๑ೋ ❝O5O | 𝑨𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂❞

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Mackenzie se remueve algo incómoda en la cama sin tener intenciones de abrir los ojos, pero siente varios rayos de sol dándole en la cara. Termina por abrir los ojos e intenta acostumbrarse a la luz hasta que se da cuenta de que en una parte de su cabello se encontraba una pluma blanca, frunce el ceño confundida y toma dicho objeto con cuidado, segundos después, apareció una sonrisa en su rostro.

La mujer se sienta en la cama mirando a su alrededor y se da cuenta de que había varias almohadas regadas en el piso, la cabecera de la cama estaba completamente destrozada, había una silla rota junto con un mueble de madera y, para finalizar, un retrato de la habitación se encontraba descolocado junto a todas las plumas blancas que estaban en el suelo.

¿Qué fue lo que pasó?, piensa la castaña sorprendida y avergonzada en ambas partes. Dios mío.

Mackenzie cubre su rostro con sus manos sintiendo un calor en sus mejillas, decide levantarse de la cama y toma la camisa de Edward junto con una nueva muda de ropa interior antes de que se encaminara al baño de la habitación.

Después de bañarse, peinarse y ponerse sus productos de belleza correctamente, ella termina frente al espejo del baño mientras varios recuerdos de la noche anterior llegaban a su cabeza.

Los besos que compartió junto a Edward, sus caricias y esas sensaciones recorriendo su cuerpo en busca del placer.

Mackenzie toca sus labios con una tonta sonrisa en sus labios, pero termina por cubrir su boca mientras sentía como su corazón latía con velocidad.

—¿Estás muy lastimada? —pregunta Edward al llegar con ella y quedar a sus espaldas.

La castaña siente como este la tomó de la cintura con delicadeza, por lo que no tardó en levantar su mirada para verlo fijamente por medio del reflejo del espejo frente a ellos.

—¿Qué dices? —pregunta Mackenzie con una sonrisa en su rostro, pero luciendo bastante confundida.

Edward baja la mirada antes de tomar uno de los brazos de su esposa para levantar la manga de la camisa que llevaba puesta, ambos observaron un notable moretón que comenzaba a tornarse púrpura.

Mackenzie frunce el ceño confundida al caer en cuenta de que la marca tenía forma de dedos, pero no tarda en cubrirse rápidamente la zona para darse la vuelta y quedar enfrente de Edward, pero este únicamente negó con un notable arrepentimiento en su rostro.

—No, aquí... —susurra él antes de descubrir el hombro de su pareja.

Ella mira por el reflejo del espejo y se da cuenta de que en dicha zona de su cuerpo había otro moretón mucho más oscuro, no puede reaccionar cuando Edward terminó por descubrir su cintura y le mostró las otras marcas que tenía ahí junto con las que adornaban sus caderas.

—No sabes cuanto lo siento, vida mía —susurra Edward con culpabilidad.

El vampiro se mantiene junto a su esposa unos cuantos segundos hasta que se dio la vuelta para caminar de regreso a la habitación, Mackenzie se queda en el baño mirando los moretones por unos cuantos minutos más hasta que decidió cubrirse y seguir a Edward.

—Pues yo no, Edward —confiesa la castaña siguiendo a su esposo de cerca—. Estoy bien, estoy...

—No, no digas que estás bien —la interrumpe él en una súplica antes de sentarse en la orilla de la cama—. No lo hagas.

—No lo hagas tú —pide ella al tomarlo de las manos—. No arruines esto.

—Ya lo arruiné —asegura Edward mortificado.

Mackenzie maldice mentalmente pensando en qué podría decir para tranquilizarlo.

—¿Por qué no ves que estoy completamente feliz, mi amor? —pregunta Mack por lo bajo—. O lo estaba hace cinco segundos, ahora sí, estoy un poco molesta.

—Tienes que estar molesta, preciosa —asegura Edward.

La castaña baja la mirada por algunos segundos antes de responder.

—Ambos sabíamos que sería complicado, Batman —recuerda ella hasta que señaló al retrato que se encontraba descolocado—. De todas maneras, yo igual arruiné la noche.

En la madrugada, cuando Edward pegó a la pared a Mackenzie, la castaña no pudo evitar intentar sostenerse de la pared, pero su brazo terminó por mover el retrato y casi lo deja en el suelo.

—Todo fue maravillo, amor —asegura Mackenzie hasta que se dio cuenta de un punto importante—. Para mí, al menos.

—¿Es eso lo que te preocupa? —pregunta Edward incrédulo—. ¿Qué yo no lo haya disfrutado?

Mack se mantiene callada un momento sintiendo como un notable sonrojo aparecía en sus mejillas.

—Puede que no sea lo mismo para ti porque, bueno... —las palabras de la castaña se vieron interrumpidas al momento en que Edward se levantó.

Este toma las mejillas de su esposa y no evita dejar un pequeño beso en sus labios antes de hablar.

—Anoche, fue la mejor de mi existencia —confiesa Edward consiguiendo que Mack sonriera un poco.

Ella enreda sus brazos en el cuello del contrario y se pone de puntas para poder iniciar un beso con Edward, pero se da cuenta de como él se resistió.

—No volverás a tocarme, ¿cierto? —pregunta la castaña con diversión, ya sabiendo la respuesta ante esa cuestión.

Edward acaricia la mejilla de Mackenzie delicadamente haciéndola sonreír, ella cierra los ojos disfrutando de la caricia, pero comienza a negar lentamente al poner su mano sobre la de su esposo.

—No es lo que quise decir, Batman, lo sabes —susurra la castaña.

El vampiro baja la mirada y deja de acariciar la mejilla de su esposa que negó ligeramente.

—Vamos a que comas algo —susurra Edward con una ligera sonrisa en su rostro.

Él se inclina hacia su mujer para dejar un delicado beso en su frente, Mackenzie intenta tomarlo de la mano, pero este termina por salir de la habitación sin decir algo más.

La mujer se cruza de brazos y se mantiene de pie analizando lo que acababa de pasar, decide sentarse en la orilla de la cama e intenta no quejarse al momento en que sintió como su cuerpo se encontraba adolorido.


Al día siguiente, el Señor y la Señora Cullen se encontraban en la sala de la casa jugando una partida de ajedrez.

Mackenzie piensa su siguiente movimiento, pero una idea llega a su cabeza.

—¿Qué pasa si gano? —pregunta la castaña al fijar su mirada en su esposo.

—Hago lo que tú quieras —responde Edward sin dudar consiguiendo que su pareja sonriera.

Uy, creo que ya sé lo que le pediré que haga. Piensa Mackenzie sin poder evitarlo.

—¿Estás seguro, Batman? —pregunta ella con diversión mientras pensaba en su siguiente movimiento.

—Sí —responde Edward sin alguna duda, pero no deja de mirar fijamente a su esposa.

—Hecho —acepta Mackenzie consiguiendo que su pareja sonriera junto a ella—. Tu turno.

Edward admira los labios de su mujer unos cuantos segundos antes de tomar la decisión de mover a su rey.

—Error —susurra la castaña con burla.

Mackenzie hace un jaque mate y sonríe victoriosa antes de fijar su mirada en Edward, que negaba ligeramente con una sonrisa divertida.

—Gané —dice ella por lo bajo, estando bastante orgullosa de dicho resultado.

Tanto Edward como Mackenzie dejan de contenerse y tiran las piezas de ajedrez al suelo para poder besarse con necesidad, él toma la cintura de su esposa con fuerza y hace que se siente en su regazo. Mack comienza a desabrochar la camisa de su esposo con velocidad, pero suelta un bajo jadeo al momento en que este rasgó su blusa sin algún cuidado.

La castaña enreda sus piernas en las caderas de su pareja, mientras que este la tomó de los muslos para encaminarse a la habitación principal de la casa.

Una vez ahí, Edward recuesta a Mackenzie en la cama y se aleja de ella para comenzar a desabrocharle el short que llevaba puesto.

—Carajo, maldito cierre —susurra el vampiro con frustración.

Mackenzie no evita reírse por sus palabras, pero se muerde el labio inferior al momento en que Edward terminó por romper el short de mezclilla sin delicadeza alguna.

—¿Crees que tengo mucha ropa? —le pregunta la castaña incrédula—. Deja de romper...

Edward interrumpe sus palabras al besarla con necesidad, ella enreda sus brazos en su cuello y abre sus piernas con agilidad.

—Te compraré toda la ropa que quieras, vida mía —responde él por lo bajo.

—Lo bueno que no ibas a volver a tocarme, eh, Batman —se burla Mackenzie sin poder evitarlo.

—Me arrepentiré después —susurra Edward en respuesta, teniendo su voz un poco más grave que de costumbre.

Ambos se ríen antes de besarse una vez más mientras sentían como la calentura comenzaba a recorrer sus cuerpos.


Espero que les hayan gustado los dos capítulos hermosas personitas, intentaré actualizar la próxima semana pero es poco probable ya que me encuentro en las últimas semanas de mi semestre y tengo varias proyectos junto con varias tareas que entregar.

En todo caso, si puedo, nos veremos en una próxima actualización.

Los quiero❤️

🌷𝐌𝐎𝐀𝐍𝐀🌷


Esta es una historia original de Wattpad, actualmente igual se encuentra disponible en Inkitt y en Booknet, si la lees en otra plataforma se debe a un virus y una copia sin mi permiso.


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