🌜#4🌛

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Hace mucho que no actualizo ah- perdón. Acá les traigo un capítulo que hice con amor para ustedes.

Se oían perros ladrar y autos pasar, la rubia simplemente intentaba ignorarlo y hacer como si todo estuviera bien, ella imaginaba un mundo hecho de besos de cachorros y sueños de algodón de azúcar, solo pensar eso la hacía sonreír. Ella caminaba con su esposa por las calles de la mano, eso era algo que la hacía calmarse, con un simple toque de el amor de su vida su día mejoraba. La albina miraba su sonrisa, ella sabía que otra vez imaginaba el mundo perfecto, era como si le leyera la mente. Estaban tan distraídas las dos que no se dieron cuenta que ya habían llegado a el parque.

El día estaba perfecto para ir así que lo debían aprovechar. Habían niños jugando, gente paseando a sus mascotas, entre otras cosas que para Charlie eran maravillosas, Vaggie con una simple sonrisa de su amada era feliz, después de tanto sufrimiento ella por fin tenía una bella sonrisa en su rostro. Se quedaron hasta tarde en ese lugar, fue un día extraño. No hubo sufrimiento, no hubo tristeza, lo más importante ahí fue Charlie, no le había pasado nada en todo el día ¿Acaso salir la ayudaba? Vaggie ya parecía su madre, estaba atenta a todo lo que le pasará, aunque su doctor haya dicho que no era necesario vigilarla las 24 horas del día, ella igualmente lo hacía, a pesar de que supiera que estaba mal.

Después de estar un rato sentadas en el césped, compraron algodón de azúcar para las dos, después de eso volvieron a el hotel, Charlie parecía haberse sacado un peso de encima, estaba más feliz que antes, como si los otros días no hubiera pasado nada y ella no tuviera ningún trastorno. La albina apenas llegó tomo de los hombros a la rubia y empezó a examinarla -¿Todo bien, amor? ¿No te sientes mal, verdad?- Le dijo la de piel gris con un poco de desesperación, la rubia soltó una pequeña risa -cariño, tranquilizante por un momento, estoy bien. No soy una niña para que me trates así- Le respondió la más alta.

Para que después la albina la soltara -agh, lo siento, en serio, es que no soportaría el hecho de que te pase algo y yo no te haya ayudado antes- la contraria río otra vez ante tal comentario, pero a la vez se sentía culpable por lo que en su boca se notaba felicidad y en sus ojos tristeza.

Perdón si hay algún error ah-. De vuelta, lo siento por dejar morir el libro, intentaré que no vuelva a pasar.

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