El club de fans de Zoruru

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Aquel extraño día que viví en la granja humana parecía haber sido un sueño, me costaba mucho creer que en verdad yo había sido capaz de escabullirme hasta allá, en realidad nadie lo creía, ni siquiera mis papás ¿En serio me tienen tan poca fe? 

La cosa es que como no me creían la historia real y yo me negaba a inventar alguna otra para explicar mi desaparición, comenzaron a rondar una serie de rumores de lo más absurdos, como que me había metido en una pelea con un caterpie, este me había ganado y por la vergüenza me había ocultado todo un día. Otro decía que me había enamorado de un poochyena, que este no me miraba y que me la pasé todo un día arrastrándome detrás de él. Además de esos dos chismes, corrieron toda clase de otras historias vergonzosas y falsas.

La única que me creyó fue Zorumi, mi mejor amiga. A veces creo que ella me entiende mejor que mi propia madre, no puso en duda mi palabra, según ella yo soy incapaz de mentir, es una lástima que entre los zoruas eso no sea algo demasiado bueno. En fin, siempre fue una alegría contar con el apoyo de Zorumi, sin ella yo jamás habría sobrevivido a los días que siguieron... Que fueron terribles.

Resulta que luego de mi regreso, Zoruru cambió mucho su actitud conmigo, se volvió odiosamente amable, no paraba de seguirme, de ofrecerme consejos para mejorar mis ataques, de darme palabras de aliento y de llenarme de atenciones y regalos. Ya me estaba enfermando, prefería su actitud burlona, al menos eso no me traía problemas ¿Qué problemas puede traerte que Zoruru sea amable conmigo? Dirán ustedes, pues traía muchos problemas, problemas con su club de fans. 

Zoruru tenía un club de fans, un grupo de cabezas huecas con mucho tiempo libre que se juntaban por las tardes a hablar de él ¡Eran odiosas! De por sí, esas harpías tenían una especie de fijación conmigo, creo que les molestaba que Zoruru pasara tanto tiempo a mi lado, pero lo dejaban pasar por el hecho de que él lo hacía sólo para fastidiarme, pero ahora que se había vuelto tan amable, pasé a convertirme en la enemiga pública número uno del bosque, al menos para ellas.

Comenzaron a volverse muy agresivas, cada vez que podían me hacían alguna jugarreta o un atentado, me quejé con mi mamá pero no me tomó en serio, según ella eran "cosas de niños". Claro, que te cubran de miel y te lancen a un pozo lleno de teddyursa es cosa de niños. Luego de eso llegué toda rasguñada a mi casa, mi mamá al verme en semejante estado me regañó y me dio una legendaria charla acerca de ser cuidadoso con uno mismo ¡AAAHH! Claro, como era torpe, que me pasara algo tienía que ser mi culpa, no puedía ser que alguien a quien no le agradaba me hubiera hecho un atentado. Y para culminar, al día siguiente apareció Zoruru frente a mi casa con un pocillo con ungüento para los arañazos, al verlo yo misma lo arañé e hice que usara su ungüento de porquería.

Hubo muchas jugarretas y bromas pesadas contra mí durante esos días que no vale la pena contar. Las zoruas del club de fans eran muy celosas, sé que todas ellas guardaban en su corazón la esperanza de que cuando evolucionaran Zoruru las escogiera como pareja, pero ahora que él parecía tan cariñoso conmigo, comenzaron a verme como una rival a temer, sus ataques tenían la intención de alejarme de él. Esas eran retardadas ¿Cómo es que no entendían que yo no quería nada con Zoruru? Yo no lo buscaba, él me buscaba a mí. En fin, a pesar de los problemas pude salir adelante con la ayuda de Zorumi, que me cuidaba y hacía lo que podía por mí, pero hubo cierto incidente que simplemente nos superó.

Ocurrió un día luego de nuestras clases de reforzamiento a las que asistíamos para ponernos al día con nuestro entrenamiento. Cuando un zorua subía de nivel muy lento o le costaba aprender ciertos ataques, lo mandaban a la escuela de reforzamiento, no éramos muchos los que asistíamos a esas clases, la verdad todos los zoruas hacían lo posible por evitar tener que asistir a ellas, pues éramos blanco de todo tipo de burlas por parte de otros zoruas más aventajados. Bueno, habrá que decir que Zoruru nunca se burlaba de nadie con excepción de  mí, por lo que también era muy admirado dentro de esta clase y todos decían que yo era muy afortunada de contar con un amigo tan respetable y talentoso como él. Cuando decían eso me daban ganas de morderlos, en serio. Ah por cierto, olvidaba mencionar que dentro de la clase de reforzamiento, yo era la peor alumna, para variar.

Volviendo a la historia, ese día estábamos trabajando en un sencillo ejercicio para practicar la habilidad "ilusión", para esto el profesor Zoreik había invitado a un poochyena para que sirviera de modelo, la idea era convertirnos en él. El profesor nos decía que debíamos memorizar bien el aspecto de nuestro objetivo y proyectarlo en nuestra mente, imaginarlo con todo detalle, esa era la forma de lograr el ejercicio. Yo cerraba mis ojos tratando de pensar en el poochyena, pero por alguna extraña razón lo único que lograba imaginar era el rostro de Iio, con sus ojos amables y sus lentes de medialuna.

—¡AAAAAAAAAAAAAHH! ¡Sal de mi cabeza estúpido! ¡Te denunciaré por acoso mental!

—¿Y ahora qué te pasa Zora? –Dijo Zorumi a mi lado— ¿Ya te metiste en otra de tus fantasías extrañas?

—Yo no tengo fantasías extrañas, es que nadie entiende mi genialidad, soy una pobre criatura incomprendida rechazada por esta sociedad cruel que no está preparada para acoger a los seres extraordinarios como yo, snif snif, de solo pensarlo me pongo triste, me voy a hacer bolita. —Me enrosqué y oculté mi cabeza bajo mi cola, a ojos de los demás me veía como una bola peluda.

—Zora, deja de hacer eso, te ves demasiado blandita, me dan ganas de dormirme encima de ti.

Zorumi se acercó a mí y me puso una pata encima, pero me dio cosquillas y no tuve más remedio que desenroscarme, pero ella no paró y siguió haciéndome cosquillas, yo me reía sin parar y terminamos llamando la atención del maestro.

—Ejem, señoritas —dijo el maestro con cara de maestro—. Si tienen tiempo para andar jugueteando y haciendo escándalo, entonces supongo que ya dominan perfectamente la "ilusión" y pueden transformarse en este poochyena sin problemas ¿Verdad?

—Pueees.... —Volteé mi cabeza buscando el apoyo de mi amiga, pero ella se había hecho bolita — ¡Zorumi! ¡No me dejes sola en esto!

—Señorita Zorumi ¿Quiere ser la primera en realizar el ejercicio por favor?

Zorumi se incorporó algo molesta y se colocó frente al maestro, entonces cerró los ojos concentrándose en el ejercicio, una niebla tenue la envolvió y al disiparse esta, teníamos al frente a un poochyena perfecto, los mismos ojos rojos, la misma quijada sobresaliente, su único defecto es que era negro en lugar de gris, pero a pesar de eso el maestro la felicitó

—¡Bien Zorumi! Tu poochyena es casi perfecto, con un poco más de concentración seguro que lo logras ¿Ves que si te lo propones puedes avanzar? De hecho yo creo que tienes mucho talento, tú no deberías estar en esta clase, si te esforzaras más no tendrías que venir aquí.

—Pero si no vengo a estas clases no podré verlo tan seguido maestro querido, no podría vivir sin contemplar su sonrisa encantadora, sus ojos ardientes, su atractiva figura...

Sobra decir que el maestro estaba rojo, Zoreik de por sí era un zoroark bastante vergonzoso y Zorumi se había percatado de eso, disfrutaba mucho ponerlo en aprietos. Esa Zorumi, era terrible, tenía un talento innato para detectar las debilidades de los demás y utilizarlas a su favor, siempre que el maestro la regañaba le hacía algún comentario de ese tipo para incomodarlo, no es que estuviera interesada en él.

—Ejem ejem, bueno, sigamos, Zora es tu turno.

Mi turno, al final tenía que llegar. Debía transformarme en ese poochyena, se supone que es algo fácil, es un pokémon del mismo tipo y tamaño que nosotros, al menos debería ser capaz de hacer eso. Traté de darme ánimos, me imaginé a un grupo de plusle haciéndome barra, entonces sacudí la cabeza, no podía hacer eso, se supone que debo pensar en poochyena, o de lo contrario no podré convertirme en él.

—¿Qué pasa Zora? Vamos, no tenemos todo el día.

Estaba nerviosa, pero debía calmarme, la concentración era fundamental, respiré hondo y comencé a pensar en el pokémon objetivo, en su pelaje gris, sus orejas puntiagudas, su quijada sobresaliente, sus ojos rojos... La verdad no me gustaban mucho los ojos de los poochyena ¿Por qué no pueden tener unos ojos más lindos? Unos ojos como los de Iio, aquellos ojos negros que rebosaban de amabilidad y que parecían tan brillantes detrás de sus lentes. Recordarlo me calmaba, sus cálidas manos eran tan agradables, me hacían sentir protegida, me gustaba tanto cuando me acariciaba, comencé a pensar en sus dedos rozando mi collarín de pelo... ¡Pero qué estoy haciendo, se supone que debo pensar en poochyena!

Traté de concentrarme a último minuto y completar el ejercicio, la niebla de la transformación me cubrió y al disiparse esta mostró... Eso que yo era. Pues el resultado no me salió bien, me transformé en algo parecido a un poochyena, pero con cola de zorua, una melena de cabello negro como el de Iio y un par de lentes de media luna.

—Emmmm, Zora.... ¿En qué rayos estabas pensando a la hora de transformarte? Porque... Pues tienes un cuerpo de poochyena, pero mantienes la cola de zorua y el mechón de pelo en la cabeza lo cuál es una muestra de que no te concentraste, pero esa melena de pelo negro ¿De que es ? ¿Un luxio? Y esos lentes... En serio ¿Qué se te pasó por la cabeza?

—A Zora le gusta un luxio —gritó de pronto Zozur, uno de los zorua más traviesos de la clase—. Seguro que estaba pensando en un luxio, por eso la melena y los lentes deben ser referencia a su evolución luxray, ya saben, luxray tiene una vista extraordinaria.

—¿Te gusta un luxio Zora? —Preguntó Zoralia, una metiche profesional— ¿Entonces el otro día que te perdiste fue porque te reuniste con tu novio? Cielos Zora, tú sí que te las traes ¿Así que quieres romper la tradición y emparejarte con un luxray cuando crezcas?

Luego de eso, todos salieron corriendo a desparramar la nueva historia que se había inventado sobre mí, nos quedamos solos el maestro, Zorumi que se había encaramado sobre él y yo.

—Bueno... Supongo que con esto damos por terminada la clase —dijo el maestro Zoreik sacándose a Zorumi de encima y depositándola en el suelo—. Vayan a casa o a donde quieran y... Bueno Zora, suerte en tu relación y todo eso... Supongo.

—¡Maestro no usted también! ¡Yo no salgo con ningún luxio! Eso que vio de mi transformación era... —En ese momento me detuve, decir que estaba pensando en un humano y sobre todo de esa manera era algo un tanto peligroso, así que me quedé callada.

—Vamos Zorumi —llamé a mi amiga dando por terminado el asunto.

—Claro Zora. —Se volteó para guiñarle un ojo al maestro—. Nos vemos Zoreik, espera por mí.

—Ya váyanse —dijo antes de lanzar un suspiro—. Bueno, a pesar de todo, igual amo mi trabajo.

Zorumi y yo  salimos del claro del bosque donde se hacían las clases, ella iba tratando de animarme, presentía que lo que pasaba conmigo no tenía nada que ver con ningún luxio, pero tampoco se atrevía a preguntar, ni yo a contarle la verdad... Esa cruel verdad. Desde que pasé ese día con aquel humano no había dejado de pensar en él, no podía sacármelo de la cabeza y esto ya comenzaba a traerme problemas... Bueno, más problemas de lo habitual. De hecho, en ese mismo momento se aproximaba otro problema con patas. Zoruru apareció de la nada, se veía muy agitado, su respiración era entrecortada y sus ojos destellaban de furia.

—¡Zora! —Gritó con voz colérica— ¿Es verdad eso que escuché de que estás saliendo con un luxio? ¡Cómo te atreves! ¡Cómo pudiste engañarme así!

—¿¡Eh!? Pero que... ¿Cómo se expandió ese rumor tan rápido? ¡Ni siquiera han pasado cinco minutos! ¿Y qué es eso de que te estoy engañando? En serio que no te entiendo.

—Zora...  Mira, sé que siempre he sido bastante pesado contigo —dijo sentándose y agachando las orejas—. Te he fastidiado a más no poder, siempre burlándome de ti pero es que, quería llamar tu atención y no sabía cómo. Sé que me pasé un par de veces, la verdad hasta que no me dijiste todas esas cosas luego de que regresaras de la granja humana, yo no entendía tus sentimientos, seguramente todo lo que te hice te causó una mala impresión de mí, pero quiero pedirte perdón por todo.

—Esto se pone bueno —susurró Zorumi a mi lado.

—Así que Zora... Por favor... ¡Deja a ese luxio! Tal vez parezca atractivo con sus ataques eléctricos y todo eso, pero él no te conviene ¡Un zoroark sería lo mejor para ti!

—¡Yo no estoy saliendo con ningún luxio! Esa es otra de las historias que inventan sobre mí, no le creas a esos rumores —dije fastidiada. Los ojos de Zoruru se iluminaron al escuchar esas palabras—. Y por otro lado... Todo eso que dijiste ¿Era verdad?

—Sí —me contestó agitando la cola—. Sólo quería llamar tu atención, que pusieras tus ojos en mí, que yo fuera el único al que vieras, de verdad nunca quise molestarte, así que por favor... Perdóname...

—Zoruru... —Lo miré con dulzura, tenía las orejas gachas y el rabo quieto esperando mi respuesta—. Está bien, te perdono, supongo que no puedo enojarme contigo por eso, además, a pesar de todo, siempre has estado ahí para ayudarme cuando estoy en apuros, siempre ahí para mí, como el gran amigo que eres.

Zoruru se tiró al piso y se agarró la cabeza, en ese momento yo no entendí el porqué de eso, ahora de mayor pienso que yo era demasiado ingenua, por no decir tonta.

—Zora... —Decía Zorumi— Por qué eres tan... Tan Zora.

—Zora —dijo Zoruru recuperando la compostura y tomándome una pata—. Mira, creo que lo mejor es aclarar las cosas, yo tengo unos profundos sentimientos por ti, sentimientos que no tienen nada que ver con lo que tú piensas, es cierto que somos amigos, muy buenos amigos por cierto, pero la verdad es que yo quisiera algo diferente, verás yo...

—¡Alto ahí Zoruru! —Gritó una voz cerca de nosotros.

De entre unos arbustos apareció una zorua, una que yo conocía muy bien, era Zoraya, la presidenta del club de fans de Zoruru, y como era de esperarse, su séquito de cabezas huecas aparecieron detrás de ella. Pero no estaban solas, llevaban consigo a un luxio amarrado con fibras vegetales, el pobre pokémon se retorcía preso en las garras de aquellas harpías.

—Zoruru, no te dejes engañar por esa demonia, ella no te quiere, sólo está jugando con tus sentimientos. Como se descubrió hace poco, ella mantiene una relación en secreto con un luxio y aquí está la prueba, este es el luxio, con él te engaña.

—¡Yo no la conozco lo juro! —Gritaba el luxio.

—Está mintiendo —gritaba otra fan enardecida—. Estos dos planean emparejarse en cuanto evolucionen, nosotras lo sabemos, investigamos el asunto.

—¡Que no la conozco entiendan de una vez! —Gritaba el prisionero—. Yo jamás me emparejaría con esa.

—Tampoco vengas a tratarla de esa —gritó de pronto Zoruru— ¿Y que clase de pokémon que se precie niega a su pareja por salvarse el pellejo? ¡Cobarde! ¡Ahora ponte de pie y pelea conmigo! Zora es mía y nadie me la quitará, si la quieres tendrás que vencerme.

—¡Pero si no la quiero!

Yo miraba la escena perpleja, esas chifladas habían montado un drama de proporciones épicas, ahora resulta que Zoruru y el luxio iban a pelear vaya a saber porqué y si Zoruru salía lastimado por la razón que fuera, todas ellas se enojarían conmigo y me atacarían. Yo ya estaba temiendo por mi pellejo cuando me fijé que Zorumi ya no estaba a mi lado, se había escabullido dentro del grupo de zorua que formaban el club de fans. Al parecer mi amiga tenía un plan.

Zoruru había liberado al luxio de las ataduras que lo apresaban para que luchara con él, el luxio por su parte se veía bastante molesto y estaba dispuesto a pelear aunque fuera para desquitarse del mal rato que le habían hecho pasar las zoruas del club de fans, estas por su parte se veían muy preocupadas, entonces, Zorumi oculta en el grupo gritó de forma anónima.

—¡Zoraya esto es tu culpa! Zoruru saldrá lastimado por tu estúpida idea de traer a este luxio.

—¡No fue mi idea! —Se defendió la aludida— ¡Fue idea de Zorina!

—¿Qué? ¿Me vas a echar la culpa a mí? Es cierto que fue mi idea, pero tú estuviste de acuerdo y nos ordenaste buscar al luxio.

—Yo de por si pensaba que era una mala idea, pero ustedes insistían en que querían hacerlo —gritaba Zoraya.

—¡No nos culpes! ¡Tú eres la más responsable porque eres la líder! —Dijo Zorumi desde atrás empujando a una zorua que cayó encima de otra y esta última terminó empujando a Zoraya.

—¡Cómo te atreves! —Dijo ella furiosa arañando a la pobre zorua caída.

Entonces una amiga de la víctima del arañazo saltó para defenderla y arañó también a Zoraya, esta ahora más enfadada que nunca, contraatacó con un mordisco, pero una bola sombra proveniente de otra chica la alejó de allí, mientras se recuperaba del impacto, sus amigas más íntimas se pusieron al frente para defenderla... Y resumiendo se armó una pelea. 

por un lado estaban las zoruas de Zoraya y por el otro, las otras zoruas de Zoraya. Habían caído en la trampa de Zorumi y ahora peleaban entre ellas, pero ese no era todo el plan, el luxio y Zoruru al ver a todo ese grupo de locas peleando por nada, olvidaron sus diferencias y se dispusieron a tratar de separarlas. Mientras todo ese drama se desarrollaba, Zorumi se acercó a mi lado y me susurró que escapara, seguro que cuando la pelea se acabara las chicas saldrían a buscarme para atacarme en castigo por... ¡Vaya a saber porqué! Ellas son las que arman esos líos y se supone que la culpa la tengo yo ¿Por qué? Porque soy yo.

Así que tal como me dijo mi amiga, escapé de allí y me perdí entre la espesura del bosque. Necesitaba encontrar un lugar para esconderme, dentro de lo posible hasta la noche cuando se les hubiera pasado el enojo y ya todo el asunto se hubiera olvidado ¿Pero dónde podría ser ese lugar? Mi casa no servía, porque seguro que las chicas irían y hablarían con mi madre preguntándole con sus caras más angelicales si podía salir a jugar, mi madre caería en su plan y me echaría afuera ordenándome que socializara, ya había pasado antes. El único lugar seguro era el escondite secreto que compartía con Zoruru, no era un mal lugar, el problema es que era muy aburrido y ya que tendría que pasar toda la tarde ahí no me apetecía mucho la idea. Entonces vino a mi mente la granja humana de Iio.

¡La granja de Iio! Allí nadie me buscaría, estaría a salvo de todos... Pero de por sí era un lugar peligroso, a los humanos no les gustan los zoruas, pero Iio era especial, él fue lindo y amable conmigo, seguro que me acogería, por eso estaba decidido, iría donde Iio.

Ese fue el evento que gatilló que fuera por segunda vez a la granja humana, si yo no hubiera ido, mi vida habría sido común y corriente como la de cualquier zorua, pero fue esta segunda ida lo que me alejó de la "normalidad". Ahora ya de mayor pienso las cosas con más claridad, yo decía que iba porque estaría más segura allí que en cualquier otro lugar, pero la verdad es que iba porque quería ir. Desde el día que conocí a Iio nunca más me lo pude sacar de mi cabeza y aunque me lo negaba a mí misma, me moría de ganas de verlo de nuevo. Creo que en esos tiempos ya comenzaba a gestarse en mi corazón aquel sentimiento tan especial y problemático y mi extraordinaria historia poco a poco tomaba forma.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro