Capítulo 12 París

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-Claro –Contestó sonriente –A usted y al joven Lakes –Señaló detrás de Yessabell.

Se volteó sorprendida, para encontrarse con los hermosos ojos que tanto anhelaba ver.

-Señorita Lovato –Stephen le sonrió y ella no pudo evitar sonreírle devuelta, mientras se sostenía del mostrador.

-Hay una limusina en la entrada esperándolos –Anunció la recepcionista colgando el teléfono –Que pasen bonita tarde –Les sonrió y regresó a su trabajo.

-Pero…

-Vamos –Stephen la tomó de la mano y la llevó hasta la limusina –¿A dónde quieres ir primero? –Preguntó en cuanto salieron del hotel.

-Stephen yo…

-¿Quieres ir de compras? –Preguntó sosteniendo la puerta de atrás, para que Yessabell entrará en la limusina, mientras él chófer los esperaba adentro -¿Tal vez a patinar o a dar una vuelta por los parques? Seguramente conoces el lugar mejor que yo.

-Pero… yo… no…

-Todos quieren ver la torre, tal vez es lo que deberíamos hacer, pero seguramente está lleno de turistas –Continuó hablando mientras la empujaba para entrar, pues la nieve empezaba a caer nuevamente –Tú que ya has estado por aquí deberías elegir el destino.

-Creo que... –Yessabell seguía sin saber qué decir dentro de la limusina, una vez que Stephen se sentó a su lado y cerró la puerta.

Stephen tomó el pequeño teléfono a su costado derecho y le indicó al chófer que los llevará a la plaza más cercana, pues no pretendían desvelarsey la tarde estaba cayendo.

-¿Estás bien? –Le preguntó en cuanto la limusina se puso en marcha.

-Sí, es solo que… –Contestó nerviosa –No sabía que…

-Que me encontrarías aquí –Interrumpió él sonriente –Sinceramente, era lo que yo esperaba.

-¿Qué?

-Cuando me avisaron de esta campaña, crucé los dedos para que te buscarán, de hecho me pidieron sugerencias y no dude en decir tu nombre…

-¿Por qué? –Preguntó intrigada -¿Qué pasa con Isabel? ¿Vino contigo?

-Porque en ese entonces las cosas eran diferentes, a mí me llamaron hace meses para esto –Contestó con seriedad –Lo que pase con Isabel no es de tu incumbencia y no vino conmigo, se quedó con su familia ¿Algo más que quieras saber? –Preguntó volteando a verla.

-Solo era curiosidad, no tienes por qué responderme así, es más, no tienes por qué responderme y no sé qué hago contigo aquí –Contestó molesta de pronto.

-¡Pues si no te parece bajate! –Exclamó viendo por la ventana.

-¿Qué te pasa Stephen? –Preguntó tomándolo de la mano.

Stephen regresó su mirada y Yessabell se sorprendió al notar sus ojos cristalinos.

-No lo sé… –Contestó entrelazando los dedos con los de ella –Las cosas no han salido como lo esperaba y sinceramente ya no sé...

La limusina se detuvo y el chófer se apresuró a abrirles la puerta.
En cuanto bajaron un gran grupo de reporteros se abalanzó sobre ellos, arrojando preguntas a diestra y siniestra.

-¡Yessabell, unos minutos por favor!

-¿Están saliendo?

-Stephen ¿Dónde está tu novia?

-Yessabell ¿Le quitaste el novio a Isabel?

-¿Cuánto tiempo llevan saliendo?

Las preguntas continuaban una tras otra, mientras Stephen caminaba a toda prisa con Yessabell de la mano, hasta que entraron a la plaza y los reporteros se quedaron afuera sin recibir una respuesta.

-Estás helado –Confesó Yessabell en cuanto notó la mano de Stephen sobre la suya.

-Vamos por un café –Sugirió soltándola y tomando el camino a la cafetería.

El lugar era enorme, repleto de tiendas, centros recreativos y una zona exclusiva de alimentos, Stephen entró en un pequeño establecimiento casi vacío, seguido por Yessabell quien intentaba seguir su paso acelerado.

-Buenas tardes –Saludó al chico detrás del mostrador –Un cappuccino caliente y un moka, ambos con leche de almendras por favor.

-Claro, tomen asiento y en un momento le llevan sus bebidas –Informó el chico tecleando la orden.

Stephen alcanzó a Yessabell en una pequeña mesa para dos, que se encontraba cerca de un gran ventanal, con vista al resto de la plaza.

-¿Me vas a decir qué te pasa? –Preguntó ella en cuanto Stephen se acomodó en el asiento frente a ella.

-Disculpa mi comportamiento Yessabell, no quiero ser grosero contigo, lamento si te he lastimado, pero si no mal recuerdo fuiste tú quien me corrió de su casa, sé que no es justificación, pero no entiendo qué te sucede, por qué ahora me buscas, creo que la que debe explicaciones eres tú.

-¿Te estás vengando de mí?¿Por eso tu comportamiento?

-Ya te dije que no -Contestó con seriedad -¿Qué es lo que te pasa a ti?

El mesero llegó con dos tazas de café y sigilosamente las dejó, para después retirarse sin apartar la vista de Yessabell.

-A pesar de todo lo que has pasado, sigues teniendo el mismo efecto en los chicos –Stephen tomó un sorbo de su café, mientras Yessabell bajaba la mirada ruborizada.

Se quitó los guantes y tomó la taza entrelazando los dedos, para entrar en calor.

-Stephen… lo que sucede es que… –Levantó la mirada y respiró profundo –Quiero… quiero una oportunidad contigo… –Bajó la mirada temiendo que las lágrimas salieran –Sé que probablemente es tarde… porque ahora estás saliendo con Isabel…

-Yessabell… -Interrumpió Stephen dispuesto a confesar la verdad.

-Dejame terminar por favor –Pidió ella viéndolo a los ojos –No he dejado de sentir algo por ti, ni siquiera cuando estaba con Derek y con Ezra fue lo mismo –Confesó con tristeza –Por más que he querido rehacer mi vida… no puedo, estás en mi mente todo el tiempo, no he dejado de sentir algo por ti.

-No mientas –Pidió seriamente y después tomó un gran trago de café.

-No te estoy mintiendo –Aseguró Yessabell igual de seria –Te estoy diciendo la verdad Stephen, y eso puedo jurártelo por la memoria de mi padre.

-Sí estás segura, quiero proponerte algo.

-¿Qué cosa? –Preguntó intrigada.

-No podemos estar peleando todo el tiempo y hasta que no hablemos claramente, hagamos las pases por un rato –Sugirió más tranquilo –Estamos en uno de los destinos turísticos más soñados ¡Estamos en París! ¿Te parece si disfrutamos nuestra estadía aquí? Solo nos tenemos tú y yo.

-Está bien Stephen –Accedió sonriendo levemente –Olvidémonos de todo mientras estemos aquí, pero ¿Prometes que hablaremos cuando regresemos a casa? –Preguntó esperanzada.

-Por supuesto Yessabell –Accedió regresándole la sonrisa.

Después del café, Anduvieron por las tiendas comprando recuerdos para sus amigos y de paso, Yessabell buscó posibles regalos para la novia de Saúl.
Más tarde regresaron al hotel y para sorpresa de ambos, se encontraban uno frente al otro en las habitaciones.

-Que descanses –Dijo ella antes de cerrar la puerta de su habitación.

-Tú también princesa –Le dio un beso en la frente y entró a su habitación.

A la mañana siguiente el maquillista y estilista que arreglarían a Yessabell, llegaron puntuales, dejándola más que lista para la sesión de fotos. Su cabello lleno de ondas y un maquillaje natural, hicieron que su belleza resaltara.

Envuelta en una bata, la llevaron a un pequeño foro que se montó, en la última planta del hotel, justo donde Stephen ya la esperaba, acompañado de dos fotógrafos, el representante de la revista quien llevaría a cabo la entrevista, el modista que les entregaría los conjuntos para las fotos y un gran equipo de trabajo que instalaba el fondo blanco y las luces.

-Vengan chicos –El modista tomó a Stephen y Yessabell de la mano y los guió a dos pequeños reservados –Adentro están los conjuntos que van a usar, están enumerados, pónganse el primero y salgan para ver si necesitan ajustes.

Ambos asintieron sin decir una palabra y se cambiaron rápidamente.
Después de usar los cuatro conjuntos cada uno y una hora de entrevista para la revista deportiva, ambos se despidieron de todo el equipo.

-Muchas gracias por la entrevista chicos –Agradeció Max el entrevistador.

-Gracias a ustedes por tomarnos en cuenta –Aseguró Yessabell sonriente.

-Nos vemos de regreso en América y espero que disfruten de sus vacaciones.

-Muchas gracias Max, igualmente –Se despidió Stephen agitando su mano con la de Max.

-Recuerden que los siete días restantes corren por cuenta de la revista –Max tomó sus cosas y las guardo en una mochila que cargó en su hombro izquierdo –Diviértanse.

-Gracias –Dijerón ambos al mismo tiempo y salieron del estudio, llevando entre las manos los conjuntos que usaron para la sesión de fotos, que la revista les regaló.

-¿Te parece si nos cambiamos y vamos a ver la torre? –Preguntó Stephen en cuanto llegaron a sus habitaciones.

-Claro, dame diez minutos y salgo –Pidió Yessabell sonriéndole.

-Te veo en diez entonces.

Ambos entraron a sus habitaciones y Yessabell corrió a revisar su celular, tenía cuatro llamadas perdidas de Saúl, le regresó la llamada y mientras esperaba sacó de su maleta unos jeans, una blusa y dos suéteres.
Se calzó con unos botines cómodos y se puso una gorra tejida en color negro.

-Hola Yessabell –Contestó Saúl –Espero no haberte causado molestias.

-No te preocupes Saúl, no pasó nada, estaba en la sesión de fotos y dejé el celular en la habitación –Explicó ella poniendo el altavoz para poder cambiarse.

-Bueno, te llamé para decirte que Lorena está obsesionada con el verde pastel, así que algo en ese tono estaría bien, no quiero darle flores o dulces, quiero darle algo que le dure un buen tiempo.

-Ya que es diseñadora de interiores, podría ser algún mueble o adorno para su casa –Sugirió Yessabell poniéndose un suéter de punto en color beige.

-Eso suena bien, tal vez uno de esos muebles para las películas, le encanta ver películas o alguno para colocar varias macetas, ama las flores.

-Puedo buscar el mueble por aquí, algo retro o uno de esos diseños únicos y llegando allá buscamos las flores –Explicó Yessabell contenta –Recuerdo que cuando vine de viaje con mis pades, encontramos un lugar donde hacían diseños personalizados, intentaré buscarlo y ver si puede estar listo antes de su cumpleaños.

-Eso estaría increíble, puede llevar un toque personal como su nombre o un relieve de su signo zodiacal, le gusta mucho eso y seguro que a ella le encantará.

Stephen tocó la puerta y Yessabell se apresuró a guardar su llave, cartera y algo de efectivo en un pequeño bolso.

-Tengo que dejarte Saúl, voy a salir con Stephen.

-¿Entonces era verdad? –Preguntó entusiasmado.

-¿Qué cosa? –Preguntó ella reacomodándose el gorro.

-Ayer salió en las noticias que se escaparon juntos de vacaciones y que Stephen había terminado su relación con la diseñadora.

-No puede ser –Susurró -¡Un momento! –Grito a la puerta –No nos escapamos, sabes que viajé por trabajo, solo espero que Isabel no piense mal de esto.

-Bueno Yessabell solo disfruta el momento –Sugirió Saúl tranquilamenteClaro que no te hagas falsas esperanzas y dejen las cosas claras.

-Por su puesto, ya hablamos de eso –Aclaró tranquilamente.

-En ese caso, luego te mando mensaje por si tengo más información, pasa un buen día o tarde o lo que sea.

-Gracias Saúl –Dijo ella riendo –Hasta luego.

Terminó la llamada y corrió a la puerta.

-Lo siento –Se disculpó en cuanto vio a Stephen revisando su celular –Tenía que hacer una llamada.

-No te preocupes –Aseguró sonriéndole -¿Sabías que somos
noticia mundial?

-¿Qué? –Preguntó cerrando la puerta y acercándose a él para ver su celular.

-Todos los medios están diciendo que nos escapamos en unas vacaciones románticas y que estoy engañando a Isabel contigo…

-Stephen, yo no quiero darte problemas…

-Tranquila –Interrumpió sonriendo –Ella sabe a lo que vine.

-Seguro –Aceptó Yessabell riendo levemente con nerviosismo.

-Olvidalo, vamos a ver París –La tomó de la mano y juntos salieron del hotel.

Con una limusina a su completa disposición, se aventuraron por las calles de París.

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