『Cʜᴀᴘᴛᴇʀ 16』

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Tal vez tengas razón, tal vez esto sea todo lo que puedo ser.

¿Pero qué pasa si eres tú y no soy yo? ¿Qué es lo que quieres de mi?

W.D.Y.W.F.M.? — The Neighborhood ❞


Jihoon, con apenas seis años de edad, tuvo que adaptarse a dos idiomas, dominándolos lo suficiente como para lograr hacerse entender. Desarrollándose mucho mejor de lo que Yoongi hubiera esperado a tan corta edad.

El pequeño estaba interesado en varios temas, sobre todo en la pintura y el piano.

Yoongi no había podido enseñarle lo que sabía sobre el instrumento ya que no tenía acceso a uno, así que le prometió inscribirlo a lecciones de piano en cuanto la oportunidad se presentara.

Ese mismo verano, habían planeado visitar a sus padres. Aprovechando las vacaciones del pequeño, y la licencia de descanso que Yoongi había solicitado.

Estarían un mes, completo, ni un día más ni un día menos. Yoongi quería que Jihoon conociera conscientemente la casa de sus abuelos, ya que la última vez que habían estado en el lugar, Jihoon había cumplido apenas un par de meses.

Y claro, el pequeño quería viajar, más que todo, para pasar más tiempo con sus abuelos, ya que dos o tres semanas al año no eran suficientes, pero también porque quería poder decir, al regreso a clases, que había viajado a otro país en sus vacaciones.

Para cuando las maletas estuvieron listas, Chaeyeon fue la primera en salir de la casa. La emoción por volver a ver a sus progenitores era más fuerte que cualquier cosa. Jihoon sin embargo, había heredado ciertas características de la personalidad de su padre, lo cual significaba que, aunque estuviese ansioso y emocionado, no lo mostraba demasiado.

El aterrizaje, fue más que lioso para Yoongi, quien parecía poder perder la paciencia en cualquier momento debido a que sus maletas estuvieron extraviadas durante casi una hora, por suerte, el vuelo no fue algo de lo que Yoongi pudiera quejarse, ya que los supresores de olor hicieron muy bien su trabajo al mantener en paz al sensible olfato del omega.

Para cuando las nueve de la mañana llegaron, ellos ya iban en un taxi directo a la casa de sus padres. El menor en el auto, no dudó en ver con ilusión todo el camino, apuntando, sin dudar, a cualquier lugar que llamase su atención, incluyendo —y resaltando— los museos y bibliotecas más cercanos a la casa de sus abuelos.

Hablando, como de costumbre en inglés.

A Yoongi no le extrañó que en lo primero que llamara la atención de su hijo fueran tales edificios, ya que le gustaba mucho la tranquilidad de esos lugares, más que un parque o algún centro de juegos. Así que con cierto grado de emoción, le dijo los nombres de los edificios y también señaló varias librerías cercanas.

Para cuando los Min llegaron a casa de sus mayores, estos les recibieron con una enorme sonrisa y un efusivo abrazo, tanto como si llevasen años sin verles.

A Yoongi y a Chaeyeon no les extrañó, pero a Jihoon, quién estaba acostumbrado a muestras de cariño para nada empalagosas, le incomodó bastante. Aunque no se negó en ningún momento.

—Apenas hablamos ayer por teléfono... —murmuró Jihoon, siendo apretado por los brazos de sus abuelos.

Jihoon no era un fanático del contacto físico y eso que su padre podía llegar a ser un empalagoso de primera, ni hablar de su tía.

—No es lo mismo verte a través de una pantalla que tenerte aquí, Hoonie —respondió Yongsun, besando la frente de su nieto.

—Es cierto, así no pudimos ver cuánto creciste. Mírate, estás precioso —dijo Kihyun apretándole las mejillas.

—Abuelo, en la calle no, por favor.

—¿Podemos pasar? —preguntó Yoongi al borde de la risa, salvando temporalmente a su hijo de ser ahogado por el dulce afecto de sus abuelos.

Los dos mayores abrieron paso a sus hijos, pero pronto centraron —de nuevo—, su atención en el pequeño. Yoongi ni siquiera reparó en ese detalle, pero a Chae, quien acostumbró a ser siempre la consentida, realmente la sacó un poco de lugar.

Jihoon, por otro lado, no quedó tan encantado con el recibimiento de sus abuelos, ya que podían llegar hasta el punto de pellizcarle las mejillas, pero, si se encantó con la casa. El único problema, según él, era que el lugar quedaba lejos de todo, del centro comercial, del parque, de la biblioteca, de la tienda y eso no le gustaba, ya que lo único que tenía cerca era la farmacia, o al menos eso era lo que le había dicho su tía.

—¿Quieres algo de beber, Hoonie? —preguntó Yoongi.

—No, gracias. ¿Puedo explorar, por favor?

—Si puedes, solo ten cuidado ¿vale? Los abuelos tienen muchas cosas frágiles —respondió sonriente, revolviendo el cabello de su hijo.

—¿Frágiles? —preguntó el menor.

—Son cosas que se rompen fácil.

—Frágiles —repitió Jihoon, asintiendo—. Tendré cuidado.

—Vamos yo te acompaño, así comenzamos por el cuarto de tu papá —dijo Chaeyeon, y el Yoongi le agradeció.

De todas formas, ella lo seguiría para evitar que rompiese algo... o para esconder lo roto, en su defecto.

—Yoon, ¿quieres café? —preguntó la alfa a su lado.

—Sí, por favor —respondió Yoongi, casi de inmediato.

Estaba cansado. Habían tomado el vuelo por la madrugada para llegar temprano a casa. Y eso no era lo peor, no había podido relajarse porque el llanto de un bebé lo había mantenido alerta en todo el trayecto.

Para cuando el pelinegro se sentó en la mesa de la cocina, la taza estaba siendo servida por su padre, así que Yoongi le agradeció profundamente.

—Necesitaba este café —suspiró.

—¿Qué tal el vuelo?

—Estuvo bien, dentro de lo que cabe.

—Imagino que estás cansado —murmuró Kihyun.

—Nada que una buena siesta no arregle —respondió sonriente.

La conversación duró casi una hora, momentos en que Yoongi se aseguró de hacer un recuento de los meses en los que sus padres no lo habían visitado. Con el pasar del tiempo, el pelinegro vio pasar a los dos menores por el pasillo, en dirección a su cuarto. Al parecer, habían estado en la habitación de Chaeyeon primero.

—¿Qué hay de Jimin y Hoseok? ¿Has hablado con ellos? —preguntó la alfa, cosa que atrajo la atención de Yoongi de nuevo a la mesa.

—Sí, hace poco. Están en Japón, por negocios según Jimin.

—¿Y Byulyi? ¿Qué sabes de ella?

—Hablamos ayer, ya se siente mejor o al menos eso me dijo.

—¿Por qué? ¿Pasó algo?

—¿No recuerdan?

—¿Acordarnos? ¿De qué? —preguntó Kihyun.

—¿No les conté?

—¿El qué? —dijeron los mayores al unísono, cosa que aturdió a Yoongi por un segundo

—Bueno... Byul se iba a casar con Hyejin el año pasado, pero resulta que Byulyi se dio cuenta de que Hyejin no era muy fiel que digamos, así que se separaron.

—No nos dijiste —regañó la alfa—. Pudimos ir a visitarla o algo.

—Ella ni siquiera estaba en Seúl cuando se dio eso, así que, si les decía, no podrían ir de todas formas. Por cierto, quedamos en vernos hoy por la tarde. Byul quiere conocer a Hoonie, así que me esperará en el parque cerca de la biblioteca.

—¿Saldrás hoy? Creí que estarían todo el día aquí —murmuró Kihyun.

—Byul tiene el día libre, así que es mejor aprovecharlo. Y no te preocupes, volveremos antes de que anochezca.

—Bueno... solo, descansa lo suficiente, ¿vale?

—Lo haré, pero primero iré a ver que hacen terremoto uno y dos.

—Ve, antes de que te rompan algo y lo escondan —susurró la alfa.

Yoongi asintió y dejó su taza limpia en el escurridor al lado del fregadero, yendo directo a su antigua habitación.

Al no escuchar ruido, tocó dos veces antes de entrar. No le extrañó que estuviesen revisando entre sus cajones, ya que Chaeyeon lo había tenido por costumbre. Por eso perdía sus anillos, porque ella siempre los robaba.

—Papá, ¿por qué tienes tantos anillos?

—Porque son bonitos.

—¿Los usabas todos?

—Bueno, no todos... —respondió formulando una sonrisa.

—Le dije que la mayoría del tiempo solo usabas aretes y ya —dijo Chaeyeon desde la cama.

—Es cierto. Además, muchos de los anillos que están ahí, fueron regalos.

—¿Y si eran regalos, por qué no los usabas? —preguntó el menor.

—Porque hay algunos que no me quedaban. O eran pequeños o muy grandes —añadió Yoongi en modo automático, sentándose en la cama.

—¿Me los puedo poner?

—No —respondió Yoongi de inmediato—. Están sucios.

—¿Por qué este está...? —preguntó Jihoon sosteniendo uno de los anillos.

—Hoonie, ya no toques eso, ven. Hay que lavarte las manos.

—¿Por qué?

—Deja de preguntar, vamos —dijo Yoongi, levantándose de la cama, tomando la mano de su hijo.

—Papá, no...

—Tiene sangre, ven —musitó, cosa que hizo que Jihoon soltara el anillo.

Y realmente era sangre. Ya que la mayoría de anillos, Yoongi los usaba solo cuando tenía que meterse en una pelea. No eran los más prácticos, pero ayudaban mucho para cuando el omega debía enfrentarse a alfas.

—Encontré esto, ¿también tiene sangre? —dijo Jihoon sacando algo de su bolsillo. En sus manos estaban un par de aretes de imán, los cuales Yoongi nunca usó, debido a que el diseño no era su preferido. Aun así, los había guardado por haber sido un regalo de Byulyi.

—Ven, hay que lavarte primero.

Jihoon siguió a su padre hasta el baño y se dejó lavar mientras escuchaba un sermón sobre porqué no debía tocar todo lo que encontrara, ni guardarlo en sus bolsillos. También aprovechó para que su padre lavara los aretes que había encontrado, convenciéndolo de que estarían mejor si los guardaba limpios.

Para cuando regresaron a la habitación, Chaeyeon ya había guardado el desastre que habían hecho. Así que Jihoon fue hacia ella enseñándole los aretes aún húmedos.

—¿Quieres ponértelos? —preguntó Chae a su sobrino, mientras les sacaba la humedad con la tela de su camisa.

—Solo si papá también lleva uno.

—Pero si llevo puestos los que me diste para mi cumpleaños —replicó Yoongi, mostrando sus orejas de las cuales colgaban dos pequeñas argollas.

—Es cierto, no te los puedes quitar, un regalo es un regalo. Entonces me los pondré yo.

Yoongi solo asintió en respuesta, sonriendo ante lo tierno que se veía su pequeño mientras su hermana le ponía los aretes. Jihoon creyó que dolería, pero fue grande su sorpresa al saber que no.

—¿Qué te parecen? —preguntó ella, girándolo hacia el espejo.

Jihoon se quedó embelesado, mirando fijamente sus orejas. El color era un gris claro, color que le recordaba al lado protector de su padre, cosa que le hacía ilusión y en el centro se encontraba un símbolo parecido a una "O" tachada.

«—Le gustan—»

«Lo sé», respondió Yoongi hacia su lobo.

—Se te ven muy lindos —dijo Chaeyeon, sacando a los dos azabaches de su pequeño trance.

—Me gustan —murmuró Jihoon, con las mejillas sonrosadas de la felicidad—. Cierto, también encontramos esto —dijo, sacando el objeto de entre los cajones, sin darle tiempo a Yoongi de decir algo—. Está cerrada. ¿Qué es lo que tiene, papá?

—No lo sé —dijo Yoongi confundido ya que realmente no recordaba de dónde había salido esa cajita.

—Ábrelo, por favor. Quiero ver —pidió el menor.

Yoongi intentó recordar, pero nada venía a su memoria. Así que, con mucho cuidado, abrió la pequeña cajita, encontrando dentro, un anillo...

El día de la fiesta de graduación, había estado con Taehyung de camino a la habitación y él, antes de entrar había dicho algo al entregarle esa caja, pero Yoongi había estado demasiado borracho y encendido como para ponerle mucha atención, así que solo había cerrado la caja y la había metido a su pantalón. Para cuando había llegado a casa, el día siguiente, solo había vaciado sus bolsillos dentro de la primera gaveta que había abierto, y había corrido directo al baño. Durante mucho, ni siquiera había reparado en esa pequeña caja de color lila. Y, con el pasar de los días, el objeto había quedado completamente olvidado.

El anillo, poseía una pequeña piedra de ámbar brillante, color no podría sacar de su cabeza. Parecía un anillo de promesa... pero Yoongi no podía saberlo, ya que ni siquiera recordaba lo que Kim había dicho ese día.

—¿Dónde lo conseguiste? Es muy lindo —dijo Chaeyeon.

—Fue un regalo... —susurró Yoongi inmerso en sus pensamientos—... de Taehyung.

—¿Quién es Tae... hyung? —preguntó Jihoon entrecortado, todavía no se acostumbraba a pronunciar nombres en coreano.

Yoongi, sin embargo, no supo qué responder. Mentirle sería perjudicial con el tiempo, así que decidió hablar con la verdad.

—Es... tu otro papá.

—¿Mi otro papá? ¿El que está en el cielo?

—¿Quién te dijo...?

—Estaba pequeño y preguntaba mucho —interrumpió Chaeyeon casi a la defensiva—; yo no sabía qué decir, así que dije lo primero que se me vino a la cabeza.

—No te preocupes —susurró Yoongi, en parte había sido culpa suya—. Mira, Hoonie, no sé dónde esté Taehyung ahora, pero es muy probable que esté ocupado... y vivo, no en el cielo.

—Y si está vivo, ¿por qué no está aquí?

—Porque... nosotros peleamos... mucho antes de que nacieras.

—¿Por qué?

Varios fragmentos de recuerdo vinieron a su memoria, pero Yoongi los apartó de inmediato.

—Porque Taehyung no podía estar aquí, él... estaba muy ocupado.

—¿Ocupado?

—Sí, muy ocupado.

—Pero Taehyung... ¿me conoce? —preguntó Jihoon hacia su tía.

—No...

—No lo creo —interrumpió Chaeyeon de inmediato—. Pelearon antes de que la cigüeña le enviara la carta a tu papi de que ya venías en camino.

Yoongi quiso desmentirlo, pero Jihoon estaba mejor si creía que su padre no sabía de su existencia.

—Y para cuando me di cuenta... era muy tarde para decirle.

Jihoon guardó silencio viendo fijamente la caja, así que Yoongi trató de no pensar mucho en el padre de su hijo.

—¿Crees que Taehyung siga peleado contigo? —murmuró el pequeño azabache luego de una larga pausa.

—No lo sé, cariño... Además, puedes llamarle papá, yo no te impediré...

—No quiero —interrumpió Jihoon—. Mi papá eres tú, y si él está muy ocupado, entonces no quiero que sea mi...

—Wow, miren la hora —dijo Chaeyeon, tratando de zafarse de la situación, interrumpiendo al menor—, Woozi, ¿no quieres ayudar a la abuela con el almuerzo?

Con un suspiro, Yoongi cerró la cajita un poco más fuerte de lo que quería, dejando el anillo dentro. El color lila hizo que los sobres bajo su cama hicieran eco en su memoria.

«Tenía sus razones, Min. Recuérdalo. No lo juzgues...», pensó, soltando un leve suspiro.

Jihoon quien temía haber hecho enojar a su padre, tomó la mano de su tía para "evitar" ser regañado. Cuando los dos menores estuvieron fuera de la habitación, Yoongi se desplomó sobre la cama.

Estaba cansado de situaciones como esa. Estaba cansado de tener que recordar con melancolía el pasado.

—¿Por qué siempre eliges a los que no te convienen? —preguntó en voz baja hacia su lobo.

«—No lo sabía—»

—Nunca lo sabes... mira lo que pasó con Jooheon.

«—Estábamos enamorados...—»

—Pero Jooheon no lo estaba de nosotros.

«—Se supone que Kim sí lo estaba de nosotros...—»

—Se supone, pero él escogió otro camino.

«—Tu reputación no ayudó—»

—¿Mi reputación? ¿Perdón? ¿Te recuerdo quién me orilló a todo eso? ¿Te recuerdo quién tuvo la culpa? —Al no recibir una respuesta, Yoongi tomó un respiro y decidió continuar—. Ademas, dijo querernos sin importar nuestra "reputación".

«—Tal vez, no quería responsabilidades...—»

—Prácticamente nos lo dijo en la cara, lo sabes. "No estaba preparado".

«—¿Pero quién no querría a nuestro bebé?—»

—Él... porque "habían bajas probabilidades de que fuera suyo".

«—¿Y si fue por eso que no quiso marcarnos?—»

—Suga, apenas nos conocíamos. Ya hablamos sobre eso.

«—Pero nuestro cachorro quiere conocerlo, puedo sentirlo—»

—Podemos aplazarlo hasta que Jihoon sea mayor.

«—Pero eso implica volver a verlo. Y yo no quiero, lo odio—»

—¿Entonces qué es lo que quie...? —Se detuvo, solo para soltar un suspiro. Era inútil enojarse con su lobo y él más que nadie lo sabía—. Sé que no quieres verle, pero no puedes odiarlo de por vida. Necesitamos soltar, ¿recuerdas? Soltar y avanzar, por nuestro bien.

«—No lo soltaré. Él nos rechazó. Lo odio; lo detesto—»

—Y si sigues así, no creo que podamos siquiera vivir con ello... —suspiró.

「◖⚘◗」

Hola. ^^

Aparezco luego de mil años, tienen carta abierta para regañarme si gustan.

Gracias a quienes dejaron mensajes de animo en mi tablero. Realmente ayudaron mucho para que volviese para retomar esta historia. 💙

No olviden votar y comentar. ✨

Nota: Volví a perder banners nopuedeser. Mañana los pongo, lo prometo. ^^

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