Capítulo 31 Ilusión

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Yessabell no podía entender cómo era posible que aquel chico que la había ayudado a creer nuevamente en el amor, estuviese tras las rejas y que ahora fuese él, el único en darle su apoyo incondicional, definitivamente la había amado tanto como lo había jurado y lo que ella desconocía era que, ese amor seguía latente.

La confesión de Derek seguía inundando los pensamientos de Yessabell, mientras hacia su camino de vuelta a su camioneta, pensaba mucho en su propio problema de salud y en las pocas personas que sabían de el, ni siquiera su madre imaginaba lo que sucedía en la vida de su hija y que al intentar cumplir sus sueños, podría perderla.

-¡Yessabell! –Stephen bajó rápidamente de la camioneta al verla llorando –¿Qué sucede bonita? –Preguntó abrazandola.

-Es terrible Stephen... –Contestó entre sollozos.

-¿Qué es? ¿Derek te hizo algo?¿Te lastimó? –Cuestionó preocupado y tomándola de los hombros para verla mejor?

-No, para nada –Respondió respirando con calma –Derek no está bien... él...

-Calma princesa –Sacó un pañuelo de su chaqueta y le limpió las lágrimas con delicadeza –Respira profundamente, intenta calmarte –Pidió sin alarmarse, al notar su respiración agitada.

-Uno... dos... –Contó despacio intentando regular su respiración.

-Eso es Yessabell –Stephen la guió hasta la camioneta y la subió al asiento del copiloto para después subir al asiento del conductor –Ahora que estás más tranquila, cuéntame lo que sucede.

Inhalo y exhalo profundamente antes de hablar, volteó a verlo con los ojos aún cristalizados por las lágrimas.

-Derek tiene cáncer... –Susurró bajando la mirada y dejando correr algunas lágrimas –Ya tiene suficiente con estar ahí adentro...

-Lo siento mucho Yessabell... –Tomó la mano izquierda de ella entre sus manos y besó sus nudillos –Si hay algo que pueda hacer...

-Nada Stephen... –Volteó a verlo con tristeza –Lo mismo le propuse... pero me dijo que el único tratamiento que podía recibir... Solo le daba un par de años más...

-Supongo que lo está llevando...

-No –Interrumpió molesta –Derek es muy orgulloso y... esta resignado, me dijo que de cualquier forma él... va a morir ahí adentro...

-Bonita, no te enojes... –Pidió conteniendo las lágrimas –Él ya tomó su decisión y tienes que respetarla...

-No puedo Stephen... –Se soltó de su agarre –Yo sé que no importa lo que yo piense, pero en algún momento él fue mi amigo y no quiero que se vaya... no así...

-¿Sus padres lo saben? –Cuestionó con interés.

-Lo saben y muy a su pesar lo han aceptado –Contestó suspirando –Está irreconocible... no queda nada del chico que conocí...

-No quiero verte así ¿Dime qué hacer? –Preguntó desesperado.

-No te preocupes por mi –Se limpió las lágrimas y le regaló una sonrisa triste –Llévame a casa, tengo que recoger mi maleta e ir a ese viaje.

-Pero Yessabell...

-Tengo un sueño que cumplir –Confesó decidida –Se lo prometí.

-De acuerdo.

Stephen llevó a Yessabell a casa por su maleta y ahí se encontró con Ana y Philip, quienes eran los únicos que la acompañarian.

El chófer de Ana los llevaría hasta el aeropuerto, donde Yessabell se encontraría con el resto del equipo, ya que iba tarde después de la visita a Derek.

-Gracias por todo Stephen –Yessabell le sonrió conteniendo las lágrimas, cuando se preparaba para subir a la camioneta donde Ana y Philip ya la esperaban.

-Gracias a ti hermosa, por regalarme de tu tiempo y permitirme pasar estos días a tu lado –La sonrisa que tenía en el rostro, lo decía todo.

-Si... hoy fuese... el último día de tu vida ¿Te irías feliz? –Preguntó de golpe, lo que sorprendió un poco a Stephen, aunque después de pensarlo un poco y por lo sucedido con la visita a Derek, entendía su cuestionamiento.

-Sí –Respondió con seguridad –Me has hecho muy feliz Yessabell –Tomó sus manos y la vio a los ojos –¿Tú qué responderías?

Se acercó a él y lo besó con ternura.

-Si hoy fuese el último día de mi vida, diría que soy muy afortunada de haberlo pasado contigo, tú me enseñaste lo que es el amor y no me arrepiento de nada Stephen –Contestó sonriente.

-No sabes la ilusión que me hace escucharte decir eso –Confesó con alegría –Porque eso significa que cuando regreses...

-Disculpen que los interrumpa –Intervino Ana asomándose por la ventana –Pero vamos tarde y si no nos apresuramos, perderás el vuelo Yessabell –Advirtió viendola como intentando decir algo entre líneas.

-Si —Aceptó ella soltandose de Stephen –Lo siento, Ana tiene razón –Se disculpó abriendo la puerta para subir.

-Te estaré esperando princesa –Aseguró sujentadole la puerta
y esperó a que subiera para cerrarla.

-Cuidate mucho Stephen –Pidió sonriéndole.

-Tú también bonita y más te vale traer ese trofeo a casa –Se alejó de la camioneta en cuanto esta se puso en marcha.

-Hasta pronto Stephen –Se despidió agitando su mano en el aire, a través de la ventana.

-¡Adiós princesa! –Grito él corriendo detrás de la camionetas que se alejaba por la carretera.

Yessabell lo vio por el cristal, contemplando su silueta que se hacía más y más lejana conforme avanzaban. Sin darse cuenta la escena volvía a repetirse, parecía que esa era su forma particular de despedirse.

-Perdón por interrumpir —Murmuró Ana después de un rato —Él...

-Está bien... –Susurró de vuelta –Hiciste bien –Aseguró recargando su cabeza en la ventana.

Veinte minutos después, los chicos llegaron al aeropuerto y Yessabell se reunió con su equipo, todas las chicas iban acompañadas de sus padres y la entrenadora había llevado a su esposo con ella.

-Bien chicas, ya estamos todas –Informó guardando su lista de asistencia –Espero que hayan descansado lo suficiente y si no es así, podrán hacerlo en el avión, el vuelo durará unas 10 horas, suficiente para que recuperen algo de sueño, en cuanto lleguemos, nos llevarán al hotel asignado y mañana podremos tener un último entrenamiento temprano, antes de nuestro primer encuentro, que será por la tarde, después de la inauguración.

Mientras la entrenadora daba las instrucciones, las chicas escuchaban ansiosas, aunque Yessabell seguía perdida en sus pensamientos y todos los problemas con los que se encontraba actualmente.

-¿Alguna duda? –Preguntó la entrenadora y todas negaron con la cabeza –Perfecto, entonces vamos a la sala de abordaje que ya es hora.

Todos aplaudieron entusiasmados y se acercaron a la sala donde los llamaban para abordar el avión.

-¡Que emoción! –Dana se colgó delbrazo de Yessabell, sosteniendo un pequeño bolso en su mano derecha –Que bueno que nos asignaron ir juntas.

-¿Cómo? –Preguntó Yessabell desorientada.

-Tú si que vives en la luna Yessabell –Contestó riendo.

La entrenadora había hecho 6 parejas con su equipo, les pidió que permanecieran así en las habitaciones, ya qué los familiares y amigos estarían registrados a parte, cosa que Yessabell no escuchó por estar pensando en su salud y el gran sueño que estaba por cumplir.

Después de las diez horas de vuelo, donde todas durmieron todo el camino, llegaron al hotel que las hospedará, se registraron y fueron a sus habitaciones a desempacar y prepararse para el gran día.

La duda comenzó a rondar a Yessabell, pues se preguntaba si era necesario poner su vida en riesgo por una ilusión, por cumplir ese sueño que tanto añoraba, pero por más vueltas que le daba, la respuesta seguía siendo la misma.

Cumple tus sueños bonita...

Las palabras de Derek eran la respuesta a sus preguntas.

-¡Pero que actitud la tuya Lovato! –Exclamó Dana desde su cama, al escuchar la música de Imagine Dragons proveniente del reproductor de música de su acompañante.

-¡I'm so sorry! –Cantaba a todo pulmón amarrandose las cintas de los tenis.

-¿De dónde te apagas? –Preguntó cubriendose con las sábanas hasta la cabeza.

-Ya levántate floja –Pidió a carcajadas –La entrenadora nos quiere ver en el parque que está abajo, dice que tenemos tiempo de un último entrenamiento –Informó apagando la música.

-Sí no queda de otra... –Se levantó con pesadez y se apresuró a arreglarse.

Después de dos horas de partido, las chicas fueron abañarse y a prepararse para la ceremonia inaugural de los juegos.

Todo estaba bien planeado, se encendió la antorcha de los juegos Olímpicos y sólo entonces las chicas alcanzaron a ver, lo lejos que habían llegado, lo duro que habían trabajado para estar ahí y lo real que era, poder alcanzar sus sueños.

Los encuentros en las diferentes disciplinas comenzaron, los equipos de vóleibol se agruparon en cuatro subgrupos, que debían reducirse a dos equipos y después a uno, quien sería el que pasará a la siguiente ronda.

El equipo de Yessabell se enfrentó el primer día a Cuba, llevándose la victoria, para después enfrentarse al equipo ganador del otro encuentro en el segundo día, que era Honduras, donde también se llevó la victoria.

Ana y Philip se mantenían haciendo porras a lado de los familiares de las otras chicas, mientras los demás amigos de Yessabell, sus padres, conocidos y todo el que sabía de ella, la apoyaban desde sus casas.

Yessabell no había estado jugando mucho, ya que prefería darle espacio a sus compañeras, aunque en realidad estaba guardando energías para los encuentros más importantes, el de la semifinal y las finales, donde estaba segura que llegaría con su equipo.

-Chicas, lo están haciendo de maravilla –Reconoció la entrenadora cuando caminaban de regreso a su hotel, después de haber vencido a Costa Rica, en su último encuentro –Sé que Yessabell depósito su confianza en todas y que por eso no ha tenido muchos minutos en los encuentros, pero mañana tenemos el encuentro que nos llevará a la semifinal y si lo ganamos, te necesito ahí Yessabell –Pidió viéndola esperanzada.

-Por supuesto que sí entrenadora Coleman –Aseguró Yessabell decidida –Las chicas ya hicieron mucho para llegar hasta aquí y si pasamos a las semifinales, ahí me tendrá, para ir a la final –Explicó sonriente –¡Vamos por el oro chicas!

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