Capítulo XI

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Advertencias: segunda parte de Kilig, por lo tanto, para entenderla, debes haber leído previamente esa historia. YoonSeok. 

Hoseok se encogió cuando calor y dolor recorrió su cuerpo, con su omega enloquecido al escuchar la voz grave de Yoongi dirigiéndose a él. Pudo sentir, de forma inmediata, como el celo pareció apoderarse de su cuerpo con una enorme intensidad que no tuvo en los últimos catorce años.

Yoongi gruñó en el instante en que el olor dulce, envolvente y seductor de Hoseok llegó a sus fosas nasales, viendo el rostro colorado del omega. Sus pupilas se dilataron en anticipación, su alfa volviéndose loco para poder tener a Hoseok entre sus brazos y nunca alejarlo.

Hoseok gimió, confundido y necesitado. Jimin se alejó con una expresión de sorpresa, en tanto Taehyung se ponía de pie, despertando a Jungkook.

―A-Alfa... ―jadeó Hoseok.

Yoongi volvió a gruñir por el placer que la simple palabra provocó en su ser.

Dio un paso, pero antes de poder seguir avanzando, Jimin se adelantó y lo empujó, haciéndolo retroceder.

―No ―advirtió Jimin―, ¡sal de aquí!

Hoseok sollozó, descontrolado, su omega gimiendo para poder tener contacto, y Yoongi miró al menor en señal de advertencia, de que se alejara o no se haría responsable de sus acciones.

Pero Jimin sólo arrugó el ceño.

―¿Qué está ocurrien–? ¡Oh, mierda!

Yoongi le gruñó al alfa que apareció detrás de él, comprendiendo la escena con rapidez, y dio un paso para acercarse a Hoseok. Sin embargo, no dio ni dos pasos cuando Yoongi tiró de él con un nuevo gruñido amenazador.

―No ―espetó―, ¡fuera, todos!

Jackson miró a Yoongi, parpadeando, y le observó unos segundos antes de dirigir su vista otra vez a Hoseok. Segundos después, sus ojos se desviaron a los tres chicos allí metidos, a Jimin frente a su mamá.

Volvió a mirar a Yoongi, endureciendo su expresión.

Hoseok gimoteó una vez más, inducido en un profundo celo doloroso que lo estaba enloqueciendo de a poco.

Yoongi dio otro paso, pero Jimin lo empujó.

―¡Dije que no! ―le gritó, enojado―. ¡No lo harás, no así!

―¡Me necesita! ―gruñó Yoongi con tono desesperado―. Lo necesito.

Jackson lo agarró del hombro, tirando de él hacia atrás.

―No, no lo necesitas, y él tampoco lo hace ―dijo con tono serio―. Fuera. Me haré cargo de Hobi.

Yoongi miró al alfa con una expresión en blanco, sus ojos refulgiendo con ira.

―¿A-alfa...? ―lloriqueó Hoseok, levantando la vista, con sus piernas temblando mientras luchaba por ponerse de pie―. Po-por fa-favor...

―Hoseokie, necesito que– ¡AH, MIERDA!

No fue Yoongi el que mordió a Jackson.

Apenas la mano del alfa se estiró para acariciarle el cabello y calmarlo, Hoseok soltó un gruñido agresivo y lo mordió con fuerza, sin ser juguetón, sólo amenazante y salvaje.

―No ―jadeó Hoseok, aferrándose al asiento y encogiéndose―. S-sólo A-alfa...

Yoongi quiso volver a acercarse, sin embargo, Jimin seguía entremedio.

―Jimin, es la última vez que te lo digo: fuera de aquí ―gruño Yoongi con tono duro.

―¿Qué harás? ―soltó Jimin, furioso―. ¿Lo vas a desnudar y follarás? ¿Luego de catorce años lejos? ¿Sin hablar, sin verse, sin solucionarlo todo? ¡No puedes jodidamente hacer eso, papá!

―¡Lo que ocurra entre Hoseok y yo no es de tu incumbencia!

―¡Vas a tener que disculparme, entonces!

Yoongi parpadeó, pero antes de poder preguntar qué demonios le pasaba, Jimin apretó su mano en un puño y lo golpeó en el rostro, dejándolo aturdido los segundos suficientes como para que no pudiera defenderse.

―¡Taehyung, ayúdame!

No fue necesario que lo repitiera: Taehyung sostuvo a Yoongi de las axilas, arrastrando de él y con Jimin empujándolo.

―¡Mi-mierda, suéltame! ―gritó Yoongi, descontrolado y gruñendo.

Jackson se movió, sosteniéndolo de una pierna, y Jimin se volteó hacia Jungkook, que parecía asustado.

―Cuida de mamá ―le pidió, mientras agarraba la otra pierna de Yoongi.

Jungkook asintió.

―¡Qué me suelten, idiotas! ―rugió Yoongi, desesperado.

―¡A-Alfa! ―lloró Hoseok, tratando de ponerse de pie, pero Jungkook lo sostuvo de los hombros, y comenzó a sollozar cuando la puerta del cuarto se cerró.

YiXuan salió de la habitación a donde movieron a Hoseok, una serie de cuartos preparados con camas para los omegas que experimentaran celos dentro del lugar. Todo el mundo esperaba fuera con una expresión cansada, seguido de Jungkook, que lucía agotado.

―¿Se calmó con los supresores? ―preguntó Jackson, preocupado.

YiXuan sacudió su cabeza mientras Yoongi le gruñía, enfurecido por seguir siendo retenido mientras todo el mundo pasaba a ver a Hoseok al interior del cuarto.

―El estado de Hoseok es frágil ―dijo YiXuan con evidente preocupación―. Su celo está... demasiado intenso. Su lado omega no hace caso a supresores ni se calma, está desesperado por volver a sentir a su alfa ―YiXuan hizo una mueca―. Como amigo, Jackson, te diría que no dejes que ningún alfa toque a Hoseok, pero como doctor... ―suspiró―. Como doctor, mi única recomendación es que dejes pasar a Yoongi.

―¡No puede hacer eso! ―espetó Jimin―. ¡Ellos no pueden...!

―Jimin ―le interrumpió Jackson―, a mí tampoco me agrada esto, ¿bien? Hoseok es mi amigo y sé que esto no le hará mucha gracia cuando se calme, pero... Pero tú no lo has visto el tiempo suficiente y yo he vivido sus últimos celos con él y... Y Hoseok no está conectado con su lado omega. Hoseok ha pasado tanto tiempo sin su alfa que su omega está casi muerto y eso le hace daño, ¿lo entiendes? Cada vez que tenía que ayudarlo porque sus celos ya estaban descontrolados podía notar su mueca de dolor. Se supone que en el celo un omega experimenta placer, pero Hoseok sólo ha sentido dolor los últimos años.

Jimin apretó sus dientes en una mueca de rabia, mirando a Jackson para luego dirigir sus ojos hacia el triste y desesperado rostro de Yoongi. Gruñó en voz baja al recordar la sonrisa de su mamá, sus brazos rodeándolo en todo momento, pero con un halo de tristeza a su alrededor.

Se volteó hacia Taehyung y Jungkook, notando sus expresiones apenadas.

Asintió, bajando la vista, pero antes de que alguien dijera algo más, se acercó a su papá.

―Si le haces daño, no te lo perdonaré nunca ―le dijo con seriedad.

Yoongi asintió, caminando a tropezones cuando Jackson lo soltó. Abrió la puerta de golpe y cerró con llave casi de forma inmediata.

Levantó la vista, y lo vio.

A su Hoseok.

Su alfa aulló en señal de desesperación al verlo echado sobre un costado, llevando sólo una camisa blanca y larga, encogido en una bolita. Liberaba feromonas intensas que lo estaban enloqueciendo, y tragó saliva cuando los ojos afiebrados de Hoseok se enfocaron en él.

―¿Alfa...? ―murmuró con tono anhelante Hoseok.

Su primer instinto era alcanzarlo, quitarle la ropa interior, abrir sus pantalones y follarlo, sabiendo que Hoseok no presentaría lucha alguna e incluso lo disfrutaría, pero no pudo hacerlo.

No cuando recordaba el rostro lloroso de Hoseok sobre él, sus ojos llenos de desilusión y desprecio por todo lo que ocurrió entre ellos.

Así que, con todo el esfuerzo del mundo, Yoongi comenzó a quitarse la chaqueta.

―Hola, mi amor ―susurró en voz baja, notando los ojos del omega siguiendo cada movimiento que hacía―, hoy estás más precioso que nunca.

Hoseok pareció ronronear ante el cumplido, complacido por la atención, y Yoongi prosiguió con los zapatos.

―Te... te ne-necesito, Alfa... ―rogó Hoseok―. Du-duele... ―los ojos del omega se llenaron de lágrimas―. Aquí, du-duele...

Y llevó sus dos manos a su corazón, sollozando.

Yoongi echó a un lado sus pantalones, quedando sólo con la ropa interior y su camisa, para luego acercarse a la cama, con su corazón desbocado.

―Lo sé, bebé ―susurró Yoongi, subiéndose a la cama―, sé que duele ―el alfa le observó con ojos llorosos―. A mí también me duele.

Hoseok se arrebujó a su lado, tirando de él boca arriba para subirse sobre su cuerpo, sus caderas moviéndose de forma automática, pero Yoongi lo detuvo.

―No, no cariño ―le regañó con tono suave―. No podemos hacerlo.

El omega gimió.

―¿Po-por qué? ―preguntó, desesperado.

―Porque tengo que decirte muchas cosas primero ―trató de explicarse Yoongi―, ¿vas a escucharme, Hoseokie?

Ambos se miraron en silencio, sólo oyéndose sus respiraciones jadeantes.

Yoongi observó, entonces, que a pesar de la mirada acalorada de Hoseok, existía cierto brillo inteligente y astuto en sus ojos, una expresión decidida y tranquila. De seguro, si Hoseok no estuviera inducido en celo, no lo dejaría hablar, se limitaría a esquivarlo, pero bajo esas condiciones, el omega parecía ser consciente de que tenía que oírlo.

Así que Yoongi se recostó y Hoseok no tardó en recostar su cabeza contra su pecho, temblando por el toque del alfa, esa parte desesperada suya en el interior calmándose.

―Te he extrañado mucho ―le susurró en voz baja―, no tengo palabras para explicar lo mucho que te he extrañado, mi vida ―Yoongi le revolvió el cabello, mordiendo su labio inferior.

―Yo... yo ta-también... ―dijo Hoseok contra su cuello―. Extra.... Extraño a Alfa...

Más silencio, tranquilidad invadiendo el cuarto, y Yoongi supo que llegó el momento de decirlo.

―Hoseokie ―giró su cabeza, observando esos grandes ojos solicitantes―, Jiwoo nunca estuvo esperando un hijo mío.

El omega se echó hacia atrás, su expresión cambiando, y pudo notar como una lucha interna iniciaba en su mente, como si esa parte sentimental con una parte lógica estuvieran batallando por tomar el control de sus acciones.

―No ―gimió Hoseok―, no, e-eso... No, Al... Alfa, no...

―Shhh, escúchame ―suplicó Yoongi, tomando sus manos―, necesito decírtelo ―Hoseok apretó sus labios, temblando―. Yo no... no me acosté con ella, Hoseok, te lo prometo. Yongsun no es hija mía, Jiwoo se acostó con Matthew y fingió que era mío para atarme, ella misma terminó por confesármelo ―Hoseok le observó, aturdido―. Eso no justifica mis acciones, por supuesto, todo lo que te dije, todo lo que hice... Eso no tiene perdón, Hoseok, pero te lo prometo: no te engañé con ella. Ni siquiera, en estos catorce años, me he acostado con ella. Jamás podría hacerlo, mi amor. Jamás...

Su voz se fue apagando al notar las lágrimas silenciosas cayendo por su rostro, y sorbió por su nariz, desesperado, roto por dentro, con el corazón destrozado. Quería explicarle todo lo que sentía, todo lo que estaba pasando.

―Eres todo lo que quiero ―lloró Yoongi, hundiendo su rostro en el cuello de Hoseok y respirando a bocanadas por la situación―. Eres todo para mí. Tú... Tú eres más que mi omega, siempre lo has sido, eres... eres mi alma gemela, mi... mi compañero, mi... mi batería, mi pequeño príncipe, lo eres... todo para mí, y... y haré lo que sea para que... para que me perdones, Hope-ah, porque eres...

―Eres mío.

Yoongi levantó la vista, chocando con la mirada de Hoseok, con su ceño fruncido en señal de concentración. Se sorprendió cuando los dedos del omega comenzaron a desabrochar los botones de su camisa.

―Alfa mío ―dijo pausadamente―, no de... no de Jiwoo. Mío ―Hoseok gruñó y Yoongi soltó un jadeo de dolor cuando el omega lo mordió en el hombro―. Yoongi... tú... eres... mío.

Las manos de Hoseok lo agarraron de los hombros mientras se acomodaba sobre él, sin dejar de gruñir en voz baja, y Yoongi permitió que los dientes del omega lo marcaran en donde quisieran, dejaran marcas por su piel blanca.

―¡Ah! ¡Hoseok! ¡Eso duele! ―se quejó como un niño pequeño porque el omega lo mordió en un pezón, sin dejar de gruñir.

Lo agarró de los hombros, obligándolo a levantar la vista, y Yoongi notó que Hoseok le miró con desafío y rabia contenida. Le contestó con un gruñido bajo que Hoseok no tardó en devolver, y de pronto los dos estuvieron rodando por la cama, lanzándose mordiscos y gruñidos, jadeando por el roce de sus pieles.

Cayeron al suelo con un estrepitoso ruido que no sirvió para detenerlos, pero ahora Yoongi quedó sobre el omega con una sonrisa de superioridad. Las manos de Hoseok se deslizaron por su espalda, el omega enfurecido antes de chillar cuando Yoongi lamió su mejilla.

Por supuesto, el triunfo de Yoongi no duró mucho: no al sentir los dedos de Hoseok en su trasero, bajo su ropa interior, un dedo sobre–

―¡Hoseok! ―gritó, asustado y alejándose de golpe, poniéndose de pie.

Hoseok respondió con otro gruñido, aunque una sonrisa de triunfo pintó su rostro.

―Malo ―espetó Hoseok―. Yoongi... ha... sido... malo...

―No se te ocurra acercar tu dedo allí ―amenazó Yoongi, sintiéndose ridículo cuando Hoseok le sacó la lengua―. ¡Estoy hablando en serio, Hoseok!

―¿O qué? ―el omega le miró groseramente―. Yo... renegué... de ti...

Yoongi mordió su labio inferior, notando la mirada triste de Hoseok, y suspiró mientras asentía. Recordó las palabras del omega ese fatídico día en el que todo se fue a la mierda, todo se arruinó.

Hemos roto, Yoongi. No te quiero como alfa. Reniego de ti.

Y a pesar de que ellos después se hubieran acostado otra vez, a pesar de que Yoongi lo hubiera mordido una última vez, eso no significaba que Hoseok todavía lo quisiera como pareja. Haberlo renegado significó para su alfa el rechazo total de su omega, significó que Hoseok ya no le quería a su lado.

―¿Hay alguna forma de reparar lo nuestro? ―preguntó, acercándose con cautela.

Hoseok le miró.

―Bebé ―gimoteó―. Quiero... un... bebé...

Yoongi se quedó quieto. Hoseok le miró desde la cama.

―No digas esas cosas ―dijo con tono tembloroso―. Tú no quieres un bebé, Hoseok. Es tu omega hablando.

―¡No! ―Hoseok le tiró la almohada al rostro y Yoongi alcanzó a agarrarla―. ¡Bebé!

―¡Hoseok, así no imaginé nuestro reencuentro!

―¡Un... bebé! ―Hoseok rompió a llorar y se cubrió con la sábana―. ¡Malo! ¡Eres... eres cruel! ¡Te... te odio! ¡Te odio!

Yoongi sintió como su corazón se quebraba ante las palabras de Hoseok, por lo que se acercó, sin dudar en acostarse sobre él. Lo acurrucó en sus brazos, a pesar de que el omega chillara y pataleara en señal de protesta, pero no le iba a soltar, no en ese instante.

―Está bien ―le arrulló con voz suave―, está bien, Hoseokie, tranquilo, estoy aquí...

―Malo ―sollozó Hoseok―. Alfa... malo... Me... me engaña y... y rompe el... el corazón... y... no quiere... no quiere un bebé...

―Si quiero un bebé contigo, Hoseokie ―le susurró, acariciándole y suspirando con cansancio―. Me encantaría tener muchos bebés contigo, ¿no sería eso lindo? Nuestros bebés corriendo por la casa mientras los dos los cuidamos, suena perfecto, ¿no es así?

Hoseok sorbió por su nariz, bajando la sábana para mostrar su rostro lloroso, asintiendo con desconfianza.

―Bebé ―insistió Hoseok con debilidad.

Yoongi se forzó a seguir calmado, tratando de crear un ambiente de relajación para el omega, notando cómo sus ojos parecían cerrarse por el sueño.

―Un bonito bebé nuestro ―continuó Yoongi en voz baja―, sería mi sueño, Hoseokie ―notó como se quedó dormido, y le besó la mejilla―. Sería el hombre más feliz de la vida con un bebé nuestro, cariño.

Yoongi estaba seguro de eso, no era necesario que nadie más se lo dijera.

Jungkook estaba a punto de morirse de la risa mientras YiXuan terminaba de hablar, echado en el suelo. Jimin abrió la boca por la incredulidad y Tae se inclinó hacia el omega, preocupado. Jackson mordió su labio inferior, el ceño fruncido en concentración.

―¿Eso significa qué...?

―Hoseok ha pasado estos últimos catorce años sin conectar con su omega ―dijo YiXuan―, y ahora que su alfa está aquí, el omega lo va a dominar completamente ―una pequeña mueca―. No sólo en el ámbito sexual, por supuesto: Hoseok experimentará unos cambios de humor terribles, se volverá agresivo o una bolita de algodón en sólo segundos, o juguetón y demandante cuando no debería serlo.

Jimin soltó un bufido.

―¿Y no pudo decirle eso a mi padre porque...?

―Porque me pareció más divertido así ―contestó YiXuan como si fuera obvio.

Jungkook volvió a rodar por el suelo, sin poder controlar su risa.

―Jungkookie... ―trató de regañar Tae.

―¡Es que me lo imagino...! ―soltó Jungkook, casi llorando―. ¡Me imagino la cara de tío Yoongi tratando de... de controlar los cambios de humor y... y no puedo...! ¡Hasta tú te... te espantas cuando entro en celo y... y te empiezo a molestar...!

Tae enrojeció, avergonzado, mientras Jimin trató de imaginar el panorama que Jungkook planteaba. Terminó por reírse en voz baja también al pensar en su pobre padre, serio y tranquilo, tratando de ser paciente y mantener la cabeza fría en esa situación.

Jackson abrió la boca para decir algo, sin embargo, en ese instante apareció en el pasillo Mark con una expresión de molestia. El alfa se enderezó, tratando de sonreír cuando Mark se quedó quieto, olisqueando el aire.

―Dios ―la cara del omega era un poema―. ¿Hoseok entró en celo?

―Markie... ―comenzó a regañar Jackson.

―¿Y qué haces acá? ―espetó a Jackson―. ¿Acaso piensas follártelo otra vez?

La risa de Jungkook murió mientras Tae desviaba la vista, Jimin se atragantaba con su saliva y YiXuan parpadeaba con incomodidad.

La cara de Jackson estaba en blanco.

―No eres más que un bastardo ―gruñó Mark ante el silencio―. ¡Si tanto quieres a Hoseok, entonces deberías marcarlo!

―Estás hablando estupideces, Mark ―murmuró Jackson, agotado.

El omega hizo una mueca de desprecio, girándose y saliendo de allí con su cara deformada por la rabia, pero Jackson no lo siguió.

YiXuan se aclaró la garganta.

―Dale su espacio ―le dijo con tono suave―, ha sido difícil para él.

Jackson le miró de reojo.

―¿Y acaso para mí ha sido fácil? ―preguntó con amargura.

YiXuan sacudió la cabeza en una negativa, suspirando, y se marchó diciendo que tenía que revisar a otras personas y le buscaran en caso de emergencia. Pronto quedaron sólo los cuatro allí en un incómodo silencio, que fue roto cuando Jungkook le preguntó a Tae qué pasó, pues no entendió nada de lo que hablaron, sólo lo que estaba ocurriendo.

―Estás enamorado de mi mamá.

Jackson miró a Jimin, que le observaba con una expresión de piedra. Tae enmudeció por la sorpresa, en tanto Jungkook pestañeaba.

El mayor lo miró con una mueca de desprecio.

―No hables estupideces ―le dijo―, Hoseok y yo sólo somos amigos.

Jimin soltó un gruñido.

―Sí, y eso te duele ―soltó bruscamente―, porque le quieres más que eso. Mamá, después de todo, estuvo allí cuando más lo necesitabas, ¿no es así? Y pasaste sus celos con él ―su voz se endureció―. ¿Te gustó aprovecharte de su estado? ¿Te gustó follarlo?

Jackson empujó a Jimin contra la pared, enfurecido, mientras Tae ponía a Jungkook detrás de él automáticamente.

―Hoseok estuvo de acuerdo ―escupió Jackson―, si pasaba sus celos con él, es porque Hobi estuvo de acuerdo. No me aproveché de nada.

Jimin sonrió, a pesar de que Jackson hubiera soltado un gruñido.

―Espero estar equivocado, entonces ―dijo como si nada―, porque sería una pena que estuvieras enamorado de él ahora que papá lo volverá a marcar.

El mayor tuvo que soltarlo y marcharse de allí con rapidez, ya que estaba seguro de que iba a golpear la estúpida sonrisa del menor por lo que dijo.

Jimin frotó su cuello, haciendo una mueca, y Jungkook se le acercó con preocupación.

―Te estás ganando enemigos, Jiminie ―le advirtió Tae, acercándose también.

Lo tenía muy claro, pero no le importaba para nada. Haría lo necesario para proteger como fuera a Hoseok de cualquier persona que quisiera hacerle daño.

Yoongi se puso de pie, su estómago gruñendo por el hambre, y frotó sus ojos con cansancio. Estaba caminando hacia la puerta de salida, queriendo buscar algo qué comer, cuando un golpe suave en su cabeza lo detuvo.

Se giró, recogiendo la almohada que Hoseok le lanzó. El omega seguía recostado en la cama, gruñendo amenazadoramente.

―¿Qué pasa, Hobi? ―preguntó, exasperado.

Hoseok volvió a gruñir.

―Te vas ―espetó―, me... me abandonas...

―Iré por algo para comer ―explicó sin paciencia.

Puaj ―el omega hizo un gesto de desagrado―. No. Aquí. Quédate.

―¿Para qué? ¿Para qué me sigas mordiendo? ―Yoongi no necesitaba mirarse para saber que tenía marcas en su piel―. ¡Eso duele, Hoseok! ¿Qué tal si voy por algo para comer y te consigo un pollo de hule?

―¡No! ¡No... no quiero...! ―Hoseok rompió a llorar―. Celo. Quema. Duele. A-alfa...

Yoongi sintió como su lado alfa parecía activarse con el lloriqueo del menor, seguido de sus palabras, anhelantes, suplicantes, y se sintió duro por la situación. En especial cuando Hoseok comenzó a quitarse la ropa interior, echándola a un lado.

El alfa vio el pene duro y erecto del omega, goteante, antes de observar cómo se giraba boca abajo.

―Hoseok, no... ―gimió, desesperado.

Pero no sirvió de nada: Hoseok levantó sus caderas, elevando su trasero y separando sus piernas, sus manos dirigiéndose a su culo, separando sus nalgas. Yoongi contempló, jadeante, el ano de Hoseok, su polla endurecida por la situación.

Podía ver cómo se contraía por la necesidad, rosadito, brillante por la lubricación, y soltó un gemido en el momento en que Hoseok deslizó dos dedos en su interior sin dificultad.

―Aquí... ―lloriqueó Hoseok, necesitado―, Yo... Yoongi...

Si Hoseok le hubiera llamado Alfa, se habría negado pues sabía que eso significaba que la parte Omega del menor era la que hablaba. Pero que hubiera usado su nombre le hizo dar unos pasos, titubeante, con sus manos temblando.

En ese instante, Min Yoongi se sentía como un torpe adolescente que estaba a punto de tener su primera vez, los nervios atenazando su estómago, sin saber qué hacer a continuación.

Quitó las manos de Hoseok de allí, escuchando su protesta, y se inclinó dando un beso en la espalda baja del omega, sintiéndolo temblar bajo su toque. Luego bajó un poco más, sus manos separando sus nalgas, y sin dudarlo un poco pasó su lengua por allí, el sabor de la lubricación quedándose en su boca, dulce, empalagoso, pero sin molestarle en absoluto.

Hoseok gimió con fuerza, elevando más su trasero, queriendo un contacto profundo. Yoongi se lo concedió: su lengua comenzó a penetrarlo, sus labios chupando su ano, volviéndolo un manojo de nervios, de sudor, de jadeos desesperados por más. El aire pronto se llenó de feromonas sexuales, del olor de celo y el aroma alfa de Yoongi, además de los ruidos que ambos soltaban.

Yoongi alejó su boca, un hilo de saliva en sus labios, y gruñó mientras observaba el húmedo ano de Hoseok, preparado para recibirlo. Sin embargo, aún le quedaba un rastro de cordura: giró al omega, dejándolo boca arriba, y se ubicó entre sus piernas, inclinando su cabeza. Hoseok parpadeó, perdido, con su boca abierta en un jadeo silencioso, sus ojos brillando, su rostro colorado, su pecho subiendo y bajando, y el cabello pegado a su frente por el sudor.

―Hoseokie... ―murmuró, llamando su atención―, eres hermoso, ¿lo sabes? ―el omega ronroneó por el cumplido, aunque sacudió su cabeza en una negativa.

―Cica... trices... ―jadeó.

Yoongi bajó la vista, mirando las estrías en su estómago, en sus muslos, marcas de un embarazo joven; la cicatriz por cesárea que le hicieron cuando tuvo a Jimin; otras pequeñas marcas que no sabía cómo se hizo, pero deseaba averiguar. Cada cicatriz decorando el bello cuerpo de Hoseok, haciéndolo más precioso que nunca.

Sonrió con suavidad, ubicando sus manos a los lados de la cabeza del omega.

―¿Quieres que lo haga? ―preguntó en voz baja, temblando por el fuerte olor a celo que había a su alrededor―. ¿Quieres que te haga el amor, Hoseok?

Hoseok le devolvió la mirada, sus manos moviéndose, agarrando el rostro de Yoongi a centímetros del suyo.

―Sí, Yoongi ―contestó Hoseok con voz seria―, sí quiero.

Antes de que Yoongi pudiera decirle algo más, Hoseok lo empujó hacia abajo, su boca chocando con los labios entreabiertos del alfa en un beso lento, dulce lleno de sentimientos que no podían poner en palabras exactas, pero que estaban allí.

Gimió contra la boca de Hoseok, una de sus manos bajándose la ropa interior mientras la otra lo sostenía.

Si Hoseok lo hubiera llamado Alfa, Yoongi no habría cedido. Yoongi simplemente se hubiera alejado por mucho que costara, antes de seguirlo calmando como pudiera, sabiendo que Hoseok sólo lo pedía por necesidad y no por gusto. Pero si el omega le llamaba por su nombre, si lo interpelaba directamente, era porque era consciente de sus acciones y hacía por deseo propio.

Así que, mientras lo besaba, Yoongi comenzó a empujar de forma lenta.

Hoseok rompió el beso, gimiendo con fuerza cuando su ano fue invadido con lentitud, el pene de Yoongi expandiéndolo y penetrándolo con cuidado de no hacerle daño.

Los testículos de Yoongi chocaron contra su culo y el alfa se quedó quieto, jadeando, sintiendo el envolvente calor rodeando su miembro. Fue como si una parte suya dejara de doler por fin y sanó, como si ahora todo estuviera bien.

Chocó con la mirada de Hoseok, que le acarició las mejillas.

―No... no llores... Yoongi... ―susurró Hoseok, limpiando su rostro―. Du-duele si... si lloras...

Yoongi sonrió, jadeando, besando los labios del menor en un beso pequeño y dulce.

―Te amo ―contestó.

Antes de que Hoseok pudiera responderle, se movió, arrancándole un gemido sonoro cuando presionó contra su próstata, enviando escalofríos por todo su cuerpo.

Hoseok sentía como si estuviera flotando mientras Yoongi, sobre él, sin dejar de besarle todo el rostro, se movía contra su trasero. Penetraba más y más profundo ,en tanto el omega, por el placer que sentía, enterraba sus uñas en la espalda del alfa, gimiendo contra su oído, contra su boca, contra su mejilla, enloqueciendo por tener a quién consideraba como su compañero de vida, su otra mitad, por fin entre sus brazos, sosteniéndole en tanto le hacía el amor.

De alguna extraña forma, Hoseok era consciente de sus acciones: el omega lo estaba dominando, sin embargo, si no deseaba algo, era capaz de contenerlo, y supo cuando despertó que era porque por fin eran ahora una sola persona. Ahora ese otro lado que odió tanto tiempo no estaba herido y alejado, sino que ahora ambas partes se aceptaban y reconocían. Tener a Jimin entre sus brazos, que luego Yoongi lo sostuviera, provocaron que esas heridas que estuvieron tanto tiempo abiertas, sin cicatrizar, ahora se curaran por fin.

Y aunque Yoongi y él tuvieran pendiente una conversación, aunque las cosas no estuvieran bien, Hoseok sabía que eso era lo que necesitaba para que esa etapa de celo natural que estaba viviendo se calmara, para que no siguiera perdiendo la cabeza y pudiera estabilizarse.

Por otro lado...

Por otro lado, Yoongi ni siquiera lo estaba obligando a nada. Ni siquiera se impuso a su llegada, ni siquiera trató de someterlo, a pesar de que Hoseok lo pidiera, tratando siempre de calmarlo y sostenerlo contra su pecho.

¿Cuánto tiempo llevaba desde la última vez que alguien lo sostenía así? Probablemente desde que dejó a Yoongi esa noche de años atrás.

Hoseok no necesitaba a Yoongi como alfa, eso lo aprendió, pero ahora se daba cuenta de que si lo necesitaba como alguien que deseaba a su lado.

La mano de Yoongi se envolvió alrededor de su miembro duro y goteante, y Hoseok echó el cuello hacia atrás por deseo propio, revelando esa marca apagada, casi desaparecida.

―Már... ca... me... ―exigió con voz jadeante, sus ojos llenos de lágrimas.

Yoongi le miró unos segundos antes de obedecer, bajando su cabeza. Sus colmillos acariciaron la piel de su cuello unos segundos antes de enterrarlos con profundidad.

Hoseok gimió fuertemente al correrse contra la mano de Yoongi, su espalda arqueándose, dolor y placer estallando en su cuerpo, y escuchó el gemido del alfa contra su cuello. Entonces, Hoseok sintió el pene de Yoongi en su interior anudando.

El omega no lo creía posible, pero volvió a eyacular al sentir el semen de Yoongi llenándolo.

Un bebé, pensó fugazmente, mientras Yoongi lamía su marca, un cachorrito.

La idea desapareció de su mente cuando Yoongi se enderezó, jadeando, y Hoseok le acarició el pálido rostro sudoroso.

―Has... perdido... ex... experiencia... ―murmuró, respirando profundamente.

Yoongi le observó unos segundos, parpadeando. Pasaron unos segundos antes de comenzar a reírse entre dientes, inclinándose y frotando su nariz contra los cabellos del omega, escuchando su gruñido de satisfacción.

―Me encantas ―le murmuró Yoongi―, y si he perdido experiencia, ha sido porque llevo catorce años sin ti, Hobi.

Hoseok parpadeó, algo desorientado, para luego sacudir la cabeza.

―No bromees, Yoongi ―regañó en voz baja―, esas cosas...

El omega se quedó callado cuando el alfa le devolvió la mirada seria.

―Es cierto, Hoseok ―contestó, moviéndose sobre él. Lo acomodó en la cama, recostando la cabeza en su pecho y oyendo los latidos de su corazón―, ¿cómo estaría con alguien más? Tú eres... eres el único para mí.

Hoseok no contestó.

Yoongi sintió su estómago apretado.

―Tú... ―tragó saliva, oyendo la respiración errática del omega―, ¿estuviste con... con otra persona?

Su hombro se tornó húmedo de pronto y supo que era por las lágrimas de Hoseok.

No volteó su rostro, observando la pared del lugar mientras oía los sollozos de Hoseok, bajos y llenos de culpa y dolor.

―Jackson... ―susurró Hoseok―, me... me ayudó en mis... últimos... ce... los... ―sintió a Hoseok frotando su mejilla contra su cabello―, pero... pero no lo quiero, Yoongi. No lo amo. Sólo has sido tú. Nadie más. Sólo tú.

Yoongi sintió su corazón detenerse unos segundos ante las palabras de Hoseok, y su alfa pareciendo revivir ante las palabras dulces del menor. Sus dedos acariciaron la marca en el cuello del omega, calor recorriéndolo cuando la conexión se tornó más fuerte. Hoseok gimoteó en voz baja ante las sensaciones que lo recorrieron.

―Hoseok ―el omega lo miró, medio dormido―, anudé en tu interior. Yo sé que quizás no quieres...

―No creo, Yoongi ―Hoseok se acurrucó a su lado―, probablemente sea infértil. Tal vez tú también lo seas. Jackson... Una vez lo hicimos sin condón, pero no pasó nada, no hubo respuesta de mi sistema, y... y recordé todas las veces que lo hicimos nosotros.

Yoongi asintió con una expresión lejana, sabiendo que el omega tenía algo de razón, pues él también lo pensó: anudó incansables en su interior y nunca ocurrió nada. Pero, aunque Yoongi quisiera tener bebés con Hoseok, tampoco iba a enloquecer si el omega no podía dárselos. Estaba Jimin, y Yoongi sabía que Hoseok querría recuperar todo el tiempo perdido con su hijo, y también estaba Yongsun, a quien Hoseok querría como una hija, de eso estaba seguro.

―No importa ―contestó Yoongi tranquilamente―, con que... con que tú estés a mi lado, entonces todo estará bien.

Hoseok lo observó en silencio.

―Mejor déjame dormir, tonto ―regañó Hoseok, apretujándolo contra su pecho.

Yoongi sonrió cuando sintió los labios de Hoseok contra su frente, suaves y dulces.

Sin embargo, algo dolió cuando notó que Hoseok ignoró sus últimas palabras, limitándose a desviar la atención, y supo que las cosas no iban a estar cómodas entre ellos por algún tiempo.

¡gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro