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SeokJin había dejado su auto estacionado justo enfrente del apartamento de Kook y el viaje había sido extraño.

O extrañamente bueno. Jungkook había dicho antes de que arrancará el auto que quería experimentar el sexo de reconciliación con SeokJin y eso lo volvía extrañamente cálido por dentro. No es que le gustará pelear para luego poder lamer a Jungkook en cada bendito rincón de su cuerpo. Pero esta sensación de anticipación y lo mucho que había querido hacer al pelinegro suyo, aún en la habitación de su hijo... Lo encontraba, tanto perturbador como increíble.

Jungkook caminaba delante de él mientras saludaba a algún que otro vecino mientras cruzaban el pasillo de su edificio para tomar el elevador. SeokJin sabía de antemano que Jungkook era un señor, no un maldito exhibicionista, por lo que tenía sus manos fuertemente metidas en los bolsillos de su pantalón para evitar tocarlo de más, porque sí, el primer toque, era imposible que fuera inocente y disimulado, así que prefería su sana distancia del muchacho.

—Te ves tenso... ¿O es idea mía? —cuestionaba el más joven, esos ojos grandes y negros, brillaban con diversión.

—Solo te estoy dando un poco de ventaja —mencionaba el Barman—. Y sí, estoy tenso hasta en lugares que no puedes ver... Por ahora —decía con tono peculiar y voz rasposa.

Las mejillas de Jungkook dejaban denotar que había dado en el blanco con su juego de palabras. El chico estaban tan deseoso como él. Para cuándo estaban frente a la puerta del apartamento de Jungkook, el chico intentaba poner la clave mientras SeokJin le respiraba sutilmente en la nuca. Su aroma masculino y con un deje de soju que habían estado bebiendo en lo de Nayeon, lo volvían loco.

Los dedos de Jungkook estaban temblando encima del aparato donde debía de poner su clave, Jin, el bastardo, daba una risa ronca detrás de él, muy cerca de su oreja, haciéndolo temblar con su respiración rozando su piel.

—Sé que encuentras esto muy divertido, pero no me causa gracia en absoluto —expresaba el pelinegro cuando finalmente lograba abrir la puerta.

Al meter toda su anatomía dentro, suspiraba y un grito agudo le abandonaba cuando SeokJin lo apretaba desde atrás, sus brazos tatuados redeaban su diminuta cintura, mientras sus labios comenzaban a besar su cuello. Inevitablemente, los ojos de Jungkook rodaban casi por detrás de su cabeza. Su cuerpo sintiendo el aguijón de placer justo por debajo de su vientre, entre medio de sus piernas, su polla ya estaba completamente erecta, desde el ascensor y de tener a Jin pegado a su espalda mientras intentaba abrir la puerta, su miembro ya estaba comenzando a apretar sus pantalones.

La gran mano fuerte del barman acariciaba desde su vientre hacia abajo, presionando sobre su adolorida polla y él gemía sin tapujos. 

Jungkook no se recordaba tan caliente en otras ocasiones, bueno... Se recordaba así, con SeokJin desde que había admitido que le gustaba. Bueno, si era honesto consigo mismo mientras era manoseando por todos lados y besado en su cuello y rostro, mientras era llevado a su cama y unos largos dedos desabotonaban su pantalón... Él no tenía más que admitir que se volvía una maldita perra en celo por ese hombre.

Girando sobre sus pies, frustrado por sus pensamientos y enloquecido por la dura polla de SeokJin que estaba clavandose en su bonito culo, tomaba el rostro de este y juntaba sus bocas en un beso desgarrador que era todo dientes y lenguas. Se estaban besando y castigando al mismo tiempo. Eran besos dados con un deseo abrasador y un rencor oculto.

Las prendas superiores iban desapreciendo junto con sus zapatos, Jungkook debía reconocer que SeokJin no perdía el tiempo. Así estaba, ya luego de tantos besos y caricias con un SeokJin dónde la única prenda que cubría su total desnudez era su boxer blanco.

Balenciaga.

Jungkook resoplaba mientras era acariciado y su piel se restregaba a la de SeokJin, sus manos bajando al bonito trasero del barman y apretando allí para luego darse cuenta que sus pantalones estaban atorados en sus rodillas.

—Dios ¿Cuándo me devestiste tanto y cuando lo hiciste contigo? —cuestionaba en puchero mientras SeokJin reía y depositaba besos en todo su rostro.

Jungkook gemía complacido, riendo torcidamente, esa sonrisa peculiar suya y luego cerraba sus ojos. SeokJin estaba encandilado y besaba suavemente el lunar bajo sus labios.

—Lo hice mientras te besaba y manoseaba tu bonita polla. Es como que desconectas tu cerebro y te vuelves todo pucheros y gemidos —respondía el barman sobre sus labios, Jungkook le sonreía con timidez y picardía, pero cuando creía que SeokJin iba a besarlo en realidad mordia su labio inferior y tiraba cuesta abajo mientras se encargaba, finalmente de dejarlo sin sus pantalones y plus, su boxer también iba cuesta abajo y fuera de su cuerpo.

Jungkook estaba gloriosamente desnudo, sonrojado y algo despeinado. Muy a juego con su boca ultrajada por los labios y dientes de SeokJin.

Cuando el barman volvía a pararse erguido, miraba a Jungkook en detalle. Su bonita polla con fugas, enrojecida y bien erguida. SeokJin estaba babeando. Superficialmente sus dedos pasaban por su miembro, notaba la tensión en los abs de Jungkook. Luego sus dedos pasaban por su abdomen, todo marcado, su bonito ombligo y cuerpo perfecto. Jungkook suspiraba y luego esos dedos rozaban el pezón de su pectoral izquierdo, el aliento se le enganchaba.

SeokJin había hecho vibrar el cuerpo de varios hombres, y había robado gemidos y gritos de placer que guardaba en su memoria, pero Jungkook era otro nivel. Sus suspiros y suaves gemidos mientras la boca de SeokJin comenzaba a dejar besos en la unión de su hombro y cuello era simplemente calientes, y la forma en que su cuerpo temblaba, se contraía y precipitaba, dios... Nunca tendría suficiente.

Con un par de besos más, lo llevaba a la cama y lo acomodaba en el centro, en un momento de besos dulces que descendían por el pecho, pezones y luego abdomen de Jungkook, este tenía sus dedos entre medio de las hebras sedosas del barman, pero en el momento clave, SeokJin se detenía justo frente a su polla, soplaba sobre esta sin tocarla y Jungkook resoplaba.

—Culo engreído —decía sin aliento.

SeokJin reía gravemente, se paraba y se quitaba su única prenda, Jungkook daba gracias al cielo de no ser el único duro como piedra allí. Se sonrojaba al ver que estaba loco por el otro, porque joder, él estaba loco por ese hombre y no estaba del todo seguro ¿Cómo, cuando y dónde? Había caído tan profundo en Kim SeokJin. El pelinegro estaba demasiado embelesado pensando en que SeokJin era el hombre que quería en su vida que reaccionaba tarde cuando este le preguntaba si estaba listo para recibir sus dedos en su bonita parte trasera y ser estirado deliciosamente para luego recibir su polla.

— ¿Qué? —soltaba a cambio.

SeokJin lo miraba y sonreía mientras bañaba sus dedos en lubricante y se inclinaba sobre Jungkook, todo desnudo y glorioso con esa sonrisa torcida que prometía solo lo mejor y Jungkook, le creía, abría sus piernas y tomaba a SeokJin del cuello para atraer su boca a la suya y besarse nuevamente. SeokJin había ido a por ello con intensidad, pero luego de segundos notaba que Jungkook lo besaba paciente y sin apuro.

Su boca se acoplaba a la ajena y su mano se inmiscuia entre las piernas de Jungkook, rozando una vez más su polla necesitada, pero viajando directo hacia su agujero, Jungkook suspiraba en su boca cuando su dedo corazón acariciaba la zona empapanadola de lubricante y dejándola resbaladiza para la primera intromisión. Jungkook genia suavemente, su cuerpo se negaba los primeros segundos de ardor y luego se relajaba, permitiéndole a SeokJin ir más profundo.

Usualmente para el barman, estirar el bonito culo de un hombre y besarlo era demasiada tarea, él prefería hacer solo una, de preferencia, aquella que llevaría el acto a terminarse más rápido, por ende, solo estirar a su conquista para que esté lista para su polla y los besos, quizás, si tenía ganas, venían luego, en algún que otra ocasión. Pero tal y como la primera vez a SeokJin le gustaba lo mucho que Jungkook necesitaba besar en el acto y él le daría todos los besos que se había guardado para no desperdiciar con nadie más.

Jungkook merecía ser besado y tocado con toda la intensidad, suavidad y delicadeza del mundo. Su lengua follaba la bonita y sensible boca del pelinegro mientras, ahora, dos de sus dedos hacían tijeras en un Jungkook que comenzaba a moverse más desesperado. Necesitando y anhelando. Así que SeokJin curvaba su dedo y daba en el blanco.

El cuerpo de Jungkook se tensionaba y vibraba junto con un gemido ronco que se creaba en su garganta, profundo, grave y salía por sus bonitos labios. SeokJin sentía un escalofrío recorrerle por todo la columna y estaba más que ansioso de meterse dentro del bonito hombre. En todos los sentidos. En su cuerpo, bajo su piel, dentro de su cabeza y corazón.

Nuevamente sus dedos hacían temblar al pelinegro y un suspiro dejaba los labios de este. SeokJin se estremecía igual o más que el mismísimo Jungkook.

—Cariño~... —susurraba el barman con voz grave y temblorosa, sobre los labios masacrados del pelinegro.

El estómago de Jungkook burbujeaba por muchas razones, la palabra sonaba tan dulce y caliente. Incluso podía sentir el afecto en ella.

— ¿Si, yeobo? —susurraba Jungkook sin aliento, una sonrisa tirando de sus labios mientras sus dedos se enredaban en el cabello de SeokJin.

La pose en la que estaba era increíblemente vulnerable. Piernas demasiado abiertas mientras SeokJin lo había follado largos minutos con sus dedos y besado hasta el cansancio. Se sentía necesitado, los dedos no eran lo suficientemente largos y gruesos, no llegaban mas profundo, estirandolo hasta su límite.

Él estaba hambriento, así que su mano libre bajaba y tocaba a SeokJin por primera vez, lo hacia sisear y temblar, su mano apretaba la circunferencia dura, larga y la deseaba dentro de él. Él deseaba a SeokJin enterrado profundamente dentro suyo.

—Fóllame... —susurraba con un puchero que cruzaba lo adorable y candente para el barman.

Este lo miraba y mordia el labio carnoso inferior de Jungkook, tirando una vez más de él y quitando sus dedos. El agujero de Jungkook latía alrededor de la misma nada, así que con más ganas daba a la polla SeokJin un par de sacudidas y cambiaba los papales. Empujaba al barman y se subía a horcajadas de él, se alineaba ansioso y sin aliento, hasta que dos manos lo tomaba de la cintura.

—Aguarda~.... —decía la voz ronca de SeokJin—. ¿Condón?

Jungkook relamía sus labios y resoplaba, su ceño se fruncia ¿En qué estaba pensando? Jamás había estado tan caliente al punto de olvidar algo tan importante. Rápidamente tomaba de su mesa de noche el paquete diminutivo, lo rompía con cuidado y estaba listo para colocarlo por Jin, pero el barman lo obstaculizaba con sus manos.

— ¿Y ahora qué? —preguntaba Jungkook con un puchero.

SeokJin reía, bajo y ronco—. Por dios, estás haciendo un puchero...

—Te quiero adentro y me estás retrasando —acusaba el pelinegro.

Era bastante visible la forma en que sus palabras habían hecho que la polla de SeokJin se agitará. Jungkook reía ladino y SeokJin tomaba el condón mientras lo colocaba. Hacía que el látex se estirará obscenamente sobre su polla erecta y Jungkook tragaba saliva expectante. Cuando SeokJin iba a sentarse para poder tomarlo, Jungkook lo empujaba nuevamente a la cama y se subía a horcajadas dejando a SeokJin atónito.

Lo notaba seguro vertiendo el lubricante en sus manos mientras que con una comenzaba a bañar su polla, SeokJin siseaba y gemía suavemente, poniéndose más rígido y deseando ser más apretado, luego la otra mano de Jungkook desaparecía detrás de su espalda, entre sus glúteos. SeokJin abría sus ojos y se le secaba la boca mientras que el pelinegro comenzaba a llenarse de lubricante y lo masturbaba a él sin complicaciones.

Las mejillas de Jungkook estaban rojas, sus labios preciosos rojos y salivados, mientras estaban separados y sus párpados pesaban. Su polla era un espectáculo que golpeaba contra su bien trabajado abdomen y sus propias caderas se movían al compás de su mano mientras resoplaba y gemía, sus dedos se aferraban a la polla de SeokJin y este no podía evitar tomarlo de las caderas y empujar contra la mano.

—Mírate, tan sucio y hermoso —susurraba sorprendido por lo que estaba viendo, Jungkook abría sus párpados pesados y le sonreía de lado, sus dedos se clavaban a los lados de las caderas del chico.

Era hermoso, SeokJin no mentía. Y le atemorizaba verlo de esa forma. Tan perfecto por dónde sea que sus ojos mirarán. Jungkook llenaba cada resquicio del hombre que SeokJin había buscado por años y no había encontrado, e incluso, había idealizado que quizás ese hombre estaba encerrado en algún sitio dentro del imbécil de Kang Joon, pero nada. Simplemente ese hombre no existía.

Hasta ahora.

—Dios~... —sus pensamientos lo enfurecian, por lo que tomaba a Jungkook repentinamente y lo ponía sobre la cama.

— ¿Quieres avisar la próxima vez que hagas eso? —soltaba el pelinegro, abriendo sus piernas sin tapujos para un SeokJin que se acomodaba entre medio y lo miraba con hambre, con sed, con necesidad y con todo tipo de sentimientos pintados en sus orbes, los cuales estaban oscuros. Negros como la noche, pero brillantes como una galaxia. Jungkook sonreía como imbécil —. Me gustas demasiado —susurraba hipnotizado.

SeokJin gemía frustrado—. ¿Puedes dejar de ser tan... Perfecto? —susurraba acomodándose en la entrada del hombre, sus ganas de follarlo fuerte y áspero lo tenían al borde, pero también tenía esta necesidad latente de cuidarlo y acariciarlo sin apuro alguno, así que empujaba y sentía lo estrecho que Jungkook aún seguía—. Te voy a lastimar...

Jungkook fruncia el ceño—. Me gusta rudo en ocasiones —respondía, obviamente hablando de como la polla de SeokJin se estaba forzando entre sus glúteos.

—Hablo en serio, Yeobo —decía SeokJin con suma seriedad mientras su polla era apretada a medida que avanzaba en el interior de un Jungkook que gemía dulcemente y hacía caras demasiado bonitas ante el escozor de la maniobra ajena.

Luego suspiraba, sus manos se posicionaban en el culo de SeokJin y lo empujaba todo el camino dentro que restaba.

La polla perfecta ajena, lo estiraba deliciosamente y Jungkook aspiraba tembloroso mientras mordia su labio inferior—. El que no arriesga no gana —susurraba y luego le sonreía con esa sonrisa que rompía todos los muros dentro de SeokJin.

Obligandolo a sonreírle de vuelta mientras hacía un suave movimiento pélvico y la sonrisa dulce de Jungkook se volvía sucia y sexy.

—Vas a matarme —decía con voz ronca y quebrada, moviéndose una vez más, ocasionando que Jungkook gimiera mientras sus piernas se apretaban y sus brazos se aferraban ahora a los hombros de SeokJin—. Deja de ser tan perfecto —exclamaba mordiendo la línea de la perfecta mandíbula del pelinegro.

Jungkook reía extasiado mientras SeokJin golpeaba cada vez más fuerte, estaba siendo un maldito pulpo aferrado de piernas y brazos, pero simplemente no podía dejar de sostenerlo con fuerza mientras SeokJin lo besaba con resentimiento y adoración. Jungkook no era imbécil, sabía que SeokJin lo estaba castigando en esa follada por hacerlo sentir tan inestable, pero no podía preocuparle menos porque ambos estaban igual de jodidos y él no podía dejar de gemir con una sonrisa de culo engreído pintado en ese bonito rostro.

Los sonidos de piel con piel, lubricante bañando sus partes íntimas, sudor y besos desgarradores, resonaban en las paredes del apartamento de Jungkook. SeokJin apoyaba su frente en la del otro hombre y se miraban mientras su polla hacia a Jungkook gemir como un demente. Pero el chico no bajaría la mirada.

Lo ponía aún más caliente ver cómo Jungkook se deshacía sobre su polla y lo miraba como si su vida dependiese de eso.

—No pares, por favor, por favor.... —decía Kook, clavando sus uñas romas en los hombros de SeokJin.

—No lo haré, mi amor —susurraba SeokJin, mientras lo miraba fijamente y su pelvis golpeaba más fuerte.

Su polla presionando el punto dulce ajeno—. Oh dilo, otra vez... —pedía Jungkook sonriendo.

—Maldito engreído...

—Ah-... No, eso no —se quejaba con un puchero entre gemidos—. Dime "mi amor" —pedía.

SeokJin dilataba sus fosas nasales porque la necesidad de llamarlo así, le quemaba tanto como Jungkook necesitaba oírlo de nuevo. Así que lo follaba más fuerte, más duro...

— ¡Ah, no seas idiota! —soltaba Jungkook—. Amor~... —Jungkook gemía mientras lo miraba adorable, pero adorablemente follable. Tan dócil y perfecto.

La polla de SeokJin se sacudía dentro del interior de ese hombre.

—Quita esos ojos de Bambi.... N-no lo diré otra vez...
—desafiaba con una sonrisa ladina mientras tomaba un ritmo frenético dónde hacía a Jungkook olvidar de que diablos estaban hablando porque solo gemía suave y seguido.

Sus oídos absorbían esos dulces y quebrados gemidos: "Ah, ah~... Jin. Amor~..."

Dios, SeokJin no estaba seguro si quería callarlo o hacerlo gritar esas palabras más fuerte, pero considerando que sus bolas estaban azules y su necesidad era desgarradora, él comenzaba a golpear más fuerte, necesitando su liberación, mordiendo y marcando el bonito cuello de Jungkook. Incluso sus dientes mordían y su boca succionaba una gran marca en el mentón de Jungkook. El chico estaba tan ido que no podía improtarle menos que su rostro quedará marcado, porque cuando los labios de SeokJin pintaban besos hacia su oreja y mordían su lóbulo, susurraba un ronco y sucio: "Mío"... Que lograban sacudir a Jungkook de pies a cabeza y lo hacían correrse como un demente.

Pendiendo con su cordura de un hilo, apretando a SeokJin en el proceso y haciendo inevitable la corrida del otro hombre. Estaba temblando, deshuesado, pero sentía a SeokJin temblar dentro y encima de él, maldiciendo entre dientes y diciéndole lo bonito y perfecto que era. Como si no pudiera dejar de repetirlo.

Cuando sus respiraciones eran menos erráticas, SeokJin se dejaba caer entre el cuello y el hombro de Jungkook, aspirando el aroma a sexo, sudor y la colonia del chico. Su exquisito olor a piel natural. Dios, SeokJin estaba olfateandolo sin preámbulos, cosa que había ocasionado cosquillas en el pelinegro, quien lo tenía aún entre sus brazos, fuerte y firme, sus piernas más débiles, pero aún a su alrededor. Pegajosos, pero no podía ser más perfecto.

—Ni soy tan bonito, ni tan perfecto... —decía, riendo suavemente.

SeokJin chistaba—. Cállate, es la euforia  del orgasmo... Digo muchas idioteces —susurraba.

Jungkook hacía una mueca mientras le acariciaba el pelo con vehemencia.... Él no se iba dejar intimidar por las palabras de SeokJin.

—Sin embargo... —continuaba, mientras recibía besos perezosos que SeokJin no podía dejar de darle—. Si me gustaría ser exclusivamente tuyo —añadía.

Y como si nada, sentía el cuerpo rígido de SeokJin encima suyo, los besos habían cesado y Jungkook suspiraba buscando el rostro de SeokJin en ese instante. El barman se apoyaba en un codo y miraba al hombre con sus cejas fruncidas.

—No me veas así —exclamaba.

—Entonces piensa mejor tus palabras —respondía SeokJin.

Jungkook resoplaba, su mano seguía en la nuca de SeokJin, sus piernas enrolladas en la cintura de este y la polla del susodicho, aún dentro de él.

—Casi olvidó el condón contigo. Me llamaste mi amor y yo lo hice contigo. Estamos teniendo sexo de reconciliación porque no podemos estar lejos del otro y me llamaste tuyo —exclamaba indignado, adorablemente indignado.

SeokJin no debería querer besar todo su rostro.

—El buen sexo jode mucho con la cabeza del ser humano —mencionaba con tono pulcro.

—Sólo estoy exponiendo un par de hechos aquí...

—Yeobo... —soltaba con advertencia en su tono de voz.

— ¿Sí? —respondía el pelinegro juegueton.

— ¿Por qué sonríes así? —le regañaba el barman, clavando sutilmente sus dedos en las costillas de Jungkook y provocándole cosquillas.

— ¡No, no, Jin! ¡No hagas eso! —pedía entre risas, retorciéndose y logrando que la polla de SeokJin saliera de él—. ¡Basta! Ya te saliste...

SeokJin reía gravemente—. Dios, estás haciendo un jodido y hermoso puchero —su mano tatuada, tomaba el mentón de Jungkook, apretaba con sutileza y volvía esos labios aún más abultados y luego depositaba suaves besos allí.

Uno tras otro, Jungkook cerraba los ojos y se dejaba besar mientras su mano buscaba la ablandada polla ajena y le quitaba el condón.

— ¡Auch! —decía SeokJin, Jungkook se reía mientras enrollaba el condón ajeno y lo tiraba más o menos cerca del tacho de basura junto a su cama—. Yo podría haberlo hecho —mencionaba el barman, mirando en la dirección en que Jungkook había tirado el condón y evitando la mirada de este.

—Jin... —susurraba el pelinegro llamandolo.

SeokJin suspiraba y apretaba sus ojos, Jungkook tomaba su rostro y lo atraía hacia el suyo, cerca. Sentía la respiración inestable ajena, su pulso también se estaba acelerando. No eran fáciles las palabras que querían dejar sus labios, pero él las diría de todos modos.

—Quiero ser tuyo, Kim —murmuraba—. No quiero seguir buscando lo que ya encontré contigo...

—Yeobo... —decía casi en forma de súplica. Su frente sobre la de Jungkook, sus ojos cerrados, su cuerpo tenso. Su corazón galopando rápido y un nudo en su garganta—. No quiero lastimarte...

—Entonces no rechaces la oportunidad que te estoy dando o que te estoy pidiendo... ¿No crees que merecemos un oportunidad de hacer esto más que una simple relación de buen sexo? ¿Qué más tengo que hacer para convencerte?

SeokJin sentía como el miedo al fracaso quería salir y gritarle en la cara que se levantará de esa cama y huyera lejos de este chico antes de arruinarlo cómo Kang Joon lo había arruinado a él. Pero la esperanza le daba una pelea firme a su miedo haciéndole entrar en razón y poner sobre la mesa la simple comparativa de que sí, él no había tenido una relación seria en años y no se había tomado a nadie en serio, pero jamás había jugado con los sentimientos de nadie. Él había liberado a cada hombre que había pasado por su cama—o viceversa—siempre con los mejores halagos y la más pura intención de no romper ningún corazón y que mucho menos rompieran el suyo. Él realmente no era como Kang Joon. No había punto de comparativa allí.

Él estaba más que seguro que la obsesión del tipo con él, no tenía nada que ver con la sensación cálida que se asentaba en su pecho cuando Jungkook le sonreía y simplemente se transformaba en el hombre de su sueños, aún con sus berrinches y pucheros. Jungkook era todo lo que siempre había querido, su yo del pasado e incluso su yo del presente, no podían evitar caer de forma bestial en los encantos del chico.

Jungkook se comenzaba a impacientar ante el silencio y la mirada oscura de SeokJin.

— ¿Podrías decir algo-...? —el teléfono de SeokJin sonando, cortaba las palabras de Jungkook y el momento. El pelinegro resoplaba y ponía sus ojos en blanco cuando los ojos de SeokJin se desviaban hacia su pantalón en el suelo, de allí venía el sonido—. Dime qué ese tipejo no te sigue llamando...

SeokJin suspiraba—. De hecho sí, ese es el sonido que puse para él —admitía el barman.

Jungkook lo fulminaba con su mirada—. ¿Tienes un tono de llamada especial para ese imbécil? —preguntaba.

SeokJin alzaba sus cejas y con la punta de su dedo golpeaba la nariz de Jungkook—. Solo para evitar atender. Tranquilo, yeobo. Ni siquiera lo conoces para sentir odio

— ¿Estás defendiendolo? —preguntaba Jungkook más cabreado y confundido.

SeokJin reía—. Para nada, solo no quiero que su esencia o lo que hizo, envenene tu sistema. Eres demasiado precioso y valioso para que siquiera lo nombres.

Jungkook abría su boca y la cerraba, sus mejillas se tornaban de un rosa pálido. SeokJin creía que era adorable, pero el sonido insistente del teléfono lo sacaban de quicio, por lo que se ponía de pie, dejando a un Jungkook que resoplaba y sentía una opresión en el pecho cuando SeokJin buscaba su teléfono y atendía el llamado.

¿Acaso ese imbécil lo valía? ¿Valía algo para SeokJin muy en el fondo, aún?

¡Hasta que respondes, carajo! —soltaba Kang Joon irritado.

SeokJin suspiraba—. Si no atiendo es bastante obvio que estoy ocupado, carajo —le soltaba sin gracia, sin furia. Solo cansado. Jungkook lo notaba.

Bueno, como sea... Estoy dilatado y duro ¿A qué hora vienes?

Los dientes de SeokJin se apretaban y sus fosas nasales se dilataban dejando salir todo el aire, Jungkook lo notaba. En otra ocasión, saber tal información, posiblemente hubiera hecho a su polla sacudirse, pero estaba sin vida por el reciente orgasmo, y ni siquiera se contraía del asco ante las palabras.

—Bueno, si estás dilatado y duro, usa un maldito consolador, porque mi polla tiene mejores cosas que hacer en este momento.

Jungkook se sentaba, apoyándose de lado sobre su codo, sentía un nudo en su estómago ¿Qué ese tipo no tenía nada mejor que hacer que molestar a su no-...? Diablos, Jungkook se quedaba en pausa, SeokJin notaba su repentino cambio y su rostro pensativo y algo horrorizado. Kang Joon seguía despotricando algo hasta que mencionaba a Jungkook una vez más.

Deja de perder el tiempo con ese chico... No te llega a los tobillos, se ve aburrido. Solo sueña con el novio perfecto y cariño, ese no eres tú y nunca lo serás.

SeokJin apretaba nuevamente sus dientes, su mandíbula afilada se marcaba y sus pasos iban en dirección a un Jungkook que lo notaba caminar desnudo y glorioso en su dirección. El pelinegro estaba babeando, viendolo con sus ojos en cada maldito rincón, SeokJin amaba su propio cuerpo y por supuesto lo exhibía sin tapujos ante el chico. Llegando a su lado, tomaba el mentón de Jungkook y lo levantaba para que sus miradas se encontrarán.

—Te lo diré una última vez, borra mi número, consigue una maldita vida y no vuelvas a hablar de mi pareja... Ni aunque te lavaras la maldita boca serías grato de mencionarlo.

Jungkook quedaba atónito. SeokJin no acababa de llamarlo "novio" pues el título sonaba aterrador y quizás era demasiado pronto, pero "pareja" no estaba lejos de ser la misma definición de que estaban en algo serio y exclusivo. Su corazón latía como un demente y una sonrisa estúpida se dibujaba en su rostro.

¿Tu qué? Tienes que estar bromeando o seguro tienes al chiquillo frente a ti y simplemente estás jugando a ser perfecto.

Dios, Kang Joon era un maldito cretino. SeokJin nunca dejaba de sorprenderse.

—No soy perfecto, Jungkook lo sabe muy bien... Diviértete con tu consolador.

SeokJin no seas imbe-...

—Adios, Kang —la llamada era cortada y su teléfono era lanzado a la mesa de noche de Jungkook con cierta brusquedad.

Su mandíbula seguía apretada y afilada. Jungkook seguía viéndolo desde abajo con esa sonrisa ladina, soñadora y caliente.

—Deja de verme así... —pedía con voz melosa, mientras sus dedos acariciaban la mejilla del pelinegro.

Jungkook lo miraba por debajo de sus pestañas y se inclinaba ante su toque, su sonrisa era suave, sus párpados pesados y su boca buscaba sus dedos, SeokJin trazaba sus labios con estos y luego metía dos en su boca, Jungkook lo recibía sin tapujos, chupaba y la polla de SeokJin no parecía haber tenido un reciente orgasmo de los mil demonios, porque se sacudía lista para más.

Jungkook chupaba con lentitud, lucía sexy como el infierno cuando soltaba sus dedos. Su polla estaba tan despierta, nuevamente, como la de SeokJin.

— ¿Estás apto para dejar el condón? —preguntaba con voz ronca.

SeokJin sentía el calor intenso en todo su cuerpo, la única vez que había follado sin condón había sido con Nayeon, puesto a qué había sido su única pareja. Estaba tan limpio como Jungkook con una vida sexual menos activa.

Iba a responderle al pelinegro, pero optaba por actuar directamente, todo indicaba a qué iba a tomar el riesgo con este hombre. Todo tipo de riegos que indicaban un paso más adentro de esta pronta relación. Así que se acomodaba entre las piernas de Jungkook, se alineaba, tomaba otro poco de lubricante y antes de penetrar a Jungkook, lo besaba como un demente necesitado que no lo había hecho en meses, cuando solo habían pasado minutos. Sus bocas se unían, se fusionaban, sus lenguas se arremolinaban juntas dentro de la boca de uno, de otro y de ninguno.

Su polla iba abriéndose paso a un Jungkook ya dilatado, sentía el calor de las paredes musculares de este envolver su polla. Sentía la suavidad de la carne y el lubricante recorrer su falo y Jungkook sentía una suavidad exorbitante de la aterciopelada polla al desnudo de SeokJin.

—Dios~.... —susurraba el pelinegro sobre su boca.

SeokJin asentía con sus dientes apretados—. Te sientes tan bien, yeobo —decía el cumplido sobre los labios entreabiertos del otro hombre.

La mano de Jungkook se iba a su culo y lo empujaba dentro, más profundo, para que los últimos centímetros de esa gloriosa polla lo traspasaran.

El aliento de Jungkook se escapaba con un leve gemido —. Sss~... Jin

— ¿Sí?

—Hazme el amor —susurraba  Jungkook ronco, mordiendo su labio inferior con dulzura.

El mundo de SeokJin temblaba.

—De acuerdo —decía—. Lo que sea que me pidas, lo que sea... —repetía sin aliento, saliendo apenas y volviendo con una estocada que sacaba un gemido agudo de la garganta de Jungkook.

Finalmente estaban en la misma página. Quizás avanzando rápido o normal, pero cautelosos. De todas formas, ambos se estaban arriesgando y el otro lo sabía. No había marcha atrás con las cartas sobre la mesa. No querían ni uno ni el otro dar marcha atrás de lo que estaba comenzando.

Mil perdones la demora, algunas saben el motivo, otras no. Sigo con mi cabeza revuelta, hace un mes y días falleció mi mamá y por eso mi energía mental y para escribir mis historias está como puede.

Pero como mencioné, no quiero pausar ni abandonar ningún fic. No están pausados no están abandonados y si en algún momento quisiera dejar alguno, notarían que la historia ya no existe. Nunca dejaría una historia a media sin completar pública. Optaría por borrarla dado sea el caso.

Así que solo pido paciencia, el capítulo no es súper largo, pero peor es nada, no?

Espero hayan disfrutado esta reconciliación y avance. Ojalá a este par les vaya bien 👁️👄👁️

Con amor niñita NanyKoo 💜

Pd: perdón si ven errores de dedos salvajes. Buena semana! Hasta la próxima.

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