« ᴇᴘɪʟᴏɢᴏ »

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Las hojas danzan en el piso, le rozan los zapatos negros con gracia, el silencio en el lugar de sepulcro es sagrado y el mismo viento le cuenta de ello al refrescarle el rostro.

Tanto tiempo había pasado desde su última visita que incluso pensó que jamás se atrevería a presentarse delante de ella de nuevo, luego de haber caído tan bajo en sus propias palabras y portarse egoísta con el que había amado.

Ni siquiera podía atreverse a hablar, aunque en el fondo supiese que ella ya lo sabía. Su rostro, sus bellos ojos cían que brillaron en vida, podía verlos lucir decepcionados ante su deplorable traición, porque no había forma de que no le doliera ser olvidada.

Él luchó contra la ola de sentimientos que le abarcaban el pecho, los mismos que le ahogaban en las noches al sentir los fuertes brazos que le rodeaban el cuerpo, peleó lo más que pudo para deshacerse de la sonrisa que surcaba sus labios al despertarse cada mañana entre sus cobijas aterciopeladas y la calidez que le compartía su dulce piel desnuda contra la suya.

Lo hizo, con todas sus fuerzas.

Debatió una y mil veces contra su voluntad, alejándolo porque empezaba a notar que cada vez estaba más cerca de corresponderle a su latido erróneo. Era imposible que no le resultará incómodo, porque se había prometido no confundir las cosas.

Aquel día terminó destrozado, arrastrando las cadenas de un corazón roto que había pertenecido a otro en algún momento, su vida se torno oscura al despertar sobre un colchón vacío.

Aquellas paredes guardaron un secreto que se repartió a voces mudas los siguientes días. Entre sus protagonistas las miradas bastaban y los espectadores podían descifrarlo sin quebrarse la cabeza.

Jungkook ya no era el mismo, ni lo fue luego de contagiar el dolor a su mejor soldado.

Taehyung dejó de ser su favorito, porque ya no quería que se manchara las manos.

Porque por más que quiso olvidar sus besos, no pudo contener el deseo que florecía en él cada que recordaba lo bien que sus cuerpos encajaban. No pudo soportar verlo tan cerca de Yoongi, ni notar como se alejaba de él paso a paso, hasta perderlo de vista.

Por eso le robó un beso.

Sus labios se reconocieron entre las lágrimas del más dañado, ese que retenía en puños la camisa contraria, el que había traído de vuelta un corazón enfermo, para que pudiera volver a entregarse a alguien nuevo y latir desbocado.

Jungkook no permitió que escapara de lo que había empezado, aún si él mismo no sabía por qué quería retenerlo. Y Taehyung no quiso escapar luego de tantos besos que con el tiempo dejaron de saber amargos.

Sentir sonreír al hombre entre besos le hizo permanecer quieto. Y ahora, aunque dolía, podía soportarlo.

— Él te amó a ti primero y te seguirá amando por siempre, porque eres su Luna. — le murmura con respeto, la fragancia de sus flores favoritas inunda el ambiente de su tumba. — Por eso vengo a pedirte que me dejes ser su Sol a partir de ahora.

Taehyung siente en su hombro la mano de alguien, Jungkook se posa detrás de él pidiéndole que se levante. Las rodillas de su pantalón están sucias por sus disculpas no expresadas con palabras y puede ver lo rojizos que se encuentran sus ojos por retener las lágrimas.

— Es hora de irnos. — musita, Tae encuentra sus ojos cuando lo encara.

— ¿No vas a decirle nada?

Sus labios se encuentran por cortesía de Jungkook, a modo de respuesta al más bajo. Frente a la mujer que amo, el primer hombre de su vida lucía asustado por su atrevimiento.

— Te amo. — dice, poniéndole fin a otro aniversario en el calendario.

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"I'ts ok, you can heal me"

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taeblush_♥

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