Zoruproblemas en el pueblo

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El resto de la visita por el pueblo fue un poco incómoda, principalmente por mi colita pesada que no dejaba  de estorbar. Es que cuando me pongo contenta me da por moverla, pero eso provocaría que las ondas del vestido se movieran y si no hay viento, se supone que eso no debe pasar, así que intentaba llevarla recogida, pero luego de un rato me cansaba y no podía seguir. En realidad sabía que lo que necesitaba era calmarme, así mi ilusión se restablecería  y no tendría que preocuparme por la cola, pero de momento estaba demasiado alterada. Estaba nerviosa por tener la cola afuera y mientras más nerviosa me ponía, menos posibilidades tenía de ocultarla. Menos mal que mi cola no era tan larga y alcanzaba a ser cubierta por el vestido, pero estaría condenada si soplaba una brisa, pero como que ese día andaba con suerte, ningún viento malévolo sopló.

Nos dedicamos a caminar por todas partes preguntando a toda clase de personas si me conocían, obvio que todas las respuestas fueron negativas, era mi primera vez como humana en la zona, sería imposible que alguien supiera de mí, pero Iio y Alexia no se rendían, sobre todo Alexia, creo que era porque quería deshacerse de  mí rápido, pero pobre de ella, no sabía que Zora había llegado para quedarse ¡Wu!

Bueno, pues avanzando con la historia, caminamos mucho, calle arriba, calle abajo, por aquí y por allá y en todo ese rato, nadie se dio cuenta de que yo no era humana. Me sentí realizada, había superado a Zoruru, había ido al pueblo y me había paseado frente a las narices de montones de humanos sin que nadie se diera cuenta de nada, iba a hacer mi baile de la victoria pero me iban a mirar raro así que me aguanté.

De pronto Iio se acercó a preguntar si yo tenía hambre, iba a contestar pero mis entusiastas tripas se me adelantaron diciendo "guuuuuuuuu", estas chicas nunca se guardan su opinión, de todos modos un "guuuu" es más claro que cualquier palabra, con esto quedó decidido que íbamos a ir a almorzar por allí, por supuesto Iio invitaba, espero que esto no haya arruinado su economía, pero en fin, no había nada que hacer.

Fuimos a un restaurante bastante popular que había en la calle principal del pueblo, la más concurrida de todas, tenía mesas tanto dentro como fuera del local, nosotros decidimos sentarnos afuera. Hay que decirlo, en el interior del lugar hacía un calor espantoso, mientras que afuera corría una agradable brisa y aunque había mucho sol, cada mesa tenía una sombrilla azul que protegía de sus molestos rayos, así que todo era perfecto.

Bueno, allí en el restaurante fue mi gran desafío, debía comer como humana, pero pronto descubrí que eso no era lo único que debía aprender. Todo empezó cuando trajeron la carta, para empezar yo no sabía leer, tampoco tenía porqué saber, en los bosques los mensajes se transmiten por aullidos  u olores, no por símbolos, aunque debo decir que los humanos son muy creativos para suplir su falta de audición y olfato.

Bueno, pues me pasaron la carta, yo veía un montón de símbolos sin sentido para mí, no sé porqué los platillos tienen que estar escritos ¿No sería mejor poner fotos? Pero parece que es por un asunto de espacio, saldría un menú muy grande si pusieran las fotos de todo lo que sirven ahí. Pero sea como sea, el asunto es que yo no tenía idea de lo que tenía entre las manos, parece que Iio y Alexia notaron esto y se dieron cuenta de que yo no sabía leer, me solucionaron el problema pidiendo lo mismo para los tres. Bien, al menos ese punto quedó resuelto.

Mientras esperábamos la comida, Iio y Alexia se pusieron a conversar animadamente, yo quería participar pero no podía hablar ¡Que rabia! Alexia justamente se estaba comportando muy simpática con él, al principio me pareció bastante neurótica y exagerada, pero ahora estaba mostrando su faceta linda, Iio reía con ella, parecía que se había olvidado de mí, era molesto. Pero mi querida Zorumi como siempre me echó una pata, desde debajo de la mesa rozó la pierna de Iio, haciendo que él girara a verme a mí, toparme repentinamente con sus ojos me hizo sonrojar y aparté la vista, el sonrió complacido y me rozó la pierna con la suya pensando que había sido yo la que lo tocó en primer lugar. 

Sentir su toque me animó un poco y decidí responder su gesto dándole un suave toque con mi pierna también, él también me contestó con otro roce. Como que empezamos a jugar debajo de la mesa, ambos parecíamos disfrutar de esto, pero Alexia por desgracia quedó de lado, bastante molesta buscó la primera oportunidad que tuvo para interrumpirnos.

—¡Hey miren, ahí viene la comida!

La mesera llegó con su caminar ondulante, equilibrando un par de bandejas en sus manos, era muy hábil, nos sirvieron un plato que tenía carne de... Vaya a saber de qué cosa, en las comidas humanas la verdad nunca sabes exactamente lo que estás comiendo, te pueden decir que es una cosa pero no siempre es comprobable. De todos modos la carne se veía buena, estaba acompañada de arroz con verduras, no me gustan las verduras, los únicos vegetales que me gustan son la bayas ¿No podía ser arroz con bayas? No tengo idea si quedará bien, pero por ultimo me como las bayas y dejo el arroz. Bueno parece que ya me estoy desviando del tema.

Me costaba mucho usar el tenedor y el cuchillo, era tan molesto, lo peor es que parece que cuando uno come con cubiertos a la comida le entra el miedo, porque se escapa y luego hay que perseguirla por el plato, pero yo no iba a dejar que un trozo de carne me faltara el respeto. Ensarté mi cuchillo en ella cortándole la salida, pero la carne no se rendía y comenzó a insultarme, de a poco se me resbalaba del plato mientras yo luchaba por retenerla y evitar que cumpliera sus malévolos planes... De pronto un mordisco de Zorumi me devolvió a la realidad, ya me había metido otra vez en una de mis fantasías. Algo perturbada levanté la vista para ver que estaban haciendo Iio y Alexia, por si había hecho algo demasiado raro, al parecer sí lo hice, porque estaban cuchicheando cosas entre ellos mientras me miraban.

—-Oye Iio, esa chica no sabe leer, ni siquiera sabe utilizar cubiertos, es como si...

—Como si no hubiera sido criada por humanos... Alexia ¿Y si es una chica criada en el bosque por pokémon salvajes?

—¿Algo así como Tarzan? Ese que fue criado por una manada de chimchar y monfernos que eran liderados por un infernape. Sabes, en circunstancias normales te diría que dejaras de leer esas novelas raras tuyas pero, viendo esto que vemos... Creo que podría considerar la idea de que es así.

Yo me preguntaba quién sería ese tal Tarzan, me gustaría conocerlo, tal vez me pudiera dar un consejo o dos sobre como actuar frente a los humanos, pero como Tarzan no estaba allí para ayudarme, me las tenía que arreglar sola. Comencé a ponerme cada vez más nerviosa, hasta que escuché a un niño que decía.

—Mami mira, esa niña tiene cola.

Mi cola se había salido, me apresuré esconderla lo más rápido posible, de modo que para cuando su madre volteó a vernos, mi cola ya no estaba, así que la señora no alcanzó a ver nada, por suerte el niño tenía como tres años, a esa edad difícilmente distinguen lo que es realidad de lo que es una fantasía suya, por lo que sus padres no toman demasiado en serio sus palabras y aunque no pasó nada, el incidente fue suficiente como para alterarme aún más. Estaba tan tensa que me costaba respirar, sentía que en cualquier momento se me iban a salir las orejas. 

Entonces tratando de calmarme decidí concentrarme en la comida e ignorar todo lo demás, clavé mi cuchillo en el trozo de carne y comencé a cortar como si me pagaran por ello, el problema es que apliqué demasiada fuerza y la comida se asustó mucho, entonces muerta de miedo la carne salió disparada de mi plato desparramando un montón de arroz en el proceso.

En ese momento descubrí que la comida humana puede ser muy aerodinámica, pues hay que ver la gracia con la que volaba la carne, mostró una hermosa trayectoria surcando los cielos, como un taillow volando en primavera, para aterrizar delicadamente en el escote de una señora gorda que se sentaba unas mesas más allá. Eso no fue nada bueno.

La señora gorda se paró gritando y aleteando como un polluelo, no creo que la comida hubiera estado tan caliente como para armar tanto escándalo, eso o todas las hembras humanas son muy neuróticas, de todos modos eso terminó por destrozar mis nervios, pues cuando me di cuenta, Zorumi me estaba gritando desde abajo.

—¡Zora Zora! ¡Tus orejas y tu cola se salieron!

Eso era malo, de momento nadie lo había notado porque todos estaban pendientes de la señora gritona, pero pronto se darían cuenta, necesitaba escapar cuanto antes, pero se me estaba acabando el tiempo. Los mozos llegaron y ya estaban calmando a la señora, necesitaba una nueva distracción que me permitiera huir, fue entonces cuando Zorumi tan oportuna como siempre, saltó sobre la mesa donde estábamos comiendo mientras gritaba para llamar la atención.

—¡Denezoru denezoru ruo dededennne zoru!

De acuerdo, su pronunciación no era de lo mejor, así como yo no había practicado hablar humano, ella tampoco había practicado hablar dedenne, pero creo que le salió bastante bien. En todo caso, al evolucionar se supone que nuestra capacidad para imitar vocablos mejora, hasta antes de eso hay que esforzarse mucho para hablar correctamente. 

Volviendo a la historia, tal como lo planeó Zorumi, Alexia al escuchar aquel sonido tan extraño volteó y se encontró con un dedenne brincando de aquí para allá entre los platos y los vasos. Como podrán imaginar de inmediato se puso histérica y empezó a gritar y a arrojar cosas, ahora los mozos y todo el público centraron su atención en ella y en el pequeño pokémon que estaba causando ese alboroto, mientras tanto, yo aproveché la distracción para escapar hacia un callejón donde me escondí.

Me metí en un callejón la verdad bastante feo y abandonado, crecían algunas malezas en el piso, habían dejado cosas como tablas, cajas, telas, cubetas y piedras en el lugar,  no era un sitio muy acogedor, pero aún así alguien vivía allí, utilizando todos los objetos que habían abandonado, alguien había construido una especie de refugio y ese alguien estaba dispuesto a protegerlo.

Yo estaba en la entrada del callejón, agitada y jadeante tratando de calmarme para regresar, estaba en un aprieto, si regresaba a mi forma de zorua me atacarían hasta matarme, pero no lograba mantener el disfraz, mi cola y mis orejas se negaban a desaparecer. 

Estaba pensando qué hacer cuando sentí un dolor en mi pata... Digo mano, cuando la vi tenía una especie de pequeño moretón, alguien me había atacado sin que me diera cuenta, entonces busqué al causante del daño y me encontré con un nidoran macho que me miraba con fiereza, detrás de él una raticate, una plusle y un minum también se mostraban amenazantes. Sobre mi cabeza sobrevolaba también un pokémon, un gligar quien parecía dispuesto a atacarme ante el más mínimo movimiento.

—Quien eres monstruo —me gritó el nidoran apuntando sus espinas hacia mí—. Que quieres de nosotros, porqué invades nuestro territorio.

—Yo no soy ningún monstruo —les contesté asustada—. Soy un pokémon.

—Claro cómo no, tú debes ser un monstruo —gritó la raticate—. Un humano con orejas y cola de pokémon, tal vez seas un híbrido como el de esa revista de comics que vimos la otra vez. —Yo no tenía ni peluda idea de lo que era un comic.

—Yo no soy un monstruo —dije al tiempo que volvía a mi forma de zorua y salía de debajo del vestido que ahora me quedaba grande—. Miren soy una pokémon.

—Un monstruo que muta. —dijo plusle entusiasmada.

—No es un monstruo que muta —contestó minum—. Debe ser un ditto, esos pueden tomar  la forma del pokémon o de la cosa que quieran.

—No soy un ditto, soy una zorua.

—Y que rayos es una zorua. —Dijo raticate.

—Yo sé —gritó de pronto gligar desde los cielos al tiempo que aterrizaba—. Es un pokémon que vive en los bosques, a veces vuelo por allá y más de una vez he tenido oportunidad de encontrarme con uno de ellos. Son pokémon muy engañosos, les gusta tomar la forma de otros para engañar y hacer bromas, una vez una de esas se convirtió en una gligar muy atractiva, entonces yo me acerqué con intenciones de coquetear con ella y cuando me nos me lo esperaba, paf, se transforma en zorua y me empuja lejos burlándose de mí —gligar me miró enfadado—. Eso no se hace.

—Yo nunca he hecho algo como eso. —Dije poniendo mi carita más tierna.

—Pero parece que tenías intenciones de hacerlo, estabas disfrazada de humano ¿A quien querías engañar?

—Yo no quería engañar a nadie, solo quiero gustarle a Iio.

—¿Quién es Iio?

—Es un humano que trabaja en una granja, es muy lindo, tiene los ojos y el cabello negro y usa lentes, es amable, tierno y muy dulce, me encanta —creo que me sonrojé un poco al decir esto.

—Un pokémon enamorado de un humano —dijo minum—. Ahora si que ya lo he visto todo.

—Oye chiquita —dijo plusle— ¿No crees que deberías buscarte una pareja más apropiada para ti? Una de cuatro patas por ejemplo, tal vez un luxio o un luxray te vendrían bien, son tan guapos –dijo con tono soñador, parece que ese pokémon es muy popular entre las chicas.

—¡Piripiri! —Gritó minun enfadado.

—¿Qué pasa Minuminu? ¿No me vas a decir que estás celoso? Por favor amor, aunque los luxio me parezcan guapos, tú siempre serás el primero en mi corazón.

—Piripiri —dijo Minuminu  sonrojándose al tiempo que la abrazaba. Se veían lindos pero me hacían sentir algo incómoda.

—A mi me dio la impresión de que estabas escapando de alguien —dijo de pronto la raticate.

—Si es que... Mi disfraz se malogró, me puse muy nerviosa y cuando eso pasa, mi disfraz falla, así que tuve que salir corriendo, tampoco podía regresar a mi forma pokémon, porque en este pueblo la gente no quiere a los zorua, dicen que somos malos, que estamos malditos y no sé que más, así que si me pillan me matan —dije triste.

—Pues si es tan peligroso que un zorua esté en el pueblo no debiste venir en primer lugar —me dijo el nidoran—. Es una estupidez.

—Tal vez, pero es que tenía que venir, o sea, no podía dejar a Iio solo, yo quiero estar con él, lo quiero mucho, para esto debo ser una humana, tenía que arriesgarme.

—Eres tan tonta, es obvio que un humano no se puede enamorar de un pokémon. —Este nidoran era un amargado—. Mejor deberías dejar de soñar y regresarte a tu bosque donde estás a salvo. A veces hay cosas que son simplemente imposibles y una relación como esa, es un ejemplo de eso.

—Pues yo no lo veo imposible, lo creería si no tuviera mi habilidad ilusión, puedo pretender ser una humana y llevar una vida perfectamente normal junto a Iio. Solo hay que poner un poquito de esfuerzo y dedicación, con amor seguro que se puede, tengo fe, al menos debo intentarlo, porque si no, no me sentiré tranquila.

—Hay cosas que ni con todo el amor y el empeño del mundo pueden resultar, créeme, sé delo que hablo.

—Lo dices como si tuvieras tanta experiencia —dije ya algo molesta.

—Pues sí la tengo. —Me dijo con amargura—. Por allá... —Dijo señalando a.... No sé, a algún lugar—. Allí hay una casa grande y lujosa, en ella vive una chica muy adinerada que tiene un jardín grande y hermoso. A ella le gustan mucho los nidoran, tiene a muchos viviendo con ella, tanto machos como hembras,  pero de entre todos ellos, hay una muy especial, la flor más hermosa de todo el jardín, la chica más bella, la más delicada, es como un sueño en cuatro patas, Nidolala, solo verla te hace suspirar. —Creo ya captaba por donde iba esto—. Pero ella pertenece a otra clase, ninguno de los nidoran del jardín han podido conquistarla ¡Imagínate! Nidoran de clase alta, que se han criado con ella, nidoran fuertes y bien entrenados, engalanados con accesorios porque su dueña los cuida mucho, chicos geniales y ella los ha rechazado a todos. Es sin duda una chica a otro nivel y si ella rechaza a ese tipo de pretendientes ¿Crees que se va a fijar en una rata de calle como yo? No, por lo tanto por mucha fe y amor que tenga, algo como eso es imposible, así como lo tuyo con tu humano.

—¿Siquiera lo has intentado?

—No ¿Para qué? Sería inútil.

—¡Ahí está la cosa! No puedes decir que algo no se puede a menos que lo intentes y fracases, si ni siquiera te has acercado a ella pues obvio que no le vas a  gustar ¡Ni te conoce! ¡Tienes que ir por ella! Y aún si fracasas, pues, algo habrás aprendido por el camino, tal vez encuentres otra cosa que no esperabas encontrar, mi mamá siempre dice que esas cosas pasan.

—Cállate tú no sabes nada, eres solo una cría que no sabe nada de la vida.

—Eres tú el que no sabe nada, eres un torpe y débil pokémon de pueblo que no sabe nada, las cosas hay que hacerlas, hay que intentarlas, fracasar, pararse y volver a intentar. En el bosque la vida es dura y así es como se vive, la tenacidad es la diferencia entre los que viven y mueren, pero si tú eres un cobarde que no se quiere arriesgar, pues allá tú, yo amo a Iio y no me rendiré sin intentar y....

De pronto escuché la voz de Iio llamándome, bueno, con todo el regaño que le había dado a ese nidoran se me habían pasado los nervios, así que supuse que podría regresar a mi forma humana sin problemas y eso hice. Rápidamente volví a ponerme el vestido, yo no sé porqué no todos usan vestido, son tan fáciles de poner, no como esas condenadas camisas llenas de botones molestos. Les di a los pokémon una reverencia a forma de despedida y salí del callejón donde me encontré con Iio quien me abrazó cariñosamente.

—¿Estás bien Zora? ¿Te pasó algo malo? —Como respuesta yo solo lo abracé y refregué mi cara contra la suya—. Ya ya tranquila —me contestó riendo—. Sí pareces un cachorro de pokémon con ese comportamiento tuyo. —Lo miré preocupada ante este comentario, pero el me tranquilizó con una de esas sonrisas suyas que te quitan el aliento—. No te pongas así tampoco, creo que en cierta forma es algo lindo, pero ya vamos, debemos encontrarnos con Alexia, debe estar preocupada por nosotros. —Asentí y seguido de esto nos fuimos, pero mientras nos alejábamos, alcancé a escuchar algunas palabras que intercambiaban los pokémon con los que me encontré en el callejón.

—Pues como yo lo veo su tarea de conquistar a ese humano va bastante bien. —Dijo Gligar— ¿Tú qué opinas Cromcrom?

—Estoy de acuerdo —respondió la raticate aludida—. Creo que hasta hacen linda pareja, sería hermoso que resultara, sería increíble, sería... Una esperanza para todos aquellos que no creen en los milagros, como Nidotaro.

—Ya cállense —dijo el nidoran—. Eso no resultará, es imposible, una zorua y un humano juntos, es tan imposible como que yo estuviera con Nidolala, así que dejen de soñar.

—¿Y si resultara? —Dijo Piripiri.

—Pues si resultara, me declararía ese mismo día a Nidolala, se los juro que lo hago.

—Wuju, ojalá resulte entonces.

El resto de la tarde fue igual de divertida, pero por fortuna más tranquila. Siguieron preguntando por si alguien me conocía, pero al final que no hubo nadie, así que terminaron por rendirse, de todos modos yo me lo pasé genial.

Cuando el sol comenzó a caer y las aves emprendieron el vuelo para retirarse a sus nidos, los chicos empezaron a preguntarse qué hacer conmigo, no me podían abandonar en la calle. De todos modos decidí no molestarlos, tampoco podía, debía regresar a casa antes del anochecer o mis padres se preocuparían, así que mientras recorríamos el camino que iba desde el pueblo hasta la granja de Iio, yo comencé desviarme hacia el bosque, ellos se extrañaron de que tomara esa ruta.

—Oye Zora, espera ¿A dónde vas?

—A caza, a bozke.

Antes de correr hacia el lugar mencionado, alcancé a escuchar las últimas palabras que Iio  y Alexia intercambiaron.

—Iio, creo que nuestras sospechas son ciertas, esa niña es una salvaje criada por pokémon y viene del bosque.

—Genial —dijo Iio con los ojos brillantes—. Es como en las novelas.

Cuando ya perdimos de vista a los chicos, Zorumi y yo regresamos a nuestra forma normal de zorua, entonces comenzamos a intercambiar opiniones sobre el día que habíamos pasado.

—Dios mío, este día fue agotador —dijo Zorumi.

—Fue magnífico.

—Fue estresante.

—Fue tan lindo.

—Fue un total desastre.

—Fue el mejor día de mi vida.

—¡Zora! —Dijo Zorumi mirándome con enfado.

—¿Si? —Le dije con una sonrisa angelical.

Creo que quería regañarme, o decirme no se qué cosa, pero, al ver mi cara radiante de felicidad simplemente no pudo.

—Nada Zora, sólo... Quería decirte que siguieras así, dando siempre lo mejor de ti y que... Sigas sonriendo de la misma forma que siempre lo haces, siempre te apoyaré en todas tus locuras.

—¡Gracias Zorumi!

Zorumi, desde siempre hasta el día de hoy ha sido mi mejor amiga. Al recordar estos hechos entiendo por qué, definitivamente jamás en la vida podré encontrar a otra zorua más leal que ella ¡Te quiero amiga!

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