.1

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Seis años y ahí iba la sexta noche de aniversario con Min Gyu. Jungkook estaba feliz, ambos de la misma edad, ya con veinticinco años y contando.  Conviviendo juntos y soñando con un futuro dónde se veían envejeciendo juntos. Al menos, así lo seguía haciendo el pelinegro, quien simplemente era un empedernido enamorado del amor. Soñando con la boda perfecta junto a su chico. Su mejor amigo desde los catorce y pareja oficial desde los diecinueve. El hombre con quién había descubierto su orientación sexual y con el que habia salido del closet juntos, de la mano y a la par. Su primera vez, el chico al que siempre veía en todos sus posibles sueños a futuros y planes.

Podía faltarle todo, menos Min Gyu. Jungkook estaba precioso aquella noche, vistiendo unos jeans claros y camisa blanca. Su cabello estaba más largo que de costumbre por lo que se ondeaba casi en algunos rizos rebeldes. Era hermoso, cualquier hombre se sentiría orgulloso de tenerlo a su lado. La música en el restaurante sonaba de forma suave y Jungkook se encontraba leyendo el menú para ver qué podría pedir aquella noche.

— ¿Quieres bistec o vas a pedir algo más ligero? —preguntaba a Min Gyu, muy encimismado en lo suyo—. Oh, escuché que la carne de cerdo aquí sale delicios-...

—Quiero terminar.

Jungkook alzaba sus ojos para mirar al hombre frente a él. Serio y tenso—. ¿Disculpa, te sientes descompuesto y quieres volver a la casa?

—Quiero terminar esta relación. Ya no aguanto, no es lo que quiero ahora.

Jungkook sentía como su corazón comenzaba a latir con demasiada rapidez y estaba intentando mantener la calma.

— ¿Que estás tratando de decir con que no es lo quieres y que ya no aguantas? Estábamos bien

—No quiero casarme, no es lo que quiero, ni planeo en un futuro cercano

— ¿Tenías que hacerlo esta noche, en vez de hablar como un jodido adulto conmigo?

—Lo siento, sé que esto es una mierda. Pero ya no aguanto, sé que no lo mereces de esta forma, pero dios... Me siento sofocado

—Disculpa ¿Sofocado?... —Jungkook mordía su belfo inferior semi carnoso y empuñaba sus manos—. Levanta tu jodido culo de la silla, y volvamos al auto —se paraba como si nada, intentando no armar un berrinche.

—No voy a volver, Ko-...

—Al maldito auto, ahora —murmuraba.

Min Gyu se contenía y salía tras el chico que siempre era amable con todos pero está vez salía ignorando el saludo de los meseros alrededor. Min Gyu estaba seguro que Jungkook comenzaría a llorar y rogar como en peleas pasadas que habían tenido cuando eran más jóvenes. Y estaba pensando como sobrellevar aquello, estaba seguro que no caería ante esos ojitos de venado. Ya no estaban en la misma sintonía.

Al llegar Jungkook se volteaba y se apoyaba sobre su auto. Suspiraba y abría sus ojos intentando no derramar lágrimas.

—Resolvamos esto como adultos. ¿Hay alguien más?

—Realmente, no —afirmaba. Y era cierto.

— ¿Entonces?

—No siento lo mismo, Kook yo...

— ¿De la noche a la mañana no sientes lo mismo?—cuestionaba de inmediato.

—Vengo hace tiempo así

—Entonces tiene que haber o habido al menos alguien que te hiciera dudar de esta forma sobre tu amor hacía a mi —cuestionaba el pelinegro.

—Un beso que no significo nada en la fiesta de solteros de mi compañero de trabajo. Ya no veo a esa persona porque fue un arrebató de la ebriedad. Y eso me confirmó que-...

—Que yo valgo mierda, básicamente.

—No digas eso. ¿Acaso no te has sentido aburrido de verme todos los días? ¿O has alargado el camino del trabajo a casa solo porque no me extrañabas ni querías ver mi cara?

—Wow, increíble

—Kook, tu planeas tener algo conmigo que yo ya no puedo ver en mi futuro

—Ya no me ves contigo ¿De la nada? ¿Sin siquiera hablarlo e intentarlo?

— ¡No quiero intentarlo! —gritaba Min Gyu.

Era cuando Jungkook se rompía, algo dentro de él se hacía añicos y las lágrimas caían sin permiso. Él había notado el cambio en su pareja, pero había hecho millones de cosas nuevas para encender la llama y creia que iba por buen camino.

—Vamos, Kook. Eres mi mejor amigo, no hagas una escena. Prometimos ser honestos y lo estoy siendo. No vayas a llorarme y rogarme que me qued-... ¡...!

Las palabras de Min Gyu morían en sus labios luego de recibir el mejor puñetazo que le habían dado en toda su corta vida.

— ¡A la mierda contigo! —soltaba Jungkook—. No voy a rogarte excepto que no vuelvas a mi casa. Te enviaré tus porquerías a lo de tu madre y ni se te ocurra contactame nunca jamás, pedazo de mierda engreída.

Jungkook abría la puerta del auto y antes de arrancar le deseaba a Min Gyu un "Buen inicio de mierda".

8 meses después.

El pelinegro se encontraba desayunando en la cafetería de la esquina de su nuevo apartamento. Estaba conociendo el nuevo vecindario al que se había mudado y aquel cálido lugar había llamado su atención de inmediato. El ambiente era tranquilo y la gente se veía agradable. El aroma a café y cosas dulces recién horneadas llenaban sus fosas nasales deseando que trajeran su pedido de inmediato.

Se encontraba viendo un sitio web desde su tablet, cuando su pedido llegaba y se le hacía agua a la boca.

—Muchisimas gracias —exclamaba amablemente.

—De nada, señor —soltaba la chica con una reverencia—. Si necesita algo, no dude en llamarnos. Tenga un buen desayuno.

Se alejaba sonríente y Jungkook comenzaba a degustar todo lo que venía en el desayuno. Volvía a su tablet cuando alguien lo saludaba a su lado y levantaba la vista al no reconocer la voz masculina.

—Buenos días. Eres nuevo en el vecindario ¿Cierto? —decía un chico de bonita sonrisa—. Te he visto mudarte. Vivimos en el mismo edificio

— ¡Oh! —Jungkook no tenía idea de quién era y si había visto a alguien mientras estaba con todo lo de la mudanza no lo recordaba—. Lo siento, no te ví

—Por eso me asegure de presentarme esta vez. Soy DongHan —estiraba su mano—. Un chico bonito como tú, debe tener un nombre igual de precioso—Jungkook seguía con la vista en el aparato e ignorando el saludo por completo—. ¿Y que tanto miras en esa tablet? —cuestionaba al ver que el pelinegro no le prestaba atención.

—Como organizar la boda perfecta y encontrar al tipo que quiera llevarte al altar y formar una hermosa familia como la que en este caso, yo sueño —se encargaba de responder muy sonríente.

El tipo que estaba muy decidido a conquistarlo, abría sus ojos de forma inmensa y solo atinaba a exclamar—. De acuerdo. Ten bonito día.

Saliendo disparado con su café para llevar, Jungkook negaba con su cabeza satisfecho y mesas detrás de él, se escuchaba una risotada burlona resonar. El pelinegro se giraba curioso intentando ver quién era el dueño de tan ridícula risa.

— ¿Eso fue gracioso para ti? —cuestionaba el pelinegro frunciendo el ceño.

El chico dejaba de reír y lo miraba con seriedad pero un poquito de altivez, volviendolo demasiado atractivo en una fracción de segundos y haciendo que Jungkook se removiera para mirarlo también con su mentón en alto.

— ¿Así es como te gusta rechazar a los hombres o...?

— ¿O qué? —interrumpía Jungkook.

— ¿O crees que encontraras al imbécil que se sentará en la silla que tienes vacía al lado y comenzará a intercambiar ideas sobre su pareja ideal contigo? Y luego verán que tienen mucho en común y pactaran una nueva cita dónde te darás cuenta que hicieron click desde el día uno e irás camino al altar a formar la familia que tanto insinuaste desear —se mofaba el chico en la otra mesa.

Jungkook apretaba sus dientes y marcaba su mandibula, mirando al imbécil tras él con desdén. Cabello negro con frente descubierta y algunos tatuajes que no tenían sentido en sus brazos, según Jungkook.

—Existen los hombres hechos y derechos, que quieren más que simple sexo ¿Sabes?

El chico frente a él se cruzaba de brazos y ponía un dedo en su barbilla pretendiendo pensar lo que Jungkook había dicho.

—No, niño bonito. Los hombres son una mierda

—Sabes, he tenido una experiencia de mierda, pero aún así no generalizo. Lo que acabas de decir, puede pasar ¿Por qué no? ¿Porqué alguien como tú no se maneja de esa forma?

— ¿Alguien como yo? —desafiaba el chico al otro lado, apoyando sus codos sobre la mesa y mirando desafiante a Jungkook—. ¿Cómo es alguien como yo? Parece que me has descifrado por un par de palabras cruzadas.

Jungkook reía de lado y volvía a girar su cuerpo para ignorarlo.

—Sexo fácil, sin compromiso. Seguramente tienes una larga lista de mujeres a las que tratas como objetos y todas ellas son abordadas en antros con las luces bajas y el alcohol en sangre un poco alto

—Mi corazon —fingía dolor tocando su pecho.

—No hablaré contigo, definitivamente tienes el ego muy alto —mencionaba Jungkook.

—Pero estaba muy interesado en tu teoría de 'los hombres buenos existen' —se burlaba con tono seductor—. El chico de recién te abordo en una cafetería, en plena mañana y aún así le hablaste de esa forma y salió corriendo. Porque solo quería sexo

—Existen, yo soy uno —replicaba sin girar y bebía su café.

—Mmm... Tú eres un soñador —afirmaba—. Eso te traerá consecuencias

—Parece que me descifraste por un par de palabras cruzadas —Jungkook ahora giraba nuevamente—. No tiene nada de malo ser soñador

—Si ya tuviste una experiencia, deberías ir con cuidado —respondía el otro chico y Jungkook no tenía más palabras para replicar. El muchacho sonreía y se ponía en pie para dejar propina en la mesa.

De inmediato era abordado por una de las camareras—. La próxima vez envía un mensaje y tendré el desayuno listo para ti. O puedo llevarlo a domicilio —Jungkook veía la escena y se mordía el labio para evitar criticar al tipo y a la mesera desesperada.

—Gracias, cariño. Lo tendré en cuenta

—Estare esperando —sonreia la muchacha y se alejaba levantando las cosas que este chico había dejado.

Ahora el hablador rodeaba la mesa de Jungkook, obligandolo a levantar su bonita mirada.

—Si te descifre —afirmaba Jungkook con voz firme. Aunque tener al tipo parado frente a él, de casi 1, 80 cm con un jean negro y una camisa manga corta con detalles en blanco y negro, más la misma prenda dentro de sus ajustados pantalones, lo dejaban casi recalculando.

El tipo se inclinaba y exclamaba—. Si no quieres que te rompan el corazón, doy consejos los jueves a sábados con un buen trago en la mano y a partir de las seis de la tarde en el bar Lips que está entre la quinta y Hongdae —le dejaba la tarjeta del bar—. Soy SeokJin. Un gusto.

Se retiraba y dejaba al pelinegro con la palabra en la boca, pero viendolo en detalles el caminar de modelo que tenía y la seguridad que salía por todos sus poros.

—Maldito engreído —susurraba Jungkook, ojeando la tarjeta y guardandola en su bolsillo.

Lanzandola nuevamente.

Con amor Niñita Nany 💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro