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La vida suele traer muchas felicidades y desgracias, lamentablemente la mía estaba llena de lo segundo.

Nunca creí que llegaría a conocer el amor, que lloraría por alguien y mucho menos que alguien me amara con tal intensidad.

Yo solía ser tan canalla, crecí teniendo todo sin hacer el más mínimo esfuerzo. A las malas, mi personalidad y carácter se volvieron desagradables. No era un santo ni nadie ejemplar, aún cuando hubieran personas que intentaran cambiar eso.

Pero todos siempre terminamos encontrando nuestra piedra en el zapato, aquella persona que nos haría arrepentirnos de todos nuestros errores y nos haría desear ser buenas personas. Yo lo encontré por casualidad.

Recuerdo que iba con sus amigos, portaba un uniforme de secundaria. Como si fuera algo escrito por el destino, él levantó la vista y sus ojos miraron fijamente los míos, fue un breve instante que causó una sensación de cosquillas en mi estómago.

Me acerqué sin ser consiente y logré escuchar la voz más dulce del mundo, su risa quedó grabada en mi mente. Al final él se fue, volteó por última vez y volvió a verme, se sonrojó.

Yo era alguien de mente abierta, tanto mujeres como hombres me atraían de igual manera, pero mis padres no tenían ni idea, me matarían de saberlo.

Esa noche en mi habitación, con la mente hecha un lío descubrí que no era nada más ni nada menos que Park JiMin, hijo único de uno de los socios más importantes de mi papá, en ese momento supe que cualquier cosa entre nosotros terminaría como un desastre, pero yo quería causar ese desastre.

Si te dijera que esto solo va a doler,
si te advirtiese de que el fuego va a quemar.
¿Entrarías caminando?
¿Me dejarías hacerlo a mí primero?
Hazlo todo en el nombre del amor.

JiMin era simplemente hermoso, tanto de cara, cuerpo y alma. Por lo que sabía su padre era sumamente protector con él, solía amarlo y cuidarlo, sabía que habría personas que quisieran dañar su mente. Para su mala suerte yo sería quien dañara la mente y el corazón de su hijo, y este no vería consecuencias.

Las coincidencias no existen, se llaman destino y este nos hizo vernos en muchas ocasiones hasta que un día finalmente decidí corromper esa alma y hacer nuestro primer acercamiento.

Un día lo esperé en la salida de su colegio y le invité un helado, no aceptó el helado pero igualmente me siguió, bueno, realmente me guío hasta detrás de la heladería que estaba a unas cuadras de su colegio.

Se veía tan lindo con las mejillas encendidas hablando emocionado. Me comentó que quería hablar conmigo desde aquel día, le había parecido alguien interesante. Cuando le pregunté si me conocía dijo que sí, pero que no le importaban los rumores y las habladurías de los demás.

Tuvimos varios encuentros más en ese lugar, sólo como amigos, que claramente no querían sólo eso, él solía coquetear discretamente y yo le daba cabida a toda aquella picardía que crecía. Cada vez había más contacto entre nosotros, se estaba convirtiendo en una necesidad. Solíamos perdernos tanto en nuestra burbuja que no notamos que había un par de ojos observandonos con una mueca divertida.

La tormenta se acercaba.

Durante una semana no le ví, incluso le pregunté a sus compañeros y estos me respondieron que ni siquiera se había comunicado con ellos. Me preocupé ¿Qué pudo ocurrir?

La respuesta llegó a mí en forma de un texto enviado desde un número desconocido. Su padre sabía que estaba viéndose conmigo, no tenía idea real de qué pasaba pero le había prohibido hablarme de nuevo, tenía miedo de que le contaminara con mis ideas sucias y pecaminosas.

JiMin se negó y terminó ganando que le castigaran sin salir de casa, usar sus aparatos electrónicos e incluso encerrandolo en su habitación. Me culpé por ello y me alejé aunque en el mensaje él especificaba que no lo hiciera.

¿Me dejarías guiarte incluso cuando estás ciego?
En la oscuridad, en mitad de la noche,
en el silencio, cuando no hay nadie a tu lado,
¿(me) llamarías, en nombre del amor?

Durante tres meses no lo volví a ver, me dolía el no hacerlo, no poder escuchar su voz, no poder ver sus hermosos ojos cerrarse hasta formarse una línea, lo extrañaba.

Dejé de salir a fiestas y acostarme con cualquier persona, solía pasar los días en casa simplemente encerrado, aunque era extraño mis padres estaban contentos, no había rumores desprestigiosos contra mí en ese tiempo.

Sin embargo aquel dos de julio, en el almuerzo casi se me saldría el corazón. Cuando un hombre irrumpió nuestro almuerzo familiar totalmente enojado, mi vida cambió. El padre de JiMin estaba ahí, despocritaba en contra de mi nombre y mi padre intentaba calmarlo. Sin embargo lo que salió de su boca hizo que todos callaran, incluído yo.

No sé que estupidez le metió a mi hijo en la cabeza, debió ser algo demasiado asqueroso para que mi muchacho, mi niño decente y bien educado diga que le gusta ¡Que le ama! ¡A otro hombre! ¡A este ser repulsivo!

Salí del lugar importandome poco los gritos y las injurias. Corrí hasta aquel parque donde iba de niño y solté una carcajada muy fuerte. Si JiMin me amaba ya no importaba nada, nadie podría alejarnos, me pareció precipitado ir a su casa así que allí me quedé, sonriendo como estúpido, deseé besar sus labios y tomarlo entre mis brazos.

JiMin, esa alma tan pura amaba a mi persona ¿Qué era mejor que eso? Nada, absolutamente nada.

Cuando volví a casa recibí un golpe y mi madre dijo que pronto me curaría, que buscaría una buena mujer y yo ya no tendría ese pensamiento tan aberrante, me reí en la cara de ambos y subí a mi habitación carcajeadome.

Sin embargo las amenazas fueron cumplidas y en menos de lo que esperé estaba sentado en la mesa del comedor grande, tenía a una chica que sabrá Dios quién sería y su familia hablando con la mía como si se conocieran de años.

En dos mes se casarán, será una gran fiesta, se los aseguro. Oí a mi padre hablar emocionado y sinceramente yo aún no procesaba todo.

Mi hija siempre quiso casarse con YoonGi, estudiaron juntos desde el colegio y solía hablar tanto de él. Cariño ¿Estás emocionada? La madre de la chica tomó las manos de su hija. Escuché y me dí cuenta que nunca había prestado atención de con quiénes estudié, porque sinceramente no conocía a esa chica que tenía en frente.

Por supuesto, este es el día más feliz de mi vida. La chica levantó la miraba viéndome con una sonrisa tímida.

Estaba comprometido sin siquiera preguntarme. Mis padres querían matar dos pájaros de un tiro, mi "enfermedad" y adquirir más acciones para su empresa. Al final la unión solo los beneficiaba a ellos, como siempre.

Mi mundo se estaba llendo al carajo, por primera vez me arrepentía de mis acciones, quizás si mi historial no fuera tan oscuro se me hubiese permitido ser amigo de JiMin, pero ni eso.

Quería buscarlo y decirle que me salvara, pero le causaría problemas, por lo que sabía le habían devuelto su libertad y no quería arrebatarsela de nuevo. Pero lo necesitaba, necesitaba que me dijera que todo estaría bien, que no tendría que casarme con una idiota sin cerebro, amante del brillo y todo lo que tuviera rosado, que amaba la atención masiva y solía presumir que éramos cercanos cuando ni siquiera me sabía su nombre.

Al final, con el alma ardiendo en egoísmo decidí que lo buscaría, necesitaba verlo, lo necesitaba a él.

En el nombre del amor... en nombre del amor.
En el nombre del amor... en nombre del amor.
En el nombre del amor
En el nombre de...
-En el nombre, el nombre-
En el nombre de...
-En el nombre, el nombre-
En el nombre del amor.

Lo espere fuera de la escuela, como solía hacerlo antes pero esta vez más alejado, de manera que no pudiera verme. Salió con sus amigos pero se despidió de ellos y tomó otro camino, lo seguí, me dí cuenta que iba cabizbajo, no sonreía ni miraba todo con alegría, se notaba tan apagado.

Llegó a un parque cercano conmigo siguiéndole, se acercó a una banca y se sentó, dejó su bolso a un lado y observó su teléfono, como esperando a que sonora. Pasó un rato y comenzó a sollozar, pronto su llanto explotó haciendo que mi corazón doliera de manera punsante.

Me acerqué sigilosamente para no alterarlo y me senté a su lado, enseguida volteó hacia mí con sus ojitos llorosos, llevé mis manos hasta sus mejillas y las seque con delicadeza, le ofrecí una sonrisa y eso bastó para que se lanzara sobre mí, casi quedando a horcadas. Le abracé con fuerza y le oí insultarme por dejarle aún cuando me pidió que no lo hiciera, sonreí por lo berrinchudo que se estaba portando.

Al separarnos me sonrió y sin previo aviso se acercó hasta rozar sus esponjosos labios contra los míos, fue un pequeño roce que causó estragos en mi sistema nervioso. Se alejó solo un poco para ver mi reacción pero enseguida le tomé de las mejillas y pegué nuestras bocas con un poco más de fuerza, con miedo de que él fuera a desaparecer.

Me voy a casar dije al separarnos un poco, sus ojos perdieron su brillo e intentó alejarse aún más, no se lo permití—. Eso es lo creen que mis padres, no lo haré, no quiero y no puedo, ya tengo todo junto a ti.

» Te amo.

El brillo volvió junto a otro beso largo, solo juntábamos los labios pero era como sentir la gloria, le amaba tanto.

Durante todo el rato que estuvimos juntos me comentó muchas cosas que hizo a pesar de estar encerrado, de cuánto me había extrañado y de todo lo que quería hacer, varios "Te amo" se escaparon de sus labios y me hizo sonreír como un tonto.

Justo ahí, observandole tan feliz conmigo me di cuenta que siempre lo necesité, él era lo que necesitaba para dejar toda mi mala vida atrás. Ahora deseaba con todo mi corazón amarle y hacerle feliz, me hubiese gustado hacer eso.

A partir de ese día mandé todo a la mierda, solíamos vernos a diario, a escondidas por supuesto. Primeros fueron besos robados, luego caricias inofensivas hasta llegar a los momentos donde nos besábamos con pasión, donde yo tocaba su cuerpo con devoción y él se derretía con mi tacto, pidiendo que jamás le dejara. Se volvió nuestra rutina amarnos con devoción.

Pero poco a poco nuestro tiempo se fue agotando, a pesar de mis quejas contra el matrimonio arreglado mis padre continuaron con él, incluso JiMin llegó hasta mí un día con esa estúpida invitación a mi boda, era de un compañero. Peleamos por ello, me gritó que le había mentido y yo le expliqué que mis padres eran quienes hacían todo eso, que yo ni siquiera había aceptado casarme.

Y como si el destino quisiera vernos sufrir después de juntarnos, su padre le entregó un pasaje de avión, planeaba enviarlo al extranjero sin vuelta al país. Todo se están llendo por el caño, pero había sido nuestra culpa.

Su padre sabía que se escapaba de la escuela y los míos sabían que no había visitado a mi prometida ni una sola vez desde que nos conocimos, ellos sospechaban que algo más pasaba pero no lo aceptarían, no lo harían jamás.

Más mi padre un día me llamó a su despacho, sinceramente jamás creí que escucharía eso pero me entró tanto miedo.

Parece que quieres llevarnos la contraria, debes casarte y no lo digo por capricho, lo digo por el bien de él. Sé que te ves con Park JiMin, mi mano no va a temblar para acabarlo. Sabes que siempre obtengo lo que quiero.

Si te dijese que podemos bañarnos en todas las luces,
¿Te levantarías, vendrías y te reunirías conmigo en el cielo?
¿Confiarías en mí cuando saltes desde las alturas?
¿Caerás en el nombre del amor?
Cuando hay locura,
cuando hay veneno en tu cabeza,
cuando la tristeza te deja roto en tu cama,
yo te sostendré en lo más profundo de tu desesperación.
Y es todo en el nombre del amor.

Aún con esa amenaza en mente me dediqué a amar a JiMin. Un día, sin pena ni remordimiento, le saqué del colegio lo más temprano posible y le llevé a la playa más cercana que había. Debido a la hora y la fecha en la que estábamos no había ni un alma. Le vi correr entre la arena, bailar bajo el sol y amar las cristalinas aguas salinas.

La noche cayó y nos hicimos una promesa de amor eterno, y entre risas nuestros cuerpos se rozaron, nuestras almas se convirtieron en una, nos entregamos al amor esa noche, le ví temblar bajo mi cuerpo, sus mejillas quemaban y entre gemidos tímidos susurraba "Te amo", esa noche lloré de felicidad con él entre mis brazos. Le sostuve cuando llegó al borde del abismo y nunca creí que mi nombre sonaría tan amado entre unos labios.

Todo había comenzado con besos, pero ambos sabíamos que no nos quedaba mucho tiempo, al menos el probarnos nos era permitido ¿Eso era lo único que nos tenía el destino? Una sola noche de la cual luna, las olas y el viento fueron testigos. No queríamos sólo eso.

Regresamos a casa con el alma ligera, con la sonrisa estirada y con un dolor en el pecho, un dolor que nos recordaba que no nos era permitido estar juntos.

Cuando la noche antes de mi boda llegó no pude aguantarlo. Nos habíamos hecho la promesa de no volver a vernos, pero no podía, sentía que me estaba asfixiando. Salí del lugar donde estaban realizando mi despedida de soltero y lo llamé entre lágrimas, le pedí que fuera a verme, que le necesitaba y que no me dejara ahogarme, al menos no sin él.

Nos encontramos en aquel parque donde nos besamos por primera vez, le ví llorar porque éramos desafortunados, nos besamos con lágrimas amargas de por medio.

YoonGi, no quiero, no puedo. Estoy hecho para estar contigo. Prefiero morir antes de que te cases, soy egoísta y no lo voy a permitir, no lo hagas. Me iré y no nos volveremos a ver ¿Vas a aceptar eso?

El dolor en sus palabras, sus brazos aferrándose a mí, su cabeza escondiéndose en mi cuello, le sentí temblar y lloré con el mismo ahínco. Sabía que estábamos hechos para amarnos, pero no nos lo querían permitir. Tampoco quería verlo partir y sufrir por su ausencia. No iba a aceptarlo.

Huir no era una opción, de hecho no teníamos ninguna, donde sea que fuéramos nos encontrarían, contando el hecho de que él estaba bajo el ojo de su padre.

¡¿Por qué nuestras vidas estaban tan jodidas?!

Vamos a morir juntos, no hay de otra, no te quiero lejos de mí, jamás y tú no puedes permitir que otra persona se atreva a llamarme suyo.

Había sentenciado nuestro futuro, de una manera desgarradora sonaba como la única manera de estar juntos.

Él aún con ese temblor en el cuerpo y en el alma, asintió y tomó mi mano para besarme con amor y sonreírme.

Caminamos hasta donde estaba reunidos "mis amigos" y en mi auto partimos hacía algún lugar, no importaba dónde.

Mi celular sonaba sin descanso, el de él también. Eran las dos de la madrugada y ninguno había vuelto a casa, tampoco era como si lo fueramos a hacer, pero eso nuestras familias no lo sabían. Mientras conducía le ví sonreír al teléfono mientras observaba imágenes, me sentí culpable, ahora tenía la cabeza fría y me dí cuenta de lo que estamos a punto de hacer.

JiMin lamento esto, ni siquiera te pregunté si querías hacer esta estupidez, Dios ¿Qué estamos a punto de hacer?

Él volteó hacia mí y frunció el ceño para después tomarme la mano.

Hyung ya lo decidimos, no quiero hablar sobre esto. Te lo dije, no quiero irme y alejarme de todos, tampoco voy a permitirte amar a alguien más, eres mío. Estamos a punto de asegurarnos el estar juntos. Sonará egoísta, pero ojalá nuestros padres se arrepientan por querer adueñarse de nuestras vidas.

Lo último lo dijo con los dientes apretados y reforzó su agarre en torno a mi mano.

Cuando estacioné el auto frente a la playa, los recuerdos invadieron nuestra memoria. Nos conducí hasta ese lugar tan especial, nuestra primer noche juntos la tuvimos aquí y la última también la viviríamos bajo esa luna.

En el nombre del amor... En nombre del amor.
En el nombre del amor... En nombre del amor.
En el nombre del amor
En el nombre de...
-En el nombre, el nombre-
En el nombre de...
-En el nombre, el nombre-
En el nombre del amor.

Tomé su mano, sentí su calor y se apoyó en mí mientras comenzamos a caminar hacia el frente. La noche estaba hermosa, el cielo despejado mostrando las estrellas y la luna brillaba, como diciendo "Yo estoy con ustedes".

Pensé en las posibilidades, si yo hubiera sido buena persona, si nuestro padres no estuvieran en contra de lo nuestro ¿Todo hubiese sido distinto? Quizás.

Caminamos a lo largo de la playa, hasta llegar a una colina de piedras, parecida a un islote de piedra. La vista desde ahí era sumamente hermosa, la luna brillaba en las aguas. Nos sentamos en una piedra liza y él recostó su cabeza en mi hombro mientras tomaba mis manos para acariciarlas.

El resto de la madrugada me habló acerca de su niñez, compartimos anécdotas divertidas y nos mantuvimos en silencio por algunos momentos, simplemente disfrutando de la presencia del otro.

¿Podemos saltar cuando esté el sol en su punto? Sería lindo y memorable, la luna testigo de nuestro amor y el sol testigo de nuestro dolor.

Sus palabras sonaron con letargo, sus ojos se cerraron y pude observar la noche con más atención. El sonido del oleaje, acompañado de sus ligeros ronquidos y mis latidos acompasados hacían el ambiente más melancólico de lo que se puede imaginar.

No cerré los ojos en ningún momento, aún cuando el sueño llegara de a ratos no le permití adueñarse de mí. Vi como poco a poco el cielo se esclareció, las estrellas durmieron y la luna le dio paso al sol.

Moví con cuidado a JiMin para despertarlo y le vi frotarse los ojos, buscando ahuyentar un poco el sueño, los primeros rayos del sol bañaron su rostro en un naranja sublime, quedé absorto en tal irreal belleza, JiMin era realmente un ángel.

Nos levantamos del lugar, aún sosteniendonos del otro. Sus ojos se nublaron en lágrimas y besó mis labios nuevamente, pidiéndome entre susurros que le buscara en su próxima vida y le hiciera muy felíz.

Pidió perdón a los aires, reclamó al destino y maldijo nuestro final, llorando con dolor por los caminos truncados. Y aún en esos momentos, donde todo era penurias, le ví exclamar con la pasión con que le caracterizaba. Le amé un poco más.

Se acercó hasta pegar nuestras frentes y sobre mis labios susurró:

En el nombre del amor guíame en esta oscuridad, se la música que me haga bailar, sálvame del veneno, sostenme en mi dolor y guíame al abismo de nuestra salvación.

Nos separamos y le dimos un final más feliz al asunto, sonreímos con amor y locura para después mirar el mar despierto, nos invitaba a bañarnos en él. Sostuve su mano con ahínco y le grité, para que todos los supieran, lo que significaba para mí.

Eres mi ángel, mi ángel de diamante fundido en divinidad. Hoy te arrastro junto a mí porque soy egoísta y no te dejaré en este mundo pagano, ya sea que vayamos al cielo o al infierno, estaremos juntos y sé que Dios se compadecerá de nosostros y de nuestros dolores. Te amo Park JiMin.

Te amo Min YoonGi, mi sacrificio de amor será pagado hoy, para estar siempre contigo.

Y como si de dos niños se tratase, corrimos entre risas hacia nuestra salvación, hacia nuestra perdición.

Y juro que al saltar, con su mano aferrada a la mía; ví a un ángel bajar de entre los rayos del sol y sonreírme, para después no sentir nada, fueron unos breves segundos hasta que el golpe seco, el de dos cuerpos cayendo al agua, rompió en la tranquilidad de aquella mañana.

El instinto de supervivencia del cuerpo humano dicta que al caer al agua debes subir, pero nuestros corazones mandaban sobre nuestro cerebro y nos hundimos aún más, su mano apretaba la mía, como diciéndome "No me sueltes, no lo hagas".

Quiero testificar,
gritar bajo la luz sagrada,
que tú me traes de vuelta a la vida
Y es todo en el nombre del amor.
Quiero testificar,
gritar bajo la luz sagrada,
que tú me traes de vuelta a la vida
Y es todo en el nombre del amor.

Busqué su rostro entre el azúl marino que reinaba a nuestro alrededor, cuando nuestras miradas conectaron aún con el picor del agua salada, juntamos nuestros labios por última vez, un beso que significaba "Perdón por tanto sufrimiento".

El agua ya hacía asfixiante todo el proceso, el beso fue perdiendo intensidad. La inconsciencia ganó en mi mente, transportandome a mi momento feliz, aquel en donde tenía a JiMin entre mis brazos, sin preocupaciones, simplemente amándonos como siempre debió ser. Recordé la única noche en la pude probar el sabor de su piel, donde este mar nos cobijó en intimidad y hoy nos cobijaba en nuestra locura.

El destino nos jugó sucio, hizo que nuestras pieles se fundieran para luego separarnos, sintiendo en carne viva el dolor del desgarro del alma. Él nació para mí y yo para él, así de simple, no tuvimos tiempo de conocernos mejor pero no era necesario, su vida estaba escrita con la mía.

Él era un chico que aún no había vivido mucho, a sus cortos diecisiete años amó con locura y se dejó llevar por ella, yo tenía veintiocho y no había conocido el amor hasta ahora. Simplemente nos tocó ser así.

Mi egoísmo ganó sobre mi conciencia.

Sentí como las manos de JiMin se aflojaron de su agarre y volví a la realidad para sostenerlas con la poca fuerza que me quedaba, él ya había entrado en la inconsciencia así que le atraje para abrazarlo y brindarle mi último calor.

Mi visión falló y sentí el nudo asfixiante en la garganta, el negro se esparció por mi mente y sentí frío por primera vez, mi tiempo se había acabado, todo había acabado.

En realidad el destino sí les jugó sucio, pero quizás en sus próximas vidas tengan la recompensa. Se amaron con locura, se disfrutaron con pasión y murieron en nombre del amor.

Min YoonGi y Park JiMin juntos hasta el final en el nombre del amor.

En el nombre del amor... En nombre del amor.
En el nombre del amor... En nombre del amor.
En el nombre del amor
En el nombre de...
-En el nombre, el nombre-
En el nombre de...
-En el nombre, el nombre-
En el nombre del amor.

❀ Ale Min༄ ೃ

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