Sí, mi capitán...

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( ꈍᴗꈍ)

      — Entonces le dije «date vuelta, ponte en cuatro..» ¡y me miró con cara de ofendida!

      — Pero tú eres idiota, tienes que ser más delicado. —le dijo el pelirrojo a su amigo sosteniendo el puente de su nariz entre sus dedos.

      Penguin lo observó con ceño fruncido cruzándose de brazos.
—A ver genio, ilumíname con tu conocimiento.

      — Bueno, bueno antes de todo tienes que tenerla lista... Tu sabes; hacer magia con los dedos, lengua, nariz, pepinos, pulpos... A gustos colores chico, luego ni se pregunta... la das vuelta y usas los deditos  —hace la simulación con una hogaza de pan— primero uno y después el otro, y ya cuando está lista le presentas a tu amiguito.

      —¿En qué momento eso ser delicado? y... porfavor, recuérdame no volver a comer pan en un buen tiempo —dijo Shachi con expresión mezclada de  incredulidad y asco.

      —Ah pues no importa, la cosa es que resulta...

      —¿Cuántas veces te ha resultado a ti campeón?

      Penguin bajó la gorra mostrándose sonrojado, iba a  responder cuando empalideció súbitamente. Un par de ojos curiosos le miraba fijamente.

     —Mierda...Ize-chan, hola.

      La chica estaba detrás del mesón de la cocina con una taza en sus manos, se había levantado porque no podía dormir y había entrado a la cocina por leche tibia encontrándose con Penguin y Shachi conversando animadamente, estaban tan entusiasmados que ni siquiera se habían percatado de su entrada ni de su presencia.
      Ante la mención del nombre de la chica, Shachi maldijo por lo bajo y se incorporó en la silla con el cuerpo rígido sudando, incómodo.

     — Oye Ize-chan, así que estabas acá...— río tontamente — hace cuánto... Digo, ¿cómo estás c-cariño?
      —¿Cariño? —inquirió extrañado su amigo, enarcando una ceja.
Shachi se encogió de hombros en respuesta.

      El par estaba preocupado, su capitán había prohibido que hablaran sobre temas de adultos en presencia de Izena, en vista y considerando lo pasado hace una semana. Aunque, probablemente, la prohibición había sido impuesta a raíz de su molesto comportamiento posterior; habían estado tres días bromeando a costa de su capitán para que le contara detalles, hasta que éste se enojó tanto que formo un Room en pleno almuerzo y los descuartizó con su habilidad.
      Bepo estuvo todo aquel día  tratando de encontrar las piernas de ambos, hasta que el capitán le dió la orden a Jean Bart que se las devolviera.

      No les había hecho una pizca de gracia y no estaban dispuestos a pasar por lo mismo otra vez...
      Penguin se levantó y paso un brazo por los hombros de la chica.

      — Ey, ey, preciosa ¿n- no habías ido a dormir? — río nervioso 

      —S-si verdad que sí —dijo Shachi haciendo lo mismo.

Ambos soltaron unas carcajadas.
«¿porqué actúan tan extraño? » se preguntó Izena, «¿será que otra vez hablaban de sexo?». No estaba del todo segura, ¡hasta hablaban de números!
—Ahm, yo no podía dormir así que vine por una lechita—dijo la joven con voz suave, sonriente.

—Y bueno Ize-chan... ¿no has escuchado mucho verdad? Preguntó Penguin, aprovechando de rodearla con un brazo por los hombros.

      Izena estaba perdida en sus pensamientos mirando su taza  de humeante leche, haciendo caso omiso a la pregunta de su camarada, le miró atentamente antes de preguntar.

      —Penguin, ¿Qué es «coger por atrás?»

      El chico abrió ojos, se sonrojó al instante y deshizo el abrazo. Se sacó la gorra y comenzó a retorcerla nervioso.
      El pelirrojo que se había acercado al lavaplatos y sacar tranquilamente un vaso de agua también se sobresalto cuando la chica le habló.

      —... y Shachi, ¿Qué es el 69 ?—. El aludido escupió todo el líquido que se había llevado a tomar en ese momento.

      «Mierda ...» pensaron ambos. Tenían que pensar en alguna manera de zafarse, está vez el capitán seguro los hacia puzzle y lanzaba por la borda.
      Entonces, Penguin tuvo una idea.
      —Ize-chan ¿sabes? Creemos que deberías preguntarle al capitán

       —¡Si! Se pondrá muy contento explicándote... ¿Sabes que a él le gusta enseñar cosas verdad del mmm...del cuerpo humano?

      La chica los miró con ojos entornados, dudosa. Algo de razón tenían, al fin y al cabo era médico.

       —Sí, sí, sí —insistió Penguin
Seguro se le levanta el espíritu mostrándote cosas nuevas —dijo conteniendo la risa.

      —O quizás te muestre de nuevo su espada— Shachi río alzando un puño que Penguin chocó con el suyo, satisfecho, mientras lanzaba unas carcajadas.

       La chica no entendía nada, era una buena idea preguntarle a su capitán, después de todo la última vez había sido bien directo y didáctico. Le quedó bastante claro todo lo que le había enseñado.

       —Esta bien, le preguntaré —respondió radiante con una sonrisa amplia antes de terminar su leche— ahora mismo iré.

       —¿Eh? — ambos se alarmaron ante la ocurrencia de ella chica.

       —Mejor mañana Ize-chan, ve a descansar —le dijo
Shachi dándole palmaditas en la cabeza. —y mejor si no le dices de dónde lo escuchaste —añadió apresurado.
      La chica dando un gran bostezo asintió y se despidió.

       —Buenas noches... —sus nakamas dijeron al unísono, de acuerdo en que era tarde y era mejor irse a dormir.
       Suponían que Izena olvidaría o al menos su captain no sabría que ellos eran responsables —otra vez— de meter ideas en la cabeza de su inocente nakama.
O eso esperaban.

       Temprano por la mañana, antes de que todos de levantaran
Izena ya se encontraba en el comedor tomando desayuno
       Miro hacia la puerta cuando escucho ruido, era Ikkaku quien venía con las mismas intenciones que ella. Sin embargo, cuando tuvo listo en mano su taza de café, le miró divertida y se sentó a su lado hasta rozar su brazo.

       —Vamos Ize-chan cuéntame, como estuvo esa lección. —la chica había tomado toda oportunidad,durante toda la semana para preguntarle sobre su primera experiencia.

       —Pues no se , yo creo que bien. No podría comparar, pero no se qué más decirte —musitó Izena intentando ser discreta.

       Su capitán le había pedido explícitamente que no compartiera detalles con la tripulación luego de haberle sorprendido contándole todo a Bepo, éste la escuchaba un poco confundido hasta que el capitán la retiro de allí jalándola de un brazo.

         Mientras terminaba su desayuno y aprovechando el momento;  Uni ,quién venía llegando, le pasó un brazo por los hombros a las dos chicas.

      —Yo podría seguir con las lecciones Izena-chan— le dijo alzando repetidas veces las cejas

       —Si gustas, puedes acompañarnos —sonrío en dirección a la castaña.
      —¡En tus mejores sueños, idiota!— Ikkaku le golpeó sonoramente la cabeza — ¡cómo pueden ser todos tan pervertidos! Si te llega a ver el captain seguro extirpa todos tus órganos!

       — O termine trozado como  Shachi y Penguin ja, ja, ja— carcajeo  cuando vió al par de nakamas entrar. Estos no pudieron evitar sonrojarse y, dispuestos a tomar acción en contra de quién se burlaba de ellos, fueron tomados de las orejas por un Jean Bart con el señor fruncido hasta dejarlos sentados. No estaba dispuesto a tolerar niñerías tan temprano por mañana.
        Ikkaku, por su parte también visiblemente molesta, arrastró a Uni del cuello de su overol lejos de Izena.

        La chica solo reía por la situación, todos eran tan divertidos. Era cierto, también, que la mayoría de sus nakamas era unos «mente sucia»; pero jamás se habrían sobrepasado con ella. ¡Y que lo intentaran!
Seguro, era inexperta en muchos temas pero Bepo le había enseñado bien y podía lanzar  una patada o dos para defenderse sin problemas.
        Recordando al oso, ese día tenía encomendado ayudarlo para ir a la siguiente isla por provisiones.
        Se levantó dispuesta a buscarlo en la sala de controles; pero su mente distraída no se percató que había tomado otro rumbo.

        No se había dado ni cuenta en que momento había quedado enfrente de la habitación de su capitán. 

       Se sonrojó al percatarse de su despiste.
       Luego de su encuentro hace una semana no habían tenido oportunidad de estar juntos de ninguna manera, entre medio incluso habían tenido una batalla con marines que los habían estado esperando en la isla donde se suponía iban a pasar unos días.
       Los más afectados habían sido Penguin y Shachi, tenían serías intenciones de ligar con un par de señoritas.
       A pesar de que sabía, ahora, de que se trataba el sexo no se imaginaba como podrían obtenerlo. Eran un par de pervertidos como les había llamado Law.
        Que sensación tan extraña era llamarlo por su nombre.
Desde aquel día no había parado de pensar en él y lo que habían hecho. Tal como le había sugerido estaba expectante a saber que más había con respecto a eso.
        Lo que le recordó la conversación de la noche anterior con sus nakamas;  quizás ahora era una buena ocasión para preguntarle.

        Se decidió en un segundo a llamar a la puerta pero en cuanto sus nudillos tocaron la puerta, está se abrió de par en par. No estaba el capitán por ningún lado, sin embargo, se escuchaba el sonido del agua corriendo de la ducha a través de la puerta de su baño personal.
Izena se armó de valor y se acercó con sigilo, realmente no sabía lo que estaba haciendo pero su cuerpo se movió prácticamente solo hacia ese lugar.

        Tenía ganas de mirar sin que le notara. Se rió por lo bajo, jamás había hecho una cosa así.
Se preguntaba cómo se vería el cuerpo de su captain con el agua corriendo por su piel. Ante ese pensamiento sus mejillas enrojecieron a más no poder y se llevó las manos a la cara
«¿En que estoy pensando? Que cosa más extraña. Debo haberme enfermado,¿me estaré volviendo pervertida?eso tiene que ser»

       Abrió con cuidado la puerta del baño y de ella salió una gran cantidad de vapor. Vio a través de la cortina de baño una esbelta silueta masculina, el capitán  Trafalgar Law.

      La chica se acercó con cuidado de no hacer ruido; pero aunque lo hubiera hecho no le hubiesen oído. Puso un poco más de atención; se escuchaba un chapoteo constante  y leves quejidos,«¿Estará teniendo algún problema?»
      Dio un par de pasos más hacia adelante, el movimiendo en la ducha no le hacía sentido. «¿Esta intentando sacar algo?» pensó entrecerrando los ojos con curiosidad. De pronto los quejidos se intensificaron  convirtiéndose en un fuerte gemido ahogado y sin duda llamaba su nombre.
Izena, no lo dudó un instante más, terminó por acortar la distancia y abrió la cortina muy preocupada.

      —¡¿Captain , está bien?!
La imagen que tenía enfrente de ella era en absoluto lo que había imaginado.
       Law la miró perplejo mientras sostenía en su mano su prominente virilidad.
       Izena comprendió tarde su error y volvió a cerrar la cortina .
       Sí, sus mejillas si podían estar más rojas. Sintió un calor intenso en su cara y las lágrimas estaban a punto de salir. ¿Porque tenía que ser tan idiota? Debió haber sabido que era algo así, esperaba con todo corazón que su capitán no se haya molestado. Caminó rápido intentando salir de ahí, no se dio cuenta que ya estaba envuelta en una tenue luz azul.

       —Shambles... Se escucho a la distancia y sin previo aviso se encontraba metida con ropa y todo dentro de la ducha.

        —¿Izena-ya que crees que estás haciendo? —le pregunto con una  enarcando una ceja

      —Captain ,lo siento yo...yo...
me estoy mojando

       —Eso veo, sácate la ropa.

       —S-sí, captain.
       Obedeciendo las órdenes del mandamás del submarino, se sacó todas esas prendas sin titubear y sin importar el momento y lugar. Estaban absolutamente empapadas, pero ya luego se encargaría de secarlas.

      Se quedó de pie frente a Law sosteniendo con su mano el brazo contrario. Con la cabeza inclinada hacia un lado notablemente avergonzada.

      Law la atrajo hacia a él y la abrazó con fuerza, se sentía delicioso el contacto de sus pechos desnudos sobre su torso.

      El agua tibia continuaba recorriendo ambos cuerpos.

       La separó unos centímetros solo para tomar su cara con ambas manos, inclinarse y fundir sus labios con los de la chica. Era un beso desesperado , húmedo, ansiado. Cuando era el momento de retomar sus respiraciones la separó aún sin dejar de sostener sus mejillas, se acercó para posar su frente a la de la chica. Solo teniéndola así de cerca de había dado cuenta cuanto la había extrañado.

      Ahora que la tenía en frente no iba a desperdiciar la ocasión.

     — Date la vuelta —le susurró el pelinegro.

      Izena, con cuidado de no resbalar, se volteó. El agua caía directamente en su espalda e inclinó la cabeza un poco hacia atrás para mojar sus cabellos también. Ya que estaba en la ducha bien podría hacer uso de ella.
      Como leyendo su mente, Law tomó jabón entre sus manos y lo pasó por la suave piel de Izena  Si ya había sido gratificante tocar su desnudez, sentir  deslizar sus manos con facilidad era ciertamente estimulante.

      El capitán había estado pensando en la última vez que habían estado juntos. Tenía mil cosas por qué estar preocupado;  pero siempre encontraba un momento para pensar en ella.      
       Justamente esa mañana había  recordado sus lecciones con la chica e inevitablemente había terminado excitándose un poco más de lo previsto.
       Jamás se imaginó que la que le provocaba esas sensaciones estaría justo frente a sus ojos.
       Le sorprendió la situación pero luego le pareció algo divertido, sería una oportunidad perfecta para seguir enseñándole.

       Luego de enjabonar su espalda se acercó y pasó las manos hacia adelante por debajo de los brazos de la chica. Tocó sus senos con deseo y eficacia, pellizcando en el camino los pequeño pero muy erectos pezones.
       Izena echó la cabeza hacia atrás apoyándose en el pecho del joven. Disfrutaba el tacto de esas grandes manos tatuadas y quería que le tocará más, así que tomó una de ellas y la deslizó por su vientre hasta su entrepierna.

       —Izena-ya me sorprende, que atrevida estás —dijo Law soltando un resoplido además de una sonrisa autosatisfecha.

       Le dio en el gusto a la chica y estímulo su clítoris con vehemencia.
       No sabía cuánto le provocaba con sus acciones, ciertamente tendría que hacer el esfuerzo extra en controlarse porque en su mente ya le había penetrado hasta el cansancio.

        El ojigrís tenía una mano estimulando sus pezones pasando de un pecho al otro, con la acción del agua corriendo y el jabón era algo muy fácil, y la otra tocaba la parte íntima de la joven. Ésta estaba entregada al placer y no censuraba sus gemidos, poco le importaba si le escuchaba el resto de la tripulación; estaría dispuesta a aguantar burlas todo el mes si querían, esto valía la pena.
       Law acercó un par de dedos a la entrada de Izena.A pesar del agua se podía distinguir claramente la viscosidad propia de sus liquidos femeninos.
La chica por su parte sentía contra sus glúteos el firme y rígido miembro de su compañero listo para encontrar refugio en su interior. Recordó por un instante la sensación y su cavidad estrecha y caliente aprisionó los dedos del moreno, que ya estaban dentro, con una notoria contracción.

        —Puedo sentir que estás pidiendo que te llene Izena-ya —le dice Law cercano a su oído

       —Sí capitán, por favor —dice la chica mirándolo hacia atrás.

        Sus cabellos estaban mojados, pegados a la cara y cuello; los labios brillantes con agua escurriendo de ellos; esa piel radiante y encendidas mejillas. Lo que veía no hacía justicia a la imagen que tenía Law en su mente, aquella que le había incitado a complacerse esa mañana.

Le tomó de un hombro y la inclinó hacia adelante
       —Afirmate en la pared— le ordenó con voz firme entre jadeos.

      —Sí, mi capitán—replicó obediente.
A pesar de que ya le había dicho que le llamara por su nombre, no pudo evitar sentir palpitar su falo en respuesta. Verla ahí tan sumisa y entregada le excitaba sobremanera.
      Se arrepentía haber guardado la distancia estos días.

      Para él era muy molesto ser objeto de cuestionamientos y burlas inútiles, después de todo él era el capitán. Sin embargo, no creía posible dejar pasar más tiempo en otra oportunidad.
      No era un hombre de demostraciones físicas; pero por tener sexo con la chica frente a él podría hacer todas las excepciones.

     Con una mano tomó su cadera izquierda y con la otra dirigió su erección hacia la tan ansiada cavidad. La removió de abajo hacia arriba empapándose de ella. Por un segundo observó la otra entrada. Esa preciada y virgen entrada, era tan tentador. Podría hacerlo en un empuje y sentir toda esa estrechez; pero no, no podia ser tan desconsiderado.
      Decidió ir con cuidado, ella recién estaba experimentando todo esto y el había tomado la determinación de ser su guía y enseñarle con cuidado.
       Tomando una nueva resolución se posicionó entre los labios menores de la joven y presionó lentamente.

«Mierda, que exquisito» pensó mientras apretaba los dientes y mantenía la vista en ese miembro que desaparecía entre las carnes de la fémina.
Izena dejo escapar un gemido considerable, casi como de dolor  haciendo que Law no continuara con la penetración.

     —Izena ya , ¿estás bien?
—preguntó acariciando sus caderas con los pulgares

      —S-sí... es que así se siente muy grande... Tranquilo, puedes moverte ahora.
       No necesitó otra señal y fue moviéndose con cuidado de adentro hacia afuera.

      Con tortuosa lentitud.

       Era un sensación deliciosa en verdad. Izena ya se había acostumbrado al tamaño y por si misma busco profundizar la embestida empujando sus caderas hacia atrás. Law notó el movimiento y no se hizo esperar.    
        Con un poco más de ímpetu la penetró hasta que su miembro quedó completamente oculto en la cavidad vaginal de su  subordinada favorita.
Adquiriendo más confianza, embistió con rapidez provocando un chapoteo por el choque de pieles y el agua de la ducha.

      Law veía rebotar contra él los glúteos tiernos de Izena provocándole más placer.
       Estaba extasiado, incluso había soñado tenerla en esta posición. Acercó más su cuerpo a la espalda de la chica tomándole del cuello para poder besarle . Le hincó el diente suavemente mientras recorría el punto con movimientos circulares de su hábil lengua. Izena gritaba sin cesar a traves de esos labios entreabiertos y su mirada estaba perdida.
      Con una de sus manos el capitán estimulaba su sensible botón de vez en cuando acercando sus dedos a su propio miembro que entraba y salía para recolectar un poco de ese resbaloso néctar.
     
       Con el ritmo que llevaba no tardó en hacer llegar a la chica a un escandaloso orgasmo, terminando él mismo unos segundos después debido a las repetidas contracciones del interior de Izena que succionaba su  inmensa  masculinidad.

       Con un profundo gruñido de satisfacción, llenó a la joven de su semilla haciendo estas últimas estocadas las más profundas y pausadas. Después de un par más, se separó y tomo con cuidado a la chica para posicionarla junto a él.

      —Izena-ya, deberíamos salir. Creo que estamos ya suficientemente limpios ¿no crees?— le dice con una leve pero coqueta sonrisa

«Espera, eso fue una broma?, Pensó la chica, su captain le sorprendía cada vez, no era posible que hasta intentara bromear .

      —S-sí captain...—le sonrió nerviosa.

      —Si no entendiste, te explico.

      —No se preocupe captain, si entendí. «No hay nada peor que un chiste explicado» reflexionó mientras recibía un toalla que Law le estaba ofreciendo.

      —Capitán, ¿puedo hacerle una pregunta?

      —Sí claro, Izena -ya y puedes llamarme Law.

      — ¿Eh? S-sí, lo siento...es la falta de costumbre.

      —¿Cual tu segunda pregunta?

      —¿Segunda?

      —Ahora sería tercera— dijo law con una sonrisa de autosuficiencia mientras buscaba ropa que colocarse

       «Sí que amaneció bromista el día de hoy» concluyó Izena, dándose mentalmente una palmada en la cara.

      —Bueno si... Me preguntaba que es dar por atrás?... ¿O como dijo?mmm... —se tomó del mentón luego de amarrarse la toalla en su torso,  intentando recordar— o bueno coger por atrás? ...anal ,si anal—

      Law se detuvo con la sudadera negro y amarillo justo cuando se lo iba a colocar por sobre la cabeza. Tenía una mueca extraña en la boca, un leve sonrojo, ceño fruncido y un ojo no dejaba de temblar.
«Otra vez ,ese par...»

      —Izena-ya ,acaso tu...¿estuviste hablando con Penguin o Shachi?

      —Amm...nop —mintió muy mal inflando los cachetes y mirando hacia otro lado.

       Law la miró fijo y dejó a un lado la prenda que pretendía vestir, dejando al descubierto su torso desnudo.
       Izena no pudo evitar mirar de reojo el atractivo cuerpo del hombre frente a ella, sin embargo, no retiró la mirada de esa interesante silla a un lado del escritorio.

       Sintió movimiento y percibir el calor de Law a unos centímetros de su propio cuerpo la subida de temperatura se hizo notar en su cara.
       El capitán tomó su mentón para que enderezara su cabeza y dirigiera su mirada hacia arriba, hacia él.

       —Segura que no me estás mintiendo, Izena ya —dijo mientras se acercaba lentamente a los labios de una muy nerviosa chica. La pobre sentía sus piernas hechas de algodón, no sabía cuánto más iba a soportar su peso. Se derretía.

       El joven pasó una mano alrededor de su cintura y con la otra deshizo el nudo de la toalla para desatarla y enviarla a la silla cercana.

—¿Quieres que te enseñe? — le dijo muy cerca con una voz profunda y en extremo seductora para ella.

—S-sí...— la verdad no estaba para nada segura, pero probablemente tenía que ver con sexo, y a ella le gustaba el sexo. Asi que habia decidido que probaría todo lo que tuviera que ver con eso en compañía de su capitán.

      Law sonrío con malicia deslizando sus manos hacia atrás de la chica presionando con fuerza ambos glúteos provocando en ella un agudo quejido.

       —Esto te va a gustar Izena-ya, me voy a asegurar que lo disfrutes tanto o más que yo ...—le dijo lamiéndose el labio inferior antes de mordérselo sin apartar la vista de la joven.

       Izena asintió entusiasmada pero con  un dejo de temor, algo en la mirada de su capitán le provocaba la misma cantidad de excitación como de intimidación, luego descubriría el por qué.

•••

     La hora de almuerzo había llegado al submarino. En el gran comedor se escuchaban sonidos de platos, cubiertos, risas y conversaciones. Toda la tripulación se había dedicado a diferentes labores durante  la mañana así que tenían suficiente hambre como para comenzar sin esperar a su capitán.

      Shachi y Penguin se había encargado del banquete habitual, había diferentes platillos para dejar a todos satisfechos. Incluso se habían dado el tiempo de hacer unos onigiris con decoración de corazoncitos hechos con alga  nori; unos para el capitán y otros para Ize-chan.
       Éstos entraron por separado y se sentaron sin mayor revuelo.       
      
        Solo Ikakku notaría la incomodidad que mostró Izena al sentarse y soltó una risita por lo bajo, la chica se dio cuenta y se sonrojó, para disimular se dedicó a darle un gran mordisco a su onigiri.
       Law pasó por detrás para tomar una taza de café, al sentarse—junto a la chica— se percató de los corazoncitos en su comida. Chasqueó la lengua y bajó su gorra un poco para cubrir su bochorno.

       Escucho risitas y murmullos.
Realmente estaban poniendo a prueba su paciencia, si seguían no les iba a ir nada bien.

      Izena parecía no ser consciente del ambiente en el comedor, simplemente seguía disfrutando de su alimento. Probando el pescado asado que se había servido unos segundos antes  en su plato, le habló a Penguin.

       —Si que te has lucido, está delicioso, muchas gracias.

        —Oh por nada Ize-chan, pero en realidad esta vez fue Shachi, el idiota olvidó un segundo el pescado en la parrilla por eso está extra crujiente — dijo riendo y llevándose un pedazo de papa a la boca.

      — !Ey¡ no seas así , es un secreto del chef —contestó un alegre pelirrojo.

       Por cierto Bepo,¿Estaremos en la próxima isla antes de las seis de la tarde?

       —Lo siento...creo que no será antes de las 19 horas ...lo siento tanto— dijo el oso con semblante deprimido

       —¡Anímate Bepo ! Recuerda que iremos los dos a recorrer...— En vista y considerando que hablaban de «números» de pronto recordó lo que quería a consultarle a su capitán

       —Law...no... ¡Captain! Antes de que se me olvide —dijo la chica con la boca llena de comida lo suficientemente alto como para que no solo el capitán estuviese poniendo atención —usted que lo sabe todo, ¿me explica que es un 68? ¿O era un 69? —preguntó haciendo gesto de recordar.

        —Ay no...— se le escuchó decir a Penguin.

       Toda la tripulación quedó sin habla, todos miraban sorprendidos; ¡Estaba sucediendo de nuevo!. Múltiples ojos pasaban de  su capitán a  Izena y de ella a Penguin y a Shachi. Éstos dos estaban muy palidos y alterados.
       Shachi se arragantó con la papa que estaba comiendo mientras Penguin le daba fuertes palmadas en la espalda.
        Clione y Uni empezaron a reír sin parar e Ikkaku le revolvía el cabello a Izena con una mueca divertida.

        —Si que lo pones en aprietos, chica —dijo la castaña refiriéndose a un incomodo capitán.
       Bepo ladeó la cabeza confundido y Law estaba sin decir una palabra, su semblante oscureció bajo su gorra .

        — No te preocupes Izena-ya , yo te enseñaré luego — le dijo por lo bajo tomándole disimuladamente  una mano y acariciando con el pulgar, mientras que con la otra empuñaba el cuchillo de cortar carne tan fuerte que se le emblanquecieron los nudillos

       — Shachi, Penguin ... ustede—. Alzó la mirada y sus subordinados alcanzaron a ver un destello en los ojos de su querido capitán.

       Izena los vio intentar huir a toda velocidad del comedor agarrando el plato de brochetas antes de estar envueltos por un domo de luz tenue azul. La chica siguió comiendo feliz porque le habían acariciado la mano, sin prestar atención a lo que sucedía a su alrededor. Solo por un momento vio de reojo levantarse al capitán, tomar su nodachi y decir en voz alta

Room...

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