El ambiente en la camioneta era sumamente incómodo para el Omega.

Kook y él iban sentados en la parte de atrás, con la mano fuerte del Dragón apretando su cadera, su aroma siendo más intenso rodeando a Jin que iba recostado en su duro pecho.

El mensaje era claro para el alfa que conducía.

Dicho alfa tenía la mandíbula apretada y sostenía el volante con bastante fuerza, en ocasiones Jin chocaba su vista con la mirada asesina del Tigre a través del espejo retrovisor y no podía evitar estremecerse, el hombre parecía odiarlo.

Jin era muy consciente de su animal, es decir, él en su pequeña manada era el único Tigre albino, cuando se transformaba, su majestuoso pelaje blanco competía con la pureza de la nieve. Sus ojos marrones pasaban a ser de un celeste claro. Era hermosísimo y nunca nadie lo ha visto, a excepción de sus padres y hermano.

Por eso, el hecho de haber encontrado un Tigre fuera de su manada, era sumamente sorprendente e incluso alentador. ¿Eso quería decir que su manada no era la única? Esperaba que el chico con cara de amargado le pudiera responder algunas preguntas. Si resultaba que habían más como ellos, era posible que su especie resurgiera.

— ¿Bebé? –Murmuró el Dragón.

Jin lo miró con una leve sonrisa. —Dime.

— ¿Estás bien? Hueles a ansiedad. –Siguió diciendo en tono bajo mientras acariciaba su mejilla.

—Sigo en shock, Kookie. –Admitió mirando de reojo al conductor.

Kook también lo miró y para su molestia, el hombre miraba a Jin. 

—Sí, parece que él también está en shock. –Dijo entre dientes.

Jin rió discretamente y se lanzó a besar los suaves labios de su novio con amor. La sensación de saberse observado por el Tigre; de cierta forma lo excitó.

—No estés de celoso. –Susurró mordiendo el jugoso labio inferior del azabache. —Sabes que para mí eres el único. -Sonrió dejando otro besito en sus labios. —Además, es un gran hallazgo encontrar a alguien de mi especie fuera de la manada.

—Lo sé. Pero odio que te mire. –Dijo posando su frente sobre la del Omega.

—Es posible que no haya visto uno en años. –Dedujo. —Lo cual sería muy lógico.

—Supongo... -Kook besó su mejilla. —Pero igual, ya quiero que mis abuelos te conozcan, sé que los amarás y ellos a ti.

— ¿Estás seguro? –Cuestionó con duda. —Si son como tus padres definiti-

— ¡No! –Negó frenéticamente, sus ondulados cabellos cayendo sobre sus ojos. —Ellos son todo lo opuesto. Realmente yo no sé cómo fue que mi madre cambió tanto, ella tenía una personalidad dulce y compresiva en su juventud, pero desde que se casó con padre, ella cambió radicalmente.

Jin acarició sus mejillas, arreglando su desordenado cabello negro. —Bueno, estoy ansioso por eso también. Pero si tus abuelos son como tú, no pude haber caído en mejores manos.

Jin volvió a besarlo mientras se abrazaban con necesidad, abrió sus ojos levemente y chocó su mirada con la del rubio.

Mientras el Dragón devoraba sus labios, Jin observaba al Tigre, este no apartaba sus ojos que brillaban con diversión.

Kim lamió sus labios y Jin gimió, preso de la lujuria que de repente lo atacó al ser el receptor de aquel obsceno gesto y ardiente mirada.

Oh bien... Tal parecía que Jin no sólo tenía curiosidad por aquel hermoso chico.