Capitulo 13

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Este capítulo nuevamente contiene coito así que puedes saltarlo si no te gusta uwu

Cuando llegaron al lago, Sasha dejó las luces de la furgoneta en dirección a la orilla y aparcó lo más cerca posible de ésta. Sin esperar ver lo que hacía Anne, se quitó toda la ropa excepto los calzoncillos y el brasier y salió corriendo hasta zambullirse de cabeza en el agua.

Anne, por su parte, se quitó la ropa lentamente, doblándola en el asiento delantero, hasta quedarse en ropa interior y probar despacio el agua con un pie antes de retirarse y comentar.

―¡Dios, está helada!

―¡No seas gallina!―retó Sasha antes de darse la vuelta y verla en ropa interior.

Luego quedó muda.

Anne llevaba un conjunto de ropa interior de encaje rojo. El sujetador realzaba sus pechos, que estaban a punto de desbordarse mientras el frío excitaba sus duros pezones destacándolos a través de la tela. En esos momentos a Sasha se le hizo la boca agua por las ganas que tenía de volver a probar el sabor de su cuerpo, pero se contuvo y siguió observando la gran tentación que se hallaba al alcance de su mano. Sus braguitas también eran de encaje, no un tanga, sino un culotte de lo más sexy que se ajustaba maravillosamente a su lindo trasero.

Y mientras ella se introducía poco a poco en el agua mojando su exuberante cuerpo, Sasha hacía lo posible por evitar abalanzarse sobre ella, con una erección que era insensible al agua helada y que se hacía más grande a cada paso que daba Anne hacia ella.

Sasha se alejó nadando como una loca cuando la castaña estuvo a su lado, para evitar la tentación.

«¿Quién demonios se cree? ¿Flipper?», pensó Anne mientras nadaba despacio disfrutando del agua y flotando plácidamente boca arriba con el cuerpo relajado. En ese momento vio por el rabillo del ojo como Sasha se hundía una y otra vez y nadaba con dificultad; se acercó a ella segura de que necesitaba su ayuda, pero cada vez que se acercaba ella se alejaba, hundiéndose más en el agua.

―¡Te quieres quedar quieta idiota, que te vas a ahogar!―gritó finalmente Anne enfadada, y la castaña reaccionó dejándola hacer.

Cuando llegaron a la orilla, Anne la ayudó a tumbarse sobre una toalla que había colocado en el suelo.

―Un calambre―comentó Sasha dolorida mientras se agarraba la pierna.

―Deja que te dé un masaje―propuso Anne a la vez que acariciaba dulcemente su pierna dolorida.

―No creo que sea la mejor idea―explicó Sasha, pero seguidamente se tumbó en la toalla.

Anne masajeó con delicadeza su pierna dolorida haciéndole recuperar la sensibilidad, pero mientras aliviaba el dolor también avivaba el de otro de sus miembros que a cada momento que pasaba estaba más caliente y duro. Así que, sin molestarse en explicarle el efecto que causaban en ella sus caricias, Sasha la apartó bruscamente de sí.

―Ya vale, la pierna está mejor.

―¡Pero qué narices te pasa!―gritó Doña Perfecta enfadada, preparándose para llevar a cabo una de sus regañinas―¡En el agua por poco te ahogas, y aquí intento ayudarte y me apartas como si fuera la peste! Debes estar mal de la cabeza...

No lo aguantó más, verla allí riñéndole con los brazos sobre la cintura, y el gesto fruncido, mientras miles de gotitas de agua acariciaban su dulce cuerpo cubierto únicamente por un escueto conjunto de ropa interior... Eso la llevó directo a la locura, y finalmente acalló sus palabras cogiéndola entre sus brazos y besando sus labios con la ardiente pasión que latía en su interior impidiéndole emitir sonido alguno que no fueran los gemidos ardientes que no tardaron de salir de su boca.

¡Sasha estaba loca, se había abalanzado sobre ella para besarla como una idiota enamorada!

Tenía que quitársela de encima, pensaba Anne mientras se dejaba besar, pero el problema era que sus besos eran tan dulces, tan tiernos... Mordisqueaba su labio inferior con delicadeza y luego lo besaba calmándole el leve dolor, introducía su lengua en su boca y jugaba con la suya haciéndola arder y, sin apenas darse cuenta, comenzo a responder a sus besos.

Cuando sus brazos la atrajeron hasta su mojado cuerpo, Anne se dejó, y las caderas de Sasha se pegaron a las suyas haciéndola sentir lo excitada que estaba.

Anne decidió que era el momento de apartarse de ella antes de dejarse llevar por la locura de ese beso, así que posó sus manos en el pecho de Sasha dispuesta a alejarla. Pero entonces ella bajó su cabeza y besó sus pechos por encima de la húmeda tela de encaje.

Con los dientes bajó su sujetador, dejando expuesta su piel desnuda al frío de la noche; sus pezones se irguieron por el frío, o tal vez por la excitación del momento; fue entonces cuando Sasha jugueteó con sus senos, mordisqueando suavemente sus pezones, para luego continuar con las caricias de su lengua y sus delicados besos.

Ella alzó sus manos y, cuando parecía que iba a rechazar los avances de Sasha, simplemente se rindió a ella, se agarró a sus fuertes hombros y alzó sus piernas cogiéndose firmemente a su cintura, restregándose contra su duro miembro, mientras gemía ardientemente en busca de su placer.

Sasha rugió enfebrecida por la pasión. Sin dejar de agarrar fuertemente a Anne contra su cuerpo, la tumbó en la toalla y reclamó sus labios mientras sus manos buscaban frenéticas la liberación de sus pechos.

El sujetador no tardó mucho en desaparecer.

Entonces jugó con sus senos acariciándolos, apretándolos entre sus manos. Sus dedos no tardaron en acariciar sus enhiestos pezones y pellizcarlos haciéndola sollozar de pasión.

Su boca abandonó los labios de Anne y fue bajando despacio por su cuerpo en busca del recuerdo del sabor de su deseo. Besó con delicadeza su cuello, sus hombros... cuando llegó a sus pechos los devoró haciéndola enloquecer. Sus manos bajaron por su cintura hasta llegar a su culotte y acarició por encima de éste su húmedo interior.

Anne gimió moviéndose contra la ruda mano de Sasha, suplicándole con su cuerpo el placer que se resistía a darle, pero sus manos siguieron prodigándole caricias excitantes ignorando una y otra vez ese lugar que le reclamaba húmedo y dispuesto.

Acarició sus piernas, desde la punta de los pies hasta sus firmes muslos, que se abrieron sin protesta alguna cuando los besó y lamió muy cerca de donde su deseo latía con necesidad. El cuerpo de Anne estaba tenso como una cuerda, lleno de deseo, a la espera de sus caricias en el lugar más íntimo.

Finalmente, cuando Sasha alzó sus caderas y la saboreó a través del culotte, como si fuera una hambrienta y ella su comida, Anne gritó extasiada mientras tenía su primer orgasmo.4

Pero Sasha no se detuvo y le arrancó la ropa interior sin dejar de devorarla.

Anne , aún sensible, volvió a excitarse cuando una de sus manos acarició un pecho y la otra introducía uno de sus dedos en su húmedo interior, embistiéndola a la vez que su lengua acariciaba su lugar más sensible. Cuando Sasha introdujo un segundo dedo, ella gritó su nombre una y otra vez mientras tenía su segundo orgasmo y agarraba fuertemente la cabeza de Sasha contra su cuerpo.

Con el cuerpo lánguido y relajado, Anne soltó la cabeza de Sasha, que pareció mostrarse satisfecha, pues se retiró de su lado haciéndole darse cuenta del frío de la noche. Se quitó la ropa y mostró su enorme erección ante los ojos inocentes de Anne , mientras su mirada llena de lujuria insatisfecha la devoraba.

―Nunca tendré bastante de ti―declaró Sasha dirigiéndose hacia ella―Si quieres parar, si quieres decirme que no, ¡por Dios hazlo ahora, porque si no lo haces te voy a hacer mía una y otra vez!

Anne la miró confusa, pero tan sólo echar un vistazo a su cuerpo desnudo y a su excitante miembro la llenó nuevamente de un vivo deseo, por lo que se olvidó de quiénes eran y de todo lo demás, y alzó la mano para acariciar su miembro. Se sintió poderosa al escucharla gemir de placer mientras ella apretaba su pene y movía su mano haciéndola reaccionar.

Las caderas de Sasha se movieron contra su mano mientras gruñía su nombre una y otra vez; Anne se humedecía ante la respuesta del cuerpo de Sasha y finalmente fue ella la que tomó la iniciativa guiándola hacia su interior.

Sasha se detuvo unos momentos en busca de protección. Cuando la encontró entre sus pantalones, Anne la esperaba húmeda e impaciente. Fue ella la que, entre caricias, le puso el preservativo, haciéndola sufrir ante la tortura de sus caricias. Y cuando finalmente la castaña se introdujo despacio en su apretado interior, para Sasha fue el paraíso, pero Anne gimió de dolor.

Mientras Sasha intentaba introducirse enteramente en ella, se dedicó a volver a excitar su tenso cuerpo con el fin de hacerle olvidar el dolor de la primera vez. La acarició de nuevo con una de sus manos en busca de su placer y con su boca tomó otra vez sus pechos.

Anne no tardó en reaccionar y exigirle que se introdujera en su cuerpo; Sasha se resistía a ser brusca y arrebatarle la virginidad de una sola embestida, pero fue Anne la que la obligó a hacerlo cuando alzó sus caderas aceptándola completamente en su interior. Sasha gimió extasiada cuando se halló toda apretada por su húmedo cuerpo, la ojiambar gritó de dolor, exigiéndole que se quitara de encima, hasta que empezó a moverse para apartarse de la rubia y comenzó a gustarle.

―Anne , no te muevas―suplicó Sasha dispuesta a mantener el control y a no tomarla de una vez.

Pero Anne la ignoró volviendo a alzar las caderas al ver que no se movía; gimió de placer y arañó su espalda atrayéndola hacia ella, exigiéndole más.

―¡A la mierda el control!―gruñó entre dientes Sasha mientras embestía con fuerza el cuerpo de Anne.

La oyó gritar su nombre una y otra vez mientras tenía un orgasmo y, a la vez que su cuerpo se convulsionaba de placer, el de ella llegó al límite y explotó con bruscas arremetidas liberándose en su interior.

Sasha cayó rendida sobre el cuerpo de Anne, luego se apartó para no aplastarla con su peso y se acurrucó a su lado abrazando su cuerpo satisfecha. Sonrió feliz al tenerla por primera vez entre sus brazos sin que hubiera discusión alguna entre ellas.

―Esto ha sido un error que no se puede volver a repetir―intervino Anne rompiendo el bonito momento que las amantes tienen después de hacer el amor.

―¿Por qué?―preguntó Sasha enfurecida.

―Porque tú y yo nunca podríamos tener una relación―indicó Anne mientras se levantaba y buscaba sus ropas esparcidas por el suelo.

―¿Y se puede saber por qué piensas eso?―preguntó indignada la castaña.

―Porque eres una salvaje inmadura que dentro de unas semanas volverá a la universidad, donde te esperan miles de gruppies. Tú estarás en una punta del estado estudiando quién sabe qué, y yo estaré en la otra estudiando arte y concentrándome en mi futuro. Y, además, no eres el tipo de persona que se puede resistir a ninguna mujer y tampoco eres adecuada para mí.

―¡Yo puedo ser fiel!―replicó Sasha―Para tu información, si me acostara con todas las chicas que se me han insinuado ya lo tendría desgastado de tanto uso. ¿Y qué es eso de que no soy adecuada para ti? ¿Quién es adecuado para Doña-

-Perfecta?―preguntó irónica mientras la perseguía desnuda incordiándola con sus preguntas.

―¡Para empezar, uno que no me persigas en pelotas mientras intento vestirme!―contestó furiosa a la par que se ponía los pantalones.

―¡Bien, ya no estoy desnuda!―dijo Sasha después de ponerse los calzoncillos y el brassier―. ¿Qué más tengo que hacer para ser tu estúpido "hombre" ideal?

―Tengo una lista Sasha, una lista de diez cualidades. Tú no tienes ni una sola de ellas, ni una. ¿Eso no te hace pensar que entre tú y yo no tiene cabida relación alguna?

-¡No me jodas, Anne! ¡Por una estúpida lista no soy apta para una relación! Y lo que ha ocurrido entre nosotras, ¿qué es?―preguntó enfurecida.

―Un error―contestó Anne mientras se ponía la camiseta.

―¿Y qué se supone que tiene que hacer ese hombre perfecto tuyo: partir nueces con el culo, pelar una cebolla sin llorar, cagar oro?

―Ninguna de esas cualidades está en mi lista, mira tú por dónde―contestó Anne irónicamente.

―¡Quiero una copia de esa lista!―exigió Sasha―. Voy a convertirme en "alguien perfecto" y, cuando lo consiga, tú y yo nos casaremos.

―Estás como una cabra, tú nunca serás un hombre perfecto, por obvia razones. Eres la antítesis de ese concepto.

―¿Es que temes que llegue a convertirme en alguien ideal para ti?―preguntó con sorna, retándola.

―No, pero ¿para qué quieres convertirte en alguien ideal para mi? Yo no te intereso, sólo soy una más en tu catálogo de mujeres.

―¡Tú no eres una más, tú serás mi esposa!―declaró Sasha con decisión.

―Sasha, estás como una cabra si piensas que alguna vez me casaré contigo. ¿Qué pasa? ¿El acostarte con una chica que no es idiota y tetona te ha afectado? Pobrecita―dijo acariciándole la cabeza burlonamente mientras se subía a la furgoneta.

Sasha se vistió con rapidez, ya que estaba segura de que si no lohacía sería abandonada sin vehículo alguno nuevamente. Subió enfadada alasiento delconductor y antes de arrancar la miró seriamente.

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