♫ Única parte ♫

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng



Min yoongi tenía solo dos amores en su vida. El primero; la música. Amaba ese sentimiento electrizante de estar sobre el escenario, las cuerdas de su bajo vibrando entre sus manos, el suelo de la tarima temblando por el sonido, es ritmo de sus compañeros al compás de las canciones y los gritos del público. Solían decirle seguido que sonreía mucho mientras tocaba ¿Y cómo no? Colocaba todo su corazón en sus presentaciones, eran los momentos en los que más vivo se sentía.

El segundo era Kim Seokjin; su novio. Ese hombre de labios hermosos, sonrisa reluciente y ojos brillantes lo tenía comiendo de su palma. Él era lo que rondaba por su mente el 90% del tiempo. Tenían la costumbre de darse una escapada a cualquier lugar solitario después de los conciertos, para darse un poco de amor íntimo. Oh, la forma en la que su toque lo estremecía, cada beso, cada caricia y como parecía haber sido arrollado por un carro al terminar, lo enloquecía de alegría.

La alarma sonó estruendosa en aquel cuarto de hotel a oscuras. Él estiró la mano para apagarla, pero no lograba encontrar el jodido teléfono entre el mar de sabanas desordenadas y algo pegajosas. Terminó hallándolo en el suelo, besando este con su cuerpo magullado al caer de la cama por intentar alcanzarlo. Volvió a quedarse en completo silencio, con el frio de la madera calando por las dolorosas heridas.

El sonido de la puerta electrónica abriéndose lo interrumpió minutos después, viendo la silueta de Taehyung y su cabello largo ser iluminada por la luz del pasillo externo. Yoongi no sería capaz de mentir con que el muchacho de 24 años no era guapísimo.

—Maldición, Yoongi, aquí apesta —fue lo que dijo antes de encender los bombillos, iluminando la incómoda escena delante suyo.

Su mayor le sonrió desde el suelo, con los ojos entrecerrados y completamente desnudo. La ropa estaba tirada por todos lados, un montón de latas de alcohol vacías descansaban sobre una mesa y la cama era un revoltijo de sabanas manchadas con semen, sudor y sangre.

—Pero que mierda... Yoongi —el menor se arrodilló frente a él, viendo su cuerpo pálido y delgado lleno de hematomas, mordidas con sangre seca, e incluso una que otra quemadura de cigarrillo—. ¿Qué te hicieron...?

Pero él no se lamentó como su amigo. Sonrió suavemente y apretó su mano—. Lo conseguí, Tae...

—¿Qué?

—Por favor, no digas nada.

—¿¡Cómo mierda me pides eso!?

Yoongi siseó para que bajara la voz—. Tenemos un concierto hoy... necesito ir...

—No, tú necesitas un hospital.

—Iré, lo prometo, iré contigo, después del concierto.

—Estás loco, esto acaba aquí.

—Por favor, Taehyung —le llamó, necesitado y tembloroso—. Dejaras el auto fuera del recinto y me esperaras.

El menor lo miraba con ojos caídos, sin entender del todo su petición y arrepintiéndose de que todo llegara hasta este extremo.

—Está bien.

—Gracias...

El camino había acabado ahí.

Obtendría su libertad. 




Los recuerdos de cómo conoció a Seokjin estaban difusos en su mente, tal vez porque había sido en un bar, con el alcohol haciendo estragos en su cabeza y todos a su alrededor demasiado concentrados en sí mismos. Pero él había caído delante suyo como un ángel, ayudándolo a levantarse de la pésima caída que tuvo fuera del local y llevándolo a descansar a su apartamento.

Sospechoso llevar a un desconocido borracho a tu casa, pero no le importó, en ese entonces era el Seokjin puro que ayudaba a todos sin importar su situación.

Recordaba verlo llegar varias veces a casa con la mitad de su salario solo por darle cierta cantidad a varias personas porque "lo necesitan, Yoongi" era lo que siempre decía.

No pasó mucho para que comenzaran a salir, se atraían como las moscas al azúcar, era inevitable que terminaran perdidamente enamorados.

—¿Qué haces? —quiso saber el más bajo al ver como si novio limpiaba una desastrosa cocina.

—Oh, llegaste temprano ¿Qué tal te fue? —preguntó intentando alejar la atención de las paredes manchadas, la pila de hoyas sucias y el suelo lleno de harina. Pero no pudo evitar su mirada por mucho tiempo—. Vale, nos hemos esforzado mucho estos meses para comprar los instrumentos de la banda, así que decidí celebrar.

El menor sonrió con dulzura, esquivando el sucio y llegando hasta su novio para darle un beso en la única zona limpia de su cara—. Eso es muy lindo.

El mayor no se aguantó más y lo abrazó, ignorando las quejas de su novio por la ropa limpia. Luego estas se convirtiendo en palabras suaves que antecedieron a los besos, luego las caricias y para cuando terminaron tuvieron que correr a buscar el extintor porque la torta en el horno se había quemado.

Esos pequeños momentos eran algo preciado para él. Era lo que inundaba su cabeza cuando el dolor se volvía insoportable.

¿En qué momento sus besos dejaron de ser tan dulces?

¿Cuándo las caricias se habían vuelto rasposas y dolorosas?

Las marcas que dejaba sobre su cuerpo ya no se borraban tan fácilmente. Oh, cuantas veces le había pedido a Taehyung que se las ocultara con maquillaje, ganándose a cambio una retahíla de advertencias y groserías sobre lo brusco que se estaba volviendo Seokjin.

La banda había comenzado un tranquilo día de agosto, cuando ambos por fin pudieron comprar un par de instrumentos para tocar. El primero que llegó fue Taehyung, con su cabello largo hasta el cuello y su vivaz sonrisa, Seokjin creyó que le rompería la cara, pero resultó ser solo un adorable niño dentro de un cuerpo amenazante.

Duraron un buen tiempo solo los tres, disfrutando de tocar canciones suaves en bares de universidades y clubes, comiendo en la camioneta de Taehyung donde transportaban los instrumentos y quedando algunas noches para ver tontas películas de terror.

Era 1990 y a ellos les gustaba sentir la vibra juvenil y rocanrolera que inundaba las calles de la ciudad por la noche.

Después de año nuevo se les unió Jungkook, con su brazo lleno de tatuajes, el cabello desordenado, los ojos tiernos y su cuerpo obscenamente bien formado.

Pero Yoongi no cree que todo se arruinó desde su llegada, aunque sea en parte cierto. El menor de todos no fue un problema el primer año, de hecho, se comportó de maravilla, brindándole un aire nuevo a la banda, atrayendo a más personas y conformando por fin algo definitivo. Después de su llegada cambiaron su apestoso nombre a "Chromatic", consiguiendo firmar con una gran agencia musical y sacar su primer sencillo.

La euforia que invadió a Yoongi al escuchar su canción en la radio le hizo llorar, siendo Seokjin quien apretó su mano, susurrándole dulcemente que todo era gracias a él, a su trabajo duro, a su amor y su perseverancia.

—Ven aquí —le llamó con cariño—. No te tapes la cara, vamos, eres hermoso.

—Sigo sin creerlo.

Sus brazos lo cubrieron, arrullándolo mientras repartía besos en su cuello—. Apenas estamos comenzando, llegaremos más lejos, ya lo veras.

—¿Podrías cantarla para mí? —pidió. Después de todo, la canción "The only one" era dedica para él, solo que nadie más que ellos dos lo sabían, era un secreto cantado a voces que la "chica" de manos hermosas que narraba la letra, era Yoongi.

—Claro que sí, mi amor.

Su melodiosa voz llenó la habitación, estando ambos recostados en el sofá del acogedor apartamento que se acaban de costear, con el crepitar de la chimenea acompañándolos y una película navideña de bajo presupuesto mostrándose en la tele que aún no han podido instalar en la pared.

—Amor.

—¿Hm?

—Te amo —él le miró—. No sabes cuánto. 

Una sonrisa se escapó—. entonces ámame hasta el día en que muera. 

—Lo haré incluso después de eso 

Las palabras de su amado calaban tan profundo, impidiéndole parar de llorar, pero de felicidad, porque era lo que siempre soñó. Y apenas estaban comenzando.

Pero las cosas no mejoraron después de ahí, al menos no como él pensó. 




—¡Son increíbles! ¡Lo hicieron genial! —les felicitó Namjoon, su manager cuando acabó la presentación televisada.

Taehyung dio cortos saltos hacia él, abrasándole con felicidad por la gran audiencia que tuvieron gracias a ellos. El hombre de 32 años llevaba con ellos solo siete meses, pero ya todos lo consideraban como otro miembro más de la banda, alguien que les ayudaba tras bambalinas y hacia lo posible por conseguirles siempre lo mejor.

—¿Estuvimos bien? creo que me equivoqué en un acorde —comentó Jungkook agarrando una de las botellas que se les eran entregadas.

—Que va —le respondió Seokjin, apoyando el mentón en su hombro desde atrás—. Te escuché de maravilla.

—Tiene razón —continuó Namjoon—. Todos se lucieron.

Para Yoongi, Namjoon, se parecía mucho a Taehyung, no por el hecho de que ambos se miraban con la misma intensidad, siendo secreta para todos menos para él. Sincerarse con ambos era como una gota de néctar en medio del desierto. Los necesitaba de tal forma, como ya no necesitaba a su novio.

No supo en que momento todo entre él y Seokjin se dañó, tal vez al principio fueron cosas tan pequeñas que no lo notó, hasta que fue demasiado tarde.

Una de las cosas que hacían que su corazón se estremeciera era ver a su novio sudado, ya sea en el escenario por todo el derroche de energía que ponía para un buen performance, o en la cama, cuando caía exhausto sobre su cuerpo, siempre sonriente y complacido. Pero empezó a odiarlo, no a Jin, sino a ese sentimiento agrio y desagradable que le llenaba cuando lo veía salir sudado y agitado del baño público o del camerino, sobre todo cuando seguido de él lo acompañaba Jungkook, dándole un beso de despedida en el cuello, para luego ignorar lo que sea que haya pasado y hacerle sentirse como un enfermo por creer que le están engañando.

El menor del grupo nunca se comportó precisamente rebelde como lo hacía denotar su imagen, era más bien una persona tranquila, hasta que empezó a ver con superioridad al pálido y bajito hombre que se suponía, era su hyung.

Las sonrisas mezquinas y las pequeñas miradas de desagrado pronto se convirtieron en su día a día. Lo ignoraba, oh cuanto se esforzaba en hacer la vista gorda, concentrarse en el sonido grueso de su bajo mientras practicaba las canciones o incluso en cualquier conversación ridícula y divertida en la que lo incluyese Taehyung, pero a veces era inevitable sobrellevarse por el sentimiento de incomodidad, imaginándose como una simple cucaracha al lado del menor.

¿Y cómo no hacerlo? Jungkook era demasiado perfecto. Sabía tocar varios instrumentos, incluso cantar tan bien como Seokjin, tenía un cuerpo esculpido por Miguel Ángel, una personalidad atrayente y su rostro era atractivo. Yoongi era solo un muchacho con mucha suerte comparándolo con él.

La relación entre el bajista y el vocalista era un secreto a voces, cada persona con la que trabajaban se terminaba enterando tarde o temprano, incluso algunos fans los presintieron antes de que soltaran un comunicado con la frase "tienen una relación sentimental muy cercana, pero eso no afectará a la imagen de Chromatic".

Yoongi tuvo mucho miedo cuando la empresa decidió darlo a conocer, eso mejor que se enteraran de ellos y no de cualquier oportunista intentando dañar su reputación, no iba a ser como Queen en ese sentido, no perderían todo por lo que han trabajado.

Pero él sintió que perdía a su novio cuando una noche le pidió usar condón. Llevaban un tiempo sin hacerlo y podían sentir la necesitad del otro, sin embargo, ninguno de los dos sobre esa cama era estúpido, por lo que cuando el menor le pidió a su novio que se pusiera protección, estalló una bomba que llevaba tiempo encendida.

—Solo es un pedazo de látex ¿por qué te enojas tanto? —le cuestionó nervioso cuando lo vio estrellar la lámpara de la mesilla contra la pared de la habitación.

—Llevamos años juntos y ahora estas dudando de mí.

—No es eso, cariño —sus manos temblaban, lo veía tan alterado, Seokjin nunca se enojaba de esa manera. Tenerlo hecho una furia frente a él no era el momento idóneo para afrontar la infidelidad, por que volvió a ceder, como muchas situaciones anteriores—. L-lo digo porque esto ha sido repentino y no me he limpiado bien, no quiero arruinar el momento.

—Sabes que eso nunca me ha importado —pareció más manso al decir eso—. Para mí eres el único —comentó, acercándose de nuevo hacia él, acariciando con sus dedos el rostro pesadumbroso de su novio—. Estas asustado...

—No.

—Claro que sí, Yoongi, estas temblando.

—Solo hace algo de frio, Múnich es más frio de lo que pensaba —respondió, dejándose llevar por el suave tacto de su pareja, oh hacia cuanto que no lo tocaba de esa manera, con la delicadeza de tener una mariposa en sus manos. Alguien tan frágil y hermoso como él, siendo tragado lentamente por una víbora y un lobo que empezaba a crecer.

—Entonces déjame calentarte.

Que equivocado se sintió al pensar que tenía control de la situación, pero eran ellos quienes movían sus hilos a placer. Les dio poder para que lo destruyeran.

¿Lo peor? Es que lograron hacerlo.




Era 1995 y hacía años que Yoongi ya no sentía el amor que el vocalista profesaba en sus canciones.

Chromatic había alcanzado una popularidad nunca antes vista para una banda de rock, algunos lo comparaban con grandes leyendas como Queen, Led Zeppelin, Iron Maiden, incluso con AC/DC, y ellos lo disfrutaban. Se sentía orgullosos de a donde habían llegado, consiguiendo cada uno su propia popularidad, siendo Jungkook y Seokjin los favoritos, Taehyung amado por las grandes empresas de diseño y Yoongi alabado por sus composiciones.

Pero, aunque las sonrisas atraían al público, en privado las cosas no podían sentirse más pesadas. Taehyung apenas soportaba al menor y al mayor de la banda, Seokjin se mantenía en su propio pedestal inalcanzable, Jungkook había escalado junto a él, ganándose su favoritismo y Yoongi había quedado abajo, demasiado hundido en un océano oscuro de miedo y ansiedad.

Namjoon solo se dio cuenta de que había perdido el control sobre ellos cuando encontró a Yoongi con una sobredosis de antidepresivos en su cuarto de hotel. Fue un milagro que la noticia no se hiciera pública, sobre todo por el ataque furibundo que tuvo el mayor de la banda al ver que su novio había hecho algo tan estúpido como no medir cuantas pastillas se tenía que tomar.

Él no sintió que había perdido tanto a su novio como hasta ese instante. Verlo más enojado por una sobredosis que por el hecho de que pudo haber muerto esa misma noche.

Taehyung no volvió a ver a su amigo de la misma forma desde ese momento. Cada vez más pálido, cada vez más delgado... estaba enfermo, enfermo de amor por alguien que solo lo estaba destruyendo, dejándole pasar cada falta, cada golpe, cada insulto que uno a uno fueron escalando sin límites. No importaba la hora o el lugar, Yoongi no podía negarse al ser arrastrado y usado como la almohada desestresante de su novio.

Se estaba muriendo.

Lo estaban matando.

En vano su manager había intentado parar las cosas, pero era tan reemplazable como una servilleta, siendo Yoongi quien le rogaba no meterse en sus problemas porque necesitaba su apoyo. Necesitaba su presencia y el tener un nuevo manager solo le causaría más inseguridad.

Solo podía confiar en Namjoon y Taehyung cuando Jungkook se había adueñado de su novio, envenenándole la cabeza con sus corrosivas palabras y atrapando su corazón como algo que podía usar a su gusto.

¿Cómo había podido dejar que eso sucediese?

El control se le escurría de las manos... no, de hecho, ya no tenía ninguno. Estaban secas.

Fue muy iluso al pensar que incluso si Seokjin era posesivo con él frente a personas externas a su círculo confiable, no lo sería con este. Su plan se había llevado a cabo 4 veces, pero nunca lograba pescar a su novio como quería. Por lo que cuando regresó de una cena junto al manager y lo vio sentado al borde de la cama, con una cerveza en las manos y otras 4 aún sin abrir en el paquete, entendió que había llegado la hora.

Había solo dos finales posibles esa noche y uno de ellos no le permitiría seguir respirando.

—¿Jin?

—Te estaba esperando —fue todo lo que dijo antes de sujetarlo por la muñeca y tirarlo al suelo con un fuerte golpe. Yoongi reprimió un quejido—. ¿Qué hiciste?

—No te entiendo.

—¿Qué hiciste con él?

—¿Quié-

Un golpe en la mejilla le hizo girarse para soltar un sollozo—. No me vengas con tu mierda, se lo que hiciste —esta vez no respondió, dejó que continuara, pero aun así otro golpe se estampó contra su mejilla—. ¿Ahora te gusta Namjoon? ¿Eh? ¿Acabas de coger con él?

—Jin, eso no es cierto, solo fue una cena por negoc- —los labios del mayor lo hicieron callar con un beso brusco sabor a cerveza y un grito se estancó en su garganta cuando le mordió, sacando un poco se sangre.

—No me mientas, Yoongi. Eres solo una perra necesitada que busca la atención de cualquiera para follar ¿no es así?

Oh cuanto quiso negarse, pero solo le miró pesadamente entre lágrimas.

—¡Contesta!

—¡No es verdad!

Otro golpe—. ¡Dime la maldita verdad!

—Sí... —susurro, al borde del colapso mental—. Lo siento...

Seokjin lo soltó, viendo el llanto desastroso salir como respiración de su boca y volviendo a sentarse en la cama.

—Yo no te importo ¿verdad?

Yoongi levantó velozmente la cabeza—. No es cierto.

—Claro que lo es... ya no me amas.

Gateó hasta él—. Te amo, te amo como no lo crees ¡En serio!

—Entonces cúmpleme.

Yoongi tensionó la mandíbula, apretando los ojos y acomodándose entre sus piernas, bajando el cierre con la boca y escarbando entre la tela hasta encontrar su miembro.

Las lágrimas se sentían demasiado calientes en sus mejillas.

—Lo estás haciendo mal —aquella voz lo hizo temblar ¿estaba ahí? ¿todo ese tiempo estuvo ahí viendo la escena?

El menor agarró sus brazos, colocándolos en su espalda y presionando con fuerza, haciéndole chillar con la boca aun ocupada.

—Abre más —demandó, usando la mano libre para direccionar el movimiento de su cabeza con brutalidad, haciéndolo ahogarse con el pene en su garganta.

Claro que disfrutaban eso, verle casi perder toda la respiración por tortuosos segundos antes de permitirle mendigar un poco de aire.

Cuando percibió el sabor amargo del esperma pensó que todo había acabado. Que tonto.

Sus ropas fueron rasgadas, el cabello fuertemente sujetado para tenerlo a merced de dos bestias sedientas de sangre.

Sangre que fue derramada esa noche.

—¡No puedo! ¡Para! —rogó, obteniendo la risa de Jungkook de regreso.

—Apenas hemos comenzado.

—¡No! ¡Te lo suplico! No va a entrar, no pue- ¡Ah!

—Claro que lo hará —comentó Jin debajo de él, sujetando sus brazos y dándole vía libre a su amante para que lo acompañara en la estresa unión de cuerpo, una demasiado sensible y ensangrentada para recibir más.

—¡Me estas rompiendo! Basta ¡por favor!

—Sigue gritando.

—¡Jungkook! ¡No!

El dolor pareció parar después de eso, cuando lo único que quedaba era su respiración agitada, ojos perdidos, manos débiles y pensamientos que no dejaban de dar vueltas sobre su cabeza.

Incluso entre sueños siguió escuchando la risa de ambos.

Algo que lo seguiría torturando por mucho tiempo. 




Oh, el sonido de los gritos. La multitud estaba ansiosa, impaciente, expectante y emocionada. Los querían a ellos.

—Nam... por favor.

—Ni siquiera deberías de estar de pie frente a mí.

No, debería de estar en un hospital, siendo curado y tratado de lo que la ropa oscura, larga y ancha ocultaba. Pero se había tragado de golpe un par de analgésicos para el dolor y ahí estaba, frente a su manager, rogándole hacer algo que los arruinaría.

Algo que no tendría vuelta atrás.

—Oh Yoongi —susurró antes de estrecharlo en brazos—. Como he podido permitir que pasará esto...

—Tú no tienes la culpa.

Al separarse acarició su mejilla y besó su frente—. Por favor, llámame, incluso si esto termina, déjame cuidarte como antes no pude hacerlo.

Le dedicó la sonrisa más sincera que pudo soltar en años—. Sí.

El pendrive fue ocultado en el bolsillo del traje y con una última mirada se despidieron. Namjoon perdiéndose en la cabina de sonido.

Aún faltaban 40 minutos para que el concierto diera inicio, todos corrían de aquí para allá terminando a tiempo los últimos detalles, Taehyung debía de estar esperándole afuera del recinto como acordaron, Jungkook y Seokjin tal vez esperando el momento en el camerino. Nadie se daba cuenta de él caminando entre el desorden, agarrando un micrófono y subiendo las escaleras antes los ojos confundidos de algunos trabajadores. No se preocuparon mucho por eso, algunos artistas gustaban de asomarse a la tarima antes de empezar, pero realmente se alarmaron cuando solo siguió adelante, captando la atención de todo el público que gritó con emoción.

Pero pronto callaron, curiosos de que solo estuviese él en el escenario.

Sus ojos se cerraron, soltando un suave suspiro y dejando salir su voz.

Remember the words you told me, love me 'til the day I die

Surrender my everything 'cause you made me believe you're mine

Yeah, you used to call me baby, now you calling me by name

Takes one to know one, yeah

You beat me at my own damn game

You push and you push and I'm pulling away

Pulling away from you
I give and I give and I give and you take, give and you take

Una guitarra le acompañó, se giró encontrándose a Taehyung a su lado, tan rebelde como siempre, haciendo lo que prefería.

Youngblood
Say you want me

Say you want meOut of your life

And I'm just a dead man walking tonight

But you need it, yeah, you need itAll of the time

Yeah, ooh ooh ooh

La gente coreaba con emoción, hasta que el silenció de horror y sorpresa reinó. Yoongi no necesitó girarse para saber que Namjoon había cumplido con su pedido y el video de la noche anterior se mostraba con total claridad.

No por nada había pagado la cámara con mejor calidad que había encontrado y la había ocultado por meses en donde podía y no fuese notada.

Youngblood
Say you want me
Say you want me
Back in your life

So I'm just a dead man crawling tonight

'Cause I need it, yeah, I need it All of the time

Yeah, ooh ooh ooh

Lately our conversations end like it's the last goodbye
Yeah, one of us gets too drunk and calls about a hundred times

So who you been calling, baby, nobody could take my place

When you're looking at those strangers, hope to God you see my face

Incluso por en rabillo del ojo pudo verle, tan blanco como un fantasma, con la cara congelada por el asombro y el terror de las imágenes que se proyectaban en la pantalla trasera.

La guitarra se detuvo también, cayendo estruendosamente al suelo y Taehyung mirando las imágenes con ambas manos sobre su boca y las lágrimas apareciendo en las comisuras.

Pero incluso así, no se detuvo.

You're running around and I'm running away
Running away from you, from you

Youngblood
Say you want me
Say you want me
Out of your life

And I'm just a dead man walking tonight But you need it, yeah, you need it


All of the timeYeah, ooh ooh ooh

Youngblood

Say you want me Say you want me
Back in your life

Y terminó, sintiéndose repentinamente mareado, llegando tambaleándose hasta donde su amigo, echando un vistazo tras de sí antes de marcharse.

Los había matado. Claro que sí. Nadie los volvería a escuchar, no volverían a tocar, no podrían ni mostrar sus caras en público.

Pero lo que notó en la cara de ex-novio fue algo que nunca logrará entender. Tristeza.

Diez minutos después Yoongi se encontraba junto a Taehyung en su auto. El menor con las manos apretando el volante, sin mirar a Yoongi, pero sintiéndose terriblemente acongojado.

—Puedo escuchar tus pensamientos, Tae, basta.

—Todo este tiempo, estaba tocando al lado de dos monstruos.

No respondió, sentía sus ojos picar por el llanto, pero no se lo permitió.

—¿Ahora a dónde?

—Sé que nunca te ha gustado salir de Londres, pero te encantará Lewes.

—¿Es caliente?

—Un poco, pero hay playas y mamá prepara un pie de manzana delicioso.

—Eso suena bien.

—Entonces pondré la ruta de ida a casa.

Casa.

Eso sonaba increíble.

Tan bien como su torturado corazón latiendo en su pecho. 



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro