"política, el arma de los nobles, nunca he entendido las necesidades de los mortales de apaciguar la violencia, si el amor por la violencia es lo que más caracteriza a los humanos, quizás es por eso que al final los nobles siempre acaban siendo asesinados"- The God

Narra Clío:

Un banquete digno de reyes, aunque nos encontráramos en un templo druida, las luces y la comida eran como en la fiesta más elegante de la nobleza roja, la luz y la música iluminaban la habitación, era como un cielo estrellado bajo el techo, al final era como dijo el maestro Pyro, la tecnología de la republica podía hacer más que solo armas.

Las ropas de los invitados eran extrañamente llamativas, aunque honestamente sentía vergüenza de las ropas que traía conmigo, tome una bata ceremonial, y la arregle para un evento formal, pero los invitados seguramente tenían cientos de sirvientes que arreglaban sus ropas por ellos, la verdad los envidio.

La noche fue hermosa, y muchos nobles de otros reinos, así como druidas famosos, nos reconocían por nuestro nombre, entre tantas personas me preocupaba que algo malo fuese a pasar, un escándalo por muy pequeño en estas circunstancias, podría deshacer la alianza, estaba muy tensa hasta que sentí como alguien toco mi hombro.

*a mi lado estaba el maestro Pyro, de pie:

-mucho tiempo sin verte, Clío.

-maestro, como..., primero ¿cómo está de pie?

-puedes darle las gracias a Manchester.

-y, ese idiota también vino.

-estaba tan emocionado que llegamos al templo dos días antes.

-y que ha sido de ustedes el último año.

-después de lo de verdana, Manchester empezó a insistir en recolectar piedras trueno, siguió insistiendo por semanas hasta que, entre los druidas con mayor resonancia eléctrica, él y yo formamos una expedición.

-Celdine me lo había contado, después de eso, ustedes y los druidas entraron a la república, después dejaron de llegar cartas.

-vez toda esta fiesta, es el resultado de lo que paso después.

*Pyro cuenta lo ocurrido en los últimos 8 meses:

-cuando adquirimos las piedras trueno, Manchester insistió en llevarnos a la república, que druidas con nuestras habilidades serian respetados, en la república, donde la electricidad es la mayor herramienta.

-en ese punto nos dividimos en dos grupos, los que llevamos las piedras hasta la república y los que quisieron regresar.

-y como dijo Manchester en la república fuimos bien recibidos, en poco tiempo, nos habíamos vuelto celebridades, y con el poder de las piedras, Manchester pudo perfeccionar la tecnología Punto Q.

-de hecho, todo el templo esta siendo alimentado con una única piedra trueno.

-y en la república, la tecnología es mucho mejor a la última vez que fui, ahora ellos tienen estos implantes de punto Q.

- gracias a la tecnología de Manchester ahora yo y muchos otros son capaces de caminar de nuevo.

Quien imaginaria que el idiota de Manchester, sería capaz de lograr algo así, quizás lo hemos subestimado, ahora solo me alegra que esta reunión es posible:

-tienes razón Clío, este es un primer paso para una era de paz, y todos presentes lo creen.

-maestro no le han dicho que es irritante que lea los pensamientos en los demás.

-eso, me lo dicen seguido.

-al final, si podemos decir que esta noche es un éxito.

-yo no diría eso, en esta fiesta hay muchos, que tienen malos pensamientos, y podrían causar algún problema.

-pero, ¿cómo y dónde?

-están escondidos por todo el templo, entre la multitud; y también hay otra cosa, Nash Ainsward está en la fiesta.

-enserio, que no murió en verdana.

-él está vivo, y también es un invitado personal de la reina roja.

Nash Ainsward, como podría olvidar ese nombre, es un asesino desenfrenado, un hombre sin decencia ni escrúpulos, si él está aquí esta fiesta se puede convertir en un baño de sangre en cualquier momento:

-maestro, puede usar su electro quinesia para localizarlo.

- no creo que sea necesario.

- ¿porque?

- porque está justo ahí.

*Nash estaba hablando con Alicia:

Justo detrás de mí, había bajado la guardia por un segundo, como la serpiente que es se escurrió a mis espaldas, no debí dejar a Alicia sola, en este momento Alicia es un arma de destrucción, y Nash solo podría acelerar, la detonación:

- ¡aléjate de ella Nash!

- pero si es Clío, la druida heroína de Verdana, me honra con su presencia. –dijo con un tono sarcástico, y una sonrisa en la cara.

- cómo pudieron permitirte, la entrada.

- ¿yo?, bueno al ser el general real del ejército rojo es mi deber estar aquí con mi reina.

- tu solamente eres un asesino, mataste a los Stolas y a todos en el hospital de verdana.

- Creo que te confundes, yo nunca he matado a nadie en un hospital, aunque admito que tuve algo que ver con lo de Stolas, pero yo no mataría a nadie sin razón.

-entonces que haces aquí y no al lado de tu reina.

-solo quise detenerme un rato, y felicitar a la heroína que derroto a la bestia. Ya estaba a punto de marcharme.

*Nash se aleja perdiéndose en la multitud, pero dejando a su paso un aura oscura:

-oye Alicia, nos vamos ahora, no sé lo que el té allá dicho, pero no vale que le des una respuesta.

en el rostro de Alicia, solo veía una expresión de enojo, mezclada con llanto, tenia que sacarla de aquí antes de que fuera muy tarde:

-Alicia por favor vayámonos.

*Alicia se calma de golpe:

-descuida, estoy bien, me quedare más tiempo.

-oye no es necesario, lo que te haya dicho no...

-Clío, eres una buena persona, y tienes razón, negarlo solo lastima su memoria.

-Alicia, ¿Qué fue lo que te dijo?

En el rostro de Alicia solo se formaba una sonrisa seca, ella contra todo pronóstico, eligió quedarse en la fiesta; algo andaba mal acaso el objetivo de Nash no era el de hacer enojar a Alicia, algo siniestro estaba pasando a mi alrededor, si no era capaz de descifrarlo a tiempo, la posibilidad de formar una alanza podría estar en peligro.