OO4 | PECANDO

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Jungkook observaba a sus amigos que estaban echados sin camiseta y con bermudas, sobre sus toallas en la arena para tomar sol. Conversaban animadamente y disfrutando de la tranquilidad, ya que en aquella zona de la playa tan sólo estaban ellos.
El pelinegro pensaba en quitarse la camisa, pero al escuchar un grito lejano, levantó la mirada. Al ver que a varios metros se encontraba Sehyeon, que chillaba asustada porque un golden retriever corría alrededor de ella, una sonrisa de dibujó en sus labios.

—¿Qué rayos...? —Seokjin se bajó los lentes de sol, girando su cabeza para ver de dónde provenían los gritos.

El pelinegro no dudó en comenzar a correr hacia dónde se encontraba la mujer gritándole asustada al perro que parecía querer jugar, pues la rodeaba y se inclinaba hacia adelante ladrándole. 

—¡Vete! ¡Déjame en paz! ¡Largo! —exigió desesperada como si estuviera al borde del llanto.

—Hey, ¡tranquila! Ven aquí, Thor —ordenó llamando la atención del perro, el cual se acercó apoyando dos patas en el abdomen de él.

—¡Va a morderte!

—¡Claro que no! Thor es muy cariñoso —aseguró riendo, acariciando la cabeza del golden retriever que volvió a bajar rodeándolo, por lo que Jungkook se colocó en cuclillas para seguir con las caricias.

—¿Thor? —frunció el ceño.

—Mire —le enseñó el collar donde llevaba grabado su nombre—. Además, conocí al dueño ayer porque se le había escapado y yo me puse a jugar con Thor —comentó riendo—. Es agradable. Hablamos bastante.

—Tú te haces amigo de todo el mundo, ¿verdad? —se cruzó de brazos, observando cómo este arrugaba el rostro y soltaba una risilla cuando el perro se inclinó para lamer su mejilla, por lo que se alejó aunque siguió con sus caricias.

—En realidad, aunque no lo crea, soy algo tímido —confesó conectando sus miradas—. Pero fue demasiado agradable.

—Es que tú eres como muy... tierno —expresó con una sonrisa mientras él la miraba algo sorprendido.

—¿Tierno?

—Sí, ¿es malo? —soltó una ligera risa al notar cómo arrugaba su rostro como si no le gustase demasiado esa palabra.

—Me han dicho demasiadas cosas, pero jamás que...

—¡Ven aquí, Thor!

Ambos al escuchar esa voz, voltearon a ver cómo se acercaba un joven de cabello rubio y ondulado, ojos saltones, con bermudas negras y camiseta lisa blanca, alto y delgado. El perro corrió rápidamente hacia él, el cual suspiró frustrado y se inclinó hacia adelante para acariciar su cabeza.

—Ahora voy a saber que cada vez que no esté conmigo es porque está jugando contigo —mencionó riendo al ver a Jungkook, el cual sonrió algo avergonzado.

—Estamos desarrollando una amistad, ¿no es así, Thor?

—No deja de escaparse. Tengo que estar más atento —hizo una mueca—. Gracias por cuidarlo, amigo.

—No hay de qué.

—Tienes que dejar de escaparte. Eso no está bien, Thor —reprochó comenzando a caminar siendo seguido por el perro que olfateaba por momentos la arena.

—Vive cerca —comentó llamando nuevamente la atención de la pelinegra, que asintió presionando los labios y volviendo a cruzarse de brazos.

—Oye... Gracias.

—¿Por qué? —frunció el ceño por el desconcierto.

—Por salvarme de ese perro —respondió algo avergonzada, desviando la mirada.

—¡¿Salvarla?! —soltó una risotada—. ¿No ha visto lo cariñoso que es?

—Pues, a mí parecía querer comerme.

—Sólo quería jugar. Thor no iba a hacerle daño —aseguró con una sonrisa, pero ella no parecía muy convencida—. ¿Cómo puede tenerle miedo, Sehyeon?

—Es que cuando tenía unos quince años... un perro me mordió. Es más, aún conservo la cicatriz. Mira.

La mujer se levantó el vestido celeste que llevaba, enseñándole su muslo pálido y grueso, provocando que Jungkook tragara con dificultad. Sentía cómo aquel deseo que tenía por la mujer iba volviéndose más intenso, deseando poder acariciarle piel, sentirla enrollando las piernas en su cadera, y escucharla en su oído. Estaba perdiéndose en su imaginación, pero al sentir su mirada y encontrarse con aquellos orbes almendrados, sacudió la cabeza para concentrarse en la cicatriz que llevaba en su muslo, dándose cuenta que era fácil notar que se trataba de una mordida de un perro.

—Fue horrible y sangriento —concluyó haciendo una mueca mientras volvía a bajar el vestido, aunque este no había escuchado absolutamente nada de la historia.

—Vaya... Nunca me ha pasado. Creo que por eso me gustan tanto los animales.

—Yo les sigo teniendo pánico...

—Se puede notar —bromeó riendo, provocando que ella también lo hiciera.

—¡Sehyeon!

Al escuchar esa voz femenina, ambos giraron a ver cómo se acercaba Sohyun de la mano con su prometido, ya que habían ido a caminar por la playa. Sehyeon giró a ver a Jungkook, el cual presionó los labios sin saber qué decir o hacer en ese momento.

—Bien. Gracias nuevamente, Jungkook.

—No tiene que agradecer. Iré con... con mis amigos —informó y ella asintió con la cabeza.

Sehyeon lo vio dar media vuelta y caminar tranquilamente hacia donde se encontraban sus amigos, por lo que ella giró a ver nuevamente a su hermana que se acercaba con una gran sonrisa, mientras Yunjae siguió caminando para dirigirse hacia la casa.

—¿Qué hacían? —preguntó curiosa.

—Nada, sólo conversábamos —respondió encogiéndose de hombros—. Me salvó de que un perro me mordiera.

—¿Qué? ¿Estás bien? ¿No te hizo nada? —la miró preocupada de pies a cabeza.

—No, tranquila. Llegó a tiempo.

—¡Qué bueno!

—Sí. Agradezco que a pesar de estar con sus amigos, haya visto lo que sucedía.

—Como que Jungkook está muy atento a ti, ¿no? —comentó comenzando a caminar hacia la casa, junto a ella que la seguía. Sehyeon giró la cabeza para verla, arrugando ligeramente la frente por no comprender el tono usado.

—¿Qué?

—Sólo digo. He notado que cuando estamos todos, parece estar muy atento a ti y buscar que conversen.

—Es sólo tu imaginación —aseguró restándole importancia.

—No lo creo. Es demasiado notable, pues hasta Yunjae se ha dado cuenta y acaba de comentármelo al verlos.

—¿Tiene algo de malo? —examinó volteando a verla, por lo que Sohyun también se detuvo.

—Depende de las intenciones que tenga contigo, ¿no? —alzó una ceja.

—¡Están mal! Jungkook es demasiado agradable, y sólo debe querer mi amistad, así que no voy a rechazarlo porque me gusta hablar con él —replicó frustrada para empezar a caminar, esta vez sin esperar a su hermana.

—¡¿Te has enojado?! —alzó la voz, siguiéndola—. ¡Sehyeon!

—Sólo me molesta que me digas eso como si yo fuese a ser capaz de engañar así a mi esposo, y con alguien tan joven como Jungkook —espetó volteando a verla nuevamente.

—No quise decirlo con esa intención —murmuró arrepentida, desviando la mirada.

Sehyeon asintió haciéndole saber que estaba bien, y retomó el camino sin ella, por lo que Sohyun suspiró arrepintiéndose por completo de haberse atrevido a tocar ese tema. La mayor estaba realmente molesta aunque intentaba no demostrarlo y quería hacerle saber que estaban bien, pero es que no podía creerse para nada que su hermana pudiese pensar algo así. Menos podía creerse que aquel joven tuviera otras intenciones con ella, cuando hacía dos noches la había abrazado y consolando mientras lloraba por su marido, demostrándole que era aún más dulce de lo que ella empezaba a creer.












(...)












Jungkook bajó las escaleras rápidamente, escuchando a sus amigos reír y conversar. Al verlos en la cocina, Seokjin sentado en un taburete y a Jimin cocinar, se acercó sintiendo cómo el aroma a lo que el rubio cocinaba se colaba por sus fosas nasales, provocando que su estómago llegara a rugir por el hambre que despertó.

—¡Hazme uno! —exclamó viendo cómo Jimin le entregaba un sándwich a Seokjin.

—¡Carajo! Creí que no llegarías a pedirme —mencionó provocando su indignación.

—Pues, llegué a tiempo, así que también quiero uno —abrió la nevera para sacar una lata de cerveza, observando a sus amigos para enseñarles y saber si querían una. Rápidamente al notar que Seokjin sí quería una, se la lanzó siendo recibida rápidamente por él, e iba a hacer lo mismo con Jimin, pero cómo este estaba cocinándole, decidió dejar la suya en la isla de la cocina y acercarse a este, tomándolo por la cintura—. ¿Me vas a hacer uno? —preguntó escuchándolo reír histérico por su cercanía.

—¡Aléjate o no te lo haré, idiota!

Jungkook soltó una risotada, observando cómo sacaba el huevo de la sartén mientras él le abría la lata de cerveza dejándosela nuevamente en la isla de la cocina, para luego abrir la suya y darle un gran sorbo sintiendo cómo refrescaba su garganta. Se sentó sobre el taburete, sonriendo satisfecho cuando Jimin le pasó el sándwich que preparó para él, para así empezar a prepararse el suyo.

—Qué extraño que Minhee no esté aquí —mencionó el más joven, antes de darle un mordisco a su sándwich.

—¡Cállate! ¡No la llames, idiota! —exclamó Seokjin, tomando su lata de cerveza, llevándose una mala mirada por parte del más bajo.

—Sólo me envidian porque tengo una linda mujer a mi lado y puedo follar seguido, mientras que ustedes ya ni recuerdan para qué se usa —apuntó molesto, provocando que ambos soltaran una carcajada.

—Por si lo olvidan, yo lo uso seguido —comentó Jungkook a la vez que se encogía de hombros.

—Y con tu exnovia —suspiró provocando que lo mirara confundido—. Eres decepcionante. El pasado hay que dejarlo atrás, Jungkook.

—Pues, ¿qué creen? —Seokjin sonrió de manera ladina—. Estoy a nada de recordar para qué se usa.

—¿Con quién? ¿Con Siwoo? —Jimin lo miró cínico mientras este asentía.

—Ayer pude tocarle ese gran trasero que tiene. Juro que cuando lo tenga frente a mí y desnudo, voy a darle tan duro...

—¡Cállate, por Dios! —exigió Jungkook, cubriéndose el rostro mientras hacía una mueca disgusto—. No entiendo cómo puede gustarte esa mujer. Vive atacando a todos los hombres, ¿acaso a ti te gusta eso?

—Cuando me insulta y busca humillarme se me pone dura, hermano —expresó antes de morder su labio inferior, y Jimin soltó una risotada que logró desconcertarlos—. ¿De qué te ríes tú, enano?

—¡Que en tus jodidos sueños vas a follarte a una mujer mayor que tú! Siwoo jamás va a estar contigo.

—¿Acaso no nos has visto? —cuestionó alzando una ceja.

—Sólo está jugando contigo, Seokjin —aseguró terminando de preparar su sándwich—. Ya te han ilusionado antes, así que deberías haber aprendido.

—De hecho, Sehyeon me ha hablado de ella —intervino el más joven, llamando la atención de ambos—. A Siwoo le gusta los hombres más jóvenes. Además, ¿cuántos años se llevan? ¿Dos? —frunció el ceño, desconcertándose al escuchar la risa de ambos—. ¿Qué es lo gracioso?

—Me lleva ocho años, Jungkook —aclaró Seokjin—. Ya está cerca de sus cuarenta, así que imagina la experiencia que debe tener.

—Tú sigue soñando con que pase.

—¿Tiene casi cuarenta? —preguntó atónito.

—¿Cómo no lo sabes? —cuestionó confundido, Jimin—. Estás todo el día como perrito necesitado, detrás del trasero de Sehyeon, ¿y no sabes que ambas están casi en sus cuarenta?

—Por favor, ¡¿Qué cosas dicen?! —cuestionó sin creerles—. ¡Cuarenta me mide! ¡¿Cómo va a estar cerca de esa edad Sehyeon?! ¡No me lo creo para nada!

Jungkook los observaba con los ojos abiertos a la par e histérico, mientras sus amigos soltaban una risotada. Este no podía dejar de recriminarse cómo es que jamás se dio cuenta que le llevaba tantos años o el no habérselo preguntado, pero es que sabía que había muchas mujeres a las que les molestaba y decían ser una falta de respeto esa pregunta, por lo que no se le había cruzado por la cabeza saber su edad. Y ahora pensar en que le llevaba tantos años, causaba sus nervios.

—Entonces, ahora al saber su edad, ¿vas a dejar de ser como esos perros que te follan la pierna? Porque déjame decirte que... así te ves cada vez que estás cerca de Sehyeon —mencionó intentando reprimir una carcajada, Seokjin, apoyando la mano en el hombro de su amigo.

—Cállate —ordenó apartando su mano.

—Mira, si Seokjin tiene muy bajas posibilidades de estar con Siwoo de la manera que él tanto quiere, entonces, mi querido amigo...—Jimin hizo una mueca—, tu probabilidades son igual a... ¡Cero!

—¿Tú qué rayos sabes, Jimin? —preguntó molesto.

—Oh, vamos. Tienes veintiuno, así que ella jamás va a poder fijarse en ti.

—Además, seamos sinceros, Jungkook —Seokjin ladeó la cabeza—. Está casada y tiene demasiada experiencia, así que podría acabar contigo en la cama.

—O aún peor... Jungkook cuando la vea desnuda terminaría entrando en pánico como un virgen —soltó una risotada—. Señora Seheyon, ¿qué debo hacer?

Ambos reían sin parar, imitando cómo podría actuar un Jungkook completamente nervioso sin experiencia alguna, lo que hizo que este los mirase amenazante, y ellos decidieran relajarse un poco.

—Jungkook, lamentablemente, no tienes nada que ofrecerle a una mujer de treinta y ocho años teniendo apenas veintiuno —continuó Seokjin, encogiéndose de hombros mientras hacía una mueca—. Sólo... confórmate con imaginarla y utilizar tu mano, hermano.

—Además, cuando volvamos a Seúl vas a estar otra vez con tu exnovia, así que te olvidarás de Sehyeon.

—¿Pueden callarse? —preguntó alejando su plato con el sándwich a medio comer—. Ya me quitaron el apetito.

—¡Pero tenemos razón! —exclamó el mayor de ellos—. Acabas de empezar la universidad...

—Tus padres te pagan el departamento...

—Y no sólo eso, básicamente, aunque no vivas con ellos, te mantienen.

—¡Llegamos! —exclamó una voz femenina y algo chillona, lo que hizo que Jimin sonriera, mientras que Seokjin intentaba reprimir una sonrisa y Jungkook seguía con la mirada perdida masajeando su frente, porque las palabras de ellos seguían resonando en su cabeza.

—¿Qué hacían, amor? —preguntó Minhee, pasando los brazos por los hombros del rubio que juntó sus labios en un pequeño beso.

—Estábamos comiendo y hablando un poco.

—¿De qué hablaban? —inquirió otra voz, dejando notar su curiosidad.

Jungkook al escuchar esa voz sintió cómo sus latidos se aceleraban, y giró rápidamente encontrándose con aquella pelinegra que se había vuelto parte de sus fantasías. Aquellas tan lujuriosas que provocaban un cosquilleo en su entrepierna, y que tuviera que buscar la manera de apagar ese deseo, aunque sea por un rato.
Este la miraba con sus ojos abiertos a la par y boquiabierto, mientras ella esperaba que alguien respondiera.

—Oh, sólo de nuestro querido amigo Jungkook —respondió el castaño, apoyando ambas manos en los anchos hombros del más joven que no pudo evitar tensarse.

—¿Qué pasó contigo? —indagó mirando al pelinegro que no era capaz de esconder los nervios.

Al darse cuenta que estaba obligado a contestar, decidió volver a tomar su sándwich y darle un gran mordisco, para así evitar contestar aunque sentía que estaba ahogándose.

—Sólo que es tan pequeño —Seokjin soltó una risilla, despeinándolo—. Lo envidiamos porque no tiene que trabajar para conseguir lo que quiere.

—Cállate —ordenó entre dientes.

—Oh, ¿no trabajas? —lo miró sorprendida.

—Acaba de empezar la universidad. Supongo que es normal —comentó Jimin, mientras Minhee le daba un mordisco a su sándwich, sintiendo cómo este acariciaba su cintura con la otra mano.

—Espera, ¿qué edad tienes, Jungkook?

—E-En un mes cumpliré veintidós —respondió sintiendo su rostro arder ante su mirada tan fija que reflejaba la sorpresa.

—¡¿Veintidós?! Pensé que estabas en tus veinticinco. No lo sé.

—No estoy tan alejado —murmuró masajeando su nuca, intentando deshacerse de la tensión.

—¡Sólo estás a años de diferencia! —comentó riendo, Seokjin, despeinando su cabello.

—Ya, qué imbéciles —masculló levantándose y mirándolo molesto.

Notó cómo su amigo se sorprendió, pero aún así tomó la lata de cerveza para salir de esa casa, ignorando hasta a la mujer a la que se le hacía imposible hacerlo, pero en ese momento estaba tan molesto con sus amigos, que no podía prestarle atención. Bajó los escalones del pórtico y decidió caminar acercándose al mar, quedando a unos pocos metros para así sentarse en la arena.

Podía sentir su sangre hervir por la manera en la que sus amigos parecían haber querido hacerle ver a Sehyeon, que él era demasiado joven para ella, y además, un mantenido por sus padres. En sí sabía que no habían dicho nada que no fuera cierto, pero el hecho de que parecieran haberse burlado de eso, le hacía sentirse realmente humillado.

—¿Puedo sentarme?

Al escuchar esa voz, levantó rápidamente su cabeza, sorprendiéndose de ver a Sehyeon.

—C-Claro. No tiene que preguntar —respondió nervioso, observando cómo ella se sentaba a su lado.

Sehyeon juntó sus manos mientras miraba hacia el mar, y Jungkook no podía dejar de mirarla a ella, su cabello liso y oscuro cayendo sobre sus hombros, que parecía tan sedoso que quería poder ser capaz de pasar sus dedos. Su rostro estaba al natural, con sus pestañas arqueadas y sus labios tan pomposos que Jungkook deseaba poder sentirlos sobre los suyos, poder saborearlos y morderlos.
Estaba siendo invadido nuevamente por esas fantasías, volviendo su respiración pesada, pero cuando ella conectó sus miradas siendo atrapado observándola, rápidamente miró hacia el mar sintiendo su corazón golpear con fuerza contra su pecho por los nervios.

—¿Estás molesto?

—¿P-Por qué lo estaría? —soltó una ligera risa nerviosa.

—Por lo que te dije. El haberme sorprendido de que eres más joven de lo que creía.

—No estoy molesto con usted, Sehyeon. No ha dicho nada que pueda llegar a molestar —recalcó conectando sus miradas.

—Entonces, ¿con tus amigos? —este se encogió de hombros, pasando la lengua por el interior de su mejilla mientras miraba el mar. Sehyeon no pudo evitar reír por lo bajo al darse cuenta de que intentaba fingir indiferencia—. ¿Vives con tus padres?

—No, pero siguen manteniéndome —respondió por lo bajo, pasando los brazos alrededor de sus rodillas

—Tienen dinero, ¿no es así? —Jungkook asintió—. Entonces, déjalos que se burlen lo que quieran de ti. No tienes necesidad de trabajar por el momento —comentó encogiéndose de hombros—. Además, estás estudiando. Vas a conseguir un buen trabajo de lo que te guste.

—Gracias, Sehyeon —murmuró algo tímido, provocando que ella sonriera.

—Los jóvenes son unos idiotas, pero tú no dejes que te hagan sentir mal aunque sean tus amigos —apoyó la mano en su brazo.

Jungkook la miró algo sorprendido por eso, sintiendo su piel arder ante su suave y cálido tacto. Pudo ver sus uñas algo largas y pintadas de rojo, su pálida piel, lo que hizo que de manera inconsciente llevase su mano a la de ella. Sehyeon se sorprendió por un instante, pero le sonrió, al igual que él que no pudo evitar devolvérsela, pensando en que no le importaba para nada que aquella mujer le llevase tantos años.

Sehyeon aún seguía formando parte de sus lujuriosas fantasías.
















(...)












Era de madrugada y Sehyeon daba vueltas en su cama porque no podía dejar de pensar en su esposo, en cuánto deseaba tenerlo recostado a su lado, poder abrazarlo, besarlo. Sentía que lo necesitaba demasiado, cada día más si es que era posible, aunque quizás era el hecho de que desde que se fue no podía dejar de reprocharse por no haberse atrevido a pedirle que le hiciera el amor. Pues, si bien, estaba disfrutando sus días allí, pero cuando menos se lo esperaba, los recuerdos la atacaban y aquel deseo aparecía. Pero ahora era un deseo mezclado con una gran angustia que le hacía tener el impulso de llamarlo. Y es que hacía tres días que no escuchaba su voz, por lo que sentía que ya no recordaba cómo era, pero quizás sólo era el hecho de que Sehyeon podía ser algo dramática, y que estaba demasiado acostumbrada a él, tanto así que en ese momento se sentía morir sin su esposo a su lado.

Un nudo se había formado en su garganta y las lágrimas estaban asomándose mientras empuñaba las sábanas blancas, intentando reprimir el llanto. Al escuchar su celular vibrar a su lado, decidió tomarlo rápidamente, deseando más que nada que pudiese tratarse de Hyunsoo. Pero no era él.

Era un mensaje de Jungkook.

Este le había pedido su número la noche anterior cuando salieron, ya que ella conduciría uno de los coches, y Jungkook tuvo la excusa perfecta diciéndole que era por si llegaba perderse. A Sehyeon no se le hizo nada extraño, por lo que aceptó dárselo sin dudar.

Jungkook

¿Está despierta?

Sehyeon

¿Sucedió algo?

Jungkook

Sólo no puedo dormir.

Sehyeon

Son las dos de la madrugada.

Jungkook

¿Y usted qué hace despierta?
Creí que no me respondería.

Sehyeon

Creo que tampoco puedo dormir.

Jungkook no le había contestado aquel mensaje, lo cual la hizo desconcertar porque venían contestándose seguido, hasta agradecía que él le haya escrito porque sino fuese así, seguramente, ya estaría llorando. Y ahora esperaba una respuesta, sintiendo cómo la ansiedad aparecía porque quería distraer su cabeza, pero él parecía que no le contestaría, por lo que decidió volver a escribirle.

Sehyeon

¿Te has dormido?

Jungkook

No. Lo siento.
Estaba contestando algo.

Sehyeon

Lamento molestarte.

Jungkook

¿Molestarme?
Yo le hablé, Sehyeon.

Sehyeon

No me siento bien, Jungkook.

Para la sorpresa de la mujer, su celular comenzó a vibrar indicándole que aquel joven estaba llamándole, lo que le hizo abrir los ojos a la par. Se sentó sobresaltada, para luego levantarse decidiendo contestar.

—¿Jungkook...?

¿Por qué no se siente bien? —preguntó con suavidad mientras ella presionaba los labios.

—Olvídalo. No tengo que contarte mis estúpidos problemas  —suspiró masajeando su frente, acercándose a la ventana, llevándose una gran sorpresa al ver a Jungkook también allí. Este parecía estar sentado en el banco, teniendo la vista perfecta de ella, por lo que decidió sentarse  en el que tenía frente a la ventana para también poder verlo mientras hablaban—. Ya has tenido suficiente consolándome hace unos días, así que...

¿Es por su esposo? —indagó alzando una ceja.

En verdad, gracias por haberme consolado esa noche, pero no tienes que seguir siendo tan amable y cargar con mis problemas...

Hábleme, Sehyeon.

Pero...

Está bien descargarse, y yo quiero escucharla, así que hágalo.

Sólo...lo extraño tanto —confesó con un hilo de voz.

¿No han vuelto a hablar?

No. Él está respetando mi decisión, y debería estar bien, pero me molesta.

—La verdad es que... yo no podría hacerlo si supiera que estoy a nada de perder a una gran mujer —confesó sorprendiéndola—. Es decir, buscaría alguna manera de poder arreglar la relación, pero no dejaría que me aleje cuando sé que otro hombre puede aprovecharse de la situación.

Jungkook...

Olvídelo. Creo que el alcohol está haciéndome efecto y estoy siendo sincero de mássoltó una risilla por lo bajo.

—Vaya, así que eres algo posesivo —sonrió observando cómo este pasaba la mano por su nuca y ladeaba la cabeza.

No lo sé. No lo creo así —murmuró soltando un suspiro—. Es confuso porque adoro la libertad, pero no tolero que alguien mire a la mujer con la que estoy. ¿Tiene sentido alguno, Sehyeon?

¡No! —exclamó riendo—. Creo que sólo te convences de que te gusta la libertad porque no quieres admitir que eres alguien demasiado celoso y posesivo.

¿Y usted no es celosa?

Llevo casi dieciocho años con el mismo hombre, Jungkook —respondió tensa.

Intentaba evitar recordar cómo desde su confesión cada vez que su esposo llegaba, lo miraba cada centímetro, buscando algo que le confirmara que había vuelto a engañarla, hasta estaba atenta a cada vez que su celular sonaba llegando a sentir que se volvería loca. Y es que su matrimonio, su forma de ser con él había llegado a cambiar demasiado desde que sucedió eso, provocando que dejara de sentirlo algo lindo como antes.

¿Y eso qué? Podría serlo.

¿Tienes novia?

No.

—Pues, supongo que es normal. Eres demasiado posesivo.

Sehyeon soltó una risotada, escuchando a Jungkook reír por lo bajo mientras se observaban, provocando que sintiese estremecerse sin saber porqué.

—Ya, pero ¿no tienes a nadie? —preguntó desconcertada—. Quizás una chica por ahí escondida.

No. Ninguna chica que he conocido en el último tiempo me ha enamorado, y tampoco quiero ilusionar. No me gusta romper corazones —bromeó haciéndole reír.

Vaya, me sorprendes.

¿Por qué?

Porque los jóvenes de hoy en día buscan siempre tener a alguien, ya sabes, para... follar, sin importarle romperle el corazón luego —explicó encogiéndose de hombros—. O al menos eso he hablado con Minhee.

—Es cierto, pero yo no soy así. No tengo esa necesidad.

¿Seguro?

Claro que sí. Además, llevo tiempo sin estar de novio —mencionó sorprendiéndola—. Quizás usted pueda sentir esa necesidad porque lleva mucho tiempo casada, y estar tantos días lejos, no sé...

No es así.

—Lamento si dije algo...

No, tranquilo. Es sólo que... llevamos meses sin que... pase eso.

—¡¿Qué?! ¡¿Habla en serio?!preguntó asombrado, y ella pudo ver cómo abría los ojos a la par.

Sí.

¿Y-Y cómo hace? Perdone mi pregunta, pero es que estando casada, meses sin que eso pase...

Existe la masturbación, ¿sabes? —comentó riendo, observando cómo este parecía atónito y masajeaba su nuca—. Aún me queda eso.

Vaya...—su voz salió profunda y por lo bajo, provocando que ella se tensara.

—¿Por qué siento que estás imaginándote cosas que no debes, Jungkook? —inquirió observando que este ya no tenía la mano en su nuca, y ahora la miraba con intensidad.

¿Qué tan mal estaría si le confirmo que estoy imaginando lo que usted piensa?

D-Demasiado.

Pues, para estar demasiado mal... se siente demasiado bien —confesó en casi un murmuro, provocando que ella sintiese cómo su respiración se volvía pesada. Rápidamente fijó más su atención en él, dándose cuenta que su brazo libre parecía moverse de manera lenta mientras seguía mirándola.

—J-Jungkook, no deberías...

En verdad se siente muy bien, Sehyeon —dijo jadeante, bajando la cabeza por un momento.

Sehyeon sentía que la temperatura estaba aumentando, cómo su corazón golpeaba con fuerza contra su pecho, escuchando cómo la respiración de Jungkook también se había vuelto pesada. Y es que el deseo que sentía antes de la llamada, no podía compararse para nada con el que estaba sintiendo en ese preciso momento al estar viendo lo que Jungkook podría llegar a estar haciendo, sin importarle en absoluto estar en llamada con ella y que pudiera llegar a verlo.

Juntaba sus piernas haciendo presión en su zona, intentando así calmar ese deseo, pero sentía que ya no podía más, que tenía que dejarse llevar. Tragando con dificultad, comenzó a bajar su mano temblorosa para subir su camisón rosado de seda y bajar su mano a sus bragas, cerrando los ojos con fuerza al pensar en lo que estaba a punto de hacer. Y al introducirla, pudo confirmar lo húmeda que se encontraba, cómo su clítoris estaba hinchado.
Comenzó a acariciar su punto sensible, aún con sus ojos cerrados con fuerza, obligándose a imaginar que se trataba de su esposo quien la estaba tocando, sin poder evitar removerse del placer que estaba comenzando a invadirla y jadear, olvidándose por completo de la llamada.

¿Lo ve? Se siente muy bien —murmuró jadeando también para ella.

Sehyeon odiaba pensar en que estaba pecando, porque estaba masturbándose hablando con otro hombre que no era su esposo, y además, aquella persona, no era más que un jovencito que estaba en sus veinte. Pero, de todas maneras, no era capaz de dejar de mover sus dedos, menos cuando el escucharlo la hacía dejarse llevar más.
Por su humedad podía escucharse el sonido de sus dedos entrar, pero eso parecía no importarle demasiado, porque pudo escuchar a Jungkook maldecir y lo agitado que estaba, por lo que ella imaginaba cómo podía estar aumentando los movimientos de su mano contra su miembro.

¿Cuántos dedos tiene dentro de usted, Sehyeon?  —preguntó con voz profunda y entrecortada.

—D-Dos —respondió recriminándose por contestar algo así.

¿Por qué no adentra otro dedo más? Hágalo y míreme, Sehyeon.

La mujer no sabía porqué, pero obedeció introduciendo un tercer dedo, hundiéndolos en su humedad, gimiendo y abriendo os ojos para observar a Jungkook. Este la observaba con intensidad sin poder mantener su boca cerrada mientras su brazo se movía con rapidez.

Eso es. Siga así.

Sin soportarlo más, comenzó a aumentar el ritmo al observar que Jungkook también estaba haciéndolo, el cual jadeó. Eso sólo lograba excitarla más, por lo que siguió aumentando el ritmo, metiendo los dedos, llegando a arquearlos y sacándolos, volviendo a gemir.

Carajo, carajo, carajo —gruñó al haber alcanzado el orgasmo mientras inclinaba su cabeza hacia atrás.

Eso la ayudó a provocar que el calor se extendiera por todo su cuerpo mientras sus caderas se mecían solas hacia arriba, soltando un pequeño grito ahogado al llegar al clímax, sabiendo que Jungkook la había observado y escuchado atentamente sus gemidos, sus quejas, deleitándose hasta el máximo. Y ahora, tan sólo escuchaban cómo intentaban recuperar el aliento.

¿Ahora se siente mejor, Sehyeon? —preguntó al cabo de unos largos segundos.

La mujer no fue siquiera capaz de contestar al abrir los ojos y reaccionar a lo que realmente estaba haciendo, tan sólo cortó la llamada y cerró rápidamente la cortina, con su corazón golpeando con fuerza contra su pecho y la culpa invadiéndola por completo.

¡Hola!

¿Les gustó el capítulo? ¿Esperaban que algo así sucediera ahora? ¿Cómo creen que siga la relación entre Jungkook y Sehyeon ahora? ¿Ella será capaz de confesárselo a su esposo?

Espero que les haya gustado el capítulo, si es así no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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