XIV

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Nazperver Hatun detuvo su andar frente a las puertas de los aposentos de la Haseki Sultán, tenía miedo de lo que iba a hacer, pero que era totalmente necesario si quería tener paz con la esposa de su sultán.

Tocó suavemente la puerta con sus nudillos y espero paciente a que las criadas le permitieran el paso; una vez que se lo dieron, entro e hizo reverencia a la sultana que la miraba incrédula.

—Mi sultana —susurró Nazperver, con la mirada baja.

—¿Qué quieres Hatun? —espetó Safiye, mientras dejaba de lado su libro.

—He venido a ver cómo sigue su salud, me preocupa que le pueda suceder algo más grave después de su desmayo —expresó Nazperver, alzando la mirada y viendo directo a los ojos verdes de Safiye.

Safiye Sultán suspiro.

—No necesito tus preocupaciones Nazperver, no de alguien que es una traidora como tú.

—¿Traidora? ¿De qué se me acusa sultana? —interrogó la Hatun con molestia.

—Te metiste en la cama de mi marido y yo no toleraré que otra mujer se meta con él —replicó la sultana con simpleza.

—Para su información sultana —dijo Nazperver, acercándose a Safiye—, me obligaron a ir con el Sultán Murad; Canfeda Kalfa me envió a la cama de su esposo.

La Haseki Sultán alzó su mano con la intención de golpear a la mujer frente suyo, pero la detuvo en el acto porque recordo las palabras que su padre y hermanos les dijeron antes de morir.

Asegúrate primero de la veracidad de las palabras, no vayas a castigar a un inocente solo por capricho”

La sultana volvió a tomar asiento y respiro tres veces, antes de mirar a Nazperver con cautela.

—Haré que mis aliados investiguen tus palabras y si me entero que incriminaste a esa tal Canfeda, haré que te arrepientas por el resto de tu vida —sentenció Safiye, haciendo un movimiento con su mano para que su rival se retirará.

Nazperver Hatun hizo una última reverencia y salio de los aposentos con su corazón en sus manos.

En el harén otomano se estaba llevando una celebración en honor a Nazperver Hatun, ya que la pobre mujer se desmayo después de visitar a Safiye Sultán. Fue encontrada por otra concubina que con ayuda de un Ağa, la llevaron con la doctora quien les confirmo la maravillosa noticia.

La noticia de su embarazo se esparció como pólvora y la Valide Sultán pidió que se organizará una fiesta; en cambio, la Haseki Sultán hizo un berrinche que apenas fue calmado por Mihrimah Sultán.

—¡Ya basta de berrinches infantiles Safiye! ¡Eres una sultana y debes comportarte como tal! —grito Mihrimah, después de propinarle una cachetada a su hermana.

—Tú no entiendes hermana, no sabes como me duele el corazón que otra mujer le de un hijo a su majestad —respondió Safiye, tomando entre sus brazos a su pequeño príncipe.

—No Safiye, no lo entiendo, pero no es correcto que te rebajes al nivel de una Hatun.

Safiye miro a Mehmet dormir y se desprecio a si misma por no poder darle un hermano a su león.

Mihrimah solo la observo en silencio y recordó el día en que su pequeña hija nació. A pesar de las normas, su difunto padre decidió darle el título de Sultana a pesar de que el correcto era Hanimsultan.

—No debes olvidar lo que nuestro padre y nuestros hermanos te enseñaron —recalcó Mihrimah, mientras colocaba una de sus manos en el hombro de su hermana—. Recibiste la educación de un Şehzade, algo que va en contra de las normas.

—Padre creía firmemente que lograría grandes cosas, pero ahora no se si podré hacerlo —murmurró Safiye con tristeza.

—Lo harás querida hermana, sólo debes tener fe.

Safiye sonrió y se acercó a su baúl para después sacar un pequeño cofre que tenía en su interior un bello collar de diamantes bañado en oro.

—Hay una fiesta en el harén y a nuestra madre le daría gusto que fuera, aparte debo darle su regalo a Nazperver —dijo Safiye, regalándole una sonrisa a su hermana mayor.

Antiguo Palacio

El Antiguo Palacio o Palacio de Lágrimas es aquel lugar donde van las sultanas que perdieron su poder y status y todas aquellas concubinas exiliadas o innecesarias; un lugar que sólo se oían sus lamentos y nada más.

Nurbanu Kadin es una de esas mujeres exiliadas.

Su único pecado fue matar a la primera hija de Mahidevran, Raziye Sultán. No se arrepentía de su decisión, lo único que quería era escalar en el poder y no ser olvidada como esclava más.

La Kadin logró su objetivo e incluso intento de todo para ser la esposa legal del Sultán Selim, pero otra mujer le arrebató ese puesto que ella siempre anhelo.

Haseki Selimiye Sultán.

Un nombre que nunca en su vida olvidaría.

—Canfeda Hatun, que gusto verte —saludó Nurbanu a su vieja amiga.

—Nurbanu Sultán, siempre estaré aquí para usted —dijo Canfeda, después de hacer una reverencia.

—No me llames sultana, mi propio hijo me negó ese derecho.

—¿Murad? ¿Pero cómo pudo hacer eso?

—Mahidevran y Safiye, ellas solas culpables de que no sea Valide Sultán. —Nurbanu soltó un fuerte suspiro.

Canfeda no supo que decir, le era imposible creer que el niño que ayudo a criar, le negará su propio derecho de ser Reina Madre a la mujer que lo llevo durante nueve meses en su vientre.

Simplemente es inaceptable.

De repente, la amiga de Nurbanu recordó a que había venido y sonrió cuando felizmente.

—¿Qué sucede Canfeda? ¿Por qué sonríes? —preguntó Nurbanu.

—El Sultán Murad mando a por mí, quiere que ayude a Mahidevran Sultán con el harén —indagó Canfeda, tomando un dulce del plato—. Y también me enteré que necesita una tesorera, así que traje a mi mano derecha.

La mujer hizo una señal a la criada encargada de custodiar las puertas de los aposentos para que dejara pasar a una joven de piel blanca y cabellos rubios.

—Ella es Raziye Hatun*, tiene una basta experiencia en las cosas económicas. Nos será de gran utilidad en el harén —explicó Canfeda a su señora.

Nurbanu guardo silencio por un momento, mientras analizaba rápidamente el plan que tenía frente a sus narices.

Era sencillo, pero Mahidevran no era tonta. En cualquier momento se daría cuenta que venía de su parte y la mataría sin ni siquiera dudarlo. Aunque por otra parte, esto tenía una gran ventaja para ellas.

Raziye Hatun podría cambiar las balanzas a favor de ellas y de esta manera inculpar a Mahidevran o Safiye; sin embargo, lo más ideal sería culpar a la gran Haseki Sultán del imperio. Eso rompería el corazón de su hijo y la mandaría al exilio u ordenaria su ejecución.

Y ahí entraría ella.

Enviaría una concubina para que aliviará el roto corazón de Murad.

—Acepto tu plan Canfeda, pero debes asegurarte de que Safiye y Mahidevran caigan como lo hacen las hojas en otoño.

—Y así usted tomará el lugar que por derecho le pertenece.

Nurbanu sonrió, complacida.

Los días pasaron volando y con ello el plan de Nurbanu poco a poco estaba tomando forma; Canfeda Kalfa logró ganarse la confianza de Valide Mahidevran Sultán y de manera lenta, estaba provocando el fin de esa mujer que le robó el puesto a su señora.

Mahidevran Sultán estaba con su Kalfa checando los gastos que tenía el harén; todo estaba bien, pero hacía falta quien dirigiera esa parte.

—Si me lo permite, tengo una sugerencia para cubrir este puesto mi sultana —informó Canfeda.

—¿Y quién es esa misteriosa mujer? —preguntó Mahidevran, dejando de lado el pergamino de finanzas.

La Kalfa hizo una señal y la chica rubio se acercó, haciendo una reverencia hacia la Valide Sultán.

—Su nombre es Raziye Hatun, es muy hábil en estos temas económicos.

Algo en el corazón de Mahidevran se revolvió, escuchar el nombre de su difunta hija le dolía.

—Daré mi mayor esfuerzo sultana, claro si usted me acepta —habló Raziye.

Antes de que la Valide Sultán emitiera su veredicto, un eunuco anuncio a su hija de cabellos de fuego.

—Safiye, que agradable sorpresa verte. Sinceramente no te esperaba a esta hora de la mañana —dijo Mahidevran con voz alegre.

—Es que el día de hoy daré noticias que alegrarán a toda la capital —informó Safiye, mirando de soslayo a Canfeda.

—¿Y qué son esas noticias hija mía?

—Así como Nazperver Hatun dará un miembro más a esta dinastía, yo también lo haré madre —dijo la Haseki Sultán, haciendo que su madre jadeara de sorpresa—. Estoy embarazada, pronto tendremos un nuevo bebé corriendo por los pasillos del harén.

Mahidevran chillo de alegría y abrazo a su hija sin importarle la presencia de las otras mujeres.

—Haz que la noticia corra como agua Canfeda, informa a todos que la gran Haseki Safiye Sultán tendrá un hijo.

Canfeda Kalfa asintió, totalmente molesta por la interrupción de la pelirroja.

«Esto no le agradará para nada a Nurbanu Kadin» pensó Canfeda, mientras se llevaba consigo a Raziye.


*Según Wikipedia (fuente no confiable), existió una mujer llamada Raziye Hatun quien se encargo de las administración económica del harén durante el reinado del Sultán Murad III.

No tengo justificación por el retraso de actualización de esta historia, pero no sabía cómo plasmar mi idea.

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