Un Mal Fin de Semana

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Se puede ver en una casa, a una niña con un vestido azul, esta se dirigía a encender la televisión, pero el repentino timbre del teléfono la frena, y se dispone a responder.

—¡yo contesto!— levanta el tubo y habla muy alegre —hola—

—...— se puede oír algo, pero es difícil de identificar.

—¿hola, hay alguien allí?—

—... (snif)— se oyen sollozos, nada coherente —... (snif)—

—¿que pasa, es alguna clase de broma?— suena fastidiada —si no contestas voy a colgar, así que quien habla—

—Cristina...(snif) soy yo...—

—¿Cookie?— después de la duda se apresura a hablar muy preocupada —¡AH! Cookie ¿susede algo, por que estas llorando, te lastimaste?—

—(sollozos) es que... yo... yo... (snif)—

—amiga, me estas preocupando, estoy apuntó de ir corriendo a tu casa, así que cuentame que pasa... espera ¿que no salias hoy con tu novio, paso algo?—

—...—

—¿Cookie?—

—... ... ...—

—¿estas ahí?—

—¡EL TERMINO CONMIGO BUAAAAHHHH!—

El fuerte grito de Cookie hace que Cristina aleje el tubo de su oído, y la segunda trata de calmarla mientras la primera esta en un llanto desatado.

—ya amiga, tranquila, iré a tu casa y me contaras que paso ¿si, te parece?—

—(snif) aja...—

—excelente, sólo espera un momento que voy volando— cuelga el teléfono.

—¿que fue ese escándalo, hija?— una mujer mayor entra a escena con curiosidad.

—era Cookie, esta mal porque su novio la corto ¿puedo ir a su casa mamá?—

—claro que si, solo no regreses tarde y saludala de mi parte ¿si?—

—gracias mamá, y si, regreso antes del anochecer, adiós—

—suerte hija— en efecto la niña sale por la puerta a toda velocidad —que juventud la de hoy, con problemas sentimentales a tan corta edad, espero que se recupere—

Cristina corrió hasta la entrada de la casa de su amiga, mientras recupera el aliento toca el timbre, y lentamente se abre la puerta; la niña repostera tiene la cara con lágrimas y sostiene dos objetos, una bolsa con galletas y otra con caramelos que coloca en su boca para saborearlos.

—ya veo, así de mal estas Cookie— entra y cierra la puerta —de acuerdo, vamos a sentarnos y me cuentas que paso exactamente ¿te parece?—

—si...— responde también con la cabeza, y se dirigen al sofá de la sala para contarle los hechos acontecidos con mucho pesar, aunque omitió un par de detalles —... y fue cuando te llame, ya que no estaban mis padres—

—en ese caso, que bien que me llamaste, ahora dime ¿enserio termino contigo porque no eras lo que buscaba?—

—si, aunque también dijo algo mas—

—¿que te dijo?—

—dijo... dijo... que soy...— se contiene y trata de no seguir.

—¿que eres que?—

—QUE SOY MUY DULCE PARA SU GUSTO...—

Cristina se sorprendió, nunca vio a su amiga reaccionar así, no solo el exabrupto, si no también un tic en el ojo.

—no me lo puedo creer, que tonto, termino contigo por ser dulce

—du-du-dulce...— el tic regresa con fuerza —DULCE...— la chica de las galletas se tapa la boca y procede muy apenada —perdoname Cristina, no debería estarte gritando, perdón—

—tranquila, esta bien, estas alterada, parece que la palabra con "d" te pone de malas; ahora lo importante ¿que harás ahora?—

—creo que morir de diabetes— toma un puñado de caramelos y se los toma sin titubear.

—no Cookie— trata de detenerla —si estabas comiendo todos esos du... digo, caramelos tu sola, te dará dolor de estomago—

—no me importa— forcejea para evitar que le quite la bolsa —es lo único que me anima cuando estoy triste, así que dejame—

—no lo permitiré, dame eso...— en efecto le quita las bolsas y sale corriendo.

—alto, regresa aquí— sale en persecución y logra acorralar a su amiga, pero esta es mas alta y no deja que las alcance —no es justo Cristina—

—no dejare que te pase lo mismo de esa pijamada del mes pasado, lo hago por tu bien, Cookie—

—lo se...(snif)— se rinde y decide abrazar a su amiga —por que me rechazo, ni siquiera miro las galletas que le prepare especialmente para el—

—¿galletas?— Cristina mira la bolsa, pensaba que eran mas dulces que ella se devoraría sin piedad, pero ahora ve que eran un regalo —ves, por eso el es un tonto, no supo apreciar tu esfuerzo, tus galletas son leyenda desde que las vendiste ese día que montaste tu negocio en la escuela, así que superarlo de una vez Cookie—

—no puedo, aun lo quiero (sollozos)—

—ash si ya, solo calmate ¿si?— la consuela dándole palmadas en la espalda.

Con el tiempo se calmaron las aguas, la madre de Cookie llega de hacer compras para encontrar una escena deprimente, y es informada del hecho; luego Cristina se retira antes que se haga tarde, prometiendo regresar mañana; la noche fue deprimente para la repostera miniatura, ya que le costo dormir esa vez.

El sábado termina con un gusto salado por las lágrimas de una galletita, cuyo corazón todavía no termina de quebrarse y rogar por el amor que nunca recibirá.

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Así termina el primer capitulo, ¿que les pareció? dejen su estrella y comenten sus opiniones. Solo recuerden no dormirse.

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