Una joven rubia entró a su habitación dando un portazo debido a lo que sucedió esa tarde en la escuela.
No quería verlo. No quería hablarle.
Para su desgracia ignorarlo era inevitable, vivían juntos y tenía que verlo.
Las pisadas de alguien subiendo las escaleras se escuchaban de fondo.
— Edward debes dejar a Grace sola — murmuro Rosalie.
— Rose...
— Grace no lo va a entender — dijo Alice metiéndose a la conversación. La vidente ya sabía qué situación tendría. — Ya se como terminará esto.
— No quiero saberlo, Alice — el cobrizo miro a su hermana. — Es Grace de quien estamos hablando.
— Hermano, ella no va a querer hablar contigo — murmuro Emmett. — Le estas rompiendo el corazón.
Grace mordió su labio para no sollozar. El nudo en su garganta la estaba sofocando.
Carlisle llegó a la casa tras la llamada de Rosalie al contarle su versión de la historia.
En un parpadeo ocurrió todo.
Edward había llegado a la escuela con Bella de la mano. Algo que rompió el corazón de Grace por completo.
Grace sentía que Edward estaba remplazando a su madre, estaba remplazando a Gwendolyn.
Gwendolyn Holland la mujer que le había dado la vida a la joven Grace. Una mujer que había muerto debido a una trágica enfermedad en su sangre, lo único que había quedado fue a la pequeña Grace.
— Edward — la voz de Carlisle alertó a sus hijos de su aparición. — Déjenme hablar con ella.
El cobrizo miro a su padre.
Carlisle se acercó a la habitación de su nieta, dio unos toques hasta que escuchó la voz de Grace.
La rubia al ver a su abuelo lo abrazó. Carlisle acarició el cabello de la chica. Desde la primera vez que el inmortal la sostuvo en brazos se prometió cuidarla de todos y sobre todo evitar que algún chico le rompiera el corazón. Sin embargo, en esta ocasión era el padre de la chica quien le rompió el corazón.
— ¿Vas a contarme que sucedió?
Grace se alejó del doctor sentándose en la cama.
— Creí que al venir a Forks, dejando atrás Alaska íbamos a tener un buen comienzo... — murmuró Grace recordando su tiempo en Alaska. — Pero Alice lo vio, la vio venir y se que eso no se puede ocultar, por un momento creí que no lo haría.
— Tu padre a veces se equivoca — comenzó Carlisle. — Pero otra veces busca lo mejor para ti...
— Pero yo no necesito otra madre — Grace miro a su abuelo con lágrimas en los ojos. — Tengo a mi familia y no quiero que alguien remplace a mi madre.
— Nadie va a remplazar a Gwendolyn.
La voz de Edward hizo que Carlisle y Grace miraran al recién llegado.
— Entonces déjala — pidió Grace. — Deja a Bella. Por qué las razones que estas a su lado por qué es tu Tua Cantante no te lo creo. Puedes resistirlo y tenerla como una amiga.
— Grace...
— ¡Tiene mi edad, papá! — Grace miró a Edward. — Bella es de mi edad, y cuando se entere que tienes una hija de su edad, ¿qué crees que diga al respecto?
Edward no dijo nada. Agacho su cabeza ignorando a Grace. La rubia se levantó de la cama poniéndose enfrente de su padre.
— ¿Qué dirías si llegara a casa diciéndote que salgo con un chico que tiene tu edad? ¿Lo aceptarías?
— Lo respetaría.
— Pero no estarías de acuerdo conmigo, te conozco. Te decepcionaría.
Se alejó hacia la puerta ignorando el picor en sus ojos.
— Te he decepcionado toda mi vida. Lamento no ser mi madre, por que si te dieran a escoger de nuevo entre su vida y la mía, la elegirías a ella.
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