«Octubre, veintinueve. Busan, Corea del sur.

Una carta muda, con mucho cariño.

Hola, pequeño.

Cuando leas esto, no estaremos en las mismas tierras. Y te pido perdón, por eso y por todo.

Te quiero, te quiero tanto y de una manera que es medio imposible de explicar. Tu madre me hizo entender que las mariposas en el estómago son nervios, y que esos nervios eran por que me estaba enamorando de tí. Y si, claro que me gustas, aunque seamos pequeños y aún falten cosas qué aprender.

Y si soy tu persona especial, o tú eres la mía, no te ates a mí, por favor. Este tren que tomé, no sé cuando tenga boletos disponibles para regresar. Sé que tan inteligente eres, tú lo entenderás. Y sino, con el tiempo te darás cuenta.

Hay tanto que quisiera contarte, TaeTae. No me alcanzaría la tinta y me haría falta más papel para que entiendas el por qué de muchas cosas. Espero en el futuro poder hacerlo.

Cuida de Seokjin por mí. Pasa más tiempo con él, y no lo dejes solo en la cocina, por favor. La va a incendiar, y tu casa es muy bonita.

Tampoco te alejes de ella. Es una tonta, y sabes de quien hablo, pero te quiere. Sí, te quiere aunque estuviste a nada de patearle el trasero y humillarla frente a todos nuestros compañeros por mi culpa.

Hazle caso a mamá TaeHa (ella me adoptó el día que fui a tu casa sin avisar antes:D) No cortes tu cabello precioso, aliméntate a horario, duerme bien, y por favor, Tae.

BÁÑATE, MUGROSO.

Ay nooooo, mentira bonito><

Tengo que irme... Hasta que el destino nos junte otra vez <3

Te quiere, tu hyung.
J-DG-k»

Taehyung lloraba, y lo último escrito ya no daba risa, como las primeras veces, para contrastar su tristeza. Eran las cinco de la mañana del día lunes primero de marzo, a las ocho daban inicio las clases y no había podido dormir. Ya era una costumbre no conciliar el sueño y releerse la carta una y otra vez, observando la mitad del dije morado con forma de corazón -a la mitad, claro- que esa última noche le había regalado.

Habían pasado casi cinco meses desde la partida de Jeon a vaya a saber dónde. El celular viejo que le dejó para mantener contacto no servía de mucho, puesto que del otro lado no había respuesta alguna. De todas formas, todos y cada día enviaba un mensaje nuevo con la esperanza de que quizá, Jeon respondiera.

Por desgracia, no supo nada de Jungkook ese año, ni el siguiente, ni el otro.

Y a medida que el tiempo avanzaba, iba dejando de lado la obsesión que se había generado con él. A tal punto que lo recordaba vagamente, como un mejor amigo de la infancia o algo así, y aunque sentía un vacío en el pecho cuando lo recordaba entre sueños pero no podia saber su nombre o ponerle un rostro siquiera, la vida sigue.

Y como Jeon pedía en la carta, que quedó perdida entre tantas otras cosas como la libreta y anotaciones que hacía de pequeño, la vida de Taehyung siguió sin él.

Fin.

Gracias por todo el apoyo♡

Me falta el epílogo tnt no quiero que se acabe pero equis:(

©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5