Observó una vez más por la ventana de la habitación. Se escuchaba un leve cantico por parte de las aves y el cielo se veía completamente azul y despejado ese día.

El aire acondicionado que hacía un pequeño zumbido, le permitía refrescarse un poco del calor de inicios de verano.

Detrás de la puerta de la habitación en donde estaba, había un bullicio general que, a diferencia de otros días, no le molestaba. Podía captar una que otra parte de las conversaciones y con eso se entretenía.

A su lado, dormido con el rostro contra la cama y tomando su mano con fuerza, estaba su pareja; su otra mano hizo un pequeño esfuerzo y alcanzó su cabello, acariciándolo con cariño y sonriendo al escuchar su ronroneo.

Observó al techo, soltando un pesado suspiro.

—Ya es mi momento —murmuró en el momento en que un ardor punzante se instaló en su pecho.

Siempre pensó que eso de ver tu vida pasar frente a ti era una exageración, pero ahora, al borde de la muerte, es lo que estaba sucediendo.

Todos los momentos junto a su amado se reproducían como un película mientras aquel horroroso ardor se hacía más y más fuerte a la vez que se expandía por el resto de su torso.

Tuvo que poner todo su esfuerzo para no despertar a su pareja, mientras su respiración se agitaba debido a que el aire no llegaba a sus pulmones. O más bien, sus pulmones parecían haber dejado de trabajar.

El ruido se acabó a su alrededor y supo que esos eran sus últimos segundos.

—Te amo, Yoongi —pudo murmurar, acariciando su cabello con torpeza una última vez.

Una sonrisa suave se posó en sus labios y cerró los párpados al instante en que su vista se apagó.

Y con eso, un pitido atrajo la atención a esa habitación. Mientras Yoongi despertaba desconcertado, solo para comenzar a llorae segundo después, los doctores trabajaban para traerlo de vuelta.

Pero Jungkook no regresó. Estaba seguro que ese era su momento de irse.

Jeon Jungkook murió al inicio de verano, a las 3:30 de la tarde, de la mano de su amado.

Luego de un año y medio de lucha contra el cáncer, perdió la batalla.

Pero su pareja, asegura que murió tranquilo. Esa preciosa sonrisa en sus labios se lo confirmaba.

Así que lo dejó ir en paz.

Hoy me levanté con ganas de escribir angst. Soy una cosa pero increíble.