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Capítulo 20:

La noche cayó, y como siempre, la manada se encontraba en el corazón del bosque, listos para seguir las órdenes de Namjoon y Hoseok, o en este caso, las del alfa quien se había unido a la vigilia.

—Jackson, Yugyeom y Mark, ustedes cubrirán el lado norte. JB, YoungJae y JinYoung el lado sur. Bam Bam, Young Mi y Yang Mi el lado este. Hobi y Nam irán conmigo al lado oeste. Yo se que ya lo saben, pero ante cualquier cosa que consideren sospechosas den la señal de inmediato.

—Namjoonie y Hoseokie irán con Yoongi para que no vuelvan a traer invitados sin su consentimiento —bromeó Jackson haciendo reír a todos menos a las hermanas, quienes profirieron un gruñido.

—Si no tienen nada de relevancia para agregar a las estupideces de Jackson pueden irse —ordenó Yoongi—. Ah, y Jackson...

—¿Sí jefecito?

—Doble turno en las guardias por dos semanas, quéjate y serán tres.

—¿Quién sería capaz de quejarse? ¿yo? Para nada, estoy muy feliz de cumplir con sus ordenes jefecito, jefe de jefes, dios de...

—Sí, sí, ya entendimos el punto —dijo Yugyeom con fastidio arrastrando a su hyung con él para que dejara de decir babosadas que lo metieran en problemas.

Yoongi negó con su cabeza cual padre preocupado por la salud mental de sus hijos. Jackson era un caso serio, probablemente su madre lo había tirado de chiquito y ellos ni enterados.

—Muy bien, andando —suspiró hacia Hoseok y Namjoon.

—¡Oppa! —Lo llamó Young Mi aprovechando la disolución de la manada. Ella trotó con prisa al grupo de su alfa antes de perderlo de vista—. Oppa espera ¿podemos hablar?

Namjoon y Hoseok desviaron sus miradas hacia Yoongi quien se vio obligado a asentir con labios apretados.

—Adelántense, los seguiré después. —Les indicó a sus amigos, luego, con toda la paciencia de la que era capaz, enfrentó a la delta—. ¿Qué es lo que quieres? —preguntó más por educación y con total falta de interés.

—Oppa ¿por qué me tratas así? No hice nada malo —alegó ella de forma aniñada, creyendo que así iba a conseguir tocar alguna fibra sensible en Yoongi.

—Si no tienes nada que decir, ve a hacer tu ronda Young.

—¡Espera! —exclamó desesperada—. Yo... oppa ¡Estoy enamorada de ti! —declaró dando un pisotón en la tierra—. Siempre lo he estado, y sé que, si me das la oportunidad de demostrarlo, se que podemos ser felices ¿Qué más da si los dioses te ataron a ese zorro? Ustedes no sienten nada el uno por el otro ¿me equivoco? No tienen sentimientos honestos, en cambio lo nuestro, lo nuestro puede ser muy real, es más ¿quieres saber en que soy mejor que él? Yo puedo darte cachorros, todos los que quieras. Conmigo podrás tener una gran familia. Sé perfectamente que puedo ofrecerte todo lo que él no, además yo soy una gran mujer y...

—Es suficiente Young Mi. —La detuvo Yoongi. No le era nada cómodo ni le parecía correcto que su delta se humillara de tal manera.

—¡Ni siquiera se han marcado! ¿Cómo pretendes que crea que lo de ustedes es estar juntos si no lo han hecho?

—No necesito que lo creas o no, como tampoco necesito ni debo a nadie explicación alguna. Lo que hagamos o no con Jimin, únicamente nos concierne a nosotros dos. Esta "charla" se termina aquí, Young Mi. Esta es la última oportunidad que voy a darte, detén toda esta tontería antes de que sea tarde. Si te atreves a desobedecer, te irás, pero esta vez de la reserva.

Yoongi pasó a su lado para marcharse al fin, pero no lo hizo sin que Young Mi lo marcase con su aroma.

—¡Yah, bola de pelos abre la puerta! —exigió Yoongi desde afuera de su habitación.

Apenas pudo poner un pie dentro de su hogar cuando Jimin se encerró en el cuarto profiriendo un chillido como el insoportable que era, ni siquiera podía entender por qué estaba tan molesto.

—¡No pienso dejarte entrar! Apestas a manzanas y, puedo jurarte lobo de pacotilla que aquí ninguno de los dos olemos así.

Aish, míralo no más, quiere entrar a esta casa apestando a esa loca ¡Ja! Increíble, totalmente increíble, el descaro hecho lobo -protestó Jimin desde el otro lado de la puerta.

¿Loca? ¿Todo ese escándalo era porque tenía el aroma de Young Mi?

—Esto no es posible —lloriqueó el alfa frotando su cara con frustración. Estaba cansado, lo único que había querido durante todo el día era poder regresar a casa y dormir hasta la salida del sol del día siguiente, sin embargo, Jimin parecía tener otros planes, como, por ejemplo, el llevarlo a los límites de su paciencia—. Si sabes de quién es el aroma, entonces sabes perfectamente que yo no hice nada, no puedes dejarme aquí.

La puerta se abrió ligeramente, y por la pequeña ranura Jimin asomó parte de su rostro. Sus ojos estaban entrecerrados y aunque la cortina negra de sus pestañas les hacía sombra, Yoongi pudo distinguir el particular brillo amenazante en ellos.

—Obsérvame hacerlo, ve y duerme en la sala. Y mientras estés allí solo y desamparado, reflexiona sobre lo que has hecho —dijo cerrándole la puerta en la cara, otra vez.

La expresión de total y completa incredulidad estaba pintada en toda la cara del alfa. Su boca imitaba perfectamente a la de un pez y sus ojos parpadearon en repetidas ocasiones. Aquella situación en la que se veía envuelto en contra de su voluntad, era simplemente increíble y por demás ridícula.

¿Dónde quedaba el respeto? ¡Él era el jodido alfa, maldita sea!

Presa de la frustración, profirió un profundo gruñido en contra de la puerta y se marchó a la sala tan digno como pudo. Solo por esa noche dejaría que Jimin hiciera lo que quisiera, porque al día siguiente tendrían una seria charla al respecto.

Yoongi se echó en su sofá con un suspiro, sintiendo el dolor de cabeza llegar. Tal situación era una completa pesadilla ¿de verdad un gran macho alfa como él había sido enviado al sofá de SU propia casa mientras un zorro remilgado se había hecho dueño y señor de SU habitación? Maldito sea, los dioses debían estar divirtiéndose de lo lindo a sus costas.

Entre tanto, Jimin se hallaba en medio de una pataleta. No entendía que estaba mal con él y con su espíritu de zorro. Estaba por demás molesto, incómodo e inquieto por el horrible olor a manzanas que apestaba su casa. Bueno, no era su casa como tal, pero al ser mate de Yoongi, una parte de él reclamaba cada espacio de esa casa como suya también, y el hecho de pensar que otro aroma que no era el suyo o el de Yoongi estuviese impregnado en el aire o en Yoongi en sí, lo dejaba fuera de juego, y eso era algo que no debía pasar ¡Jamás! Y mucho menos si la responsable de eso era Young Mi. No debía molestarse por sus pobres intentos de querer quedarse con Yoongi, el destino había decidido que él sería su pareja, y nada ni nadie iba a ir en contra de eso.

No, no iba a rebajarse en absoluto al mismo nivel que esa mujer.

—No debes ponerte así, debes comportarte, no debe importarte que la jodida casa huela a manzanas, no debe importante que el jodido lobo de cuarta huela a manzanas... —recitó como un mantra que poco le duró porque al momento siguiente, se aferró a una de las almohadas, la que tenía el aroma de Yoongi impregnada, y escondió su rostro contra la tela—. Estúpido machote ¿Qué me estás haciendo? —murmuró respirando el dulce aroma, quedándose allí por un largo tiempo.

Una vez que se calmó por completo, se deslizó fuera de la cama para ir a buscar a su machote, el cual ya estaba despatarrado a lo largo del sofá, y que por el modo que respiraba y el latir de su corazón, supo seguía despierto.

—Oye... —Lo llamó con fingido desinterés—. Ve a la cama.

—¿Para qué? ¿para darte la satisfacción de estrangularme mientras duermo? —preguntó el alfa con tono bajo y arrastrado.

—Una idea más que tentadora, pero no. Tengo mejores planes para ti.

Y Yoongi supo que así sería cuando, al abrir sus ojos, pudo apreciar la sonrisa juguetona que se había formado en su rostro.

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