La recibió en cuanto fue teletransportada en la sala del tiempo.

—¡Buen trabajo! El pergamino regresó a la normalidad...—Dijo a modo de felicitarla al verla—estos cambios han sido más que bruscos, es la primera vez que se ven estos casos...

Mientras hablaba, se percató de cómo la chica terminó cayendo de rodillas al suelo, preocupado termina por apresurarse y llegar frente a ella hincándose en el suelo—¿Estás bien?

Ima no respondió con palabras, pero alzó ambos pulgares en respuesta positiva, no obstante podía ver que la joven estaba bastante maltratada. Su capa estaba cubierta de tierra y podía ver algunos moretones asomarse por sus manos.

—Déjame ayudarte—Con facilidad la ayudó a ponerse de pie tomándola de las manos, la chica tambaleó un poco pero logró estabilizarse. Se ofreció a llevarla al médico pero ella negó cualquier ayuda, aunque obviamente no puede dejarla sola así.

—¿Les doy una mano?

Una voz femenina se hace presente, con sus pasos gráciles y personalidad excéntrica ve a la "jefa" acercarse a ellos. Trunks tragó grueso al verla mientras Ima ladeaba la cabeza a un lado en gesto curioso.

—¡Yujuuuu!—Saludó de esa manera tan infantil y siguió haciendo muecas y gestos curiosos que solo complicaban más su presentación.

Trunks tosió secamente mientras se apresuraba a presentarla.

—¡Es la maestra del nido, la Kaioshin del tiempo! Controla el flujo del tiempo del universo, es de muy alto rango—Dijo, sonriendo nervioso ante la obvia mirada incrédula de su compañera.

Y no la crítica, porque justo terminaba de presentar una enorme ave se sienta en la cabeza de la "deidad".

—¡Maldita sea Toki Toki! ¡No hagas esto! ¿No ves que pesas mucho?

La diosa empieza a tener una riña verbal contra el ave que aleteaba vigorosamente alrededor.

—C-Como dije, de muy alto rango... lo juro—Murmuró intentando mantener la compostura ante la obvia mirada de decepción de Ima—emm... ¿Kaioshin del tiempo?

—Ah sí, quería informarte de que quienes hacen estos cambios en la historia están viajando en el tiempo así como lo hacías tú, ni idea de cuáles son sus intenciones—Explicó la deidad del tiempo con voz seria.

—Y estos cambios en el tiempo no terminará hasta que los detengamos eh...—Completó Trunks dirigiendo su mirada a la jove—tendremos que seguir trabajando.

Ima asintió a lo que la Kaioshin del tiempo infló las mejillas de manera infantil a modo de reprimenda.

—Pero bueno ¿No ves que tu compañera está hecha polvo? Sé más considerado.

—¡Ah! ¡L-Lo siento!—Tartamudeó avergonzado ante el regaño de la fémina.

La kaioshin pasó al lado de Trunks para poder quedar al frente de la encapuchada de capa roja, le sonrió de manera amigable.

—Así que tú eres la elegida de Shenron ¡Un gusto! El pájaro que viste antes era Toki Toki, es mi compañero y mejor amigo, si necesitas algo no dudes en decírnoslo. Por ahora déjame ayudarte con esas pintas...—Con eso dicho la deidad extendió sus manos hacia la joven y en un leve resplandor curó las heridas de Ima y su cansancio acumulado.

—Como diosa que es, la Kaioshin puede curar hasta las heridas más graves—Trunks sonrió al ver como la chica se miraba a sí misma con asombro, ya no tenía heridas o suciedad en la ropa, era como si nunca hubiera ido a pelear—ella me ha salvado varias veces que he estado al borde de la muerte ¿No es así Kaioshin sama?

La deidad no respondió, cuando terminó su faena se había quedado estática y mirando con sorpresa a la joven frente a ella para la extrañeza de Trunks.

—¿Kaioshin sama?

—¡Eres una Lamia!—Dijo sonriendo con asombro bajo la mirada de confusión de Ima.

—¿Lamia?—Repitió, nunca había escuchado de esa raza. Contempló la alegría de la diosa mientras empezaba a explicar.

—Son seres místicos muy antiguos, los dioses se refieren a ellos como "hadas del espacio".

—¿Eh? ¿Hadas del espacio?—Repitió curioso.

—Así es, tenían poderes únicos que ninguna otra raza poseía. Hace siglos que no veo uno, pensé que se habían extinguido—la diosa sonríe a la joven—se cree que es un buen presagio ver a una de estas criaturas. Los cristales que ellos crean son los más hermosos del universo, y se dice que brindan mil años de buena salud y bendiciones.

—Vaya...—Agrega asombrado ante el relato de la diosa.

Sin embargo, Ima no mostraba ningún tipo de emoción o vigor por el descubrimiento de su raza. En su lugar parpadeó un tanto sorprendida pero con un gesto de no darle tanta importancia.

—Cristales...—Repitió en voz monótona, hurgó en sus ropas por un momento para luego mostrar en sus manos un montículo de pequeños cristales blancos perlados. A la deidad le brillaron los ojos por los pequeños y relucientes objetos.

—¡Sí, son esos!—Dijo emocionada, entonces Ima le dejó unos cuantos y se alejó sin decir nada dejando a la "Diosa del tiempo" chillando de alegría como una niña pequeña mientras miraba las bellas piedras.

Trunks observó la escena un tanto confuso y una sonrisa tambaleante, ya que la Kaioshin del tiempo no estaba brindando una imagen muy "profesional" ahora mismo, en serio ¿Cómo iba convencer a quién viniera de que era un trabajo serio con esas escenitas?

En su dilema mental, se da cuenta de que Ima caminaba hacia él. Cuando estuvo frente a frente la chica le depositó en sus manos una gran cantidad de esos cristales para su sorpresa.

—¡Ah no es necesario! ¡No tienes que...!

—Quédatelos—Sentenció interrumpiéndolo, nuevamente Trunks se quedó viendo con sorpresa a esa singular joven que solo se despidió con un gesto de la mano sin decir más nada.

Viéndola alejarse así sin mostrar gesto, llega una conclusión que se le sale de los labios.

—Realmente me cuesta entenderla...—Dijo ensimismado hasta que escucha la cantarina voz de Diosa.

—A mí me cae bien—Dijo feliz examinando uno de los cristales poniéndolo frente a su ojo—eventualmente se entenderán, es una mestiza como tú, también tiene sangre terrícola.

—E-Es así...—Tartamudeó inseguro, entonces la deidad siguió hablando distraídamente.

—Sabes las Lamias son seres muy emocionales, sus poderes vienen vinculados con sus sentimientos, se decía que eran fuentes energía de carne y hueso. Por eso fueron eliminados...—Soltó un suspiró de resignación como quién cuenta una mala historia—terminaron siendo cazados por otras razas que se querían aprovechar de sus poderes, fueron eliminados de uno en uno hasta la extinción, o ese pensaba hasta ahora... sé amable con ella, a saber con que estará cargando.

Trunks quedó mudo ante lo dicho, entre el relato de la diosa y la aptitud de la chica conectó un par de cables. Tal vez Ima es tan distante de su alrededor debido a la desconfianza, quizás no confía del todo en las personas y no puede abrirse tan fácilmente.

Claro solo está suponiendo, apenas puede adivinar de vista que ella es alguien muy reservada, no logra sacarle más que respuestas cortantes. Pero no puede rendirse ahí, si de verdad desea tener un aliado que le acompañe en las batallas venideras debe hacer su mejor esfuerzo para ganarse su confianza.

Y está decidido, tiene que al menos conocerla un poco más.

—¡Ah! ¡Te dio más a ti!—Se quejó la Kaioshin cuando comparó la cantidad de piedras que tenía con las del patrullero.

Trunks miró el montículo de cristales en sus manos, eran bastantes y podría jurar que sentía una extraña aura cálida emanar de ellas. Mirándolas de cerca, eran tan hermosas como las joyas que su madre guardaba celosamente en su joyero y que presumía cuando podía.

Sonríe ante el gesto extraño de la chica, ni siquiera entiende que significa.

Continuará...