Extra "Cameron"

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Cameron.

Cuando conocí a Edrick y a Max no creí que se convertirían en personas importantes para mí. Estaba por mudarme de casa, mamá me había propuesto cambiar de residencia y Dick, el padre de Edrick, le había recomendado mudarse a la ciudad donde ellos vivían, no pensé tanto mi respuesta.

La última vez que vi a los chicos ellos no sabían nada sobre los planes que tenía, es más, nunca les había contado eso. No era porque no les tuviera confianza, pero temía perder a las únicas personas que habían estado de forma incondicional para mí, claro, además de mi mamá. Ser un año menor que ambos me hacía ver como la persona a quien ellos cuidaban a toda costa, a pesar que siempre nos aventurábamos a vivir cosas fuera de lo normal para unos niños.

Cuando papá se enteró sobre mis gustos me prohibió ver a Edrick y Max, creía que esos niños de ciudad eran los que me habían metido ideas a la cabeza, sin embargo, el padre de uno de ellos se enfrentó al mío y le hizo ver que ellos nada tenían que ver en ello, que sus hijos —porque para Dick eso eran los dos castaños con los que siempre andaba— desconocían tal situación. Así es, el mayor de los Meyer siempre lo supo, pero me guardó el secreto a mí y a mi familia. Tiempo más tarde, tras una discusión de mis padres, donde él recriminaba a mi madre por mi situación, ella decidió abandonarlo y comenzamos a vivir en otro lado. La familia Meyer nos apoyó todo el tiempo —para mí Max siempre ha sido parte de esa pequeña pero unida familia—, Dick era el hombre sonriente, consentidor y difícil de tratar en algunos momentos, pero un buen confidente; Edrick era el chico de ojos misteriosos, sus ojos cambiaban de color a veces día a día, incluso con pocos minutos de diferencia, serio, distante, pero todo un mini caballero y Max, él era un encanto andando, sus ricitos saltaban de una lado a otro cada que saltábamos la cuerda.

A mis once años, luego tratarlo con una persona mayor y profesional, me decidí por mostrarme tal y como soy, una chica. Mamá estuvo de acuerdo en todo momento, ella nunca dijo no, ni se echó para atrás, ¿pueden creer que una madre sea tan comprensiva? Eso fue Deanna para mí, la mujer más comprensiva e incondicional para mí, así que al mudarnos, yo lo hice como Cameron, Cameron Díaz.

A pesar de estar en contacto con Max y Edrick, ninguno hizo por encontrarnos antes de que iniciaran las clases, más que todo porque Dick los inscribía en campamentos o salían de viaje, así que no pudimos vernos hasta el primer día de clases. Antes de entonces, no salí en ningún momento, así que mi "gran aparición", sería durante mi primer día de clases.

Me vestí, arreglé mi cabello y mamá se encargó de halagarme y tirar flores hacia mí, sin duda no podía pedir algo más, ella siempre sería todo para mí. Subimos al auto y nos dirigimos a la escuela, mi mochila era de un color rosa pálido, tenía muchos nervios, primero porque los demás no me conocerían, luego por ser mi primer día sin esconderme de nada y finalmente, por mis amigos, que no sabían nada sobre esto.

Las clases iniciaron de forma normal y tranquila, mamá había dicho que no tenía porqué hablar sobre mi pasado, ni mencionar nada relacionado a eso, comencé a charlar con varias chicas, pero a la hora de receso, en el gran comedor del instituto busqué a mis mejores amigos, en una de las mesas que se ubicaba cercana a la salida los ubiqué, estaban sentados ellos dos, Edrick traía un aparato en la mano —de seguro estaba jugando, como siempre lo hacía—, Max se encontraba llenando su boca de papas fritas. Me acerqué lentamente, pero con seguridad, mi madre siempre dijo que tenía que mostrarme segura de lo que hacía, y así lo hice, hasta una chica de cabello negro, piel blanca y ojos azules se interpuso en mi camino, toda ella contrastaba conmigo, mi cabello oscuro, piel morena y ojos miel.

   —¿Tú eres? —dijo con un tono que no me gustó para nada.

   —Cameron —contesté con seguridad.

   —Eres nueva, ¿no es así? —asentí—. Vi que caminabas en dirección a donde está Edrick Meyer —soltó una risita que me hastió—, como la futura novia de él, debo decirte que aquí nadie se le acerca a menos que yo se lo permita.

   —Disculpa, ¿cuál es tu nombre?

   —¿Acaso eso importa? Yo quiero que te regreses por donde viniste y te olvides de ir a hablarle a mi chico.

   —Según tengo entendido, Edrick no es un objeto para ser de alguien y uses el posesivo "mi" —chasquee mi lengua.

   —Mira, preciosa —hizo una cara de desagrado y yo sólo enarqué una ceja—. Que seas nueva no significa que vas a venir tomándote todo lo que ves a tu paso...

   —Yo no pretendo tomarme nada, porque nadie aquí es un objeto, menos si hablamos de Edrick Meyer.

   —Estúpida —al parecer aquella era mayor que yo en edad, pero no en estatura—, acuérdate del nombre Ivania, porque estás cometiendo un error.

   —Mira, muñequita de porcelana, Edrick no es ni un objeto para que sea posesión de alguien y hasta donde yo sé, no tiene novia y estoy segura que, si supiera el tipo de persona que tú eres, te desecharía en un instante.

Bufó y se fue de largo, estampando su hombro contra el mío, pero a penas me había movido. Seguí caminando y allí estaban dos pares de ojos observándome, unos café y otros grises, en sus rostros se dibujó una perfecta "o" y el de rulos frotaba sus ojos incrédulo ante lo que estaba presenciando, sin embargo, se fueron encima de mí con un abrazo, al que correspondí. Les pedí que fuéramos a un lugar donde hubiera menor cantidad de gente y comencé a explicarles todo, ambos me veían con mucha atención, Edrick jugaba con los mechones de cabello que salían de su camino, Max no quitaba sus ojos de las perforaciones que traía en mis orejas. Después de varios halagos, chistes y ponernos al corriente de lo que nos pasó durante el tiempo que no nos vimos, cada uno tomó rumbo a sus salones de clases.

Dick había llegado a recoger a los dos castaños, mientras uno pasaba el brazo por mi hombro, el otro se había ofrecido a cargar mi mochila, muchas niñas nos volteaban a ver, Edrick al parecer era un chico popular con exclusividad, esa que le daba su belleza y carácter, además Max también era hermoso, los dos tenían rasgos parecidos y era asombroso a pesar que sólo eran mejores amigos. El hombre gritó:

   —¡Cameron! —soltó una risa—. Pero qué emoción.

Abrió sus brazos y sabía lo que tenía que hacer, dejé a mis amigos de lado y corrí hasta donde estaba el hombre de mirada oscura para que me rodeara con sus brazos, seguido de mí venían mis dos mejores amigos y nos fundimos en un cálido abrazo y risas. Los chicos abordaron el auto y me permitieron abordar en el asiento de copiloto, la chica de cabello azabache me veía desde su puesto con ojos de ogro, muy bello su tono pero fatal para un monstruo como ella, además... los míos eran más lindos.

Después de pasar toda la tarde en casa de los Meyer, mamá llegó por mí para ir a casa, cuando estuve por fin en mi habitación mamá llegó y tuvimos una charla de chicas, donde me preguntó sobre mi día, si había conocido a nuevas personas. Sin embargo, a pesar de la emoción que tenía en su rostro, noté que el tono miel de su mirada era opaco, algo pasaba.

   —¿Qué sucede, mami?

   —Nada, cariño. ¿Por qué?

   —Tus ojos no mienten y sé que tienes algo.

   —De acuerdo, a veces no me explico cómo eres capaz de percibir cosas —sonreí ante sus palabras—, promete que no le pondrás importancia —condicionó—, sino no irás por el resto de la semana a la casa de los Meyer y Donovan.

   —Está bien.

   —Tu padre ha llamado, dice que llegó a visitarnos y encontró la casa con otras personas dentro y con la noticia que tú y yo ya no vivíamos más allá. Además, se molestó porque le dijeron que la persona que les había rentado, era una mujer con una niña, claramente le ha molestado eso.

   —Bueno, que nos importe poco —contesté sin pensarlo.

   —Cariño, sabes que las cosas no pueden ser así.

   —Mamá, ese señor dejó de ser mi padre el día que me golpeó y me hizo sangrar peor que a una bestia.

   —Pero, Cameron.

   —No mamá, tú me has enseñado que no debo dejar que nadie me pisotee, de Dick he aprendido que me debe importar una mierda lo que digan las personas, Max me ha enseñado que siempre debo sonreír a pesar de que todo sea un lío, además de mostrar mis verdaderos sentimientos y Edrick a ser indiferente ante las personas y tener en claro que si yo quiero puedo ser la ama del mundo.

Aquella noche mi madre durmió junto a mí, luego de repetir que había cometido un error al permitir que mi papá me hiciera la vida una miseria. No la culpaba, no podía hacerlo, cuando mi padre se encargaba de hacerme sentir la peor mierda del mundo, a ella la tenía encerrada y lastimada en otra habitación. Alguna vez se lo dije, en realidad fueron varias las ocasiones en las que lo hice, le repetí que él era una puta escoria en la sociedad y que no merecía tener a nadie en su vida, tal vez estuvo mal para ser una persona de tan sólo nueve o diez años, pero ¿qué más da? Él golpeaba a su mujer y su hijo, de forma brutal, dejando heridas físicas de alta gravedad, en ocasiones mamá y yo acabamos en el hospital, nunca supe quién resultaba peor, si ella o yo, pero siempre busqué la manera que ella estuviera bien, tampoco entendía porqué nunca lo abandonó.

Dick alguna vez me había hablado sobre el amor, él decía cosas muy bonitas, Max también lo hacía, caso contrario era Edrick, quien decía que todo era una mierda, pero que si en algún momento llegaba a amar, quería hacerlo real y no lo haría con cualquiera, porque era algo sagrado. No entendía su filosofía, así que prefería quedarme con la que Max y Dick me daban, mamá no hablaba del amor, nunca lo hizo en realidad.

El tiempo comenzó a pasar, papá solía llamar una o dos veces al mes soltando barbaridades y alardeando de su hombría, esa que, según él me había faltado, incluso en algún momento llegó a decir que se había encargado de regar su estúpido esperma para poder tener un hijo que si valiera la pena. Cuando comencé con los cambios físicos mediante cirugías y otros métodos, también decidí retirar el apellido que me unía a él, no quería saber más de él y sus estúpidos pensamientos.

Edrick, Max y yo nos convertimos algo así como en el trío de oro de Hogwarts, sólo que en nuestra escuela. Cuando ellos ya eran todos unos chicos bien desarrollados y apuestos, las chicas solían acercarse y era molesto verlas a ellas ir tras ambos, ¿por qué? Bueno, eran muy ofrecidas, y era humillante, Edrick a viva voz decía que ninguna estaba al nivel de él y Max, aunque era un enamoriscón, no conectaba con nadie. Poco antes que ellos se graduaran, se creó un rumor que los tres manteníamos una relación poliamorosa, este rumor nació por un tipito llamado Eleazar a quien al parecer Edrick venía humillando en el juego, pero vamos... eso era realmente estúpido. Todo cambió cuando el idiota de mi mejor amigo inició una relación con la estúpida de Ivania Lorenzana, una chica que aparentaba tanto y no era absolutamente nada. La misma que me había pedido que no olvidara su estúpido nombre.

Para ese entonces yo ya era algo así como una "adicta" a RallyForce, la mejor de mi categoría y la mejor jugadora a nivel nacional, al menos de chicas, porque el primer lugar en general se lo llevaba Edrick. Tal vez sí éramos unos viciosos, porque el de ojos misteriosos era el primer lugar, yo iba en segundo y en tercero iba Max. Aquello removía los celos y envidia de Ivania, quien trataba de hacerme ver mal ante mi mejor amigo, pero él siempre tan indiferente incluso hacia las personas que "le importaban", no prestaba atención a sus porquerías. Nunca entendí porqué se hicieron novios, tal vez por el sexo, aunque no fue ella la...

Para ese entonces yo ya había tenido tres relaciones con diferentes chicos, pero nada funcionaba, en algún momento llegué a creer que era yo el problema, pero mamá se encargó de abrirme los ojos y hacerme entender que no podía culparme por los actos de alguien más. Vivir experiencias en la escuela, durante un año y sin mis mejores amigos, fue todo un reto, ¿por qué? Las chicas seguían teniendo envidia por ser yo la persona más afortunada de codearse con los chicos más guapos que habían pisado el instituto, además que —eso no me molestaba— insinuaban que yo era la chica más bella de toda la escuela y que de seguro había obtenido mi cuerpo a base de sentones en los penes de Edrick y Max. Para cualquiera aquello sería una fantasía deseada, para mí era algo estúpido, porque muy apuestos eran mis amigos y aunque coqueteáramos en joda, nunca los había visto como algo más.

Al momento de ingresar a la universidad me sentía la puta ama del mundo, claro que lo era, bella, inteligente, organizada, sincera y todo lo que muchos deseaban, pero ninguno podía tener. Quizás pasar tanto tiempo al lado de mi mejor amigo me había convertido en una versión femenina de él, mezclada con la de mi otro mejor amigo, que era carismático y noble. Había mandado a varios chicos a volar, si que lo logré y aquello de alguna forma aumentaba mi ego, yo era feliz, quizás en mucho tiempo podía decir que lo era.

Guapa.

Inteligente.

Recién egresada del instituto.

Soltera.

Popular.

Reconocida a nivel mundial como la mejor jugadora de RallyForce.

La consentida de mamá.

La consentida de mis mejores amigos.

La puta ama.

Y era yo siendo yo, nada más, la persona que me gustaba ser.

Cuando nos inscribimos con Edrick en el concurso de chicas vs. chicas y chicos vs. chicos, yo estaba conociendo un chico. Dimitri Galván, un chico que estudiaba relaciones públicas en la misma universidad que mis amigos y yo, con la diferencia que él estaba a un año de graduarse. Sin embargo, mantenía un aire jovial y divertido, al igual que yo jugaba en RallyForce, fue por medio de este que comenzamos a hablar, hasta que un día en la universidad —que aún no entiendo cómo supo cómo encontrarme, si el campus es extenso y su facultad nada que ver tiene con la mía— se acercó a mí preguntando:

   —¿Marshall54?

¿Cómo podría olvidar yo aquello? El chico de ojos verdosos había comenzado a ganarse mi corazón y sin tanto problema, sin inconveniente y sin peros, supo de mi historia y se quedó a mi lado para seguir conociéndome. Cuando Edrick comenzó a salir con Idunn —como toda persona difícil—, yo no le había dado el sí.

Han pasado tantas cosas y él ha el ser de luz que ha borrado cualquier pequeño rastro de oscuridad que podía quedar en mi vida. Entonces pasó, un día mientras estaba en la universidad comencé a sentir molestia en mi pecho, realmente era molesto, unos días más tardes comencé a sufrir de fiebres y dolores, creí que se trataba del vicio que estaba tomando con RallyForce y no estaba durmiendo muy bien, entre tareas y el juego —no podía permitirme bajar en el ranking mundial y a los únicos que toleraba que estuvieran por encima de mí, eran Edrick, Max y Nicholas— estaba agotada. Fui a mi médico, el que sabía todo sobre mi expediente de salud y entonces lo descubrimos, uno de mis implantes estaba haciendo desastres en mi cuerpo y a esto se debían los dolores y fiebres.

Programamos una cirugía, no podía seguir así y estaba cabizbaja ante todo lo que pasaba, Dimitri y mi madre fueron los primeros en saber, sabía que debía contarle a Edrick y Max, pero no sabía cómo... siempre estaban para mí, se preocupaban por mí, me cuidaban como si de una muñeca de cristal se tratara, el ojiazul estaba siendo feliz al lado de su novia, el colocho estaba entusiasmado por su nuevo trabajo en la empresa Meyer... y ambos compartían la emoción por las vacaciones de Semana Santa y si yo venía diciendo las cosas, les arruinaría sus planes y no podía hacerle eso a Idunn y el resto de la familia Holden. Así que me lo callé.

Unos días antes de la cirugía no me sentía nada bien y por la madrugada, entre llantos y llamé a mis amigos, ¿ya dije que esos dos además de ser creaciones divinas son ángeles? Ambos llegaron a mi casa unos minutos más tarde de la llamada y se quedaron junto a mí para acompañarme y darme aliento. Gracias al cielo la cirugía fue un éxito y ahora debía estar varias semanas en reposo, pero nada que detuviera mi hambre por seguir adelante.

ᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖ💜🎮💙ᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖ

¡Holas! Acá les dejo un pequeño extra narrado por mi Cameron.

Como ya dije anteriormente, Cam es de mis personajes favoritos, la adoro en todos los sentidos <3 jajaja.

Acá conocen un poco de ella, así como pequeñas pinceladas de la vida de los Meyer, incluso vemos que el estorbo de Ivania viene jodiendo desde pequeña jaja y la envidia de Eleazar es desde añitoos.

Nos leemos el lunes en la siguiente actualización <3

Con amor:

Andy 🤍🎮

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