Se escuchaban miles de voces a su alrededor, balbuceos y personas que no paraban de hablar, como si su habla estuviese centrada sólo en Sasha. Rasguños formaban desniveles en su respiración, no se podía mover ni un centímetro, su único movimiento era el temblor constante de su cuerpo atemorizado, sus ojos eran incapaces de abrirse por más que forzara levantar los párpados, cada segundo que pasaba hacía que se hundiera en un frío cada vez más profundo, tortuosamente los pelos se le pusieron de punta, sentía una presencia recostada sobre su cuello. Era algo pequeño.

Los rasguños no cesaban, incluso cada vez estaban más cerca, como si estuviesen rasguñando una pared a escasos centímetros de ella, las voces se volvieron alaridos y le hacía pedir a gritos querer despertar. Pero era imposible, no podía siquiera articular algo. No estaba segura si estaba despierta o dormida, su garganta estaba disecada y su cuerpo estático.

Su respirar se volvió totalmente irregular, no podía tomar suficiente aire por sus pulmones, lo peor, fue cuando aquella pequeña presencia sobre su cuello respiró lenta y tortuosamente haciéndola estremecer a tal punto que quería solamente salir gritando, pero era imposible. Su subconsciente estaba totalmente activo, por lo cual la idea de que fuera una pesadilla empezó a esfumarse por cada segundo que pasaba aquella experiencia, en un momento incluso pensó que sería que como dicen "La estaban asustando" o "Tratando de jalar las patas" En otros países. Pero el hecho de no poder moverse la hizo quebrantarse en su propia mente. Después de todo, pensaba que todo lo malo que le sucediera le pasaba por sus propios errores.

Rogaba por ser despertada de aquello, deseo que todo acabase lo más rápido posible, pero no pasaba nada. Empezó a sollozar, siquiera sabía cómo lágrimas salían de sus ojos, entonces en ese momento, sus ojos se abrieron como los de un Búho, el esfuerzo en abrirlos hizo que se abrieran así, miró a todos lados y se dio cuenta que no estaba en su habitación. Pero nada cambió, el único cambio es que ahora podía mirar que sucedía en su alrededor. Ni aquello era una ventaja.

Entonces, en ese momento, bajo su par de sus orbes marrones para mirar que había en su cuello.

Era un pequeño feto, estaba tan pequeño que cabría en la palma de su mano, estaba empapado su cuerpecillo de sangre y simplemente estaba en su cuello.

Sasha al mirar aquello, quedó totalmente quieta, su pulso incluso se detuvo por unos segundos, sus ojos se abrieron de par en par y finalmente, pudo descargar todo sonoramente, lloró muy fuertemente y quitó la mirada, un levantamiento de golpe desde su pecho la hizo tomar un fuerte trago de aire y al mirar a sus costados, estaba ya el sol estaba en su máximo pudor, bajó la mirada de nuevo y aquél pequeño ser ya no estaba allí.

Estaba en la habitación de un hospital. Y ni siquiera sabía si aquello había sido un sueño, alucinación o alguna otra cosa. Pero, en ese momento, sólo quiso llorar mucho. Sintió como si se le hubiese dado una oportunidad.

La oportunidad de mirar a su bebito.