Capítulo 33 Pistas

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-¿Hola? –Preguntó Yessabell en la oscuridad –¿James? –Pronunció el nombre del chico encargado de la biblioteca, quien no respondió.

Colocó la mochila sobre su hombro, en cuanto terminó de guardar sus cosas y comenzó a caminar entre los largos pasillos repletos de libros.

Los fuertes pasos aproximándose la hicieron ponerse alerta, mientras su corazón ya latía precipitado.

-Alejate ya... antes de morir...

Yessabell se detuvo en seco y lentamente comenzó a dar la vuelta, encontrándose con una oscura silueta que le hablaba, a pocos metros de distancia.

-¿Quién eres tú? –Preguntó en un susurro, sintiendo las lágrimas escocer sus ojos.

-Ella está cerca y no se detendrá...

-¿Quién es ella? –Preguntó en voz baja, dando ligeros pasos hacia atrás.

-¡Alejate ya! ¡Antes de morir! ¡Ella está cerca y quiere venganza! –Grito la sombra mientras se acercaba a Yessabell.

-¡Contesta! - Yessabell dio media vuelta y comenzó a correr por los pasillos –Por favor no me hagas daño –Suplicó entre lágrimas, al tiempo que su corazón se aceleraba más.

-¡Ella está cerca y quiere venganza! ¡Ella está buscándola! –La sombra corrió detrás de ella, levantando lo que parecía un cuchillo, alcanzó a tomarla del brazo y le acercó el cuchillo a la garganta.

-¡Suéltame! –Grito Yessabell desesperada –¡Por favor, no! –Grito mientras forcejeaba.

-¡Ella quiere venganza! –La sombra recibió un golpe por parte de Yessabell, cerca de la rodilla, lo que la hizo perder el equilibrio y soltarla.

-¡¿Qué es lo que quieres?! –Preguntó llorando con más fuerza y corriendo entre libros, tirando lo que encontraba a su paso, para obstruir el camino de su atacante.

Yo no quiero nada, es ella! –Grito la sombra poniéndose de pie.

Yessabell siguió corriendo entre los pasillos hasta llegar a las escaleras que daban al segundo piso, en ningún momento vio hacia atrás. Una vez ahí, siguió corriendo mientras seguía tirando cosas a su paso, escuchando los gemidos y gruñidos de la sombra que la perseguía.

Alcanzó las escaleras al primer piso pero no pudo bajar, la sombra la empujó contra la pared, haciéndola confundirse.

-¡Por favor no! –Suplicó llorando sin control –Dime qué quieres ¿Qué buscas de mí? –Recolocándose cerca de la escalera.

-¡Ella quiere venganza, por el daño que le hicieron! -Dijo entre dientes, haciendo a Yessabell notar, que su voz estaba distorsionada.

Yessabell no lo pensó dos veces y terminó de bajar las escaleras hasta llegar a la planta baja.

-¡Ayuda! –Gritaba cada vez que podía, hasta que encontró la puerta de entrada y salió disparada a través de ella.

-¡Yessabell! –La voz de Stephen la llevó a salvo, agarrándose fuertemente a sus brazos y llorando sin control.

-¡Esta ahí! –Grito entre llantos –¡Esta adentro!

-¡Chicos, aquí esta! –Grito Stephen y en cuestión de segundos, Ezra, Andrew y Bruno aparecieron –Dice que hay alguien adentro.

-Quedate con ella –Pidió Ezra viendo a Yessabell hecha un mar de llanto –¡Robert, en la biblioteca! –Grito –Vamos chicos.

Robert llegó corriendo, acompañado de Fanny y dos policías, quienes entraron a la biblioteca, siguiendo los pasos de Ezra y los chicos.

Unos segundos después, llegaron Ana, Philip, Marisol y el detective Monroe.

-¿Qué sucedió? –Preguntó el detective apresurado.

-¡Hay alguien ahí adentro! –Grito Yessabell sin poder controlar el llanto, mientras comenzaba a temblar por el miedo de recordar lo que acababa de suceder –Él... ella... está...

-¡Yessabell! –Lo último que escuchó antes de desmayarse, fue la voz de Stephen llamándola.

-Llévenla a casa –Pidió el detective, en un momento los alcanzo.

Media hora más tarde.

Todos los chicos se habían reunido en la sala de la casa, mientras el detective daba indicaciones a los dos policías, para llevarse el cuchillo que habían encontrado en la biblioteca, con una nota adjunta, esta vez escrita a máquina;

Si hay algo que puede dolerle más a una mujer, que cualquier otra cosa, es la decepción, el rechazo, la traición y la pérdida del hombre al que ha amado con tanto fervor. "Alejate ya, antes de morir, escuchala que ella está cerca y no se detendrá, cuídense porque no habrá piedad para nadie, la rompieron en mil pedazos y ahora es ella quien vendrá a destruirlo todo, sin contemplaciones, no se tocará el corazón y quien se cruce en su camino, lo pagará."

Ezra había permanecido con Yessabell, mientras la veía recostada en su cama, no hicieron nada cuando la vieron desfallecer, prefiriendo dejarla descansar.

-¿Qué paso? –Preguntó en cuanto abrió los ojos.

-Mi Yessabell –Susurró Ezra acercándose a ella.

-¿Dónde está? –Preguntó sobresaltada, levantándose de prisa.

-Amor, tranquila –Pidió Ezra tomándola entre sus brazos –Estas a salvo –Todos estamos bien –Aseguró viéndola a los ojos.

-¿Lo encontraron? –Preguntó desesperada.

-No pienso decirte nada si no te calmas –Aseguro Ezra seriamente –No quiero verte así cariño.

Respiró profundamente y asintió con la cabeza.

-Lo siento –Murmuró más tranquila.

-Bajemos y hablemos con todos, no sé qué sucedió, pero estoy seguro que todos deben saberlo.

-Ok –Yessabell salió de su habitación, seguida de un Ezra muy serio, haciéndola creer que algo no andaba bien.

Llegando a la sala, se encontró con todos sus amigos; un Andrew con la mirada seria, una Ana nerviosa a lado de Philip, quien la sostenía entre sus brazos. Un Robert con la mirada perdida y una Fanny preocupada. Marisol y Bruno llegaron desde la cocina, con café para todos, mientras el Detective Monroe se les unía.

Y al fondo se encontraba Stephen, con la mirada baja, quien al encontrarse con los ojos azules de Yessabell, pareció volver a la vida.

-Yessabell –Fanny corrió a sus brazos y ella la recibió con mucho cariño –¿Estás bien? –Preguntó preocupada.

-Sí Fanny, gracias por preocuparte –Caminó al sofá individual, mientras todos se colocaban en el resto de la sala, atentos a escuchar –Sé que esto se salió de las manos y que ahora se trata de algo serio. –Su mirada se fue hacia el detective.

-Tienes que dar una declaración de los hechos –Afirmó Monroe sacando una pequeña libreta junto con un bolígrafo –Y todos aquí tienen que escucharlo, pues encontramos un arma blanca y otra nota en el lugar de los hechos.

Las expresiones de asombro se hicieron en todos, aunque Ezra y Andrew permanecían serios.

-¿Eso qué significa? –Preguntó Marisol seriamente.

-Que se abre el caso –Contestó el detective –Por lo que... –Guardó sus cosas –Van a tener que acompañarme a la estación. Yessabell tiene que dar su declaración y todos tienen que ver el arma.

-¿Y por qué tenemos que hacer eso? –Preguntó Robert desconcertado.

-Sin preguntas. Vamos –El detective salió de la sala y todos lo siguieron en silencio –Por ahora la biblioteca permanecerá cerrada –Informó mientras salían, encontrándose con dos patrullas –Suban y los llevaremos a la estación.

En cuanto llegaron, fueron guiados hasta una pequeña sala donde se encontraban todos los objetos y notas, que los chicos habían recibido, incluidos el cuchillo y la última nota.

-Mi mochila –Susurró Yessabell en cuanto la vio sobre la mesa.

-No sabíamos si se trataba de una prueba de la persona que está detrás de todo esto.

-Pues es mía, pero... –Se acercó a la mesa y los chicos hicieron lo propio –Encontré esto en mi casillero –Sacó la cajita negra y la abrió –No sé quién la habrá dejado ahí, hay otra nota.

El detective se puso un guante y la tomó.

-¿Un anillo de compromiso? –Preguntó Ana intrigada.

-Entonces... ¿Se trata de una mujer? –Preguntó Bruno.

-Podría ser –Contestó el detective sacando la nota y metiéndola en una pequeña bolsa, ya desdoblada –Se parece a la nota que encontramos con el cuchillo, miren -Levantó la nota que se encontraba dentro de otra bolsa –Pueden leerla.

Marisol tomó la nota y la leyó, después la paso a Philip, hasta que todos la leyeron.

-No entiendo nada -Declaró Ezra terminando de leer la nota.

-Les voy a pedir que salgan un momento chicos –El Detective llamó a dos policías –Tengo que tomar la declaración de Yessabell.

Todos se vieron con extrañeza mientras salían, pues se supondría que todos escucharían lo que su amiga tenía que decir. Fueron guiados a la habitación adjunta, que resultaba tener el famoso espejo doble, donde podían escuchar y ver a Yessabell, aunque ella no los vería ni los escucharía.

-¿No se supone que todos debían saber esto? –Preguntó Yessabell viendo al detective.

-Ya lo harán –Se sentó y señaló la silla frente a la mesa, para que ella también lo hiciera, quedando cara a cara, con la mesa de por medio –Ahora Yessabell, dime ¿Qué fue lo que pasó?

-Estaba en la biblioteca... –Contestó recordando lo sucedido –Recién había terminado mi trabajo y cuando estaba guardando mis cosas, sucedió el apagón –Su respiración comenzó a agitarse.

-Tranquila, estás a salvo.

-No había notado... no había notado que todos se habían ido, así que... llame al chico... que estaba cuidando la biblioteca, pero no respondió...

-¿James? –Preguntó el detective tomando nota, Yessabell asintió –Ok, continua.

-Comencé... comencé a caminar y escuche unos pasos detrás de mí... no quería... no quería mirara... pero necesitaba saber... entonces vi... vi una sombra en la oscuridad, no sé quién era y tampoco pude distinguir su voz... estaba distorsionada o algo así...

Bajó la mirada a la mesa, viendo las notas que les habían dejado.

-Me repitió... me repitió lo que está escrito en las notas... pero se empezó a acercar y yo empecé a correr... por más que le pregunté de quién me hablaba, no me dijo nada.

-¿Puedes describirme cómo era esa sombra? –Preguntó el detective intrigado.

-Estoy muy segura de que era un hombre –Contestó viendo al detective, recordando lo que vio -Su complexión... él era... alto y fuerte, no pude verle la cara... pero estoy segura de que era un hombre y no sé si alguien lo mando a buscarme, seria mucha casualidad que me encontrará a mí, pudiendo encontrarse con otro de los chicos, pero seguramente me estaban siguiendo, porque...

-¿Por qué señorita Lovato? ¿Qué sucede? –Preguntó el detective viéndola levantarse lentamente.

-Con esa estatura y esa complexión...–No quería pensar lo peor –Solo hay tres hombres que sabían dónde estaba...

-¿Quiénes Yessabell? –Preguntó intrigado, levantándose –Tal vez sea una de las muchas pistas que tenemos y que pueden llevarnos con la persona detrás de todo esto.

Yessabell vio al detective, dudosa.

-Tal vez puedan confirmarlo con las cintas de las cámaras de seguridad –Sugirió –No quiero dar nombres sin estar segura.

-¿Quiénes sabían que estabas en la biblioteca?

-Robert, Andrew y...

-¿Quién más? –Preguntó el detective viendo sobre su hombro izquierdo. -¿Quién era el tercero Yessabell?

-Ezra... –Susurró y comenzó a llorar.

Del otro lado del espejo, Andrew, Robert y Ezra, se veían entre sí, con sorpresa y desconfianza.

-¿Cómo sabían Robert y Andrew que estabas en la biblioteca? –Preguntó Monroe –Lo de Ezra lo entiendo, incluso escuche cuando recibió tu llamada, estando aquí, pero tus amigos...

-Fanny me había mandado un mensaje –Interrumpió Yessabell –Me preguntó si podía pasarme un rato a su casa después de clases, para ver una película y relajarnos un rato, y Robert y Andrew estaban ahí, pero yo no podía.

-Además de que el sospechoso te repitiera lo que decían las notas, ¿Dijo otra cosa? –Preguntó el detective volteando completamente hacia el espejo, aunque no podía verlos, sabía que ellos a él, sí.

-Dijo que ella quería venganza, así que podemos estar seguros, de que se trata de dos personas en esto. Aunque no dejó claro a quien buscaba, sé que somos nosotros, o por lo menos alguno de nosotros.

-De acuerdo –El detective levantó la mano e hizo una seña al espejo –Eso es todo Yessabell, puedes ir a casa.

-¿Y mis amigos? -Preguntó conteniendo las lágrimas.

-Tendrán que dar su declaración -Contestó y Yessabell salió rápidamente de la sala.

Se encontró con los dos policías, que se llevaban a los tres.

-Ezra...

-Nos vemos en casa -Ezra fue llevado junto con Robert y Andrew, a un cuarto de interrogación.

-Pediré a una patrulla que los lleve -Dijo el detective pasando por un costado de Yessabell.

-¿Cómo pudiste? –Reclamó Fanny llorando –Nosotros nunca te hemos hecho nada Yessabell, siempre te fuimos sinceros y jamás te desearíamos ningún mal.

-Fanny, yo no...

-Vamos Fanny –Bruno la tomó por los hombros –Nos vemos mañana chicos.

Philip tomó a Ana entre sus brazos y junto con Marisol, se dispusieron a salir de la estación.

Yessabell se quedó en shock, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, contemplando con tristeza, como se acababa de convertir en la mala.

-Vamos Yessabell –Stephen le dio la mano, ella bajó la mirada y con tristeza vio la unión de ambos.

-Gracias.

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