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🔓

↪19.12.23
10:29 pm

     TaeHyung abulta el labio inferior frente a la pantalla plana, su cuerpo es cubierto por una fina manta color lila que robo del cuarto de su hyung, mientras repite la escena de JungKook con aquella bonita actriz de nuevo con ayuda del control remoto.

     Su hyung sujetaba el rostro de la mujer con delicadeza, sonriendo con sus blancos y tiernos dientes al mismo tiempo en que le susurraba un te quiero.

     Su corazón dio un vuelco al escuchar sus palabras, odiando el hecho de que se las estuviera diciendo a otra persona que no fuera él, aunque todo fuera ficción y JungKook realmente no lo estuviera diciendo en serio.

     No le gustaba su trabajo.

     Cubrió sus mejillas con ambas palmas, imaginando ser el que estaba en la pantalla con el pelinegro, vio su expresión al hablarle a la mujer que tenía enfrente y cerró los ojos para arrullarse con su tono suave.

     —Eres mi vida entera, MinAh. Le decía JungKook, inclinándose a la altura del rostro contrario.

     Había visto ya tantas veces la misma escena que, aún con los ojos cerrados, podía recrear lo que pasaba segundo a segundo en su cabeza.

     también eres la mía, JungKook. Jamás le perdonaría el que aceptara la idea de usar su verdadero nombre en la cinta, era injusto.

     —Agh, tonto hyung—. Dejando caer sus brazos y haciendo berrinche sobre el sofá, el peligris tomó el doblez de la manta con rapidez para tapar su cara.

     JungKook besaba a la dichosa MinAh en ese momento.

     —¡Eres un grosero!

     El sonido de unas llaves en la puerta le cortan su enfado, haciendo que apague la pantalla de la sala y mueva su trasero fuera del sofá para recibir al responsable de su anterior tortura.

     La cabellera desordenada del pelinegro es lo primero que ve cuando éste cierra la puerta, entrando por completo a la casa y dejando sus zapatos a un lado para cambiárselos por unos más cómodos.

     Quitó el saco que cubría el suéter negro de cuello alto que llevaba debajo, sus pantalones, como siempre, marcaban esos muslos bien formados que se cargaba. Pocas veces usaba lentes que engrandecían sus ojos detrás del vidrio y TaeHyung tuvo que disimular las sensaciones que le recorrieron el cuerpo con tan sólo verle ahí de pie.

     ¿Por qué tenía que ser tan jodidamente perfecto?

     Taehyung se cruza de brazos y junta sus cejas, apoyado sobre la pared que separa el salón principal del resto de la sala. Achica sus ojos cuando el mayor le mira con esa sonrisita que revuelve su interior, queriendo ser fuerte al impulso de reclamarle sobre algo en lo que no tenía derecho.

     Aunque en su mente ya se hallaba diciendo que le cortaría las bolas si se atrevía a poner su boca sobre la de otra persona de nuevo.

     Que no fuera él, claro.

     Sobraba decir los motivos que tenía para sentirse celoso, TaeHyung sabía con exactitud porque le causaban náuseas ver las escenas de su hyung con esas mujeres. Él estaba enamorado del azabache desde hace mucho y por más que quiso obligarse a no sentirse de tal modo, fue imposible no caer ante los encantos de JungKook.

     Y era asfixiante no poder soltarlo todo. Tenerlo tan cerca y no poder decirlo.

     JungKook era su hermano mayor ó al menos así se autoproclamaba él mismo en la vida del peligris todo el tiempo. Estaban juntos desde que los padres de Taehyung se habían separado y decidido, sin escrúpulo alguno, que ninguno de los dos estaba dispuesto a pelear por la custodia de, en esa época, un niño de once años.

     La familia de JungKook no dudo en recibir al pequeño Tae bajo su techo, quien se robó inmediatamente el cariño y adoración de un azabache que cursaba la preparatoria. Kook lo cuidó y lo mantuvo bajo su ala desde entonces, hasta que cumplió la mayoría de edad y empezó su independencia.

     TaeHyung supuso que era un adiós para ambos, pero JungKook volvió tan sólo unos días después para proponerle una vida juntos. No en el sentido que hubiera deseado, pero ya era algo.

     De los siete años que llevaba conociéndolo, cinco de ellos sirvieron para que lo guardara en su corazoncito por siempre. De ahí JungKook no iba a escaparse pronto, ya era una promesa no dicha del peligris.

     —¿Me estabas esperando?— Pregunta, acercándose para darle un beso en la frente y seguir su camino a la cocina. —¿No deberías estar dormido ya? Es tarde, TaeHyung-ssi.

     —Ya no tengo que asistir a clases, hyung. ¿No lo recuerda?

     — Ah, es por eso. ¿Entonces despertar temprano sólo sirve para ir a clases?— Sonríe, dejando las bolsas que traía sobre la encimera.

     —No lo digo yo, lo dice la ciencia. ¿Para qué más despertaría temprano?

     —Desayunar conmigo—. JungKook hace su cabeza a un lado, con su sonrisa aún presente, mientras apoya sus manos sobre la mesa.

     TaeHyung se sonroja infantilmente, porque no puede dejar de pensar en lo bonito que le suena eso. Ver a su hyung recién despierto, preparando el desayuno para ambos como si fueran... Detente, estás molesto.

     —Me gusta desayunar solo—. Reacciona, yéndose al sofá de vuelta.

     Una risita brota del mayor cuando se da cuenta del puchero que decora los labios rosas de su menor, en sus manos lleva dos botesitos del yogur preferido del mismo, para borrarle ese adorable gesto.

     Porque si seguía viéndole así iba a tener diabetes.

     —Qué veías.

     —Eh...n-nada.

     —Ajá, TaeHyung-ssi...—. Deja las bebidas a un lado. —Estás molesto, ¿Me he tardado demasiado en llegar?

     El peligris le da un vistazo rápido, negando con la cabeza luego.

     JungKook se acerca a su espacio personal en un movimiento rápido, sacándole un grito de sorpresa cuando tira de sus piernas y lo hace quedar bajo él. Pronto sus grandes manos tocan su estómago y las cosquillas lo hacen retorcerse entre risas, quejas y una que otra lágrima involuntaria.

     También odiaba las cosquillas.

     —No, no,..¡hyung! Basta, Kook-ie.

     —Debes responder, TaeTae. Niño maleducado, eres un berrinchudo—. Entre las risas del menor, Kook murmura con una sonrisa también.

     La respiración de TaeHyung se irregula, cosa que detiene las manos del mayor por completo. JungKook le mira burlón un buen rato, hasta que se da cuenta de la posición un poco rara en la que mantiene preso al peligris, al que se le han sonrojado las mejillas por la cercanía que mantienen.

     —Mañana es noche buena, ¿Ya haz escrito tu carta?— Carraspea incómodo, esperando que TaeHyung no le tomara importancia.

     —Ya estoy demasiado grande para eso, ¿No cree?— Lame sus labios, mientras se acomoda de nuevo en el sofá. La decepción en su rostro se nota, aunque su mayor parece no darse cuenta. Por supuesto que estaba grande para eso, era lo suficientemente mayor para seguir pidiendo juguetes.

     No era un bebé, ¿Por qué no podía verlo?

     Ya alcanzaba el cereal de la alacena sin tener que subirse a un banquito.

     Su cuerpo era diferente, estaba más alto, su voz era más gruesa, tenía la piel más suave y su cintura se había afinado para que pudiera rodearle con sus brazos, ¿Por qué no lo hacía? ¿Por qué no lo podía ver como quería?

     ¡Mírame, hyung, estoy aquí!

     —Además, sé que es usted quien compraba lo que pedía—. Tenía unos cinco años desde que no pedía nada, porque no le hallaba sentido, y aún así JungKook intentaba convencerlo cada año. Sin lograr nada, claro.

     Aunque, tal vez esta vez sí que pasó, porque lo siguiente que dijo JungKook fue suficiente para darle una idea.

     —Bueno, me gustaba ver tu sonrisa cuando abrías los obsequios. Anda, TaeTae, escribe tu carta. Cumpliré todo lo que tu corazón desee.

     —¿Lo dice en serio? ¿Lo que sea?— Los ojitos marrones del menor tintinean, ilusionados. Esta era la oportunidad de hacer que JungKook lo mirara como miraba a esas actrices y de, tal vez, algo más que eso.

     —Lo que sea.

     —¡De acuerdo, es un trato!

     Y una promesa.

〰〰⭐〰〰

19.12.24
11:32 pm


     El árbol brilla en su máximo esplendor dentro de la casa, las luces parpadean al compás de una tenue música. TaeHyung es levantado por la cintura, para que pueda poner en la punta la estrella dorada que compró JungKook esta tarde.

     El mayor ríe ante la poca paciencia que tiene el peligris, puesto que no logra colocar bien el adorno, y termina bajándolo vez tras vez hasta que su quisquilloso trabajo le satisface como quiere.

     No puede evitar fingirse exhausto para molestarlo, como si de verdad pesara mucho, haciéndolo golpear su pecho como respuesta a su insulto.

     —Yah, es broma, bebé.

     Un fuerte rubor cubre los mofletes del menor, así que le da la espalda al pelinegro para que no pueda verlo. JungKook no sabía lo que provocaba con ese simple mote cariñoso.

     —¿Vendrán los chicos?— Aclara su garganta, no podía dejar de sentirse nervioso ante su hyung.

     Su carta yace colgada en una de las ramitas del árbol y alcanza a verla desde su lugar cuando intenta recuperar el tono natural de su cara.

     Sabía que JungKook aún no la había visto, el actor tenía la costumbre de husmear cuando él, supuestamente, dormía luego de festejar la noche buena. Lo notó en los años que celebró junto a la familia del pelinegro, su hyung buscaba la manera de conseguir los obsequios por la madrugada y TaeHyung nunca dijo nada respecto a su evidente presencia de sueño al abrir los regalos.

     Pero esta vez era diferente, lo que estaba escrito en esa carta no podía buscarse en tiendas, no iba a desvelarse por ello ó al menos eso esperaba.

     Esperaba que JungKook no se retractara luego de leer lo que deseaba, no soportaría la vergüenza de ser rechazado.

     —No, esta vez seremos sólo tú y yo.

     —¿Puedo saber por qué?

     —YoonGi festejara con la familia de su prometido, Nam y Hobi hicieron planes con sus respectivas novias, MiYeon no piensa salir de su casa y NaYun se peleó con su novia.

     —Oh, ¿Así que había invitado a MiYeon-noona?— Mira sus manos, escuchando la afirmación de Kook. — Tú... U-Usted aún la quiere, ¿Cierto?

     —Por supuesto, mi cariño por ella no se esfumó por haber terminado. Somos amigos.

     —Sí, lo sé. Pero...

     El sonido del horno interrumpe al peligris, JungKook corre a ver las galletas que preparó para su angelito, las que tanto le gustan, dejando al mismo solo para que retenga las lágrimas que amenazaban salir.

     Aún recordaba como JungKook había cruzado la puerta de su casa con aquella chica, para presentarla formalmente como su novia y romperle el corazón en mil pedazos.

     Ni eso pudo hacer que dejara de pensarlo, puso infinitas banditas a su dañado corazoncito y siguió mirándolo con la esperanza de que algún día el mismo JungKook le ayudara a unir sus piezas.

     Cuando terminó con MiYeon, unió un poquito de ellas.

     Nunca supo el motivo, pero agradecía que incluso la misma MiYeon no hubiera hecho un abismo de quejas por ello.

     Aunque a veces sí que prefería que la chica se hubiera distanciado. Cosas de un celoso empedernido.

     —¡Tae, ven aquí!— Escucha el grito proveniente de la cocina, toma una respiración profunda antes de obedecer. —Prueba, ¿Quedaron ricas?

     Tae toma una de las galletas, soplándole un poco, y gime en aprobación, JungKook le mira serio un momento y luego limpia algunas migajas rebeldes que se negaron a abandonar sus labios.

     —Me alegra que esta vez sí me hiciste caso y escribiste esa carta—. Murmura, sonriendo con los labios sellados.

     El cuerpo del menor permanecía tenso por lo anterior a eso. Baja su cabeza sintiendo el típico calor que surgía en sus mejillas al recibir atención del actor y toma otra galleta para dársela a probar a él ahora.

     JungKook la recibe con gusto, inclinándose un poco para tomarla con los dientes, muerde y aprisiona la muñeca del contrario, manteniendo el contacto visual que derrite el corazón del más joven.

     No quería pensar demasiado, pero podía jugársela a que JungKook estaba creando un momento de tensión sin querer.

     —Sí, saben bien—. Corta su imaginación el pelinegro, dejándole libre y con el resto de la galleta en la mano. — Ven, ya va a ser media noche. Seguro que hay fuegos artificiales afuera.

     Una vez más, luego de que Tae lograra salir de su shock anterior, JungKook le toma de la muñeca para arrastrarlo al living y poder ver desde los ventanales de cristal el espectáculo montado afuera.

     El reloj marca las 11:56 de la noche cuando ambos enfrentan la vista de un hermoso Busan iluminado por decenas de estrellas doradas y faroles en las carreteras, coches de aquí a allá buscando ser puntales y mágicos puntos aglomerados que crean manchas visibles a la distancia.

     Sin duda era una bella vista para TaeHyung.

     Y para JungKook también.

〰〰⭐〰〰

19.12.24
7:25 am

     JungKook se levantó temprano, como solía hacerlo de costumbre, hizo su aseo personal como debía y luego se cercioró de ver a su bebé aún plácidamente dormidito en su respectiva habitación.

     El peligris estaba hecho bolita en medio de la cama, bien arropado con la colcha gruesa y esponjosa. Jeon sonrió al tener la imagen de su bebé cubierto hasta la nariz, con sus cabellitos esparcidos en la almohada y sus ojitos cerrados.

     Era casi hilarante lo mucho que había cambiado durante siete años, no se le había pasado por alto el atractivo que se cargaba. TaeHyung era un auténtico ángel caminando entre mundanos.

     Era su ángel.

     Y como un ángel no podía ser tocado por un simple mortal, se encontraba atado.

     Suspiró bajando la cabeza hasta sus pies, dándole un ultimo vistazo antes de marcharse. Simplemente no podía dejarle saber.

     TaeHyung no podía saber que lo tenía hechizado, que sus sentimientos iban más allá de una simple hermandad.

     Que le adoraba con el alma a más no poder y que se moría por romper barreras que él mismo había creado en el pasado.

     No, TaeHyung nunca sabría que había roto con MiYeon por no podérselo sacar de la cabeza. Ni que la misma MiYeon le había hecho darse cuenta de su enamoramiento por el chico.

     TaeHyung no podía saber que le amaba de forma asfixiante.

     La mañana se iluminó por un amanecer friolento, que se acompañó de unas cuantas nubes cargadas, JungKook fijó su vista más allá de las calles llenas de automovilistas y pudo ver a tipos vestidos de rojo con barbas largas.

     Sonrió divertido al recordar que tenía un trabajo parecido que hacer ahora, la carta del peligris colgaba en sus narices, logrando que sus comisuras se separan más entre si.

     Ya quería volver a ver esa sonrisa cuadrada que llegaba hasta sus bonitos ojos caramelo.

     Bien jodido que estaba y no iba a negarlo.

     —¿Qué será lo que me pedirás ahora, bebé?— Se preguntó, desde hace dos años que no salía de madrugada para buscar satisfacerle en sus deseos y ahora que lo pensaba quizá debía cambiar esa costumbre.

     Tan sólo tenía que mirar por los grandes vidrios para darse cuenta de lo casi imposible que sería conseguirle un buen obsequio a tal hora.

     ¿Por qué todos dejaban las compras para el final como él?

     Bueno, tal vez no debía hacerlo esta vez.

     JungKook avanzó los pasos que le separaban del árbol para tomar de manera rápida el sobre dorado que guardaba la carta del menor y miró hacia el pasillo una vez más, en caso de que TaeHyung despertase y le encontrara husmeando.

     El silencio que había le hizo sentirse seguro y deslizó unos dedos dentro del sobre para sacar la pequeña hoja doblada en el interior.

     —Veamos qué desea mi pequeño.

     JungKook extiende la hoja, manteniendo los labios sellados. La escritura limpia de TaeHyung esta decorada con montones de corazones y en uno de ellos se ve escrito su nombre.

     No puede creer lo que lee en el blanco papel. Su corazón frena un segundo, para latir descontrolado al siguiente.

     "Querido Santa:

                 Deseo que JungKook-hyung
                       me bese como besa a
                      esas chicas bonitas".

     ¿TaeHyung quería que lo besara? ¡TaeHyung quería que lo besara!

     Nunca había corrido tan rápido en su vida, pero en ese mismo momento se encontró buscando el celular en su habitación. Marcó el número de YoonGi, el de NamJoon, el de Hoseok, el de MiYeon -especialmente tardando en hablar con ella entre tartamudeos y una estúpida sonrisa en el rostro- y el de NaYun, para decirles exactamente lo mismo al terminar llamadas.

     —Se cancela todo, no quiero que estorbes.

     Era seguro que TaeHyung lo tenía en sus manos. Y él no era nadie para negarle algo que quisiese, mucho menos luego de habérselo prometido.

     ¿Quién en su sano juicio le negaría un beso?

     JungKook cumpliría su deseo, uno que compartían al fin y al cabo.

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19.12.24
11:57 pm

     El cielo se transforma en un lienzo de colores a ratos, los ojitos de TaeHyung reflejan el brillo de los fuegos artificiales, aunque parecen mantener ese destello único que poseen naturalmente también.

     JungKook le mira atento, sin querer perder ningún detalle de su rostro. Recordar las palabras escritas en la carta hace que mire directo a los labios rosados, entreabiertos y brillosos esperando por él.

     Humedece sus labios, girando su cuerpo hacia el peligris. —Es hermoso—. Musita, decir que no se refería precisamente al cielo nocturno era obvio.

     TaeHyung le mira, un poco confundido y tímido al encontrar los ojos negros clavados en su persona. Se ruboriza imaginado de más, claro que JungKook se refería al espectáculo de afuera.

     —S-Sí, es bonito.

     El reloj suena anunciando la media noche y entonces todo se vuelve luminoso, la ciudad se sumerge en la costumbre navideña, que llena las calles de voces y, mucho, mucho ruido.

     —Feliz Navidad, h-hyung—. Murmura Kim, acercándose despacio hacia el mayor para darle un abrazo.

     Era hora de conceder ese deseo, que mejor que la medianoche.

     Kook apresa la cintura del menor, dejando que el mismo repose la mejilla en su pecho, su aroma frutal le encanta y aprovecha el gesto para invadir el hueco de su cuello.

     TaeHyung aprieta sus ojos, sujetándole más fuerte, no quiere pensar de más, pero le es inevitable.

     Su cuerpo es separado del calor contrario, JungKook sonríe a sus anchas, con esos dientes de conejito tan tiernos. El menor siente a su corazón temblar, al igual que sus piernas, cuando el pelinegro se inclina más cerca y acuna una de sus mejillas con la palma de su mano.

     Oh, Dios. ¿En qué momento había ido a dormir y empezado a soñar con su hyung de nuevo?

     —En verdad, gracias por escribir esa carta.

     —¿Q-Qué?

     Un parpadeo es lo único que necesita JungKook, para lograr que TaeHyung baje la cabeza sintiéndose pequeño y todo su cuerpo se vea envuelto en un calor que pinta su rostro, cuello y las puntas de sus orejas.

     El dolor en su pecho se intensifica y de pronto el aire se ha ido de sus pulmones. JungKook le sostiene con unos dedos la barbilla, puede ver las galaxias que esconden sus ojos negros, las mismas que le otorgan un brillo único, y corta mucho más la distancia.

     —No voy a besarte como beso a esas mujeres, Tae—. Susurra sobre sus labios, dispuesto a probarlos de una vez por todas. —Pienso besarte como realmente quiero hacerlo, así que piensa bien ahora y dime, ¿Realmente eso es lo que quieres?

     "Porque estoy seguro de que no voy a querer sólo un beso".

     Mierda, esperaba que no fuera un sueño. Lo que menos necesitaba ahora era despertar sobre su cama con un problema. No de nuevo.

     ¿¡Qué si quería que lo besara!?

     Si moría justo ahora quisiera que fuesen los muslos del mayor los culpables.

     Obviamente quería que lo besara y mucho más que eso.

     Si supiera lo que quería precisamente, seguro le arrojaba agua bendita a la cara.

     TaeHyung no pierde tiempo, demasiado había perdido ya durante tantos años, sujeta el cuello de la camisa del pelinegro con fuerza, para estampar sus labios a los suyos y empezar a moverlos sin ritmo aparente.

     Un total desastre.

     JungKook ríe entre sus labios, separándose un poco, el menor es el vivo fuego ardiendo en ese momento, totalmente avergonzado. Besa su nariz, regalándole mimos en la cintura. —Ahora déjame a mí—. Dice, deja un casto beso en su frente y acaricia una vez más la piel candente de su mejilla. —Feliz navidad, mi amor.

     Sin duda, la mejor navidad de su vida.

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¡TAEKOOK LES DESEA FELIZ NAVIDAD A TODXS!

crdts. a quien corresponda©

taeblush

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