Capítulo 11 Regresión

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El jueves en la tarde, Yessabell y Derek, regresaron a casa, junto con Andrea y Carrick, después de un largo día de compras y recorrer algunos lugares turísticos de Londres. Todos subieron a sus habitaciones para guardar sus compras. Yessabell se encontró con una sorpresa desagradable al entrar en su habitación.

-¿Qué haces aquí? –Preguntó Yessabell, mientras llevaba sus bolsas a la cama.

-Esperándote, solo quería hablar un poco –Contestó Murray despreocupado.

-Pudiste haber esperado afuera –Dijo Yessabell sin verlo, concentrada en sacar la maleta del armario, para guardar sus cosas. Aunque realmente no había sacado mucho, pero ahora tenía que hacer espacio para los regalos de sus amigos -¿Qué no te dijo tu mamá, que es de mala educación, entrar en el cuarto de las señoritas?

-Sí, pero… como sea, solo quería saber, si te gustaría ver una película conmigo, en la sala de cine –Dijo él, no pregunto, solo lo dijo como una afirmación.

-Eres muy considerado, pero tengo que arreglar mis cosas, nos vamos mañana en la mañana y quiero estar preparada a tiempo –Dijo Yessabell aun sin mirarlo y sacando las cosas de las bolsas.

-Solo serán un par de horas –Insistió Murray –Puedo decirle a mis hermanos que vayan también –Murray se acercó a Yessabell y se sentó en su cama –Anda, será divertido.

-Gracias Murray, pero no. Apenas tengo tiempo de guardar esto y bajar a cenar, después quiero descansar y así poder levantarme temprano para irnos –Yessabell terminó de sacar las cosas y guardarlas en la maleta –Ahora, ¿Puedes quitarte de la cama e irte, por favor? –Yessabell volteó a verlo seriamente y después regreso a su maleta.

-Ok, no te enojes –Murray se levantó y se acercó a Yessabell -¿Quieres que te ayude a cerrarla? –Preguntó al ver que Yessabell no podía cerrar su maleta.

-No está bien, de todas formas tengo que guardar unas cosas más. Mañana le diré a Ezra que me ayude a cerrarla o a Derek –Dijo Yessabell, llevando la maleta cerca del armario.

-¿Ezra? ¿No crees que te llevas muy bien con ese guardaespaldas tuyo? –Preguntó Murray con aire de presunción –Quiero decir, ellos están para cuidarte, no para hacer amistad contigo.

Yessabell se levantó y dio vuelta. Murray estaba muy cerca de ella, bastante cerca.

-Eso no es de tu incumbencia –Yessabell dio un paso atrás y después a la izquierda, pero Murray se puso en su camino, impidiéndole el paso -¿Me das permiso?

-No –Contestó Murray, con aire malicioso –Creo que pasa algo entre tú y ese Ezra. Y además, pasa algo entre tú y mi hermano, el otro día lo vi saliendo de aquí, muy tarde de hecho –Murray se acercó a Yessabell y la empujo contra la pared, dejando sus brazos a los costados de ella.

-Dejame pasar por favor –Insistió Yessabell, intentando no sonar asustada.

-No hasta que me digas que está pasando –Dijo Murray mientras acercaba su rostro al de Yessabell, quedando a solo escasos centímetros de ella –No me digas, eres una chica fácil, ¿No es así?

-Dejame en paz, o le diré a Derek de esto –Advirtió Yessabell mientras lo empujaba, intentando apartarse de él –Quitate de una vez.

-No Yessabell, no creas que te iras sin antes darme unos minutos de tu tiempo –Murray intentó acercarse, pero Yessabell lo empujo más fuerte –No puedes contra mí. No importa cuanto lo intentes, lo único que te ha dado el vóley bol, son esas hermosas piernas que tanto me encantan.

-¡Quitate de encima Murray! –Exclamó Yessabell empujandolo con todas sus fuerzas -¡Apartate de mí o empiezo a gritar!

-Querida todos están abajo, para cuando lleguen, ya habré cerrado con llave –Murray se acercó más y Yessabell empujo más –Lucha lo que quieras Yessabell, eso solo lo hace más excitante –Murray se acercó e intentó besarla, pero Yessabell se retorció a un lado y a otro, impidiendo que este, la tocara –No te hagas la difícil.

-¡Suéltala! –Exclamó Derek entrando en la habitación a toda prisa -¡Apartate de ella! –Empujó a Murray y jalo a Yessabell a sus brazos.

-Hermanito, pensé que no te importaría compartir, por lo visto me equivoque –Dijo Murray alejándose de ellos

-Ella no es como tus prostitutas. Yessabell es una chica decente y más te vale, no volver a tocarla –Advirtió Derek con un aire autoritario, señalando a Murray con el dedo índice –No vuelvas a acercarte a ella ¿Me oíste?

-Calmate Derek. No seas dramático –Dijo Murray mientras los rodeaba y se acercaba a la puerta –Yessabell podrá ser la chica más hermosa que haya visto, pero así como me rechazo, terminará dejándote, por alguien mucho mejor –Dijo en la puerta.

-¡Largate Murray! –Exigió Derek, Murray se rió y salió de la habitación. Derek abrazo más fuerte a Yessabell, herido por las palabras de su hermano -¿Estás bien? –Preguntó Derek alejándola un poco, para verla mejor.

-Sí –Yessabell asintió con la cabeza –Estoy bien, llegaste a tiempo –Yessabell le sonrío –Es la segunda vez que me salvas. Mi héroe –Se acercó y le dio un beso.

-No importa si es de día o de noche. Este héroe estará para ti, cuando lo necesites –Derek le sonrío y volvió a abrazarla, disfrutando del momento y el dulce aroma de su cabello. Intentando memorizar el delicioso aroma a manzana, que desprendía el cabello y el perfume de Yessabell.

Cuando terminó la cena, los padres de Derek, le dijeron a Yessabell que habían estado contentos de conocerla y encantados con ella, lo mismo que Andrea, quien dijo que Yessabell, sería la cuñada perfecta, a lo que Carrick, estuvo de acuerdo. Todos fueron a dormir, tenían que descansar para el largo viaje que les esperaba.

Cuando abrió los ojos, estaba en un lugar oscuro, las muñecas y los tobillos le ardían y hacía frío. A lo lejos se escuchaba un sollozo, pero no podía distinguir nada entre las sombras.
Las lágrimas cayeron por sus mejillas.
Una voz familiar hablo.

-No llores mi niña

-No tengas miedo corazón. No te hare daño.

-¿Qué… estamos haciendo… aquí, Sr. Strong? –Yessabell estaba desorientada.

-Calla a esa perra. Ya sabes como. –El Sr. Strong estaba furioso y con una mirada de locura.

-Lo siento… Yessabell. Esto… es… mi culpa… yo te traje aquí. –La imagen de Frida, frente a ella era borrosa, apenas visible.

-Luces tentadora y atractiva. No sabes cuantas veces, me imagine, quitándote la ropa –El hombre estaba sobre Yessabell, intentando tenerla.

No sabes cuánto daría por estar contigo, en lugar de mi padre –La imagen de Mike, apareció frente a ella.

-Lo siento Yessabell, no quería hacer esto así –Yessabell comenzó a gritar para que la soltara.

-No escaparas tan fácil Yessabell –Yessabell estaba gritando y luchando por su vida. Cerró los ojos, muy fuerte, esperando que la tortura terminara.

Abrió los ojos de golpe y se encontró en su habitación, en la casa de Derek, sin embargo nada iba bien. Sus muñecas estaban sobre su cabeza, sujetas por las manos de alguien.

Murray estaba sobre ella, el edredón y las sabanas, estaban regadas por el suelo. Murray la estaba besando en el cuello, sujetando con fuerza las manos de Yessabell, sin embargo, todo lo que ella podía ver, era al Sr. Strong, intentando abusar de ella.

-¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡Suéltame!

Grito muy fuerte, desesperada, porque estuviera libre, sintiendo el dolor y la impotencia recorrer su cuerpo.

-¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡Suéltame!
¡No! ¡No!

-¡Callate! –Exclamó Murray, besándola en la boca, para que se callara.

-¡Auxilio! ¡Ayuda! ¡Auxilio! ¡Ayuda! ¡Auxilio! ¡Ayuda! -Yessabell no dejó de gritar, mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas.

La puerta de la habitación se abrió de golpe. Ezra, Malcom, Henry, Carrick, Andrea, Caroline, Lucían y Derek, entraron corriendo.

-¡Auxilio! ¡Ayuda! –Yessabell siguió gritando.

-¡Suéltala Murray! –Exigió Lucían muy molesto, mientras él y Derek, junto con Carrick, se acercaban a él y lo retiraban de Yessabell.

Caroline se acercó a Yessabell, junto con Andrea, pero ella se adelantó y corrió a una esquina de la habitación.

-¡No! ¡No! –Grito Yessabell, cuando intentaron tocarla.

Lucían, Carrick y Murray, salieron de la habitación.

-Tranquila Yessabell, somos nosotras –Dijo Andrea tranquilamente, intentando calmar a Yessabell.

-¡No! –Gritó Yessabell cuando Caroline, intento tocarla.

No importa cuánto intentaran calmarla. Yessabell solo veía el rostro malvado del Sr. Strong, gracias a Murray, todo estaba regresando.

-Deberían dejarla que se tranquilice. Salgan por favor –Pidió Malcom recordando lo que Johann les dijo, de mantener la distancia de Yessabell, en algún ataque de pánico o ansiedad.

-No puedo dejarla sola –Dijo Derek mientras se acercaba a ella.

-¡Suéltame! –Gritó Yessabell cuando Derek la toco -¡Suéltame!

-Salgan por favor –Pidió Ezra –Yo me haré cargo, Johann me explico que hacer.

Caroline y Andrea, voltearon a ver a Yessabell en el rincón de la habitación, aun llorando y decidieron dejarla sola, ambas salieron de la habitación y se quedaron en el pasillo.

-Tú también debería salir –Dijo Malcom a Derek, mientras él y Henry, salían de la habitación.

-Pero…

-Por favor chico, yo la calmare –Insistió Ezra –Mientras se acercaba a Yessabell.

-Bien, por favor, intenta que no se moleste con nadie, excepto Murray –Dijo Derek y salió de la habitación, cerrando la puerta tras él.

En cuanto se cerró la puerta, Ezra comenzó a cantar.

-Hey Jude, don´t make it bad. Take a sad song and make it better –Poco a poco, se fue acercando a Yessabell, quien se estaba calmando –Remember to little in to you heart…

Yessabell se limpió las lágrimas y respiro profundo varias veces.
Poco a poco se puso de pie y con la vista más clara, reconoció a Ezra, de pie frente a ella, cantando Hey Jude, una canción que Johann había usado para calmarla cuando tenía ataques de pánico o ansiedad, pues siempre fue reconfortante para ella, en una hermosa voz masculina.

-Hey Jude, don´t let me dow…

Yessabell caminó el espacio que los separaba y se arrojó a sus brazos, sintiéndose más tranquila y a salvo.
Ezra dejo de cantar.

-No te vayas por favor –Suplicó Yessabell, temiendo que su único soporte se desvaneciera, en cuanto saliera de la habitación –Quedate conmigo –Susurró.

-No me iré Yessabell –Aseguró Ezra, sosteniéndola entre sus brazos.

Ezra se quedó a dormir en la habitación de Yessabell, en una pequeña colchoneta a lado de su cama. En cuanto Yessabell se durmió, Ezra les explicó a todos, que ella estaba bien, que había tenido un ataque de pánico y que necesitaba estar sola, pero que él debía quedarse, ninguno se opuso ya que era el guardaespaldas y la protegería si Murray regresaba.

A la mañana siguiente, todos se levantaron temprano, para despedirse de Derek y Yessabell, con quien se habían disculpado cientos de veces y quien les había perdonado todo, más porque se sentía como estúpida, después de la escena que armo en mitad de la noche.
Lucían los llevo al aeropuerto donde el jet privado de Joey, aguardaba por ellos. Yessabell se quedó pegada a Ezra en todo momento, mientras Derek subía las maletas y todos se acomodaban en los asientos del jet.

Las vacaciones no habían ido muy bien, desde que el asesino apareció la vida de Yessabell iba de mal en peor, la navidad con Johann y después su ataque en la casa de los Sanders (algo que ellos nunca olvidarían) las cosas no podían ir peor, o por lo menos eso era lo que Yessabell pensaba.

Cuando llegaron a casa, Yessabell apenas había cruzado algunas palabras con Derek, quien ahora viajaba a su lado, en el asiento trasero, junto con Ezra. Malcom y Henry bajaron para sacar las maletas. Derek bajó y se quedó junto a la puerta de la camioneta, para que Yessabell bajara, cuando finalmente lo hizo, no podía creer lo que sus ojos veían, cosa que los demás no habían notado.

Poco a poco se acercó a las escaleras de la casa, la puerta estaba abierta y podía escucharse el murmullo de las personas hablando acompañado de sollozos ligeros. Yessabell subió las escaleras, con el corazón latiendo a mil por hora, su respiración se quedó atorada, cuando encontró a un grupo de personas en la sala, todas vestidas de negro, frente a un ataúd.

Yessabell parpadeo varias veces, intentando asimilar la situación, no sabía que estaba pasando y no sabía dónde estaban sus amigos. Busco entre las personas desde la entrada de la sala, en un rincón localizo a Nicolás y Renata, ambos de negro, llorando sin apartar la vista del ataúd. Busco a Philip, Ana, Sonia y Marisol, pero no los veía, hasta que un pequeño grupo de chicos se movió y alcanzo a distinguir a Ana, en los brazos de Philip, ahora solo tenía que encontrar a Sonia y Marisol y estaría más tranquila, comenzó a entrar a la sala.
Ana levanto la vista y Yessabell encontró su mirada. Las lágrimas de Ana comenzaron a fluir aún más y Yessabell no se pudo contener, corrió hasta el ataúd y soltó un grito desesperado.

-¡No! ¡No! ¡No! –Las lágrimas de Yessabell inundaron sus ojos y cayeron por sus mejillas, de manera incontrolable.

Se recostó en el ataúd, llorando de manera irrefrenable, sin apartar sus manos de los costados del ataúd.

-Yessabell... –Ana apareció a su lado y la abrazo fuerte –Se ha ido Yessabell.

-No, no, no, no… -Yessabell se negaba a creer lo que estaba sucediendo.

-Yessabell, está mejor ahora –Philip se acercó a ella y se paró a su lado derecho.

Yessabell volteó a ver el ataúd. Ahí estaba, su piel bronceada, su cabello castaño. Jamás volvería a ver sus hermosos ojos grises, nunca más la escucharía tocar el violín o hablar de chicos, no más charlas de chicas, no más risas de niña cursi.

No más Sonia.

-Yessabell, tranquila –Ezra se acercó a ella, Malcom, Henry y Derek, detrás de él -¿Quieres ir a descansar?

-Sí Yessabell, subamos un momento –Pidió Ana mientras la llevaba fuera de la sala –En un momento regresamos.

Yessabell asintió y se dejó llevar por Ana hasta su habitación, con los guardaespaldas y Derek, detrás de ella.
Ana y Yessabell estaban solas en su habitación, los guardaespaldas estaban afuera, con Derek, quien insistió en entrar, pero Yessabell le pidió que esperara afuera.

-¿Qué paso? –Preguntó Yessabell después de tres minutos de llanto.

-Ella y Marisol estaban saliendo del trabajo, ayer por la noche. Normalmente todos se reunían en la salida y un chico los llevaba a casa, pero Sonia no estaba, intentaron llamarla pero no contesto y por más que la esperaron nunca apareció –Ana comenzó a llorar nuevamente –El dueño del lugar llamó a la policía y luego Marisol llamó a su papá y le pidió que moviera sus influencias para buscarla rápidamente.

Ana se limpió las lágrimas y tomó aire.

-La encontraron dos horas después… en un… basurero… a cuatro cuadras del lugar… fue el asesino… tenía las mismas marcas… que las otras chicas –Ana respiraba entrecortadamente, mientras terminaba de hablar –Sus padres... sus padres están destrozados. Y por fin había encontrado el amor.

-Dios mío, no puede ser –Susurró Yessabell intentando reprimir sus lágrimas –Ella no merecía esto. Nadie lo merece.

Sonia era la hija menor de la familia, tenía dos hermanos mayores, ambos terminaron la universidad el año pasado y ella siempre fue la consentida. Su padre era abogado y su mamá trabajaba en relaciones públicas con Johann, era una de las gerentes de las varias sucursales.

Sonia era una chica dulce, atrevida, coqueta y encantadora. Nunca se metió en problemas, si tomaba lo hacía con responsabilidad, no fumaba y no consumía drogas. Siempre estuvo en busca de una
historia de amor, como la de Yessabell con Stephen y no la había encontrado hasta ahora, pero jamás la disfrutaría.

Los padres de Sonia decidieron cremar el cuerpo, no querían recordarla como la encontraron, sino como ella era. Después de pasar un rato en la sala, el equipo funerario se hizo cargo y la llevaron al crematorio. Todo mundo dejo la casa, a excepción de los que vivían ahí, incluidos la tía Melinda, que había regresado de su viaje.

La misa se llevaría a cabo el domingo por la tarde, todos los amigos y compañeros estaban invitados.
Yessabell y Ana, estaban en la habitación de Yessabell, terminando de arreglarse para la misa.

-Ni siquiera sé si quiero hablar, los padres de Sonia insistieron y no pude decirles que no, pero tal vez termine llorando –Dijo Yessabell mientras se ponía su saco negro.

Estaba usando su blusa rosa pálido, siempre le había gustado a Sonia, unos jeans negros, sus botas rojas y su cabello estaba suelto.

-Lo sé, a mí también me lo pidieron, pero estaba tan destrozada que no pude contestarles –Ana opto por un vestido negro hasta las rodillas y un saco blanco –Pero no hablare, no podría –Se colocó unas gafas oscuras y estaba lista.

-Marisol hablara, aunque tampoco creo que pueda –Yessabell se puso sus gafas negras y volteó a ver a Ana –Vamos.

Salieron de la casa con los demás chicos.
Yessabell se fue en su camioneta con sus guardaespaldas. Ana llevó a Nicolás y Renata, en su pequeño Mercedes negro. Philip y Marisol, fueron con sus respectivas familias. Derek le dijo a Yessabell que la vería allá, pero ella no estaba segura de querer verlo.

Cuando llegaron, los padres de Sonia les pidieron que se sentarán enfrente con ellos. Yessabell se agarró a Ezra y no lo soltó, mientras Malcom y Henry permanecieron a unos asientos atrás.

-Y ahora, unas palabras de sus amigos más cercanos –Dijo el padre frente a las cenizas de Sonia –Marisol, Philip, Ana y Yessabell.

-Sonia fue mi mejor amiga, desde que éramos niñas –Comenzó Marisol –Jamás conocí a una persona como ella, siempre me hacía sentir bien, cuando tenía problemas ella me apoyaba... El ángel de mi vida... –Marisol comenzó a derramar algunas lágrimas –Ella era mi roca... mi hermana.... Jamás la olvidare –Marisol no pudo hablar más y regreso a su lugar.

-Sonia fue de las primeras chicas que conocí en el bachillerato. Siempre tan alegre y risueña –Philip tomó aire para no llorar –Me llevó a conocer los mejores lugares en Monterrey y Canadá. Siempre ocupara un lugar en mí corazón.

-Me temo que lo único que puedo decir de Sonia… es que ella era autentica. Fuerte y valiente –Ana suspiró –La llevaremos en nuestros corazones –Ana se limpió las lágrimas y regresó a su lugar.

-Un año y medio no basta para conocer a una persona –Dijo Yessabell frente a las cenizas de Sonia –Pero debo admitir… que solo hay pocas personas en este mundo, que se atreven a vivir la vida al máximo… como lo hacía Sonia –Yessabell se quitó las gafas –Cuando pase por días difíciles, Sonia siempre me apoyo, me hacía reír, con tal de no verme triste. Ella decía “Cuando las cosas van mal, cuenta tus alegrías” Ella estaría feliz por verlos a todos aquí, tengo u a lista interminable de todo lo bueno que dejó en mi vida... –Yessabell tomo aire, para no llorar –Vivirá por siempre, en nuestra memoria –Yessabell se colocó las gafas y regreso a su lugar.

Después de que terminara la misa. Todos regresaron a sus casas. Yessabell no había hablado con Derek en toda la ceremonia ni después de esta, pero él fue a buscarla a su casa, justo cuando todos llegaban.

-Yessabell ¿Podemos hablar un momento? –Preguntó Derek mientras Nicolás y Renata entraban a la casa.

-Claro –Yessabell se quedó al pie de las escaleras, sus guardaespaldas en la acera y Ana y Philip entraron a la casa.

-Date prisa Yessabell, tenemos que hablar de algo –Dijo Philip antes de cerrar la puerta.

-Claro –Yessabell asintió y Philip cerró la puerta. Yessabell volteó a ver a Derek –Te escucho.

-Solo quiero saber qué es lo que pasa. ¿Por qué de repente estas tan distante? ¿Es por lo que paso en Londres? –Preguntó Derek, con frustración y tristeza en la mirada –Solo dímelo, me estoy… muriendo de la desesperación.

-No es solo eso Derek –Yessabell quería evitar verlo a los ojos, pero sabía que la decisión que estaba por tomar, no debía ser así, respiró profundo y lo vio a los ojos –Es todo. Todo en mi vida se está poniendo difícil y realmente no quiero hacerle daño a nadie –Se resistió a llorar y terminó –Debemos darnos un tiempo.

-¿Qué? ¿A qué te refieres con eso? –Preguntó Derek, un poco molesto –Estás diciendo que debemos dejar de vernos ¿Es eso?

-Sí, solo por un tiempo, necesito estar sola y…

-¡No! –Derek se dio la vuelta y se pasó las manos por el cabello, pateó, una piedra que estaba en el camino y regresó su vista a Yessabell –No me puedes hacer esto. No después de todo lo que pasamos. ¡No!

-Derek, no te estoy pidiendo que regreses a Londres. Te estoy pidiendo un poco de espacio, entiéndeme –Suplicó Yessabell –Han pasado muchas cosas, en mi vida y alrededor, necesito estar sola, asimilar todo esto, solo eso te pido.

-Yo puedo ayudarte –Ofreció Derek con esperanza.

-El problema es que no quiero la ayuda de nadie. De nadie –Dijo Yessabell rotundamente –Quiero estar sola un tiempo, solo eso. Dame tiempo.

-Te he dado todo el tiempo… -Derek se detuvo antes de comenzar una discusión, se dio la vuelta, dio unos pasos lejos y respiro profundo. Volteó a ver a Yessabell, más tranquilo –Sí lo que quieres es tiempo y espacio… te los daré. Dos semanas, solo eso. –No espero por una respuesta y se fue.

Yessabell respiró profundo, no se había dado cuenta que estaba conteniendo la respiración ante la reacción de Derek, afortunadamente estaba bien.

O eso era lo que ella creía.

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