabeza, joder...

Escuchó voces provenientes de todos lados, recibió empujones y fue jalado, hasta que de repente estaba sentado en un asiento muy cómodo y sin ruido a su alrededor.

—¿Y mis cosas? —Jimin preguntó, con los ojos cerrados mientras el motor de auto era encendido. Recién ahí comprendió dónde estaba.

—Ya las guardé.

—Oh, gracias —logró murmurar mientras se relajaba con el suave vaivén del auto en marcha.



Ω

Nunca supo cómo llegó. Ni cómo se quitó la ropa para ponerse pijama. Ni cómo fue que se acostó a dormir.

Simplemente despertó a la mañana siguiente, con un horrible dolor de cabeza.

—Ugh, mierda... —refunfuñó, removiéndose debajo de las sábanas.

—¿Duele mucho? —la voz de Jungkook crispó sus sesos.

Asomando la cabeza fuera de las mantas de la cama, Jimin intentó mirar a Jungkook con sus ojos entrecerrados. Y dioses, se veía tan jodidamente sexy con su cabello revuelto y húmedo, con su pecho desnudo y una toalla envuelta alrededor de su cintura.

Era injusto que Jungkook luciera así, cuando él parecía haber sido atropellado por un camión que pasaba a máxima velocidad.

—Sí, mucho.

—Te lo mereces —dijo Jungkook con irritación. Jimin resopló, pero inmediatamente se arrepintió— Te traje medicina. Tómala y ve a darte un baño, luego baja a desayunar.

Jimin tomó las pastillas de malas ganas y se levantó, tropezando con sus pies mientras avanzaba hacia el baño.

Jungkook lo miró en todo momento, sintiendo ese deseo animal de saltar sobre él y devorarlo. Mierda. Realmente no podía no estar encima de Jimin, porque lo deseaba a cada momento.

Cuando sintió el agua de la ducha correr, perdió la batalla consigo mismo y caminó a pasos seguros hacia el baño, empujando la puerta mientras se quitaba la toalla de la cintura y la tiraba al suelo.

Observó brevemente como Jimin dejaba que el agua cayera sobre su rostro y cuerpo, manteniendo los ojos cerrados y los labios apretados.

Hermoso.

Sin perder más tiempo, se metió a la ducha y Jimin soltó un grito del susto, abriendo los ojos y frunciendo el ceño.

—Pensé que ya estabas desayunando —dijo Jimin, moviendo sus manos de manera automática hacia el pecho firme y musculoso de su alfa.

—Eso voy hacer.

La respuesta de Jungkook no hizo más que provocarle una risita nerviosa. Maldita sea, sí, le encantaba el sexo matutino y en la ducha. También esperaba que Jungkook estuviera lo suficientemente enojado para que lo follara duro contra los azulejos.

—Mmm... —Jimin tarareó, queriendo provocarlo, deseándolo tanto que su agujero ya palpitaba ante el vacío, tan húmedo y listo para ser usado.

Jungkook olió su excitación y le sonrió con arrogancia.

—Date la vuelta —ordenó, su tono dejaba en claro que no estaba dispuesto a repetir la orden. Con la polla dura como una roca, Jimin obedeció— Separa esas mejillas para mí. Te voy a follar tan duro que me rogarás para que me detenga.

Apoyando la frente contra los azulejos, Jimin separó sus mejillas y la enorme polla de su alfa lo penetró de repente, con fuerza, haciéndolo gemir y retorcerse.

—Deja de quejarte —Jungkook gruñó con la boca en su cuello, luego de varios embistes— Te gusta que te folle de esta forma.

—Pero duele... No tan fuerte —se quejó Jimin, empujando su culo hacia atrás.

Las embestidas comenzaron a ralentizarse, y Jimin creyó que Jungkook estaba llegando a su orgasmo.

—Eres una cosita tan obstinada y odiosa —dejó de moverse casi por completo para poder rodear la garganta de Jimin con una mano, manteniéndolo en su lugar mientras deslizaba su polla hacia afuera, pero sin sacarla por completo— Pero maldito sea, me encantas.

Empujó sus caderas con fuerza hacia delante, metiendo su polla hasta la empuñadura. Jimin gritó y se retorció, temblando en su lugar. Y Jungkook comenzó a follarlo con rapidez, gruñendo en cada embestida.

Después de un rato, cuando los gemidos de Jimin se hicieron cada vez más fuertes e inestables por los embistes que recibía, sintió como su polla se balanceaba entre sus piernas, colgando pesada y llena, a punto de explorar. Pero entonces Jungkook soltó un gruñido mientras le soltaba la garganta y mordía el hombro, metiendo hasta los huevos.

—¡Aaah! —Jimin gritó cuando el orgasmo llegó sin aviso, y pudo sentir como Jungkook se ponía rígido detrás de él y su polla se sacudía en su interior, llenándolo con su corrida.

El alfa detuvo los empujes y se quedó quieto por un rato, intentando recuperar el aliento. Podía sentir como Jimin temblaba, así que lo sujetó por la cintura para evitar que se cayera.

Cuando su polla se puso suave y blanda, Jungkook comenzó a sacarla lentamente, pero Jimin soltó un gemido de protesta.

—¡No! —empujó hacia atrás sus caderas, no queriendo perder la polla de su alfa— No la saques. Aún no...

Era obvio que deseaba el estiramiento del nudo, pero Jungkook sabía que sería demasiado incómodo anudarlo en la ducha.

Soltando una risita ronca, Jungkook salió del interior de su omega y lo giró para poder mirarlo. Jimin se veía destrozado, todo colorado y mojado.

Tan bonito y tan odioso.

Sin decir una palabra, Jungkook se inclinó y lo besó. Jimin gimió en su boca, separando los labios y dejando que la lengua de Jungkook saboreara y chupara la suya, mientras sus brazos se enredaban en su cuello para poder jalarlo más cerca suyo.

Tanto como fuera posible.

Cuando el aire les hizo falta, el beso finalizó. Jimin se relamió los labios húmedos e hinchados, y Jungkook simplemente lo miró con adoración.

—Vamos, aun no acabo contigo.

Jimin alzó sus cejas mientras una traviesa sonrisa adornaba su bonito y agotado rostro.

—¿No?

—No. Te dije que te iba a follar hasta que me rogaras, y aún no estás rogando.

Jimin se rió, pero entonces Jungkook lo tomó entre sus brazos, sin molestarse en secarlos o envolverlos en una toalla, y lo sacó del baño.

Cuándo se detuvo, acostó con cuidado a Jimin sobre la cama. Y Jimin inmediatamente separó las piernas, invitando a su alfa a joderlo tanto como quisiera, porque mierda, él también lo deseaba de esa manera.



Ω

El día había pasado demasiado rápido, con ellos cogiendo hasta quedar totalmente saciados y agotados.

Y es que era ridículamente vergonzosa la forma en la que se deseaban, sin poder estar separados del otro por demasiado tiempo.

Jimin disfrutaba muchísimo ver como su alfa se acomodaba entre sus piernas antes de enterrar su gorda polla en su interior. Amaba tanto la sensación de estiramiento y quemazón, las embestidas irregulares y salvajes, el nudo expandiéndose y atrapándolos. Mierda, lo amaba tanto.

Y Jungkook parecía sentirse igual o incluso peor. Él realmente disfrutaba ver como Jimin se retorcía debajo de su cuerpo, gimiendo y temblando cada vez que golpeaba su próstata.

—Tengo hambre —Jimin murmuró, removiéndose para acomodarse mejor.

Estaban acostados en la cama, desnudos y todos sudados.

Jimin no tenía idea de cuántas veces había follado y había sido anudado, pero su agujero ya se sentía suave e hinchado.

—Yo también —Jungkook estaba acostado de espalda, con sus ojos cerrados mientras intentaba regularizar su respiración.

Estaba agotado. Seco. Y saciado.

Nunca en su vida, antes de conocer a Jimin, había sentido este deseo primitivo y salvaje por poseer a una de sus parejas. Era ridículo. Pero de solo pensar en Jimin su polla se levantaba tan dura como una roca.

—¿Y qué vamos a comer? —Jimin preguntó, moviendo sus dedos sobre los músculos del pecho de su alfa.

—Lo que quieras. Elige algo y lo compro.

Jimin se rió mientras se removía para poder mirarlo mejor.

Jungkook se veía tan guapo así; con sus ojos cerrados y su rostro relajado, sin ese constante ceño fruncido.

—Quiero... —pensó, relamiéndose los labios ante todas las comidas que se estaba imaginando, pero entonces recordó a su padre y las ganas que tenía de verlo— Oye, mañana iré a ver a papá.

abriendo los ojos, Jungkook lo miró. Su ceño fruncido regresando lentamente.

—¿Mañana?

—Ajá, mañana. Quiero hablar con él más claramente sobre su relación, además de contarle sobre nuestro compromiso.

Aunque había sido difícil para Jimin el aceptar todo, su psicóloga le había ayudado demasiado a sobrellevar la situación, así que ya se sentía listo para enfrentar a su padre y apoyarlo.

—Bueno.

—Y tú irás conmigo.

Jungkook torció sus labios en una mueca, dejando en claro que no estaba muy contento con lo último.

—Está bien.

—Oh, y quiero pollo frito.

—Bueno —dijo Jungkook, moviéndose para alcanzar su teléfono y comprar comida por internet. Luego le avisó a los alfas que cuidaban fuera de su departamento para que no espantaran al repartidor y recibieran su pedido.

Cuando quedó todo listo, se volvió a acomodar contra el cuerpo de Jimin y lo abrazó. Se quedaron en silencio por un largo rato, hasta que el sonido de la puerta abriéndose y cerrándose les avisó que su comida había llegado.

Antes de que Jungkook sugiriera bajar a comer, Jimin habló. Ñ

—¿Jungkook?

—¿Mhm? —tarareó, enterrando su nariz en los cabellos revueltos de Jimin.

—Crees que... —pensó, no sabiendo que quería preguntar realmente— La tía, la mamá de Tae, va ser como mi madrastra, si es que papá oficializa su relación con ella. Y, uhm... ¿Crees que sea buena idea tener una madrastra?

La pregunta quizás era ridícula, por lo que Jimin soltó una risita nerviosa, pero es que jamás pensó que su padre iniciaría algo con alguien. Y aunque al inicio había sido doloroso, ahora se sentía feliz. No podía seguir pensando en el pasado, en los errores que había cometido su padre, porque lamentablemente, lo hecho, hecho estaba.

Tenía que aprender a sanar y avanzar.

Jungkook se alejó un poco para poder verle el rostro a Jimin. Le apartó el cabello que cubría sus ojos y le acarició una mejilla antes de alcanzar sus labios y besarlo suavemente.

—No tiene por qué ser malo, cariño —le dijo con calma, queriendo tranquilizarlo.

Jungkook había descubierto desde que conoció a Jimin que no le gustaba verlo nervioso, preocupado o angustiado. Él siempre buscaba la forma de calmarlo, de darle la seguridad que necesitaba.

Jimin resopló.

—Eso lo dices porque...

—Mi mamá no es realmente mi mamá —Jungkook lo interrumpió— No compartimos lazos sanguíneos.

Jimin frunció el ceño y separó sus labios, sin poder creerlo.

¿Como que no era su madre? Ellos jodidamente se parecían.

—¿Qué? —logró preguntar, todavía luciendo sorprendido.

Jungkook le sonrió antes de responder.

—Mi padre era joven cuando quedó embarazado de mí y pasó por muchas cosas malas, como deambular por las calles con un vientre hinchado mientras buscaba qué comer entre la basura. Fue en esa época que conoció a mi madre, y ella se apiado de papá y lo ayudó. Con el tiempo, mientras yo crecía, se enamoraron. Siempre supe que no era mi madre, pero la quiero como si lo fuera.

—Oh...

—Mi madre, siendo como una madrastra, no fue algo terrible.

—Yo... lo siento mucho.

—No lo hagas, amor. Si no fuera por esos eventos del pasado, quizás yo no estaría aquí contigo.

Jimin le sonrió, una sonrisa amplia y brillante.

—Te amo —dijo Jimin con sinceridad, porque que Jungkook le contara este tipo de cosas, solo podía significar cuánto confiaba en él.

Jungkook también le sonrió, dejando a la vista su perfecta y blanca hilera de dientes.

—Yo también. Te amo tanto que es un poco aterrador —confesó, lo que provocó que Jimin soltara una risita baja.

—¿Sí?

—Sí, porque aunque quiero ser un buen alfa para ti; cuidándote y amándote, también quiero encerrarte en esta habitación para que jamás puedas alejarte de mí. Eres mío, Jimin. Mío para siempre. Mío para amar y encadenar.

Jimin tragó saliva, observando esos preciosos ojos negros.

—Sí, yo... dioses, eso se escucha tan mal —volvió a reír— Pero no me asustas.

No le importaba en lo más mínimo que Jungkook cambiara poco a poco, volviéndose cada vez más aterrador con sus demostraciones de posesividad y amor. Estaba bien con eso. Él también se sentía un poco retorcido en su forma de amar, porque quería meterse tanto como fuera posible debajo la piel de Jungkook, haciendo que su alfa no se sintiera completo sin él.

Por todos los dioses, somos unos enfermos.

El pensamiento de Jimin fue leído por Jungkook, quien se rió roncamente.

—Quizás, pero estoy bien así. No le hacemos daño a nadie siendo de esta forma. Te amo, Jimin.

Jimin se acurrucó contra el cuerpo de Jungkook, mortificado por estos deseos tan enfermizos que tenía por su alfa. Jungkook también los tenía, incluso peor que los suyos, y no parecía preocupado.

—Entonces, si me canso de ti...

—Te encierro y encadeno aquí, hasta que dejes de respirar —le dijo Jungkook rápidamente, lo que provocó otra risita de Jimin.

—Está bien, puedo vivir así. Te amo, alfa gruñón.

—Y yo a ti, amor.




Fin.



***

Okeiiiii, este es el final. Sé que quizás lo encontraron flojo, pero me falta el epílogo y unos extras donde intentaré llenar los espacios vacíos.

También quiero darle las gracias infinitas a todas esas personitas que me han estado apoyando y animando a seguir, dándome ideas y ayudándome con alguna información. Muchas gracias, se los agradezco de todo corazón.

A todos mis lectores, que incluso cuando me demoro en actualizar, siguen ahí esperando los capítulos. Muchas gracias, todos sus comentarios los leo y me hacen muy feliz.

Lo último, y para que quede muy claro, esta historia es completamente mía. A mí nadie me ayudó a escribirla. Sí hubo personas que me aportaron ideas y yo las moldee como quise, así que si leen por ahí que alguien me ayudó a escribirla, son mentiras sacadas de su imaginación.

Eso, lamento mucho la tardanza, pero espero lo hayan disfrutado ♡

¡Nos vemos pronto!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro