Día a día.
La misma rutina.
Todo comenzó cuando Sun Woo se marchó.
El menor se había convertido en un virus, un virus que invadió su mente por completo y ahora era difícil deshacerse de él.
Seguía sin poder odiarlo.
Pues Ju Yeon creía que odiándolo, lograría que sus sentimiento se desvanecieran.
Pero eso era imposible, y Ju Yeon no lo entendía.
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