Capítulo 00:24

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De manera horriblemente lenta y silenciosa, la noche había transcurrido para darle paso a un feo día lleno de nubes grises que al menos, había retenido la lluvia en una suave llovizna mañanera.

Recostado en su cama, Jungkook estaba de costado contemplando el rostro de su amado Taehyung, quien había cambiado a su forma humana en alguna hora entre la madrugada y la había mantenido, más no había despertado aún.

Alzando su mano, el castaño acarició el perfil de Taehyung sin cansarse de sentir la suavidad y la calidez que le transmitía aquella caricia, aquel simple tacto.

Después del horror que había pasado el día anterior con la desaparición del pelinegro, su alma se sentía en paz nuevamente al tenerlo a su lado.

Taehyung realmente se había vuelto en su ancla que le ayudaba a mantenerse cuerdo y seguir adelante, en ese mundo.

Casi se había vuelto a perder a sí mismo el día anterior al no encontrarlo, y solo la presencia de sus amigos ayudando a buscar a su Taehyung le había distraído de ello.

Luego, al volver a tenerlo entre sus brazos, Jungkook se había hecho una promesa a sí mismo.

Él no iba a permitir que Taehyung abandonara su lado, nunca, sin importar la razón, ambos debían permanecer juntos.

Aquel pensamiento se había instalado en una parte de su mente, sin ningún indicio de querer moverse y él estaba bastante bien con que siguiera ahí.

Porque él no iba a permitir que Taehyung se fuera como sus padres o su abuelo, su muñeco no tenía permitido abandonarle bajo ninguna palabra o excusa.

Taehyung era suyo, y él era de Taehyung.

—Eres mío... —murmuró acariciando aquellos labios rosados oscuros con los suyos.

Y sí, anunciarlo en voz alta se sentía bien.

Escuchando ruido en el piso de abajo, Jungkook suspiró y se sentó en la cama.

Aunque deseaba permanecer al lado de su amor, necesitaba saber que iban a hacer con Bo-Gum porque no creía que ese idiota se rindiera tan fácilmente con ambos hermanos.

—Ya vuelvo TaeTae —pronunció juntando sus labios en un casto beso antes de levantarse de la cama.

Abrigando bien al hermoso hombre pelinegro, Jungkook se aseguró de que la ventana de su habitación estuviera bien cerrada y corrió la cortina.

Encendiendo la luz de la habitación para que no estuviera tan oscura, el castaño contempló a su pareja una última vez antes de salir y cerrar la puerta.

Frente a esta, se mantuvo unos segundos dudando antes de finalmente colocarle seguro a la puerta para que Taehyung se quedara en el interior.

Manteniendo la llave en su mano, bajó las escaleras y contempló una maleta junto algunas cajas en la entrada.

Esas eran sus cosas, podía reconocer la maleta.

Siguiendo el ruido a la cocina, se internó contemplando a Yoongi bebiendo café mientras estaba sentado en un banquillo frente a la isla.

Y en el mesón de la isla, frente a él, Jimin estaba sentado hablando con su humano mientras le preparaba un sándwich con las cosas que habían comprado.

Percibiendo la presencia de otras personas, ambos observaron a Jungkook, quien se había quedado parado bajo el marco de la puerta.

—Te traje algunas de tus cosas y compré algo de comida —anunció Yoongi observando a Jimin cuando este se paró frente a él, extendiendo sus brazos con el sándwich.

—Gracias —respondió internándose y sirviéndose café también.

—¿Cómo está mi hermano? —preguntó el muñeco mientras instaba a su humano a comer más.

—Cambió su forma humana en la madrugada y se ha mantenido así desde entonces, pero todavía no despierta —explicó.

—¿Vas a vivir aquí con Tae? —preguntó el pequeño rubio sentándose en la orilla del mesón, moviendo su pierna sana de adelante hacia atrás—. Porque sí es así, tendrás que comprar más comida y quitar esas mantas blancas que están en todos lados... Y limpiar un poco.

—No pienso volver a ese departamento con ese idiota estando tan cerca... Aunque ese loco también tenía fotos de esta casa y la tienda —recordó frunciendo el ceño.

Dejando su taza de café sobre la mesa, Yoongi tomó y acomodó a su rubio muñeco sobre su regazo, ya viendo que en cualquier momento este se caía y lastimaría. Con un fuerte brazo, rodeó el pequeño y delgado cuerpo duro para mantenerle apretado contra su cálido abdomen.

—También tenía fotos del exterior de mi departamento y de mi Jimin —anunció el mayor.

El pequeño rubio sonrió con alegría ante el posesivo tono de su humano, pero él solo había dicho la verdad.

Jimin era de Yoongi, así como Yoongi era de Jimin.

—¿Qué vamos a hacer con él? No creo que se rinda con los chicos tan fácilmente —dijo tomando un sorbo de su café.

El pequeño rubio soltó una ligera risita que intentó cubrir sin éxito con sus pequeñas manitos.

Jungkook lo observó con curiosidad.

—Ya me he encargado de ese problema esta mañana —sonrió Yoongi, y había cierta satisfacción malvada en su rostro por ello.

—¿Qué pasó? —preguntó el menor.

Yoongi se encogió de hombros—. Puede que haya llamado a mi abogado esta mañana y que junto a la policía visitáramos a este tal Bo-Gum.

—Cuéntale lo otro que pasó —chillo Minnie con una gran sonrisa.

—¿Qué? ¿Intentó escapar? —preguntó Jungkook ansioso.

—Al entrar en su departamento, las pruebas de que nos había estado acosando seguían ahí, pero él no estaba. Cuando la policía se dispuso a buscarlo el idiota salía de tu departamento con el baúl viejo que me hiciste acompañarte a buscarlo —explicó.

—Los policías lo atraparon y él se puso a gritar como loco —sonrió el pequeño rubio, recordando haber presenciado todo desde los brazos de su Yoonie.

—¿Estabas con Minnie en público? —preguntó el castaño alzando ambas cejas.

—No lo iba a dejar fuera de mi vista con ese idiota todavía suelto —se defendió en un gruñido.

—Ya Yoonie, ya pasó —pronunció Jimin con ternura, acariciando el brazo que rodeaba su pequeño cuerpo.

El pelimenta solo se mantuvo en silencio, apretando con más fuerza a Jimin, quien ni se quejó con ello.

—Bueno, al menos eso ya no será un problema mientras no quede libre —suspiró el castaño.

—Mi abogado se encargará de eso si quiere seguir manteniendo su trabajo —resopló Yoongi.

Jungkook se quedó en silencio unos segundos, observando curioso a su amigo.

—¿Has hablado con tu madre? —preguntó.

Jimin inmediatamente observó con feroz enojo al humano de Taehyung cuando el cuerpo de su Yoonie se tensó por culpa de este.

—Habló directamente con su abogado —anunció el pequeño rubio, advirtiendo con una fría mirada que no hablara más del tema.

Ya el tonto de Jungkook debería de saber que a su Yoonie le afectaba hablar sobre su estúpida familia.

—¿Cómo es que Bo-Gum tenía conocimientos de ustedes de todas formas? —preguntó Jungkook cambiando de tema.

—Cierto, el idiota tenía hasta un libro con información de ustedes —recordó Yoongi observando con el ceño fruncido a su muñeco.

—Lo revisé antes de quemarlo, y me di cuenta de que era como un diario de vida que perteneció a la persona que fue nuestro amo antes de Hoseok —reveló Jimin—. Él se volvió un poco loco y todas sus propiedades fueron vendidas.

—Espera, creo que en mi familia había alguien que se llamaba Hoseok —pronunció Jungkook con sus cejas juntas.

Jimin sonrió—. Era el abuelo, del padre, del padre, de tu padre —explicó Jimin—. O algo así.

—Creí que ustedes siempre han pertenecido aquí —pronunció Yoongi observando a su amigo.

—Mi abuelo me contó que fue uno de sus antepasados quien adquirió la tienda y la casa, y que desde entonces pasó de generación en generación —anunció Jungkook.

—Así es —asintió el pequeño rubio—. Y luego de Hoseok no hubo nadie más hasta que llegaron ustedes —explicó—. Bueno, excepto ese hombre que me robo.

Terminando su café, Jungkook dejó su taza sobre el lavavajillas.

—¿Dónde quedó el baúl? —recordó.

—Sigue en el auto, lo voy a bajar y nos iremos —respondió Yoongi observando a Jimin preparándole otro sándwich.

(***)

Taehyung gimió cuando finalmente logró abrir sus ojos.

Por un momento, se aterró cuando sus ojos no captaron nada más que oscuridad, rememorando recuerdos que creía haber olvidado, superados.

Pero no. Al igual que a Jimin, a pesar de que la soledad y la oscuridad habían sido sus únicas amigas y compañía, les temía con profundidad.

¿Dónde estaba su Kookie? ¿Qué había ocurrido?

Pero entonces, antes de que el pánico le invadiera, fue consciente del brazo que rodeaba su cuerpo con más fuerza y pronto, del cuerpo con delicioso calor cálido apegado al suyo, el cual también era...

—Humano... Soy un humano... —exclamó en un murmullo, alzando sus manos para tocar su rostro.

—Sí, un hermoso humano y mi hombre —respondió Jungkook, acurrucándose más cerca del cuerpo contrario—. Pensé que no despertarías nunca —susurró.

—¿Cuánto tiempo llevo durmiendo? —preguntó girando su cuerpo para estar de frente con su humano, su pareja quien había logrado ese cambio.

—Un día entero —respondió encendiendo la suave luz de la pequeña lámpara sobre su mesita de noche para así poder contemplar las perfectas facciones de su muñeco.

No, de su muñeco no, de su humano.

—¿Cómo es posible que hayas podido cambiar a un humano? ¿Por qué no me lo dijiste? —preguntó contemplando aquellos bonitos ojos.

Alzando su mano, Taehyung ahueco con ella la mejilla del castaño.

—Lo siento, no podía explicarte esto antes porque entonces el cambio no ocurriría —explicó—. Pero ahora puedo —sonrió hermosamente.

—No me lo digas si te traerá problemas de alguna forma —ordenó Jungkook con firmeza.

—Todo está bien ahora, estaremos juntos por siempre —prometió uniendo sus labios en un casto beso—. Como sabrás, el tener un amo para nosotros es muy importante, al igual que el amor —comenzó—. Nuestras almas estuvieron alguna vez en este mundo, Jungkook, pero fuimos unas almas pobres que anhelaban el amor, el sentirse querido.

—Te refieres a que... ¿Fuiste un humano como yo? —preguntó y Taehyung asintió.

—En la vida real y ahora, Minnie y yo fuimos hermanos, siempre juntos, hasta en la muerte —pronunció con ojos planos y serios, sin expresión—. Lo que te contaré no se lo puedes decir al humano de Jimin, o mi hermano nunca logrará recuperar su cuerpo.

—No lo haré —prometió.

Suspirando, Taehyung contempló el rostro de su pareja mientras comenzaba a recordar perfectamente su pasado, y como había llegado a esa situación.

—Con Minnie, crecimos en una familia adinerada pero sin amor alguno por parte de nadie, ni de nuestros padres, abuelos, ni criados —comenzó—. Con la muerte de nuestros padres, la fortuna pasó a manos de unos jóvenes inexpertos e inocentes necesitados de amor. Con crueldad, fuimos engañados aprovechándose de nuestra necesidad de ser amados para finalmente ser asesinados. Nuestros cuerpos fueron olvidados, encerrados en la habitación de arriba.

Jungkook inspiró profundamente, aguantando sus ganas de maldecir y en cambio, atrajo más a su cuerpo a su pareja, instándole a esconder su rostro en su cuello para recordarle que ya no estaba solo.

—Cuando me dijiste que esta era tu casa, tu esencia... —pronunció Jungkook con dolor, imaginando la respuesta.

Lo dijo porque así era.

—Antes de que fuera renovada, esta era nuestra casa —confirmó Taehyung—. Y el lugar donde nuestros cuerpos fueron olvidados, fue el lugar donde me encontraste.

—El ático —susurró Jungkook con dolor.

—Sí —suspiró el pelinegro.

—¿Cómo volvieron entonces? ¿Cómo terminaron así?

—¿Sabes qué hay después de la muerte? —preguntó Taehyung con tono reflexivo—. No hay nada, solo es otro vacío lleno de oscuridad en el que tu alma descansa en paz. Así se supone que debía de ser, pero para mí y mi hermano no era así —reveló—. Podríamos no tener mucha conciencia y no tener un cuerpo físico ya, pero nuestras almas seguían sufriendo y anhelando el amor. No sé cuánto tiempo pasó luego de nuestras muertes, solo recuerdo abrir mis ojos y contemplar la oscuridad.

En silencio, Taehyung recordó el pánico que había sentido al despertar y no poder mover su cuerpo a conciencia mientras solo era rodeado de oscuridad.

—Fue difícil en un principio, cuando estaba consciente sólo contemplaba oscuridad o veía a un hombre deambular por la habitación —reveló—. De un momento a otro, mi consciencia se volvió más firme y pronto me di cuenta de que estaba en un cuerpo que no era mío, uno que no podía mover.

—Debió de ser aterrador —murmuró Jungkook.

Taehyung negó con su cabeza, saliendo de su escondite.

—Fue el momento más alegre de mi vida, en realidad, y seguramente el de mi hermano —reveló—. ¿Y sabes por qué?

Jungkook negó.

—Porque ese hombre nos cuidaba, mimaba y amaba. Por primera vez, alguien en verdad nos amaba.

El corazón de Jungkook dolió ante aquellas palabras, la ternura en ellas.

—Él fue nuestro primer amo y creador, él nos creó para sus noches solitarias brindándonos amor y cariño mientras nosotros le ofrecíamos nuestra compañía —pronunció Taehyung—. Pronto, el amor que él nos brindó logró que cambiáramos a nuestros verdaderos cuerpos después de las doce y todo fue maravilloso.

—¿Qué sucedió entonces? —preguntó Jungkook ante el repentino silencio de su pareja.

—Murió —respondió con un pesado suspiro—. Y nosotros volvimos a ser encerrados y ocultos en el baúl hasta que un nuevo amo apareció. Pronto, con Minnie nos volvimos codiciosos cuando comenzamos a comprender los beneficios que nos traía ser amados de forma intensa y sincera.

—¿Cómo qué?

—¿No te diste cuenta, Kookie? —preguntó con una sonrisa cariñosa, acariciando el pecho de su pareja—. Comenzamos a adquirir cualidades humanas aún en nuestra forma de muñecos en la cual nuestras almas fueron llamadas y atrapadas —reveló borrando su sonrisa—. Pero fue muy difícil lograr que alguien nos amara así de intenso y verdadero desde nuestro primer amo y creador —explicó—. Hasta que llegaste tú.

—¿Yo? —preguntó—. Pero yo estaba todo roto y sin ganas de vivir —le recordó.

—Y fuiste perfecto por ello, porque necesitabas tanto amor como yo —reveló—. Gracias a tus sinceros sentimientos y tu amor que igualaron los míos, yo logré que mi cuerpo verdadero volviera a ocupar su lugar. Fue un cambio doloroso donde ambos cuerpos lucharon por mantener el control, pero tu amor, preocupación y valoración, fue lo que finalmente lo logró.

—¿Y qué hubiera pasado si la intensidad de mis sentimientos no hubieran alcanzado los tuyos? —preguntó con temor.

—Seguiría siendo un muñeco en busca de un amor correspondido —respondió juntando sus labios—. Por eso no puedes decirle nada de esto a Yoongi, porque forzará sus sentimientos para que Jimin sea un humano como yo y así no funcionan las cosas, todo tiene sus reglas —explicó.

—No le diré —prometió—. Y desde ahora tú nunca dejarás mi lado —anunció con un brillo posesivo en sus ojos.

Y Taehyung sonrió con aquellas palabras.

Sí, realmente había encontrado a su humano perfecto.

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