ᴅɪx

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YoonGi despertó.

Había tenido un sueño muy loco que involucraba a su mejor amigo y a su perro.

Cuando se sentó en la cama y recordó aquel sueño ridículo, no pudo más que reírse. Su perrito Ranger transformándose en un humano...

Pffff

¡Por favor!

Sin duda la pelea con su novia lo había descolocado, pero no pueden culparlo, es decir, verla tan pegada a HeeChul y que luego lo negara lo había dejado con los nervios de punta.

Es decir, HeeChul es un gran tipo, y no lo creía capaz de meterse con su chica...

Aunque...

Ahora que lo recordaba, Momo le había dicho algo sobre que ellos dos tenían que salir juntos por cosas de trabajo...

¿Y sí...?

— ¿YoonGi? -La voz de Jin al otro lado de la puerta lo distrajo.

— ¿Qué ocurre? -Preguntó levantándose y yendo al cuarto de baño.

Te esperamos para desayunar.

— ¡Ya voy!

"¿Te esperamos?" Analizó mientras se metía a bañar.









Jin por su parte estaba sirviendo el desayuno en compañía de Kook.

Ambos ya estaban bien vestidos, Jin debía irse a trabajar y Kook... Bueno, él no podía andar desnudo por la casa, ya no más.

— ¿Crees que YoonGi me acepte? -Le preguntó al peli rosa.

Ya verás que sí, sólo es cuestión de costumbre. -Le besó castamente la boca y procedió a servir jugo de naranja.

Está bien. -Kook se sonrojó notoriamente mientras jugaba con la orilla de su enorme hoddie negro.

— ¿Estás bien con esa ropa? ¿No crees que es muy grande?

Nop. Es perfecta. -Contestó con su sonrisa de conejo.

Jin también sonrió enternecido por la dulzura de su lobito.

Con su cabello negro y ondulado, además de esa carita de bebé que se cargaba lo hacían ver adorable...

Pero eso difería cuando se quitaba la ropa.

Oh. Dios. Santo.

El cuerpo salvaje que se cargaba ese hombre era ardiente. Tanto que Jin no podía mantener su boca lejos de sus duros pectorales y la lengua siempre buscaba lamer la tableta de chocolate que tenía por abdomen.

¡Era obsceno!

Con ninguno de sus novios anteriores fue tan caliente. Y eso que también eran guapos.

Por ejemplo, WonHo, que fue su primer novio, si bien a Jin le fascinó lo dulce y atento que era, le hacía falta chispa.

Luego estaba EunWoo, ese hombre era un dios griego, no tanto como su Kookie, pero tenía lo suyo, lo malo era que le encantaba el ligue, y si bien, nunca lo engañó, Jin creía que las ganas no le hicieron falta.

Por último, estaba ChanYeol. Oh sí, su relación más tóxica y desastrosa. Lo mejor era no recordar.

Pero el punto es, que con ninguno pudo establecer la conexión que se creó con JungKook casi de inmediato.

El niño tenía 18, él 24, si bien la diferencia no es nada, no tenía dudas que el experto en relaciones era él, por consiguiente, tenía esa duda de saber si Kook se sentía tan conectado a él, como Jin se sentía, o sólo era cosa suya.

Jin. -Le llamó el menor al ver que su peli rosa estaba perdido en sus pensamientos.

Dime.

— ¿Alguna vez escuchaste sobre las parejas destinadas?

— ¿Parejas desti-?

 ¿QUIÉN DEMONIOS ERES TÚ Y QUÉ HACES EN MI CASA?

Sip. Ese fue el saludo mañanero de YoonGi al ver a su "no invitado" sentado en la mesa de su hogar.

— ¡SEOKJIN! ¿QUÉ HABÍAMOS DICHO SOBRE NO TRAER A NADIE A CASA? -Volvió a gritar sumamente ofendido.

— ¡DEJA DE GRITAR! -Gritó el mayor también. — ¡Es JungKook y lo conociste anoche!

— ¿JungKook? ¿Anoche? -Min hizo un gesto pensativo. 

De repente, como si de recuerdos fotográficos se tratara, recordó paso a paso a Jin en el sofá con Ranger sobre las piernas, para después ver a su perro convertirse en humano... En ese humano específicamente.

Min abrió sus ojos y boca, miró al intruso y entonces todo cobró sentido. 

Eres real...

Su cara de espanto se le hizo cómica al menor pero se limitó a asentir y acercarse a Jin, lo abrazó por la cintura y sonrió levemente.

Min entendió perfectamente su lenguaje corporal, el tipo musculoso estaba reclamando a su amigo como suyo.

Sales con un perro... -Dijo sin voz.

Jin se golpeó la frente. 

Es un Lobo.

Maldita sea... -Juró sentándose en la silla del comedor. —Yo creí que lo había soñado.

— ¿Estás bien?

Define bien. -Contestó mirando a su "perro".

— ¿Apunto de enloquecer?

No lo creo, sólo me parece increíble que esto sea real. -Dijo más calmado.

La pareja tomó asiento.

— ¿Quieres que te lo vuelva a explicar? -Preguntó Jin.

Min afirmó y entre los dos volvieron a platicarle sobre su condición de cambia formas.

El de tez pálida no daba crédito pero al ver al menor volver a su forma de Lobo frente a él, ya no le quedaron dudas.

Wow... Definitivamente iré con ustedes a ese viaje. -Dijo empezando a comer. —Y lamento que ya no seas Ranger, me caías mejor en tu forma de perro.

Lobo. -Volvió a corregir el menor.

Eres un arruina-zapatos igual. -Se burló.

Después de seguir platicando y conociendo un poco más de la raza extraña de la que provenía el menor. Los mayores tuvieron que irse pues debían arreglar lo de su salida a las montañas.

Ya sabes nuestra hora de regreso. Y no le abras a nadie, ¿de acuerdo? -Eran las indicaciones del peli rosa.

Sí, amor. -Contestó el más alto con una radiante sonrisa mientras lo miraba con sus grandes ojos brillantes.

Jin se sintió sumamente especial en ese momento, el ser el centro de la tierra de su Lobo lo hizo sentir amado.

Carajo. -Se quejó Min desde la puerta. —Después follan, debemos largarnos; Jin.

Ambos se sonrojaron y con un beso corto en los labios se despidieron, ambos corazones anhelando el retorno para poder seguir mimándose como tanto les gustaba.

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