•°~°Capítulo 26°~°•

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Aun no pasa la tormenta, pero eso no signitica que no pueda haber una calma entremedio gg ;))
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Todo había llegado a pasar tan rápido, para Bennett los días en una casa acogeroda, frente a una chimenea cálida y un tazón de sopa que su madre le preparaba con cariño fueron suficientes para revivir ese espíritu que lo hacía ser él mismo; ese joven veinteañero aniñado, animoso abiertamente pero, por dentro tirando a lo negativo porque deseaba serlo tras comprender que la vida real era algo bastante complicado de afrontar. Pasar navidad y año nuevo en casa de sus padres sólo reforzaba esa vibra que le obligaba a creer que debía mantenerse tranquilo.

Supo entonces que en el humilde lugar en que pasó casi doce días, los mejores consejos fueron esas miradas de sus seres queridos que sin una sola palabra habían logrado hacerlo más fuerte y le entregaron confianza. Ahora junto a sus perros podría regresar tranquilo a afrontar su otra estética realidad junto a su nuevo ambiente. Había escapado justo a tiempo para poder pensar mejor, iba a ser el mismo de siempre, solo que más... astuto y decidido.

Claro, sentía que una parte de él regresaba a su cuerpo al pisar la recepción del edificio y mirar a las pocas caras conocidas de allí, al ver como de a poco sus perros iban emocionándose una vez subieron por el ascensor hasta el décimo piso, en donde su intacto departamento los recibió a los tres contagiándose de los ánimos de los canes y del dueño que antes que nada se quitaba la chaqueta y la coleta para, antes de lanzarse al sofá dispuesto a relajarse un poco más, ir a darles algo de alimento y agua a sus perros que de seguro estarían cansados del viaje. Ahora no era tiempo de organizar algunas cosas, ahora necesitaba acomodarse y respirar volviendo a insertarse en lo que dejó atrás antes de irse.

— Ahh ya estamos aquí, bebés... yo... también estoy contento. —sonrió el pelivioleta girándose un poco para obsevar luego a sus perros correr hacia donde estaba él moviendo sus colas. Acarició las orejas de ambos y de pronto, como si se tratara de algo instantáneo pensó en que talvez...

No, negó ante eso pues antes necesitaba un tiempo para regresar a adaptarse, ponerse al día con su jefe y su director para responder a los constantes mensajes que le habían llegado con respecto a trabajo. Bueno, ya se había relajado bastante y no esperaba la hora de salir, tratar de pasar desapercibido y comportarse como siempre había hecho.

Pasó casi todo lo que quedaba del día mirando por el ventanal de su sala para afuera, el cielo brillante y de un blanco cegador junto a las ligeras rafagas de un viendo helador le hicieron ver lo lindo del día. Rozando ya las cinco y tres cuartos con las seis, decidido y ansioso, dejó unas amorosas caricias en la cabeza de sus perros para tomar su celular, activarle el volumen y meterlo a su bolsillo antes de cerrar la puerta de su residencia tras su espalda y respirar hondo dispuesto a dar pasos calmos hasta... las escaleras. No le molestaría subir solo dos pisos altos a pie.

Tembló como la primera vez que fue a verlo, cuando él lo miraba con un desprecio disimulado y su visita así como cualquier cosa relacionada con él no era bienvenida. La única diferencia era que ahora estaba preparado para recibir cualquier queja, para oírlo decirle cosas hirientes, para verlo fruncir el ceño, torces los labios, cruzar los brazos o ya de plano cerrarle la puerta en la cara.

Sólo esperaba enserio que un milagro lo acompañe para poder arreglar las cosas, a su manera algo tonta de hacerlas, pero en verdad que anhelaba acabar con todo esto aun si su presencia frente al moreno los hacía distanciarse más.

Ya estaba aquí, parado en la puerta, dudando como muchas otras veces no hizo, hasta que se armó de valor para tocar la puerta, nervioso.

A la misma vez...

Cierto pelician terminaba de vaciar un vaso al que recientemente había servido un poco de licor. Tenía la televisión de la sala encendida aunque con un volumen bajo, siquiera la estaba viendo pero se conformaba con oír noticias repetitivas y sin chiste por un rato. Las cortinas se hallaban cerradas obligando a la poca luz que quedaba de la tarde a quedarse fuera. Gruñó por unos segundos, con la mirada baja para ver a un lado a la pequeña labrador echada como bolita sobre una almohada que se cayó hace un rato del sofá. No evitó formar una débil sonrisa de medio lado ante eso, al menos esa pequeña perrita había sido una grata compañía por todos estos días...

Espiró con poca necesidad de callar aquel largo suspiro, dejando el vaso sobre la mesita del centro, había estado dispuesto a coger la botella y vaciar lo que quedaba en éste, pero ya decidió que era suficiente. Ahora sólo quería recostarse en el sofá luego de un día aburrido y aunque ajetreado como todos los comunes, no le quitó en absoluto esas ganas de eliminar la frustración con el licor.

Lo peor de todo esto es que, en éstos residuos de las pasadas vísperas de noche buena y año nuevo, pasarla entre tragos y compañeros de trabajo en alguna parcela prestada era algo que antes le resultaba sumanente prometedor, pero al oírlos gritar año nuevo entre risas estúpidas y humo de aquí y allá fue, sorpresivamente para él, un desastre, algo aburrido y sin gracia. Sentía que había perdido algo grande que alimentaba esa parta de mala persona que tenía, esa parte fiestera y absolutamente despreocupada que caracterizaba a su "yo" idiota, aquel hombre cretino y sinvergüenza que solía ser.

Era la pérdida de una parte de si mismo la que lo tenía desentendido y a la vez... ¿orgulloso? No lo sabía bien. Estaba relajado en ese aspecto, pero descubrir, con la ida de Margaret y la llegada de Bennett, partes de si mismo que no conocía era algo aterrador que lo ponía en una situación difícil. Si no lo tenía del todo claro no sabría que sector de este problema resolver y cual olvidar ya de plano.

Fue justo en eso en que, como si su confusión hubiese sido escuchada, sintió la puerta sonar, unos toques suaves, nerviosos, que lo pusieron en alerta de pronto. Ya casi nadie tocaba a su puerta en lugar del pequeño botoncito del timbre pero, sólo había alguien que seguía haciéndolo y...

Ese era el de orbes rojizos, no le cabía la menor duda ¿ya había vuelto? Wow, ni bien se dio cuenta en que habían pasado tan rápido los días que... no, olvidenlo, bien que lo sabía pues cada uno de sus días fue aburrido y tortuoso para él porque... ¿para qué negarlo? La presencia del pelimorado era de notar siempre y, cuando no estaba aun si no hablaban directamente, se sentía... joder que lo sentía vacío, hasta de pronto el salto de la cachorra en dirección a la puerta había sido un gesto del animal que no veía hace semanas.

Se levantó, apagando la tele con el control, rodando los ojos tras recuperar sus aires y caminó a la puerta, solo para encontrarse tras abrirla con un lindo chico con una chaqueta delgada encima de una polera de polar de esas de cuello algo, traía su morado cabello suelto como de costumbre y... una nerviosa sonrisa, una muy nerviosa y estúpida sonrisa en la cara. Vaya que Bennett se había tardado en venir a verlo, pensaba el de tez morena rodando los ojos con neutralidad. Ya empezaba a creer que esto de la estupidez de Margaret en verdad había afectado al pobre chico, pero, en cierto modo... ah como sea. No iba a volver a tocar ese tema.

Tanto tiempo que le pareció sin verlo que sentía y ahora le hacía falta la rutina. Pero ahora él ya estaba aquí, en frente de él, con la mirada suave y sus cejas delgadas gachas. Ben lo sabía, Bennett aunque atrapado en un ambiente hostil antes de irse, fue capaz de ir a entregarle el perro, a mostrarse igual de débil frente a él. Y justo ahora volvía a ver esa mueca en su rostro, su... tan lindo rostro juvenil; como si le estuviera pidiendo permiso para ir hasta la puerta de su departamento a saludar, pero aquí estaba. El de ojos verdosos también se encontraba quieto frente a este muchacho que se había quedado tan tieso mirándolo, tragando saliva y respirando hondo. Ben iba a abrir la boca, dispuesto a decir algo, pero no hallaba bien qué era lo que realmente debía de decir.

¿Debía de saludarlo y hacer como si nada? Estaba al tanto de que Bonnie solía ser algo despistado y torpe, pero sabiendo en que situación tan tensa se hallaban, aun así quiso venir hasta aquí para ¿sólo saludarlo? Diablos, a veces el pelimorado le hacía las cosas más difíciles a Ben, este sólo quería estar solo, estar calmado y llegaba justamente él, con sus ojitos rojos cual cachorro ansioso por ver a su dueño, su sonrisira suave tratando de no dejar a la vista que se moría por venir a verlo, esos gestos que lo ponían nervioso y su forma de acariciar con sus dedos los mechones de su cabello morado cayendo por sus hombros, justamente para alterarlo aun más con su presencia.

Muy bien, quedó en que haría como si nada. Ignoraría los ladridos de la canina alegre por ver a Bennett pararse en la puerta y a su impulso por apretar los labios y bufar frustrado. Se mantendría como el hombre borde de siempre.

— Ah... q-que sorpresa, ¿qué haces aquí? —pronunció esas palabras al pasar su mano por la madera de la puerta, alzando cuidadosamente una ceja y observando a detalle como esto sólo pareció hacer a Bennett disminuir un poco el manojo de nervios que venía hecho. Como detestaba que al parecer sus acciones fuesen tan predecibles para el menor al punto de relajarlo de esa forma.

— Pues venía a... saludarte. —carcajeó un poco Bennett, llevando aquella mano que antes acariciaba su cabello hasta su nuca cuando notó la forma en que Ben lo miraba— ¿No... no soy bienvenido? —preguntó algo asustado de una posible respuesta positiva pero, es que... ¿y si seguía molesto? No, en primer lugar siquiera sabía si estaba molesto o no. Se lo notaba neutral, rígido y serio, pero no hallaba en su cara una molestia, un resentimiento al mirarlo. Aun así, no estaba seguro si confiarse luego del prolongado silencio que los rodeó a ambos—Ah... perdona, quería venir a hablarte y... ejem ac-aclarar lo que... ehm... Mm.

Y se trabó, completamente se quedó paralizado al momento en que la expresión en el rostro del más alto cambió levemente a una más severa, apretando más los labios y bajando las cejas. Entonces este se cruzó de brazos levantando su ceja izquierda.

— Esperaste mucho para venir a saludar... —comentó sin ninguna otra intención mala, pero estaba igual o más tenso que el guitarrista, no sabía qué decir porque naturalmente no se esforzaba por sonar amable o sutil y, realmente trataba de no dejar a flor de piel la forma en que se hallaba ahora; tan jodido emocionalmente pero recompuesto como un hombre más atento a lo que en apariencias se refiere— Te noto incómodo, ¿eso es todo lo que venías a hacer?

— Ahh... supongo que... si. —genial, Bennett ahora debía de parecer un tonto en frente de él, pero, a juzgar por la forma calma en que le hablaba terminó por calmarse un poco más— Bueno, yo.. uhhm sólo olvídalo. No quiero venir a molestarte. —acarició su brazo en lo que se encogía de hombros. Fue allí cuando la cachorra escapó por entre las piernas del moreno y salió del departamento a saltarle en las piernas al de cabellera más larga casi le salta el pecho al ver lo bonita que se veía, con su pelaje brilloso y suave, todo eso demostraba una ligera preocupación de Ben y... ah que lindo era— Oh... ven aquí...

La acarició un rato, aun con ese peso invisible de la mirada ajena sobre él, pero sentía que ya estaba acostumbrado a pasar por esas tensiones tan extrañas, además él solía hacer lo mismo cuando el mayor hacía algo y se le quedaba viendo como idiota. Uhm... sólo que ahora no era de esos momentos agradables en que Bon era permisivo y buen amigo y cosas bonitas. Ahora había un ambiente entre ambos que lo ponía muy ansioso.

— ¿Terminaste? —habló, mirando como el contrario sin siquiera haber intercambiado tantas palabras ya se hallaba en la confianza de agacharse y acariciar a la canina.

— Eh... si, perdón. Ya me voy... —retomó la compostura y apretó los labios una vez más antes de registrar a su alrededor con la mirada buscando distracción. Ya en este punto se había quedado en blanco y olvidado la determinación con la que se dio los ánimos de venir hasta aquí.

— No, espera. —lo detuvo el peli-calipso luego de un largo suspiro.

— Hmm...

— Entra... —se movió para un lado, de modo que con ello la expresión de total asombro en Bennett aumentó considerablemente. Vaya, no lograba ser más directo con él porque siempre se ponía tan... raro. Y rayos que con todo esto fingir que nada le importaba era difícil, ahora fingir que estaba totalmente seguro de esto lo era más— Quiero hablar contigo.

— Oh... cl-claro...

Estuvieron un buen rato en silencio, aunque por su parte el de melena morada se aseguraba de no despegar la vista de la pequeña canina que jugueteaba encima de sus piernas mordiendo un juguete de goma, al menos así podría abstenerse de parecer un idiota buscando algo con la vista sólo porque no quería ver a los ojos verdes del mayor o se pondría nervioso otra vez. Mientras que Ben volvía a servirse el resto del líquido de la botella sentado en el otro sofá de enfrente, no dejaba de pensarse qué decir, si bien necesitaba hablar, aclararle más bien, a Bennett sobre todo acerca de Margaret y que este de paso clarifique que es lo que piensa de esto, porque no estaba dispuesto a arriesgarse sólo por nada.

No hallaba una forma de decirle todo eso sin asustarlo o de paso ponerse irritado él mismo, pero ahí iba él...

— Supongo que ella ya habló contigo antes ¿no es así? —rompió el silencio, mirando la copa medio vacía en su mano izquierda, justo luego de apartarla de sus labios.

Bennett se exaltó ante eso, oh Dios... ese era un tema que no quería tocar demasiado, no, más bien era específicamente "ella" a quien no quería mencionar ahora porque, aun no lograba olvidar mucho lo que había pasado. Supo que hizo lo correcto al rechazarla antes de que pase a mayores o peor aun, que alguien llegue a saberlo. Entonces miró al suelo y soltó a la canina, girando la vista a Ben, quien alzaba una ceja mirando igualmente a su dirección.

— ¿Conmigo...? Hehe... ah ¿so-sobre qué? —se limitó a hacerse el tonto, pero a veces olvidaba que se pasaba con eso.

— No seas idiota, sabes bien de lo que hablo.

— Uy, ya... —apretó los labios y junto sus manos sobre sus piernas, respirando hondo—. E-En primer lugar... ¿te refieres a... q-que ella me...?

— Precisamente a eso.

— Oh pues... p-pues... ah... antes de que me digas cosas feas por eso yo... —apretó sus manos sobre sus muslos, mordiéndose el labio— q-quiero decirte que ella no es mi tipo y.... y que aprecio que seamos amigos... si es que aun l-lo somos ah... y yo... ¡yo no sería capaz de hacerte algo como eso y... y yo ah...! Por favor... —Bennett se quedó callado después de eso. Iba a decir algo más hasta que un ligero quejido escapó de los labios ajenos, alertándolo, lo cual lo pusó aun más tembloroso de lo que ya.

— Ya, ya. Cálmate que... —llevó una mano hasta su frente, meneando la copa de un lado a otro antes de tomar un último sorbo de ella y dejarla sobre la mesa auxiliar a un lado del sofá—... ah escúchame muy bien, no soy un imbécil y no te pedí entrar sólo porque si, porque soy bueno o eso... —farfulló— tampoco lo hice para escucharte a ti diciendo estupideces ¿de acuerdo?

— Eh... si.

— Umh Bennett... —volvió a hablar, tomándose un tiempo para ello— a veces eres un completo idiota ¿lo sabías? Pero no te culpo, yo suelo ser más idiota en todos los sentidos, la... mayoría del tiempo haha. —no despegaba la mirada de la copa con un poco menos de la mitad de líquido, pero aun así, sabía con certeza que el pelimalva lo estaba observando— Uhmm... oye, pero tranquilo, no voy a atacarte y decirte tonterías como hago cuando ando molesto, ahora... yo sé... ah sé que... —le costaba hablar, no, no era eso, lo que realmente le costaba era admitir ciertas cosas, era ser... sincero—... que tú no has tenido la culpa de nada. Casi siempre soy yo...

Un risa llena de frustración dio termino a ese pequeño momento en que Bennett por primera vez veía a Ben tan... raro, era de un raro tan extraño, tan sincero que lo hacía ajeno a sí mismo pero, a la vez propio del moreno en cierto punto. La sinceridad solía escaparse del mayor cuando bebía, se ponía tenso, pero contradictoriamente a la vez se notaba relajado. Se ponía algo amable y con una vibra que lo dejaba un tanto asustado, como ahora. ¿Qué trataba de decirle Bon exactamente? No entendía.

Así fue como arrugó el entrecejo, apartando su cabello morado del rostro, solo para apretar los dientes y las manos sobre sus muslos. De pronto había un ambiente tan... pesado, pero que sea pesado no le agregaba una incomodidad. Y pensó que, talvez no debió de venir pues ¿realmente qué le iba a decir a Ben? Aunque se tomó todo el tiempo para pensarlo, y pensarlo bien, pero de todas las posibilidades que hallaba para hablarle, se vería muy torpe acercándose al pelician para explicar.

De hecho ya de por si era una idiotez en venir a "explicar", porque si se ponía en el lugar de Ben, a él no le gustaría que le explicaran algo así, y menos la persona por la cual su ex pareja lo dejó. En serio que no.

Pero, estaba comenzando a desconocer bastante al alto hombre peli-celeste que ahora lo miraba, acaso... ¿esto de Margaret lo había cambiado tanto? Y ni sabía en realidad si era para bien o para mal. Habían lados positivos, pero también, muchos que eran negativos y que a él, personalmente aun le seguían dejando un mal sabor de boca.

— E-Eh... claro, claro... de acuerdo. —Murmuró el de ojos rojizos, apretando los labios y ahora que, la mirada del moreno se hallaba sobre él, apartó un poco la vista.

Últimamente sentía que cualquiera que lo viese detalladamente lo cuestionaba de una u otra forma. Al regresar de su viaje pudo quitarse de encima el polvo denso del ambiente, pero ahora que estaba aquí y, si ignoraba lo atractivo que Ben se veía cuando tenía una mirada pesada encima, podría decir que justamente lo miraba así; analizándolo e interrogandole sin siquiera mover la boca.

— Mira, ah... Bennett, desde que apareciste para meterte en lo que en ese entonces no te importaba, toda mi vida personal, llena de cualquier cosa que yo pudiera disfrutar, terminó yéndose por el caño ¿si me entiendes? —le dijo, bufando al tirar su cabeza para atrás y apoyarla en el respaldo del sofá— Transformaste toda mi vida en un caos, y lo peor es que no noté nada de eso hasta ahora... que imbécil fui ¿no?

Ante eso, el nombrado hizo un gesto de molestia, ocultándolo bajo una decepción suave que se notaba en sus ojos y cejas gachas. Bueno, en realidad no esperaba nada de esto, pero admitía que era un milagro que antes de que nada no lo haya insultado de maneras peores, porque Ben siendo rudo y estando molesto verdaderamente era otra cosa. Al menos desde que se conocían siempre tuvo la suerte de no verlo jodidamente molesto sino relajado y a veces frustrado de la nada. Aun así, eso no quitaba el hecho de que... estuviera empezando a armar un terreno para decirle de cosas.

No lo culpaba, él haría lo mismo de no ser porque se empeñaba en que la gente no viera demasiado ese lado negativo de suyo. Podría decir que era la única cosa que no le agradaba mucho mostrar públicamente. Pero, el mayor era otra cosa, él se callaba y cuando hallaba el momento, simplemente, hablaba y ya, sin anestesia y a veces por ello mismo solía ser muy hiriente.

— Ah... n-no eso...

— Shh, déjame decirte una cosa ¿si? —le hizo un gesto con la mano indicándole que guarde silencio y que no necesitaba de su opinión ahora—. Verás... aunque eres una piedra en el zapato a veces, créeme que seguiría atrapado en una relación con una mujer que ya ni conozco de no ser por ti, y si, se nota de lejos que es ella la que está interesada y no tú, pero... aun así te lo digo.

— Ah si, sé que no soy muy agradable al principio que digamos y ehm... —habló en respuesta, nervioso y con el entrecejo fruncido. Como no entendía bien de que hablaba, sólo se limitaban a contestar poquito y oír al moreno, al menos no se notaba severamente molesto.

Porque bien, el menor creía que podía aguantar esos comentarios algo raros por parte de Ben, llevaba toda su carrera al trabajar con él escuchándolo, pero realmente ahorita no lo estaba entendiendo demasiado. Aun así, prefería no refutar ante eso porque, si había algo que sabía hacer bien, era el ponerse en el lugar del de tez morena más que en el suyo mismo, su actitud no era tan un misterio siendo que las circunstancias en que se hallaba no eran muy armoniosas a decir verdad.

— Ni al principio ni al final, Bennett. —comentó el pelician de forma ácida en su tono de voz, sin embargo, su mirada se mostraba serena y atenta.

El pelilila alzaba una ceja, con susto y, una incertidumbre creciente al verlo de esa manera; lo estaba dejando muy confundido con esta actitud tan nuevamente equívoca que estaba adoptando. Esa que le hacía creer que todo estaba bien cuando iba quebrándose lentamente, que le llevaba a pensar que todo podía terminar cuando en realidad talvez trataba de decirle -muy a su manera- que intentaba sobrellevar esto y mejorar las cosas.

Sea lo que sea, ya sea bueno o malo, estaba dispuesto a afrontarlo aun si terminaba por empeorarlo todo en el proceso. Ya no hallaba nada que perder excepto que cualquier cosa salga al campo público pero, llevaba años guardándose sus cosas privadas para él solito, lograría hacer lo mismo con esto. Pero, en realidad esto no era nada comparado con lo de Margaret, aunque le dio mucha pena y cosa rechazarla sabiendo lo feo que eso era, pudo hacerlo sin ponerse una mano en el pecho, pero con Ben estaba hablando de algo completamente distinto. Bennett no tenía la más mínima idea de qué pasó entre Ben y Margaret, pero a juzgar por cómo lo veía, no debió de ser tan suave como lo que pasó él ese día.

Quería preguntar, pero creía que era estupido hacerlo siendo que eso sólo podría provocar mayor conmoción entre ambos. Sólo debía de aprender a mantener la boca cerrada a sus debidas veces.

— Uh, como digas. —acabó por contestar, soltando un largo suspiro bajo, antes de estirar nuevamente sus manos para llamar a la cachorrita— Si te soy sincero, no logro entenderte ahora... s-sé bien que seguramente estás tratando de no mostrarme que si estás molesto conmigo y... ah... yo puedo entenderlo. Me cuesta mucho... me costó pasar por esto. En serio que no entiendo.

— Ahá... yo... tampoco. —sonrió Ben, llevándose una mano a la cara antes de esparcirse el pelo con los dedos— No sé porque me afecta tanto y... porque no puedo... —hizo una pausa, para recobrar un poco la compostura, sentándose cómodamente con la espalda en el respaldar del sofá, y un brazo sobre este—... enojarme con un tonto como tú. —esperaba no haber sonado muy sereno, pero de pronto, con sólo verle a la cara se daba cuenta de que, no valía la pena molestarse.

— ¿Q-Qué? ¿Qué me estás tratando de decir? —ahora se encontraba en un punto medio en que no estaba entendiendo nada, Ben siempre había sido o un hombre muy directo o un hombre muy ambiguo, cuando pensaba que diría algo, terminaba siendo algo distinto o ya de plano le decía a la cara cada cosa que pensaba de él, sin vergüenza, sin filtros, amaba ambas partes de él, pero ahora... era una mezcla rara cuyo propósito no tenía claro ¿estaba jugando con él? ¿Quería calmarse primero antes de decirle que estaba harto de él por arruinar su vida o qué? Dio un soplido largo— En serio sólo querías hablar de esto ¿o hay otra cosa? B-Ben yo... estoy dispuesto a aceptar si no quieres verme, esto a mi también me puso algo... mal.

— No, Bennett... no seas idiota. A menos que también le andes tirando onda a Margaret de antes, supongo que... no tengo razón para echarte siempre la culpa. —Masculló con poca importancia, levantándose para agarrar la otra botella sobre la mesa de café del centro y de paso la copa a un lado, para tras abrirla servirse un poco y sentarse, inspirando hondo antes de observar a Bennett, con la cachorra en brazos, agachando las cejas— ¿Entiendes eso?

— Mmm... está bien. —wow, esto era muy incómodo para el de ojos rojos, no pensó que el aire fuese más tenso ahora que podía "hablar" con el pelicalipso, pero lo era. Le temblaban las manos al acariciar a la pequeña perrita la cual le lamía las palmas a veces y se daba vueltas sobre sus piernas— Ejem ah... entonces, ¿significa que estamos bien?

— ¿Estamos? —levantó una ceja, enseñando una minúscula sonrisa de medio lado. Hasta que el menor se encogió de hombros. Sólo allí sonrió con suficiencia— Haha creo que si. De no ser de esa manera no estaría hablándote tan calmado, y estarías lamentando haberte puesto en medio, pero ya te dije que... no tengo necesidad de reclamarte nada. No pienso hacerlo, me he tomado mi tiempo y pensé bien... quizá muy bien. —y el último suspiro que salió de sus labios, escapó tan cortado y rasposo que casi siente que junto con el se iba su serenidad de pronto.

— Oh... —Bonnie regresó su vista a la verdosa del mayor, levantando una ceja con una duda grande ¿acaso estaba jugando con él enserio? ¿Fue así de fácil entonces? No tuvo que explicar nada, casi ni habló, no entendió en su mayoría que quiso decirle Ben pero, ¿estaban bien? Ahh quería creer que los milagros podían existir a veces... o talvez el trago se le subió a la cabeza al moreno y debía de esperar a otro día cuando él esté más lucido quizá. Aunque ni se le notaba alterado en realidad. Se localizaba algo desorientado en este asunto.

— Si, haha "Oh" —le dijo, imitando aquel gestito en medio de una muy arrogante sonrisa en la cara, de esas que lo hacía parecer el sinvergüenza que a veces era, pero que por su mirada suave contrarresta cualquier mala intención de sus comentarios vacíos.

Bennett jadeó de pronto ante la sorpresa que le produjo esa acción. Ver a Ben bebiendo, mientras lo miraba de reojo y el silencio de pronto lo invadía, de no ser por el relajo que le provocaba la cachorra, estaría medio muerto de los nervios. Esto estaba siendo muy incómodo... no de un incomodo malo, al menos esa espesura en el ambiente había desaparecido casi por completo, pero seguía siendo ajeno a lo que él creyó que iba a pasar una vez entrase al departamento de Ben, no, de hecho le cambió totalmente el plan que Bon le haya echo pasar para según él "charlar" pero en realidad sólo fue escucharlo y nada más. Era más de lo que esperaba, así que no se quejaba demasiado.

— Ehm quizá debieras dejar de... de beber. —mencionó entre tropiezos de voz, acariciando con la palma de su mano la cabecita de la canina, que ladraba despacito remordiéndole a veces las mangas de la chaqueta delgada.

— Te tardaste... —respondió Ben alzando una ceja una vez al dar un largo sorbo al licor de su copa. Bonnie lo miró con duda—. Ya esperaba que dijeras algo como eso.

— ¿Ah?

— Venga, hombre ¿es lo único que sabes decir? Estoy siendo lo más amable que puedo contigo, ya te he dicho mucho... tú también tienes boca.

— Si, es que... ya no sé que decirte. A parte estás muy raro.

— No sé de que me hablas, el único raro eres tú.

— Bueno, si tú lo dices. —el de orbes color bermellón rodó los ojos, inhalando y exalando con calma. Trataba de irse tranquilo con el tema, pero Ben se lo hacía difícil si estaba tan... distinto—. Una pregunta, ah... ¿tú... estás borracho? N-No es que lo parezcas, pero es que me da la impresión de que... es que tú...

— Mmh. —el mayor lo miró de forma severa, diciéndole con sólo su mirada calma y muy propia que no dijera tonterías.

— Mejor me callo. —apretó los labios al girar su cabeza a un lado y ocultar bajo ese puchero que hizo lo nervioso que se ponía con sólo una mirada altanera y seria. Carraspeó la garganta e inspiró profundamente— Vale y entonces... ¿eso es todo?

— ¿Todo qué?

— Todo lo que me ibas a decir... digo, hemos estado mucho rato y aun creo que tienes mucho que decir, y-yo igual pensaba en hablar pero, creo que no es necesario. Sólo ya no pienso decir nada... no lo creo oportuno.

— Cualquier tontería que pienses decir es innecesaria e inoportuna ¿sabes?

— ¿Eso crees? —apretó los labios.

— Eso creo. No, es más, eso afirmo.

— Me subestimas mucho. —Bonnie le miró nuevamente, arrugando el entrecejo y aunque no le molestó aquello, esa actitud en Ben le recordaba a las primeras veces que hablaban; éste lo miraba y hablaba de él como si fuera un tonto. Se levantó dejando a la perra en el suelo y se cruzó de brazos.

— Lo hago.

— Yo estoy aquí porque te aprecio y eres mi amigo, creí que esto te afectaba pero sólo tomas y tomas, eso no está bien. —comenzó a hablar, tomando valentía para ponerse casi en frente y cerca del peli-calipso— Yo podría decirte que tal me siento, como me afecta y que sin duda no voy a dejar que algo como esto termine por distanciarnos, porque... po-porque sabes que eres importante para mi... y ahm... sé que va a sonar tonto pero... te qui-- t-te aprecio, como... amigo y ahm...

— Más bien eso sonó tan gay, Bennett.

— ¿Cómo?

— Olvídalo. Podríamos hablar de esto más tarde... —llevó su mano libre hasta su frente, apretando las yemas de sus dedos cerca de su entrecejo— Bennett... yo también te aprecio, supongo...

Aquella hizo que la mirada un tanto rígida del menor terminara por ablandarse y mostrarse un poco más recompuesta y animosa. Ahh algo tan lindo -a su parecer y conociendo a Ben- como eso era casi lo que necesitaba escuchar por ahora, aunque nada que ver al tema, se sentía... agradable. No quitaba mucho de los aspectos negativos de haber venido pero, se conformaba con algo sencillamente lindo.

— Se siente bien escucharlo. Me hace creer que mis esperanzas de que dejarás de ser mi amigo, cosa que he intentado por meses, por fin se cumplen...

— Ya, tampoco exageres. Que no te tengo rencor, pero no se me olvida que a veces eres un torpe.

— Ah si, lo siento.

— Y una cosa más...

— ¿Si?

— Deja, no, en serio para de disculparte por cualquier estupidez, hombre por favor.

— ... bueno.

Hablaron de cosas como solían hacer antes, tras una charla incómoda y sin verdaderos objetivos por fin Bennett se sintió libre de sonreír sin contenerse demasiado y de mimar a la canina cuanto quería. Sentados esta vez en el mismo sofá, tragándose ambos sus quejas del otro y no omitiendo algún tema importante, intentaron, en verdad que si, el no tener resentimiento por cualquier cosa. Al final lo de Margaret se convirtió un tema difícil de hablar, por un lado el pelivioláceo se empeñaba en ser firme, pero no cruel o malo con ella porque no ocupaba la culpa en nada, aunque hizo mal en callarse tanto, pero seguía sintiéndose algo mal por ella. Sin embargo Ben no era considerado, ya conocía esa parte de él.

— Y verás, ya no quiero más problemas de los que tengo, Margaret me hizo llegar a un punto en que tengo que limitarme a elegir. —le dijo el mayor, sosteniendo a la perra encima de él, en lo que le acariciaba detrás de sus dobladitas orejas con calma.

— ¿A qué te refieres con "elegir"? —ladeó la cabeza. Atento a él, sobre todo a lo orgulloso que le hacía sentir no haberse equivocado al darle con prisa la perrita a Ben, el rechazo que llegó a tenerle ahora era una manera muy rara con la que el moreno demostraba su afecto por el animal.

— Entre ella que fue casi mi todo, para ignorar con eso mismo lo que pasó y lo que hizo... —se encogió de hombros—... o tú, que eres prácticamente mi único amigo de confianza... y obviamente es notable que no serías capaz de hacerme algo como eso ¿bien? —le interrogó sin siquiera mirarlo, observando la copa entre los dedos de su otra mano, sin beber lo que quedaba de ella.

— ¿Ehhh? —Bennett tragó saliva, temblando de pronto ante ese comentario, y vaya que le tomaba por sorpresa como el tono severo de Ben llegaba a cambiar tan rápido, como parecía estar frustrado hasta las patas y de pronto al suspirar se encontraba un poco más calmado. Realmente él era bueno cambiando sus expresiones de un segundo a otro— ¿Y entonces...?

— Te elegí a ti.

A Bennett casi se le para el corazón en ese momento. Tuvo que contenerse o iba a abrir la boca para decir cualquier cosa menos algo inteligente para no parecer un idiota frente a Ben.

Y comprendió que había hecho todo un drama por nada, en el fondo Ben era un hombre suave ocultándose bajo la máscara de... Ben, ese ser suave era muy... incierto. Aunque si había sido capaz de mantener tan "bien" luego de lo sucedido, realmente era de considerar que había un gran cambio notorio en las cosas...

Talvez uno muy notorio.

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:0000

Algo, entre comillas, lindo xd algo relajado y algo raro ;)

Saben que es difícil entender al Bon así que me cuesta tantito narrar qué es lo que pasa en su cabeza testaruda pero, al menos, lo que tiene de contradictorio no lo tiene de tonto; el hombre se da cuenta pero como es muy cuadrado que no quiere aceptar las cosas obvias aun, le cuesta tantito xd. Esperenlo que en lo que se ordena va a andar arisco e inseguro(?

Uhh al Ben ya le da el resentimiento con la Meg y a Bennett algo de penita por ella la verdad (Margaret es sólo un bache que no tuvo la culpa de estar en el camino, amikos :/)

Ahh me siento un poco más satisfecha al regresar a escribir capítulos con las interacciones de ambos bebos uwu.

Y ahora que vuelven a hablarse un poco mejor ¿cómo creen que pasen las cosas a partir de ahora, que se vendrán momentos de tensión, cositas bonitas y cosas muy, muy raras? 0u0.

Pd del bueno: tengo la mitad del prox. capítulo casi listo amikos jsjs ando inspirada :> denle amorcito a la historia que con los borradores de los caps que preparé de antes, me es fácil no perderle el rumbo a esta historia y a sus pequeños guiños >vo.

Haha miren, el borrador de un párrafo chido con sus momentos de gay panic del beibi Ben xdxd(?

Bueno ya, eso es todo, bye y nos leemos pronto (seguramente).

                ─NiaKu.

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