Capítulo 30 Segundas Oportunidades

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Para el domingo por la tarde, cuando Yessabell regresó a casa, Fanny y Robert también habían regresado de sus vacaciones.

Fanny había ido a California con su papá y por su parte Robert con su hermana y su mamá, viajaron a Canadá. Ambos estaban en la entrada, esperando por Yessabell, quien llegó en un taxi sola, ya que Johann se había quedado a descansar, pues había trabajado mucho en un proyecto para ganar la vicepresidencia.

Yessabell llegó a las seis en punto, salió del taxi con una pequeña maleta y corrió a los brazos de sus amigos.

-¡Dios mío! –Exclamó Yessabell en cuanto se apartó de ellos –Los extrañe tanto, pareciera que se fueron por años.

-Y nosotros a ti Yessabell –Dijeron al unísono abrazándola.

En ese momento Bruno y Andrew, salieron de sus respectivas casas y se acercaron a la casa de Yessabell.

-¡Hey! la reunión comenzó, sin nosotros –Bromeó Bruno mientras saludaba rápidamente a Fanny y Robert.

-¿Listos para irnos? –Preguntó Andrew con una enorme sonrisa –Mariza me llamó y dijo que los demás ya van para la feria.

-Ok, solo necesito dejar esto y saludar a mi mamá antes, denme cinco minutos –Yessabell corrió a su casa.

Dejo su maleta en su habitación y se cambió en tiempo record.
Se puso una blusa rosa palo, unos jeans negros, su saco rojo y sus botas rojas, tomó su pequeño bolso que se cruzaba por su hombro izquierdo y su cintura, metió sus llaves, el celular y dinero y corrió al cuarto de su mamá, le explicó que se iba con sus amigos y ella solo le pidió que se divirtiera.

Salió de su casa y para su sorpresa, Stephen estaba ahí.
Se limitó a ver a Fanny y Robert y de manera general, les dijo que podían irse.
Se fueron caminando, ya que la feria estaba a diez minutos del centro.
Fanny y Robert aprovecharon para contarle a Yessabell, todos los detalles de sus viajes, mientras caminaban al frente del grupo.
Stephen, Andrew y Bruno, hablaron del regreso a clases y que Stephen, ahora tenía el puesto de quarterback.
La tarde estaba llegando. El cielo aún tenía un poco de luz y el viento era fresco. Una tarde perfecta para pasar con amigos.
Cuando llegaron a la feria, Mariza, Romina, Frida, Matthew, Cara, Zac, Jack, Alan, Emma y Elena ya estaban en el lugar, justo en la entrada esperándolos.

-¡Hey, chicos! –Exclamó Frida en cuanto los vio.

-Ya era hora –Bromeó Zac saludándolos.

-Lo siento, fue mi culpa –Explicó Yessabell mientras todos se saludaban.

-¡Pues vamos! –Anunció Romina jalando a Bruno del brazo para entrar.

Mariza tomó a Andrew, Cara y Zac los siguieron, después Elena y Jack, luego Alan y Emma y por ultimo Matthew y Frida. Stephen y Yessabell se quedaron rezagados, pero ella se apresuró a seguir a Fanny y Robert, que entraron al último, Stephen la alcanzó y la jaló del brazo, justo cuando todos estaban a unos metros de distancia dentro del lugar.

-¿Qué pasa? –Preguntó Yessabell intrigada por su repentino jaloneo.

-Necesitamos hablar, ya sabes… -Contestó sin encontrar las palabras correctas.

-Stephen, ahora no, tal vez mañana, ahora…

-Por favor Yessabell –Entrelazo sus dedos con los de ella.

Ambos pudieron sentir la chispa que surgió y la adrenalina del momento.

-¿De qué? –Preguntó Yessabell a la vez que se soltaba de su agarre.

-Necesito saber si pensaste en lo del beso y lo que te dije, antes de irte de vacaciones –Contestó con media sonrisa.

-Mira Stephen... –Volteó a ver a sus amigos, que ahora estaban parados esperándolos –Reconozco que fue un beso increíble, creeme, jamás me habían besado así, pero… lo mío con Logan fue especial, le entregue mi corazón y ahora… no estoy muy segura de querer empezar algo… por favor, entiéndeme.

-Lo hago Yessabell, entiendo la situación, pero necesito saber si tengo una oportunidad o cualquier cosa, realmente me gustas –Confesó un poco desesperado.

-Ok, haremos esto. Yo necesito tiempo para olvidar a Logan, para comenzar de nuevo, incluso para conocernos mejor, solo te pido eso, dame tiempo –Pidió volteando a ver a sus amigos nuevamente, quienes parecían curiosos, pero impacientes.

-Gracias Yessabell, seré paciente y creeme, no me daré por vencido hasta conquistarte –Le sonrió y volteó también a ver a sus amigos.

-Ok, por favor no toquemos ese tema por hoy –Comenzó a caminar y Stephen la siguió –Solo quiero divertirme y pasarla bien, antes de regresar a clases.

-Concedido su majestad –Bromeó Stephen y con eso logró robarle una sonrisa.

Todos se dirigieron a la montaña rusa, prefirieron subir antes de comer, para que nadie vomitara.
Stephen permaneció pegado a Yessabell, aunque sabía que no era una cita, y ella estaba muy pendiente de sus amigos pasándola bien, como había dicho.

Anduvieron en los carritos chocones, después en la tazas, luego subieron a una juego llamado boomerang, a pesar de que las chicas tenían miedo, Yessabell las ínsito a ser valientes, solo Cara, Frida y Emma accedieron, los demás esperaron abajo.

Después fueron a un puesto de comida y se sentaron en una mesa, todos apretujados. Mientras Frida, Matthew, Emma y Alan, caminaban a buscar bebidas.

Las chicas comieron pizza y los chicos hamburguesas.

-¿Así que eres la nueva capitana del equipo de vóley bol? –Preguntó Andrew a Yessabell antes de morder su hamburguesa.

-Así es, Dana depósito toda su confianza en mí –Contestó ella quitando un trozo de pepperoni de su pizza.

-Ahora que comiencen las clases, todo será diferente –Intervino Elena mordiendo su pizza de queso.

-¿Por qué? –Preguntó Bruno pasando un bocado.

-Bueno, prácticamente somos los populares de la escuela y nuevos chicos llegan –Aclaró Cara sonriente.

-¿Somos populares? –Preguntó Robert incrédulo.

A lo que todos rieron.

-Como sea, lo importante es que estamos juntos –Dijo Yessabell –Realmente tenemos buenas amistades, eso es lo importante.

-Ok, yo solo quiero saber, si todos van a seguir en los mismos grupos, ya saben, talleres, clubes y eso –Agregó Jack –Solo necesito saber si puedo seguir con Robert, Fanny, Stephen y Yessabell, en la clase de cocina.

-Yo pienso apuntarme a las mismas clases –Aseguró Robert –Obvio en clase de cocina, cuenta con eso hermano.

-Bueno, Mariza y yo también entraremos –Intervino Romina -Seguro que Frida también.

-Solo si no intervine con los entrenamientos de las porristas –Señaló Mariza.

-Eso sería increíble –Agregó Fanny dejando su pizza en el plato –El año pasado no conocíamos a muchos, la mayoría eran de segundo o tercer año, será bueno ver rostros familiares.

-¿Seguirás en el coro Yessabell? –Preguntó Zac terminando su hamburguesa.

-No lo sé –Yessabell terminó su rebana de pizza y tomó una servilleta –Me gusta, no me malentiendan, pero ahora que soy la capitana de vóley bol, supongo que tendré más responsabilidades, como buscar chicas que reemplacen a Dana, Mariana y Carol.

-Aun así, puedes hacerlo –Stephen le sonrió abiertamente –Tu lo puedes todo.

Yessabell estaba a punto de replicar, pero Cara la interrumpió.

-Él tiene razón, además el club no quita mucho tiempo, ya sabes que los ensayos son en clase. Por favor inscríbete, tienes una hermosa voz –Cara le batió las pestañas.

-Yessabell, Cara tiene razón –Apoyó Andrew –Te he escuchado en primera fila varias veces, eres buena.

-Sí, hazlo, si necesitas ayuda con algo, podemos ayudarte –Agregó Mariza suplicante.

-Bien, lo hare –Cedió Yessabell ante las suplicas y sonrisas extensas de sus amigos.

Todos aplaudieron y Matthew, Frida, Emma y Alan, llegaron a tiempo con las bebidas para brindar, aunque solo era jugo, lo hicieron.
Después de eso, se pasearon por algunos puesto de juegos, Stephen ganó un peluche grande de color marrón para Yessabell, todos comenzaron a sospechar que algo pasaba ahí, pero Yessabell lo negó rotundamente, argumentando que aún no estaba preparada y que todos dejaran de hacerse ilusiones.

Media hora después, varios querían ir a juegos diferentes, por lo que acordaron verse después de una hora en la entrada de la feria, para irse juntos. Cara, Zac, Alan, Emma, Bruno y Romina, fueron a la casa embrujada, mientras Elena, Jack, Andrew y Mariza, corrieron a la montaña rusa, nuevamente.

Frida y Matthew fueron a jugar tiro a la canasta, Robert y Fanny corrieron a cualquier lugar, sabiendo que el plan de todos era dejar a Stephen y Yessabell solos. Antes de que Yessabell pudiera seguirlos, desaparecieron entre el mar de gente.

¡Genial!, pensó Yessabell, no odiaba a sus amigos por dejarla sola con Stephen, se odiaba a sí misma por no poder corresponderle como él quería, como ella quería. Si tan solo, su corazón ya no doliera por Logan, podría hacerlo.
Apretó el oso de peluche de casi un metro, contra sus brazos, intentando pensar en que decir.
Stephen rompió el silencio, sabiendo que no podría aguantar más.

-¿Qué quieres hacer? –Preguntó sonriente.

Yessabell volteó a todos lados, a lo lejos vio los caballitos, aunque era un juego para niños, había algunos chicos mayores ahí.

-Vamos ahí –Señaló los caballitos y comenzó a caminar.

-¿Estás segura? –Preguntó Stephen siguiéndole el paso.

-Es divertido –Aseguró Yessabell sobre su hombro, mientras se acercaban al juego.

Stephen pagó por los dos y subieron al juego. Yessabell montó un caballo del lado izquierdo con su peluche a cuestas, y él subió al que se encontraba de su lado derecho.

-Me siento ridículo –Protestó Stephen un poco ruborizado.

-Relajate –Río un poco –Sera divertido Stephen, para nada te ves ridículo –Le aseguró y sonrío en cuanto el juego comenzó.

El juego era lento, pero el viento comenzaba a soplar y el cabello de Yessabell volaba por todos lados, Stephen volteó a verla, tenía una sonrisa enorme como si se tratará de una niña pequeña, conociendo el mundo por primera vez, sus mejillas estaban levemente rozadas y se aferraba a su peluche como si la vida le fuera en ello.

Stephen se relajó y comenzó a disfrutar del juego. Sin darse cuenta comenzó a reír como un tonto, no sabía por qué, pero no se detuvo, Yessabell volteó a verlo y río con él.
Cuando el juego terminó, caminaron hasta un puesto de algodones de azúcar. Stephen compro uno grande, de color rosa, azul y amarillo, pudo comprar otro, pero pensó que era más romántico compartirlo con Yessabell.

-¡Me encantan los algodones! –Exclamó cuando Stephen la dejo tomar un poco.

-A mí también –Stephen le sonrió ampliamente –Tenemos algo en común.

-Cuidado –Advirtió con el dedo índice, después tomo otra porción del algodón –Solo amigos Stephen –Le sonrió y volteó a ver el puesto de palomitas de maíz.

-Ok, ok, solo resaltaba un punto –Río y después vio la mirada de Yessabell y encontró lo que veía -¿Quieres unas?

-Sí –Respondió animadamente.

Se acercaron al puesto y Stephen compró una bolsa de palomitas y se las entregó a Yessabell.

-Gracias –Dijo ella mientras comenzaba a comer las palomitas -¿Quieres? –Preguntó cuando se encontró con la mirada incrédula de Stephen.

-No –Stephen rio un poco retomando el paso por el camino.

-¿Qué te causa gracia? –Preguntó Yessabell robándole un trozo de algodón.

-Tú –Contestó riendo, al ver la expresión de desconcierto de Yessabell agregó –Es solo que tienes un apetito voraz.

Yessabell rio a carcajadas.

-Aaa, es eso –Río con satisfacción –Mi padre solía decir, no te pierdas de los placeres de la vida, no por estereotipos o etiquetas. A decir verdad como de todo, el deporte me ayuda, así que no tengo problemas con mi peso.

-Eso es increíble –Declaró mientras le tomaba algunas palomitas.

-¿Qué quieres hacer ahora? Aún nos queda tiempo antes de encontrarnos con los chicos.

-Bueno, quiero subir a la rueda de la fortuna, pero antes debemos acabarnos esto –Señalo sus palomitas y el algodón a medio comer.

-Ok –Stephen tomó un gran trozo del algodón y lo introdujo en su boca, después tomó otro más pequeño y lo acerco a la boca de Yessabell –Abre la boca –Ordenó.

-Stephen es muy grande –Reprochó Yessabell abriendo la boca, el algodón se deshizo y Stephen le paso otro pedazo -¿En serio? –Preguntó riendo.

Después de terminar el algodón y las palomitas, Stephen tomó la mano de Yessabell y la llevó hasta la rueda de la fortuna, realmente tenía una altura considerable, pero Yessabell no se dejó intimidar mientras subía en la canasta con Stephen. Se sentaron uno frente al otro, Yessabell atrajo al peluche a sus brazos con fuerza.

-¿Tienes miedo? –Preguntó Stephen cuando vio la firmeza del agarre de Yessabell, en el peluche.

-No –Suspiró Yessabell –Digamos que no había considerado la altura –Volteó hacia arriba.

-No te preocupes, no es tan alto y nada te pasara mientras yo esté contigo –Le sonrió y le dio un suave apretón en la rodilla.

Una vez que el juego comenzó, Yessabell respiró profundo y se dio cuenta de la increíble vista desde arriba.

-Es hermoso –Susurró para sí misma, pudiendo ver el pueblo entero de noche y el cielo estrellado.

-Lo es –Secundó Stephen viendo a su alrededor.

Ambos permanecieron en silencio por un minuto, aunque para Yessabell parecieron eternos los segundos.

-Yessabell, de verdad… de verdad quiero saber, si tengo una oportunidad –Suplicó viéndola a los ojos.

-Stephen yo… -Un par de lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas –Tienes que entender, que lo mío con Logan… fue difícil, él rompió mi corazón, le entregue mi amor incondicional y yo no…

Stephen le limpió las lágrimas con los pulgares.

-No sé si pueda volver a querer a alguien… no lo sé en este momento.

-Entiendo tu dolor Yessabell, solo pido que no te cierres ante una oportunidad, solo dale una segunda oportunidad al amor –La miró con desesperación, con verdadera desesperación por tener una oportunidad –Le diste una segunda oportunidad a Frida, las cosas salieron bien, yo también te pido esa oportunidad.

-Stephen… vamos despacio ¿Sí? –Propuso mientras intentaba calmarse –Sé que realmente quieres esa oportunidad, pero te pido que entiendas, que justo ahora, no puedo, tal vez con el tiempo…

-Por supuesto que sí, como dije antes seré paciente –Interrumpió satisfecho -¿Eso es un sí? –Preguntó esperanzado.

Yessabell se limpió las últimas lágrimas y respiró profundo.

-Sí –Asintió con la cabeza –Sí Stephen, te daré una oportunidad, pero ahora solo amigos.

-Eso cambiará pronto –Stephen le sonrió y se acercó a darle un beso en la mejilla.

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