Capítulo 2

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"Entre más leal y sincera es la amistad, más problemas y pruebas se presentan en el camino".

Las clases habían iniciado hace dos días atrás. Elliot caminaba al lado de Idunn, con ambas mochilas en sus hombros.

   —¿Crees que Nina se moleste si te ve con mi mochila al hombro?

   —No estoy seguro, aún no somos nada.

   —Pero lo serán —afirmó la castaña—. Mira, hablando del rey de Roma.

Una chica rubia con coleta y una sonrisa de comercial se acercaba a paso lento hacia el par de amigos. Era Nina.

   —Hola —dijo casi con la misma alegría que caracterizaba a la otra.

   —Nina —habló el de cabello poco rizado, mientras se acercaba a saludarla.

   —Hola, bueno yo los dejo, gracias Elliot. Nos vemos más tarde —dijo tomando la mochila del hombro de su amigo—, un gusto verte Nina.

   —El gusto también es mío —sonrió la rubia.

Mientras Idunn se alejaba en dirección a su salón, buscando un poco de privacidad y talvez a alguna de las amigas que había tenido tiempo atrás, para contarle su gran hazaña y que Elliot estaba cumpliendo con su tercer día de paga.

   —¿Trayendo la mochila de Idunn? —interrogó la rubia con una ceja alzada.

   —¡Ah! Sí, eso... perdí con un reto que le impuse, si ella perdía tendría que hacer lo mismo por mí.

   —¿Y lo hubieras permitido?

   —No, pero hubiera pedido otras cosas —dijo pensativo el chico.

   —Son muy buenos amigos, ¿no?

   —Claro —una sonrisa se asomó por el rostro del chico—, desde muy pequeños. Nos consideramos más hermanos que amigos, incluso que mejores amigos.

   —¿Y qué se siente? —preguntó la rubia.

   —¿Qué cosa?

   —Ya sabes, cuidar a alguien y tratar bonito a alguien que no es —suspendió la oración buscando las palabras adecuadas— tu familia y eso.

   —No lo sé, creo que he visto a Idunn como mi mejor amiga-hermana todo este tiempo que no he pensado en ello.

   —Mmm...

El chico sospechó sobre qué rumbo iba la conversación, Nina estaba celosa de Idunn, en varias ocasiones él se encontraba con la castaña cuando la ojiazul le buscaba o se aproximaba, de manera que podría causarle alguna molestia, una que era ilógica.

Caminaron hacia los salones, él con la esperanza de alivianar la sensación que ella tenía a causa de su amiga y ella tratando de borrar todo pensamiento negativo de su cabeza, recordando que aún no eran pareja. Elliot nunca había trabajado tanto por estar al lado de una chica, era su último año y tenía miedo de lo que pudiera ocurrir al finalizar la etapa estudiantil y quedarse solo.

Así que ahora, debía mantenerse atento y con mucha seguridad de lo que quería intentar con la rubia.

●●●

Los pasillos se encontraban atiborrados de estudiantes, algunos mostraban aún la felicidad por ser el último año, otros ya se veían hastiados y algunos desorientados al ser su primera semana en la escuela.

Los estudiantes comenzaron a orillarse, algunos torpes todavía no sabían que debían hacerlo y se convertían en el blanco de aquellas personas que caminaban con aires de superioridad entre el resto de los presentes.

Idunn observaba desde la pequeña fuente, no se inmutaba ante el bullicio que causaban los insultos y miradas de desprecio hacia los demás. Había decidido que, durante su último año, no se iba a entrometer en lo que pudiese ocurrir en su escuela.

Quería y seguiría siendo la misma persona de siempre, alegre, risueña, payasa e inoportuna, pero prudente en cuanto a lo que pudiera llenar su pacífica vida de alborotos innecesarios.

   —Vaya, vaya, miren lo que tenemos aquí —dijo una chica de pelo azabache que caminaba entre los "superiores", como se hacían llamar.

   —¿Qué quieres, Irina? —preguntó la castaña sin despegar la mirada del envoltorio que traía en las manos.

   —¿Te has dado cuenta cómo vistes?

   —Creo que —hizo una pausa— si no lo hiciera, probablemente no traería alguna prenda conmigo.

   —Eres un asco, mira tu ropa.

   —Ya la vi, justo cuando la escogí para colocármela.

   —¿No te avergüenza? —le cuestionó la otra.

   —¿Discutir con alguien con menor coeficiente que el mío? —fingió pensarlo—. No, creo que no. Si me disculpas, tengo clases —dijo dándole la espalda y caminando en dirección contraria a donde ellos estaban.

   —Creo que queda claro que sigues siendo la misma mojigata, rara y mosquita muerta que se deja de todos.

   —No me interesa en lo absoluto lo que puedas decir de mí, Irina —dijo parándose en seco sin voltear—. Discute con alguien a quien sí le afecten tus idioteces.

Idunn se marchó sin prestar atención a los murmullos que hacían los curiosos que observaban la escena.

Irina había sido su compañera desde hace cuatro años atrás, había buscado la manera de hacerle la vida imposible, con ofensas y palabras denigrantes. Pero la joven de mirada ámbar nunca había prestado atención, su autoestima y el grado de indiferencia hacia ella, poseían casi el mismo nivel, para Idunn la pelinegra resultaba como un piquete de mosquito, dejaba de fastidiarle cuando ignoraba la molestia.


Llegó a su salón de clases, aún faltaban diez minutos para que iniciaran, por lo que no estaba repleto de personas y tuvo la oportunidad de elegir un asiento del medio. Se dejó llevar por sus pensamientos, pensaba en qué le pediría a Elliot hoy como pago, fuera de cargar su mochila, pues lo perdonaba porque sabía que Nina sería de gran ayuda en algún momento en la vida de su amigo.

Aquellos planes se vieron interrumpidos cuando una sombra se posó sobre ella.

   —Hola Idunn, bonita —dijo una chica de ojos rasgados y piel blanca.

   —Young-mi, hola. Cuánto tiempo ha pasado —dijo sin ánimo de seguir la conversación.

   —Creo que más de dos meses, mi querida diosa nórdica.

   —¿Qué tal has estado?

   —Yo bien ¿y tú? ¿por qué terminaste la escuela en casa? —preguntó la chica de origen asiático.

   —Varios factores de los que prefiero no hablar.

   —Huh, entiendo. ¿Estás feliz? Extrañaba tanto verte por acá —bajó la mirada—, le preguntaba constantemente a Elliot por ti.

   —Oh, sí me contaba —dijo nerviosa.

   —Y bien... ¿estás feliz?

   —Claro, último año —sonrió nostálgica.

   —¿Pasa algo?

   —No, nada —hizo una pausa—. Sólo los extrañaba mucho.

   —Y nosotros a ti —dijo la pelinegra acercándose a ella.

Young-mi se había vuelto amiga de Idunn hace dos años atrás, convirtiéndose en lo que podría decirse mejor amiga. Sin embargo, para la castaña, aún le era difícil mantener la confianza que tenía con Elliot y por eso mismo, se había distanciado de ella.

Ambas compartían algo en común, la extrañez de sus nombres. Para todos era evidente, que Young-mi era descendiente de padres asiáticos, pero de igual forma, su nombre causaba revuelo en el lugar, así como el de Idunn.

Los dos nombres eran fuera de lo común en aquel sitio, eso las unió al momento en que sufrían de un hostigamiento por preguntas ilógicas sobre sus nombres. Así como saber que ambos nombres escondían el significado de belleza, de una u otra forma.

La asiática tomó asiento a un costado de Idunn, retomando las costumbres de meses atrás. El salón de clases se llenó y el silencio reinó cuando la profesora puso su pie dentro del lugar. Las horas comenzaron a pasar, así como los cursos, no en todas las clases compartía la compañía con Young-mi, en algunas había tenido la oportunidad de estar con Elliot, en otras se unía Nina. Pero nunca estaban juntos todos.

Durante el receso Idunn tuvo la compañía de Young-mi y Elliot, pues Nina decidió pasarlo con sus amigas, sin embargo, la castaña notó varias veces la mirada de la rubia sobre ellos.

   —¿Es mi imaginación o Nina no quita su mirada de nosotros? —preguntó la de mirada ámbar.

   —Si es tu imaginación, creo que formo parte de ella.

   —Está celosa —dijo el castaño.

   —¿Celosa? —dijeron ambas con los ojos muy abiertos.

   —Sí.

   —¿Por qué debería? ¿Acaso se enteró que has tenido fantasías eróticas con los pixeles de los videojuegos?

   —No digas tonterías, Idunn —le reprendió.

   —¿Entonces? —preguntó la pelinegra.

   —Está celosa de ti —señaló a la castaña.

   —¿¡Qué!? —exclamaron las dos chicas.

   —Es estúpido, lo sabes, ¿no? —dijo Idunn.

   —Lo sé, lo sé, pero pasa y no sé qué pensar.

   —¿Qué pensar? —gritó la aludida— ¿aún debes pensarlo?

   —Es normal —interrumpió Young-mi—, yo estuve celosa de Mildred, la mejor amiga de Tomás. Pero todo quedó claro cuando él habló sobre su relación con ella y claro, cuando la vi con otro chico que no era él.

   —¿Estás sugiriendo que tenga pareja? —preguntó con sorna — si eres consciente que yo no me enamoro, ¿no?

   —No Idunn, no me refiero a eso. Sé que el amor no es lo tuyo —rio—, lo que quiero decir es que Elliot debe hablar con ella.

   —Lo hice y traté de dejar más claras las cosas, pero aún siento el látigo de su indiferencia en mí —dijo en tono dramático.

   —¿Dejar claro qué? ¿Lo hiciste? —preguntó molesta Idunn—, explíquenme porque me pierdo. Cómo que tú le explicaste, ¿qué cosa? Que tú y yo sólo somos mejores amigos, vaya tontería, yo a este idiota sólo lo veo como un hermano, ese que nunca tuve —dijo alzando mucho la voz, con la intención de que la escucharan—. Pero, si mi relación contigo, afecta tu romance y la estabilidad emocional de la rubia, no te preocupes por mi amistad.

Con estas palabras se puso de pie caminando hacia cualquier otro lado donde no tuviera que ver al castaño y mucho menos a la rubia. Aunque no pudo evitar dirigir una mirada de desprecio hacia Nina, quien la observaba con cierto desasosiego y timidez.

«Es que acaso se tiene que ser tan idiota para creer que una mujer no puede tener una relación de amistad, muy unida con un hombre... Dios, qué estúpidos» —pensó durante el recorrido que realizaba.

Las horas de clase habían pasado, en algunas tuvo el disgusto de encontrarse con los dos protagonistas de su enojo, Young-mi no había aparecido luego del incidente. Habían acordado regresar juntos a casa, pero Idunn no pretendía compartir ningún espacio más con Elliot, no si él debía rendirle cuentas de lo que hacían a la rubia. Quien a su opinión le parecía una malagradecida, pues de no ser por ella, Elliot nunca se hubiera acercado, mucho menos estarían al punto de formalizar lo que tenían.

   —¡Idunn! ¡espera! —gritaba el chico.

   —¡Déjame en paz! —exclamó sin voltear y acelerando el paso— ¡vete a darle explicaciones de lo que hicimos y hablamos en el almuerzo a tu noviecita!

   —Por favor —dijo disminuyendo el paso.

   —No, Elliot —se detuvo dándole la cara—, no quiero. Olvídate del pago del reto, ¡y no vuelvas a retarme a nada! Ni a tener ninguna actividad donde tu novia no pueda estar, para que no siga dudando de tu fidelidad.

   —Idunn, todos nos ven —dijo señalando el lugar—, vamos a hablar a tu casa, ven te llevo —dijo tomándola de la mano y esta inmediatamente se deshizo del agarre— ¿qué pasa?

   —No —dijo calmándose—, ¿crees que voy a estar bien sabiendo que tu futura pareja desconfía de ti y de mí? Elliot —Se acercó más a él—, hemos sido amigos toda la vida, me he encargado de compartirte ¡todo lo de mi vida! Eres mi hermano, mis padres te consideran un hijo, a tal grado que te acondicionaron una habitación en casa y aun así ella sigue creyendo que tú y yo podemos tener algo, ¡Dios! —exclamó percatándose de la cercanía que tenía Nina con ellos—. Lo mejor es que nos veamos luego o me llamas, lo que se pueda y... olvida los quince días de pago.

Idunn se alejó, caminando en dirección a su casa. Aún rondaban pensamientos sobre los celos y la indiferencia que había mantenido la rubia cuando se encontraron por la mañana.

«Debí seguir recibiendo clases desde casa»


Llegó a casa, su papá no estaba y la mamá estaba preparándose para salir a algún sitio.

   —¿Cómo te fue, cariño? —preguntó la mujer.

   —¿Alguna vez creíste que papá tenía algo con mi tía? —los ojos ámbar de su madre se abrieron demasiado.

   —No... —dijo extrañada— ¿de qué hablas?

   —La idiota de la rubia cree que Elliot y yo ¡somos pareja y la engaña! ¿Y sabes qué es lo peor? —contó exaltada y su madre sólo movió la cabeza— ¡que ni siquiera son novios!

   —¿Y has peleado con Elliot? —preguntó.

   —Sí, porque ¡él le debe explicar y decir todo lo que hacemos juntos! No, no es inmaduro de mi parte —dijo cuando su mamá la vio con cara de desaprobación—, ¿sabes por qué? Porque él y yo sólo somos hermanos de diferente sangre, ¡me quiere quitar lo que yo le ayudé a conseguir!

   —Cariño, tal vez estás siendo muy dura con ambos —dijo acercándose a su hija—, con él porque sabes que siempre va a velar por ti, independientemente de todo, ambas lo conocemos. Y contigo, por creer que él te estará dejando de lado, cuando tú eres quien lo hace.

   —¡No! —dijo rompiendo el abrazo entre ambas— ¡no vuelvas a decir eso! —soltó el llanto y subió a su habitación.

   —¡Idunn! —gritó la madre pero ya era tarde.

Cerró la puerta con seguro, adentrándose al lugar que le servía como refugio y se dirigió a ese rincón donde su escape se encontraba.

Se conectó buscando partidas nuevas y hablando con el equipo con quienes solía jugar la mayor parte de veces, cuando no lo hacía sola.

En su bandeja de entrada había encontrado un mensaje de un usuario a quien no había visto nunca.

■■■

¿?: ValkiriaEira, así que tú eres la chica inexperta que ha derrotado a Marshall54. Un gusto.

ValkiriaEira: Gracias, supongo, ¿tú eres?

¿?: Algún jugador del que quizás has escuchado, pero nunca le has prestado atención, ya sabes... entre ganadores muy pocas veces nos fijamos en aquellos que aún no han tenido el honor de jugar con nosotros.

ValkiriaEira: En ese caso, ¿qué haces hablándome?

¿?: Bueno, fue inevitable pasarte desapercibida al haber vencido a Marshall54 y... porque ya he leído lo que estipularon los organizadores del concurso, supongo que tú no, ¿no es así?

Inmediatamente revisó su correo, leyendo con rapidez lo que ahí se citaba.

JustMe: Ahora supongo que fuiste a leerlo, ¿me equivoco?

ValkiriaEira: Supongo que tampoco me equivocaría si digo que eres un engreído, ¿no es así?

JustMe: Cosas de ganadores diosa nórdica, ya sabes.

ValkiriaEira: Vaya ego el que traes.

■■■

El sujeto no volvió a contestar, Idunn se concentró en leer lo que habían mandado a su correo, ahí supo que aquel engreído era el ganador del torneo de hombres.

«Cosas de ganadores, como si no hubiera perdido en alguna ocasión».

Su curiosidad fue más grande que su leve, pero pronto odio hacia el chico con el que no había cruzado más de siete oraciones. Así que fue a investigar un poco más de cerca sobre JustMe.

"Campeón intercolegial del Torneo Jóvenes en Acción".

"Campeón interregional del Torneo Pixeles 500".

"Campeón del Torneo nacional Clubes Leones".

"Campeón Internacional de Torneo Los Videojuegos la Nueva Era".

"Torneo Universitario Pixeleando"

"Campeón Torneo Dúos Locos"

"Campeón del Torneo Supremacy"

"Campeón del Torneo Legends"

"Campeón nacional Los Dioses del Juego"

"Campeón nacional The Best Gamers"

La lista se extendía en más de 20 apartados consecutivos, y se hacía más extensa si contaba aquellos mini torneos que se realizaban entre grupos. Diferentes notas sobre su impecable destreza en el juego y con el mando, pero en ningún sitio había foto del chico.

Ella rodó los ojos entendiendo el "cosas de ganadores". «¿Cómo es que antes no supe de él? ¿Será acaso que soy tan miserable y pequeña en este mundo que desconozco a los grandes? Debo cambiar eso».

La pantalla del ordenador le iluminaba el rostro, una sonrisa de satisfacción se mostraba en el reflejo de la pantalla, no hacía mucho que había instalado un programa para poder enterarse de quienes visitaban su perfil o información sobre él. Y un pequeño punto azul se colocaba a la par de un nombre de usuario que había leído anteriormente: ValkiriaEira.

ᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖ💜🎮💙ᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖ

¡Hola de nuevo! Acá les traigo un nuevo capítulo esperando que les haya gustado y de brinden su apoyo, así como me lo den a mí. Me he atrasado en algunas cosas, de manera que no pude hacer promoción esta semana, agradecería que ustedes me ayudaran a compartir el link de la historia.

Un pequeño dato: Eira, es el nombre de una diosa nórdica, quien es relacionada en parentesco con Odín. Sin embargo, es considerada una Guerrera, una Valkiria. Gracias al gran poder que esta poseía, era custodiada en Lyfjaberg. Sus poderes, eran la salud y la sanación, incluso, la resurrección.

Con esto me despido, deseándoles un lindo inicio de semana y pues, que todo les salga bien, nos leemos en ocho días :3

Con Amor.

- Andy 🎮

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