Capítulo 00:14

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Mientras comía y hablaba con sus amigos, Jungkook en verdad se encontró disfrutando del momento.

Le recordaba aquellos días en los que sus padres aún estaban vivos y él se escapaba para juntarse con sus Hyungs, o aquellas tardes de juegos de cartas cuando su abuelo estaba y se sumaba a ellos.

Esos eran momentos...

Sacudiendo su cabeza, el castaño tomó algo de sushi y alejó aquellos deprimentes recuerdos.

A pesar de que estaba disfrutando de su tarde, todo sería perfecto si simplemente Taehyung pudiera estar ahí con ellos, con sus amigos, junto a él y no en el otro extremo de la pequeña sala de estar fingiendo ser un muñeco normal.

—¿Oyeron eso? —preguntó Jin.

Jungkook comió algo de sushi y rodó sus ojos mientras negaba con su cabeza, pero instintivamente sabía que ese había sido Taehyung.

—Mierda Jin, ¿quieres dejar de ver al muñeco? —exclamó cansado Yoongi—. Ni que te fuera a saltar encima —resopló.

—Es que te juro que me está viendo —se quejó.

—Pues no le veas tú —respondió el pelimenta.

—Hey, tú no estabas aquí cuando esa maldita cosa diabo-...

—Ajem —interrumpió Namjoon aclarando su garganta y disimuladamente señaló a Jungkook—. Simplemente no lo veas amor, si no lo ves no está —aconsejó.

Frunciendo sus labios, Jin dejó de observar al muñeco y comió más sushi.

—¿Y cuándo vamos a ver al famoso Taehyung? —preguntó SeokJin.

Habían pasado dos horas y el famoso chico misterioso todavía no se presentaba.

—Ugh... Él está trabajando —respondió Jungkook.

—¿Hasta tan tarde? —alzó una ceja.

—Existen los turnos de noche —le recordó Yoongi a su amigo entrometido.

—Pero si Jungkookie estaba apresurado a volver, me imaginé que estaba aquí —se excusó.

—En otras palabras nos arrastraste aquí porque querías conocer a Taehyung —corrigió Yoongi.

—Eish, ya cállate —gruño al peliverde.

—Bueno, lamento que hayas perdido tu tiempo Jin hyung. Yo tampoco alcance a ver a Tae antes de que se fuera a su trabajo —mintió el menor, y tosió para cubrir una ligera risilla baja que provenía de su espalda.

—Bueno, solo me queda esperar a conocerlo en el bar. Porque si va a ir ¿cierto? —preguntó contemplando al castaño.

—Aún no se lo comento, pero yo creo que sí —asintió—. Tal vez si trabaja puede hablar en su trabajo para salir a las doce.

—O faltar y vernos más temprano —propuso Namjoon.

Pero a Jungkook no le servía encontrarse con sus amigos antes de las doce, no podía presentarles a un muñeco como su pareja.

—Le preguntaré por si acaso —murmuró.

—Yo tengo una pregunta —pronunció Yoongi observando a la pareja—. ¿Tengo que ir?

—Por supuesto que tienes que ir —chillo Jin apuntándole con su dedo—. Te hará bien salir y distraerte un rato, y si tengo que ir yo mismo a sacarte de tu cama, lo haré —prometió.

—Pff —resopló—. Era una pregunta, no te alteres.

—No me hagas ir por ti el sábado, Min Yoongi —advirtió y se levantó.

—¿A dónde vas? —preguntó Namjoon que se había mantenido en silencio, comiendo.

—Al baño —respondió alejándose.

—Está más irritable que de costumbre, ¿estás cuidando de él? —se burló Yoongi, observando a Namjoon.

—Estás un poco más grosero y desagradable que otros días —observó—. ¿Estás bien?

Jungkook contempló en silencio como el pelimenta rodaba sus ojos ante la pregunta.

—Estaría mejor si no me hubieran ido a sacar de mi cama —resopló y se levantó—. Hoy dormiré aquí —le aviso al menor antes de retirarse a la habitación de Jungkook.

—Escapó antes de que pudiera preguntarle —suspiro Namjoon—. El aniversario de Agust ya fue, para estas fechas vuelve a ser el ogro ermitaño pero su humor solo ha ido empeorando.

—Dale tiempo, Hyung —pronunció Jungkook.

—Hay veces en el que el tiempo se vuelve tu peor enemigo al estar solo —comentó—. Quieran o no, todos necesitan alguien en la vida en quien apoyarse, o te ahogaras. Yo tengo a Jin, tú tienes a Taehyung, pero ¿y Yoongi?

—Yoongi nos tiene a nosotros quiera o no —exclamó Jin habiendo escuchado todo.

—Forzarlo no siempre es la solución —indicó Jungkook.

—Pero a veces no hay más opción —suspiró Jin.

—Bueno, es hora de irnos —pronunció Namjoon levantándose del sofá—. Mañana es viernes, último día de trabajo al menos.

—Dios sí, mi cuerpo ya necesita un descanso —exclamó su pareja, dirigiéndose a la entrada.

Siguiéndolos, Jungkook agradeció y agitó su mano antes de cerrar la puerta.

Una vez a solas, soltó un suspiro cansado.

—¿Ya se fueron los invasores? —preguntó Taehyung logrando que Jungkook se sobresaltara y observara asustado la puerta de su habitación.

Cuando esta se mantuvo cerrada, observó hacia su muñeco.

—TaeTae...

—¿Qué? —respondió intentando bajar del mueble en el cual había sido dejado—. Ellos vinieron sin avisarte y el tal Jin no dejaba de acosarme con la mirada —exclamó.

Viendo con preocupación a su muñeco, Jungkook se acercó y lo tomó entre sus brazos antes de que este se resbalara y cayera.

—Ten cuidado, recuerda que eres de porcelana —regañó dejándole sobre el sofá—. Y tanto Jin como Namjoon te miraban porque la última vez jugaste con ellos y los asustaste —le recordó.

—En mi defensa, la última vez invadieron tu hogar y tú no estabas, tampoco sabía ciertamente que eran amigos cercanos —argumentó.

Jungkook le observó divertido—. Dime... ¿En verdad estuviste mirando y molestando a Jin hyung ahora?

—¡Es que te dije que no paraba de mirarme! —exclamó alzando sus pequeños brazos delgados—. Pero solo lo observaba y de vez en cuando le hacía alguna mueca —reveló con una pequeña sonrisa.

—Taehyung —rió negando con su cabeza.

—Así que él es Taehyung —pronunció una grave voz, sobresaltando al humano y capturando la atención del pelinegro.

—Yoongi... —pronunció Jungkook—. Esto... Es... Bueno... —balbuceó observando de su muñeco a su amigo.

—No necesito explicaciones —negó dirigiéndose a la entrada.

—Ve con él —señaló Tae, observando a su humano.

Asintiendo, el castaño corrió detrás del mayor.

—Por favor, no le digas a nadie —pidió agarrándole la mano justo cuando salía de su departamento.

—¿Qué cosa? ¿Que tienes un muñeco que habla y se mueve? —resopló—. Aunque lo dijera, nadie me creería.

—Hyung... Por favor —suplicó—. No quiero que me lo quiten... Es mío.

—Como digas —pronunció luego de observarle en silencio—. Nos vemos mañana —se despidió saliendo del agarre del menor.

Mordiendo su labio inferior, Jungkook contempló al mayor alejarse sin más opción.

—¿Y? —pronunció TaeTae una vez volvió al interior.

—No lo sé, no me dijo nada realmente —respondió dejándose caer en el sofá—. Me dijo que nos vemos mañana, ¿qué significa eso? —se cuestionó y pasó sus manos por su cabello—. No te quiero perder, Taehyung —susurró.

—Hey, no me vas a perder —aseguró metiéndose entre sus brazos—. No importa que digan o hagan los demás, nosotros permaneceremos juntos —prometió.

—¿Lo prometes? —preguntó necesitando aquello.

—Lo juro —respondió el pelinegro, y cuando el reloj marcó las doce, un hermoso hombre de cabello negro estaba sobre el regazo de Jungkook—. Bésame.

Obedeciendo, el castaño juntó sus labios y comenzó un lento baile que alivió momentáneamente su preocupación.

(***)

Taehyung dejó de observar la Tv y contempló el reloj que colgaba de la pared cuando la puerta del departamento fue abierta.

Bajándose del sofá, el muñeco corrió hacia la entrada con sus pequeños pasitos resonando en el departamento.

—Kookie —recibió con una gran sonrisa que se borró al ver las líneas de presión en los labios y ojos del humano—. Jungkook, ¿qué sucede bebé?

Observando a su muñeco, el castaño se dejó caer en el suelo y recargó su espalda en la pared, atrayendo a su regazo a Taehyung.

En silencio, el pelinegro permitió que Jungkook lo sostuviera como si su vida dependiera de ello por unos largos minutos.

—Bebé, ¿qué está mal? —preguntó en un tono que exigía obediencia.

Suspirando, el castaño echó hacia atrás su cabeza y comenzó a golpearla suavemente contra la pared.

—Yoongi no se apareció en todo el día —murmuró con sus ojos cerrados.

Frunciendo el ceño, Taehyung se levantó en los muslos del humano y le agarró de la nuca con sus dos pequeñas manos.

—¿Por qué eso te preocupa tanto? ¿Es por lo de ayer? —Jungkook asintió—. Con angustiarse por ello no vas a lograr nada —indicó—. Apuesto que has estado pensando en ello todo el día, ¿no?

—Cómo no hacerlo —suspiró.

—Bueno, dejarás de hacerlo ahora que estás conmigo porque esas arrugas en tu frente no me gustan, te hacen ver feo bebé —indicó.

—Oye —gruñó frunciendo sus labios.

Sonriendo, Taehyung los besó suavemente a pesar de que en verdad, hubiera deseado comer de esos labios y sentir el verdadero calor corporal al igual que la noche anterior.

—Vamos, ve a bañarte mientras te pido una pizza para cenar —indicó.

—Puedo cocinar —Taehyung negó.

—Así como esta de perdida tu cabeza no lo creo, solo terminaras lastimándote —argumentó bajándose del regazo de su humano—. Vamos, arriba y a la ducha.

—No tardo —pronunció el castaño antes de levantarse del suelo y seguir la orden de su muñeco.

Minutos después, Jungkook salió de su habitación con unos pantalones cortos y una camiseta ancha.

—¿Pediste la pizza? —preguntó dejándose caer en el sofá, al lado de su muñeco.

Taehyung asintió y observó al castaño—. Seca tu cabello, los humanos se vuelven delicados al enfermarse.

—Pero mejoramos —se defendió—. En cambio si algo te pasara a ti, simplemente te perdería —frunció el ceño—. Para siempre...

—Pero nada me va a pasar —golpeó suavemente el muslo del humano—. No pienses en ello y ve a abrir la puerta —señaló.

Frunciendo sus labios, Jungkook se levantó tomando su billetera y abrió la puerta.

—Hyung... —pronunció observando a Yoongi del otro lado de la puerta.

—Solo vine a dejar algo —anuncio entrando en el departamento—. Al menos ahora sé que no estoy loco —murmuró observando al muñeco sobre el sofá.

Cerrando la puerta, rápidamente el castaño lo siguió y contempló al mayor sacarse su mochila.

—Hyung... ¿Qué...?

—¡Minnie! —gritó Taehyung al contemplar al hermoso muñeco con un vestido rosado pálido.

—Si, Minnie o Jimin, ¿por qué no te mueves y dejas de volverme malditamente loco? —gruñó.

El rubio muñeco de porcelana parpadeó y lentamente giró su cabeza en dirección al pelimenta.

—Me amas Yoonie, lo sabes —sonrió hermosamente después de guiñarle un ojo, logrando que el humano bufara irritado.

—¡Minnie! —volvió a gritar Taehyung antes de lanzarse al cuerpo de su hermano.

—Hola Vante —rió alegremente el pequeño y lindo rubio.

—Pero... Pensé que no lo había encontrado —pronunció Jungkook.

—No sabía que era el mismo hasta la noche anterior —respondió volviendo a tomar su mochila—. Ahora es tu problema —indicó saliendo rápidamente de aquel departamento, ignorando la mirada del muñeco rubio y aquella sensación que dejó en su cuerpo.

—¿Estás bien? —preguntó Taehyung alzando una de sus pequeñas manos para apresar la mejilla de su hermano—. Te llamó Jimin —susurró.

—Lo sé —respondió volviendo a observarlo una vez que Yoongi desapareció—. Pero él volverá, lo sé —anuncio convencido, con una aplastante seguridad que Taehyung no había apreciado antes en el rubio.

—De acuerdo —asintió poco convencido.

—Uhm... ¿Taehyung? —llamó Jungkook un tanto incómodo.

Jimin arqueó una ceja al pelinegro que rió alegremente.

—Ven bebé, déjame presentarte a mi hermano Jimin. Minnie, él es Jungkook, mi humano —presentó alejándose del rubio muñeco para ir al otro extremo del sofá donde se había sentado el castaño.

—Tu humano —repitió.

—Si —asintió—. También, podría decirse que somos parejas —sonrió a lo que Jungkook se relajó.

—Bueno, parece que varias cosas pasaron desde que nos separaron ¿no? —comentó con una dulce sonrisa algo... Vacía.

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