3. He's not just a dog

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Hoseok no creía estar seguro de entender que estaba sucediendo, aquel chico lo miraba como si lo conociera y supiera perfectamente quien era mientras que él estaba siendo invadido por sentimientos contradictorios; aunque su cerebro no encontraba ningún registro de saber quien era aquel joven, su corazón parecía reconocerlo.

Sus ojos le recordaban a su pequeño y desaparecido Cookie.

― ¿Por qué estoy amarrado? ―el chico preguntó observando sus extremidades ocultas por las mantas.

― ¿Qui-quién eres y cómo entraste?

―No me reconoces ―el chico mencionó mostrándose triste repentinamente ―. Soy yo, Cookie ―reveló empuñando sus labios ligeramente.

―Ok, creo que sí voy a llamar la policía mejor ―Hoseok dijo de luego de unos segundos de confusión, suspirando se levantó del suelo para salir de la habitación, pero el intruso lo frenó.

― ¡No te vayas! ―gritó en un claro tono de ruego ―. De verdad soy yo, si quieres pregúntame cualquier cosa, algo que solo yo-digo, Cookie sabría.

―Estamos hablando de un perro, no una persona, ¿sabías? ―Hoseok se devolvió con una expresión burlesca en el rostro ―. No es como si un perro fuera recordando todo lo que le dicen.

―Bien, entonces si no fuera Cookie como podría saber que todos los días desayunas cereal, te gusta ver películas de terror en las tardes, tus padres siempre te llaman al menos tres veces a la semana y además combinas tu ropa interior con tu ropa ―el chico habló rápidamente ―. Esta mañana te ibas a poner una camisa blanca, pero no lo hiciste porque toda tu ropa interior blanca está sucia.

Los labios de Hoseok se separaron ligeramente, estaba sin palabras. En efecto todo lo que había dicho era verdad, ¿cómo lo podía saber? ¿Realmente esa persona era su pequeño Cookie?

― ¿Un híbrido? ―preguntó para si mismo en voz alta, pero igual fue escuchado.

―Sí, exacto ―el chico asintió con entusiasmo ―. No recordaba como nos llamaban.

―Conviértete entonces, si no lo haces no te creeré ―Hoseok lo señaló ―. Cuando adopté a Cookie no dijeron nada de que fuera híbrido, debes estar mintiendo ¿Dónde metiste a mi perro?

Hoseok comenzó a buscar de nuevo por todos lados a pesar de que ya lo había hecho en un inicio, su respiración estaba agitada, se negaba a creerle a un desconocido tan fácilmente.

Cuando se giró para hablarle de nuevo quedó paralizado. Unas orejas habían aparecido.

―No puede ser... ―Hoseok murmuró acercándose a él para tocar las orejas que sobresalían entre el cabello castaño del chico, las acarició y recibió una respuesta inmediata; se movieron apuntando hacia adelante como solía hacer Cookie.

Claramente eran reales.

―También saqué mi cola por si la quieres ver ―mencionó moviendo su cabeza más cerca de la mano de Hoseok por instinto buscando más contacto.

―N-no es necesario ―respondió recordando que hacer eso sería volver tener el cuerpo desnudo del híbrido frente a él.

Hoseok sabía perfectamente de la existencia de los «híbridos», como la gente los llamaba al inicio. Tenían unos 50 años existiendo, recordaba que de pequeño siempre quiso tener uno o al menos verlos de cerca, pero debido a lo normal que se había vuelto que se quedaran eternamente como perros o humanos era casi imposible saber quien era o no híbrido, normalmente se ocultaban y preferían pertenecer a una sola especie.

― ¿Me desatarás? ―preguntó sonriendo, ya le dolían los brazos.

Hoseok se apresuró a deshacer los nudos, una vez el chico estuvo libre se levantó para acariciar sus extremidades, aquel acto permitió que su cuerpo quedara descubierto de nuevo exponiendo una pequeña cola.

― ¿Cómo es que no me dijeron que eras híbrido? ―Hoseok se tiró al suelo tomando su cabeza entre sus manos.

―Bueno, nunca antes me había convertido en el tiempo que estuve ahí, supongo que pensaron que me quedaría siempre como perro y por eso ocultaron ese detalle ―se encogió de hombros ―. Aunque creo que es bastante obvio ―mencionó.

― ¿Obvio? ―Hoseok preguntó incrédulo.

―Sí, no es normal que un perro joven dure meses con el mismo aspecto, probablemente te dijeron que tengo un año porque mi apariencia es esa, pero llevo meses aquí y no he crecido ―explicó.

Hoseok parpadeó mientras asentía, Cookie tenía razón, desde que lo tiene no parecía crecer ¿Cómo no se dio cuenta antes?

―Entonces, ¿no tienes un año? Quiero decir, como perro, obviamente como humano no los tienes ―balbuceó sintiéndose tonto de repente.

― ¿Sabes cómo funciona la edad en nosotros? ―obtuvo una negación como respuesta ―. Un año canino sería el equivalente a 10 años humanos.

― ¿Y eso quiere decir que tienes 10 años? ―Hoseok preguntó abriendo mucho sus ojos, no le parecía que la persona frente a él tuviera esa edad.

―No, tengo... ―pausó sus palabras para contar con sus dedos  ―, 17 años, aún me falta para tener dos años caninos que serían 20 años humanos.

―Tengo a un menor de edad desnudo en mi cama por Dios ―quiso que la tierra se lo tragara con tal de desaparecer de lo que podría ser una escena de un crimen.

―Lo siento, si quieres me visto, aunque no pretendo estar mucho así, no estoy acostumbrado a dos patas.

― ¿Por qué te transformaste entonces?

―Me sentía mal y mi pequeño cuerpo de perro no soporta bien el calor, como humano es más fácil.

Hoseok se sintió mal por como se portó con él, tal vez había exagerado.

Estuvieron varios minutos en silencio hasta que Hoseok quiso saber más. Cookie, al ver que el chico diría algo su cola comenzó a ir de un lado a otro y sus orejas se movieron.

― ¿Tienes nombre humano? ―cuestionó, sabía que los híbridos nacían como humanos por lo que todos en algún momento de sus vidas tuvieron un nombre registrado.

―Jun... No, era Jung... Kook ―respondió con dificultad, no recordaba la última vez que fue llamado de ese modo.

― ¿Qué hay de tus padres? ¿Cómo es que estabas en un centro de adopción? ―cuestionó frunciendo su ceño.

―Cuando tenía 6 o 7 me transformé por primera vez, duré meses así, en ese entonces no sabía cómo volver a ser humano ―explicó recordando ―. Cuando jugaba con mi hermana no era cuidadoso y olvidaba que era un animal. Un día la lastimé y mis padres decidieron ponerme en un centro de híbridos, aprendí a transformarme, pero no lo llegué a hacer mucho...nos obligaban a estar como perros y si no obedecíamos pasaba esto ―Jungkook mostró una pequeña cicatriz en su brazo. Hoseok la reconoció, como perro también la tenía en una de sus patas, su pelaje no crecía de forma normal sobre ella.

Las ganas de llorar y abrazar al chico le invadieron, nunca pensó que todo eso le hubiera pasado.

― ¿Cómo llegaste a donde te adopté? ―preguntó en voz baja.

―Cerraron el lugar, en el rescate muchos nos perdimos, estuve unos meses la calle hasta que me rescató la dueña del local ―sonrió mientras hablaba, sabía que había tenido un final feliz a diferencia de otros.

―Pasaste por mucho... ―Jungkook percibió como la tristeza emanaba de Hoseok, aquello le afectaba a él también, gracias al vínculo que había creado como su mascota.

―No te pongas así, estoy bien, tengo al mejor dueño del mundo y soy feliz ―trató de tranquilizarlo, se levantó llevándose consigo las mantas que lo cubrían y abrazó a Hoseok.

Era la primera vez en mucho tiempo que abrazaba a alguien, pero saber que se trataba de Hoseok lo volvía todo más especial.

No se arrepentía de haber revelado si verdadera forma.

Thighs~

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