•°~°Capítulo 35°~°•

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

A penas y caían las cuatro de la tarde, Bennett juraría que había estado una eternidad a un lado de la oji-amarillo, viéndola sonreír, algo que lo ponía nervioso, cuando tomaba su brazo, cosa que lo ponía aún peor, y muy incómodo además, pero era incapaz de momento a decirle que no, después de todo ella era... ella estaba tratando de ser su amiga ¿no? Si se ponía en ese plan no había nada de malo, salvo que al parecer caminar en público a esta hora era algo que ella hacía a posta para comunicar sin gestos ni palabras que entre ellos estaba el buen plan. No lo sabía, era incómodo cuando su sonrisa escapaba tan mecánicamente de su rostro y sus gestos tan suaves llegaban a hacerlo temblar. Ella era realmente inoportuna y extraña.

Tanta amabilidad y buena onda en plan de "amigos" daba algo de miedo a decir verdad. Pero suponía, quería creer, que ella lo hacía porque no sabía del todo como actuar sin parecer extraña; pensaba, pues, si que era incómodo salir a caminar como amigos con la persona que te rechaza por tu ex. Así que, pensaba en no decir nada... nada hiriente por lo menos. Nada en medio de la calle en donde tenían que pasar desapercibidos porque aunque no lo notasen siempre había una que otra persona que volteaba su dirección; mucho más si andaban con dos perros grandes de un pelaje negro potente.

— ¿Podrías soltarme? R-Realmente me resulta un poco incómodo que te pegues demasiado... n-no es que molestes... es sólo... —el menor intentaba hablar, pero, no sabía como hacerlo— necesito mi espacio.

— Si, perdóname. —la pelimiel le sonrió, distanciándose lo justo y necesario, para ponerse a un lado.

No hablaban demasiado, ella ya decía lo que tenía que decir y al parecer lograr tener un mínimo del comienzo de la confianza del pelimorado había sido fácil. De algún modo le alegraba saber que después de lo mucho que pasó entre los dos podían ser amigos aunque a ella le doliera y a él le incomodase en cierto punto su exceso de cercanía.

— No he podido evitar notar que, él y tú son más amigos últimamente, muy cercanos pero rebosando de una rareza que me llama mucho la atención ¿a ti no? —habló ella, mirando con suavidad el cielo brilloso y tenue. Mientras deslizaba su mano por su cabellera larga para peinarla con sus dedos.

— Ehm... yo... ah no sé. Creo que... —Bennett miró a otro sitio. Justo cuando pensó en que durante los días había olvidado aquel incidente, de pronto, volvía a resurgir en su cabeza, haciéndole temblar del nervio, ruborizado y agitado— no he notado nada raro. Es todo.

— ¿Todo? —entrecerró los ojos— Bien... si tú lo dices.

El menor sintió que ella otra vez trataba de leer sus pensamientos, otra vez. Se ponía a la defensiva ante eso, pero... sin embargo volvió a hacer crecer esa fuda que quiso suprimir antes. Negó otra vez y decidió cambiar el tema abruptamente, suspirando durante el camino largo y algo lleno de altibajos de ánimos. Margaret solía ser extraña cuando lo analizaba con la mirada y le sonreía de la nada mostrándose amable y apacible ante cualquier opinión que daba. Era agradable, pero no pasaría tanto tiempo con ella por gusto.

— Sólo esperemos a que mis perros se cansen de estar afuera para regresar. Se me están cansando los pies. —Bennett se detuvo un momento—¿puedes sostener sus correas? Quiero comprar una soda.

— Ah si, claro.

— Gracias... ahh es difícil encontrar locales que vendan buena soda, y de limón. —mencionó en lo que pagaba y abría aquella lata mediana de un color verdoso con amarillo. Tomó las correas de sus perros con una sola mano, y agradeció con una leve sonrisa.

Caminaron un buen rato, se detenían cuando los perros pedían agua y a veces para comer algo en el camino. Para Bennett, aunque no era aburrido, si que era de notar que no había un ambiente armónico, sino que más bien era mecánico, sonrisas que salían por el momento, comentarios calmos. Ninguno de los dos mencionaba demasiado algún tema pasado; aunque a quien parecía Margaret querer evitar de sacar en conversación, era al moreno oji-verde. Sabía que si su nombre escapaba, eso habría sido todo. Sin resentimientos, pero si con la incomodidad encima. Sabiendo que Bennett volvería a hundirse en sus pensamientos si le mencionaban.

— ¿Te acompaño a tu departamento? —inquirió la mayor, cuando se encontraban a la entrada del edificio alto en que Bennett pensaba entrar.

— ¿Qué? Ah... digo... —este la miró, y apartó la vista enseguida, torciendo la boca— Eh... no lo sé. Preferiría que no...

— Oh, entiendo...

— ¡No es que no quiera! Q-Quiero decir que... si no quiero, ah no, que no... no gracias. —terminó por decir el pelivioleta, mordiendo su labio inferior, agarrando con fuerza las correas de sus perros, que del rato que llevaban parados allí, ya estaban sentados moviendo sus colas con alevosía— No lo tomes a mal.

— Tranquilo, lo... lo entiendo, en serio. —Margaret le sonrió, fijando su vista por sobre el hombro del oji-rojo, alzando mas cejas y apretando la boca al notar una mirada a lo lejos, ay cielos. Redirigió su vista al menor antes de mostrarse amable y calmada— Entonces nos vemos, siento si vine sólo para hablar de algo que ya sabes. En verdad. —dicho esto, se acercó para dejar un suave beso en la mejilla cálida del menor, palpando sus hombros antes de acomodarse su cabello— Hasta luego, que tengas una... linda tarde. Me alegró poder hablar contigo sin temas tontos o mis absurdas cosas de por medio, gracias.

—... Claro. —el contrato hizo una mueca ante eso, tocando su mejilla por la sensación rara. Era tan distinto, lo sentía tan seco y sin emoción sobresaliente para él. Al dejar de pensar en ello y al ver como la fémina caminaba en dirección contraria. Empezó a caminar y así sus perros le siguieron hasta entrar, saludó a la recepcionista e iba a seguir caminando, hasta que, allí lo vio, con el celular en la mano a unos cuantos pasos de la recepción. Abrió los ojos, jadeando de la sorpresa, pero se mantuvo lo suficientemente tranquilo para hablar— Ah... Bon, ho-hola.

— Mmh... hola. —este le dirigió la mirada. Otra vez con esa extraña y usual mirada indiferente que pretendía decir mucho más de lo que aparentaba.

— ¿Qué... qué haces aquí? —Bennett trataba de hablar, sonriendo con susto, realmente, ah realmente que era extraño mirarlo de frente, se sentía ajeno a sus sensaciones y atrapado en confusiones que aún no podía aclarar desde... desde esa vez.

— Resolvía unos problemas en la recepción. —contestó de forma mecánica. Con una expresión sumamente neutral, pero de alguna forma, la mueca que enseñó Bonnie ante ello, no parecía convencida. Joder, le fastidiaba cuando ponía esas caras, seguramente pensandose como hablarle y preguntarle idioteces que terminarían por enojarlo aún... ¿más?. No, no estaba enojado, lo que tenía era... disgusto.

— ¿Y... ahm... te fue mal? Porque luces... molesto. ¿Estás molesto?

Oh si, pero eso era lo que exactamente había hecho.

— No, estoy bien.

— Oh eso es... genial, supongo. —dijo, encogiéndose de hombros. Tironeaba de vez en cuando las correas de sus perros inquietos, en especial la de aquel can que no agradaba demasiado del moreno. Se quedó pensando unos momentos, hasta que, sin darle tantas vueltas, se decidió por arriesgarse un poquito— ¿Quieres... acompañarme a mi departamento?

— Exactamente ¿para qué? —interrogó alzando una ceja.

— Ah... b-bueno, pues es que... me gusta que... no, no, digo que... yo... ay no lo sé. Simplemente es... ¿la costumbre?

Ben, al ver al de melena larga balbucear y decir idioteces tras idioteces, no dudó en suspirar sonoramente, expresando lo tedioso que era verlo así; claro, era tedioso, pero el torpe de Bennett se veía adorable intentando buscar excusas inexistentes en sus intenciones. Aunque no lo culpaba; escuchar un "porque quiero estar en un rato contigo" seguramente terminaría acabando con su propia paciencia, y de cierto modo, cuando el menor era directo, lo detestaba mucho, muy a a su manera, porque admiraba su fuerza -su patética y tierna fuerza- por expresar sus sentimientos tan fácilmente, cuando él ni podía decirle que lo estimaba sin creer que se destrozaba parte del orgullo tan jodidamente bien construido que se tenía como muralla que lo aislaba a si mismo de el resto de idiotas.

Ahh, pensar en eso le estaba haciendo desconectar de donde estaba, con el oji-carmín enfrente riéndose nervioso, agarrando a sus bonitos pero algo fastidiosos perros mallorquines. Cerró los ojos y se concentró en dejar la obviedad atrás, en calmarse, quedarse callado y aprender a disimular cualquier sensación que le producía Bonnie.

Incluso cuando lo vio despedirse de aquella mujer, como le irritaba, pero no iba a decir nada, no ahora, no por una tontería. Abrió los ojos, bufando con frustración, antes de colocar su mano, con dificultad, sobre el hombro del menor, terminando por asentir.

— Lo que sea que te haga callarte la maldita boca, está bien. —dijo, rodando los ojos—. Te acompaño.

Al ver como de la vergüenza el rostro pálido del menor pasó a iluminarse, sólo torció la boca, evitando mirarlo. Esto lo ponía muy tenso, sobre todo porque fingir que nada pasaba, que nada pasó y que posiblemente nada pasará era irritante, era un peso doloroso y cortante, era como chocar contra su propia personalidad tóxica, batallando contra algo que sabía y no iba a aguantar demasiado antes de dejar salir el veneno en que se convertían sus emociones estando tortuosamente retenidas. Pensándolo mejor, si lograba pensar fríamente, actuando como era natural, podía sobrellevar las cosas bien; pero si se dejaba llevar por sus emociones sabía y volvería a comerle la boca a Bennett y no se detendría. Era una tortura tan grande luchar contra eso. Porque a si mismo, si al final terminaba mezclando ambas, acabaría siendo obvio y borde con el menor.

Terminaría siendo un imbécil y un hombre que fingía ser cortés al mismo tiempo.

— Si...

♠️

¿Qué era lo que los terminaba llevando a mirarse a los ojos y tragarse las ganas de decir algo? El silencio de los perros y la ausencia de luz encendida en el departamento eran demasiado, si bien por las cortinas cerradas se colaban unas franjas del sol de fuera por lo claro que era, aun parecía que se veían obligados a tratar de ver con detalle al otro. Ya no solían hablar mucho, no desde esa vez, la conciencia era demasiada y la incomodidad era extraña, tanta tensión hacía de Ben un hombre impulsivo que zapateaba con el pie el suelo, fingiendo que le daba igual mirar el techo y hundirse en su mente. Bennett sólo acariciaba y jugueteaba con sus dos perros, que calladitos se esroscaban en el suelo y acariciaban sus piernas o alzaban la cabeza para recibir caricias allí. Tener a Ben aquí con él otra vez era... uhff, era demasiado, sentía que se le espesaba el aire y se ponía nervioso.

Alguna vez se propuso ir con la verdad y hablar por hablar, decir lo que pensaba y transmitir ese aire calmado que solía hacer las primeras semanas en que Bon y él comenzaron a ser más que conocidos. Cuando era capaz de portarse como el adulto jovencito que era y se le lanzaba a decir cosas tontas o a pedir abrazos sin sentir incomodidad o vergüenza en el proceso. ¿Por qué ahora era tan diferente? Oh si, porque ya no era natural entre dos hombres aquellos dejes de conciencia para pasar a actuar por sus emociones y sus instintos.

— ¿Y... cómo has estado? No... ahm... no hemos hablado demasiado. Sé que es algo raro e incómodo hacerlo después de todo, aunque sé que mencionarlo es peor... —habló el menor, dejando salir todo ese nerviosismo retenido— pero si vamos a seguir así cada que nos vemos, debiéramos de aclarar las cosas.

— ¿Aclarar? Haha tú... pff ¿tú quieres "aclarar" las cosas? —contestó por fin, volteandose a verlo ocultando su leve interés tras una mirada cansada y aburrida— Hombre, ya te dije que no volvieramos a hablar de eso. Escucha... ah... el silencio en realidad no es tan malo.

— Ahá... bueno, si tú lo dices.

De pronto se sentía cansado. Aunque rozaban a épocas calmas y aires frescos y cálidos, seguía pareciendo que sus emociones y su vida personal regresaba a ser un martirio, cuando antes creía que trabajar lo sería; terminó siendo su trabajo y su pasión aquello que le hacía olvidar sus problemas personales y en lo mucho que no podía evitar gustar tanto del peliazul. Tanto tiempo con esto, hasta llegar a este punto en que sin sentir pena ni rareza por si mismo, era capaz de decir que... que lo amaba; que se sentía idiota y torpe por seguir queriéndolo tanto conociendo sus grandes y ocultos defectos, sus notorias y preciosas virtudes, su actitud narcisista, ególatra y orgullosa, cuando era cortante, cuando era amable, cuando era todo. Le gustaba aún si se hacía daño en el camino espinoso y se degradaba al punto de cerrar la boca automáticamente cuando se lo pedía.

Tenía miedo de ello, pero a la vez, ah, le gustaba tener mirdo también. Le fascinaban las emociones fuertes que de algún modo no podía controlar, ese cosquilleo en su estómago crecía y los nervios apretaban su garganta y le hacían temblar las manos. Para él, era natural gustar de las emociones cortantes y fuertes, aquellas que le hacían temblar cual gelatina y que de alguna forma terminaban formando parte de su día a día.

Se relamió el labio y miró a uno de sus perros dormidos, el otro, iba a acostarse a un lado, con sus ojitos cerrados pero moviendo su cola que chocaba contra la alfombra. Apretó los labios una vez más y agachó las cejas. ¡Ahh se moría por decir algo! Algo tonto, algo natural o algo molesto e irritante, porque el silencio le mataba peor que los nervios. Habían cosquilleos aún más potentes en su estómago, montones de sensaciones propagándose por todo su cuerpo. Estaba... talvez estaba algo cansado. Ya no sabía que pensar.

— Escucha... —la voz clara, tosca y serena del pelicalipso hizo a Bennett levantar la vista y mirarle de lleno— Puede que talvez tengas razón...

— ¿Ah si?

— Necesitamos hablar. Porque no estoy dispuesto a pasar por esta mierda de nuevo, por culpa tuya y de tu estúpida manía por hacerme dudar hasta de mi mismo. —le dijo, frotando su frente con la palma de su mano, ante un sonidito involuntario del menor demostrando curiosidad y nervios, no pudo retener un bufido.

— ¿De ti mismo?

— ¡Ahhg! Ese no es el caso ahora.

— Mmm si... perdón. —mencionó, apretando los labios y fijando la vista en sus perros acomodos para dormir, suspiró. Ya estaba aquí otra vez, luego de un día raro con situaciones raras y emociones raras. Tomó un respiro, mirándole a los ojos— Oye... quiero preguntar algo... —habló otra vez, guardándose los balbuceos, apretando los labios y tratando de parecer firme, que estaba intentando en serio en aclarar las cosas, mas por aquella forma en que recordaba a como Margaret incluía el tema implícitamente. Le recordaba a que, era inusual la cercanía que Ben y él estaban teniendo— ¿qué es lo que... lo que... l-lo que pasa entre... nosotros? ¿Eso tan raro que hay en medio de los dos?

— ¿Hha?

— Ni yo sé que está pasando... n-no es común que... después de todo lo que ha llegado a pasar entre nosotros sigamos actuando como si nada de eso hubiera sido real, —dijo, batallando con su mirada, sentía a la vez, la vista de Ben pegada a su perfil, estaba temblando ante eso— y luego estamos aquí, otra vez, f-fingiendo que... que somos amigos.

Aquello, muy sorpresivamente, dejó a Ben pensando fundido en sus pensamientos, con la imagen del de melena morada en frente y el pecho apretando tanto. Inspiró hondo, apretando los dientes. Era cierto, mierda, quería reprimirse, pero le fastifiaba saber que el hecho de que ya era muy notorio que fingían ser amigos y llevarse bien, como solía ser antes, como era antes. ¿Qué se supone que ebía de conestarle a Bennett? No, es más ¿de qué forma tendría que hacerlo sin parecer que se estaba esforzando demasiado en mantenerse calmado? Mierda, el menor se le había adelantado, con una muy torpe pregunta, pero que al fin y al cabo trataba el mismo punto al que él pensaba llegar tarde o temprano. No sabía cuentas veces llevaba ya peinándose el estúpido pelo para atrás, intentando que no se note que estaba buscando alguna respuesta que no fuese tomada a mal.

Pero era imposible, daba igual si se esforzaba en dar una excusa disfrazada de respuesta; eso no quitaría el hecho de que seguían viéndose aun con esa tensión sexual en medio que estaba y le iba a convertir en algo peor de lo que ya era.

— Mmh si, tienes razón. Ya no sé que pensar de esto, maldita sea. Lo peor es que esta estupidez ha estado pasando frente a mis ojos y no he querido decir nada al respecto... toda esta puta situación me tiene rozando el filo de la paciencia y créeme que si esto no para ya —apretó su entrecejo con sus dedos índice y pulgar, cerrando los ojos con molestia— no voy a ser capaz de ser suave contigo. De hecho, ahora mismo, no debiera de siquiera estar aquí.

Ben admitía que ya no aguantaba más el misterio de todo esto, que le estaba carcomiendo indudablemente, inundando su razón. No sabía si era la torpeza de Bennett la que ahora lo hacía sentir acorralado en una conversación que se supone y debían de haber tenido hace mucho, o si en verdad era que quien realmente siempre estuvo haciendo problemas entre los dos fue él y no el oji-rojo, quien se había encargado de ser sincero y amable a la vez, sin importar sus malos tratos, su actitud de mierda y su orgullo que solía ser tan filoso. En cambio, él mismo se estaba sintiendo una basura, ¿por qué? Porque si esto llegaba a salirse de control y Bennett le empezaba a salir con sus dudas, iba a terminar actuando duramente en lugar de hacer las pases.

— ¿Qué es lo que tratas de decirme exactamente? —Bonnie lo miraba, notando un peculiar cambio en la mirada del pelician, en su tono ante neutro de voz a uno más relajado pero tosco.

Bueno, ya estaba aquí, por primera vez no se detuvo a pensar torpemente. Quería dejar de asustarse por cosas y empezar a tomar en cuenta que era muy extraña su situación; Ben era capas de perdonarle un jodido beso en lugar de una burla a si mismo ¡vamos! ¿Qué clase de hombre normal hace eso con un amigo, y peor, un hombre? Admitía en cierto punto que él llegó a hacer lo mismo la primera vez, sabiendo que eso sólo lo pondría en evidencia, pero se arriesgó a hacerlo pasar y fingir que entendía ese actuar; incluso hasta creía justificarlo con el alcohol, negativo consigo mismo. Así fue.

— Ahhg digo que... es obvio que lo que pasó pone en duda muchas cosas. No soy imbécil, me... —exhaló, mordiéndose la boca— me he dado cuenta desde hace mucho que esto no tiene nada de normal. Y lo peor es que me he callado como un bastardo sólo por que no sentía ni me siento listo para algo como esto.

Mencionó, alzando la mirada lo suficiente como para poder observar a Bennett morderse las uñas y agachar las cejas con respecto a sus palabras ¿qué mierda de reacción era esa? Se suponía que intentaban sacar un tema que se esforzaban por enterrar y no mencionar, y él, en lugar de notarse serio, andaba nervioso poniendo una cara de cachorro asustado en frente de él. ¿Qué demonios? ¿Quería probar que tan alterado podía llegar a estar? Porque si seguía así no iba a morderse la lengua al hablar. Ya no sabía si lo correcto era hablar sin anestesia o tratar de usar las palabras correctas, cosa que ni se esforzaba en hacer, para poder llevar el tema con calma.

Aunque ya de por si sea algo que se supone y no debieran de estar hablando tan mecánicamente uno sentado al lado del otro. Mirándose y evitándose simultáneamente.

— Ah... si, si, yo... escucha, sé que es... que soy... ahm ¡ah no lo sé! Simplemente siento que si no hago algo voy a entrar en pánico y me bloquearé otra vez. —dijo, alzando de a poco la voz, mostrándose de calmado, nervioso y medio sonriente a asustado y agitado. Se estaba sintiendo medio descubierto, pero esperaba y no, en serio que no. Tenían que, porque si no hablaban ya, iba a terminar mal. No quería hablar de más, pero tampoco hablar menos de lo que debía—. Es estúpido. No entiendo qué está pasando ahora; primero, recuerdo que tú te me encimaste, y yo no dije nada, estabas borracho y asumí que era un sólo impulso, pero después, ya dejó de ser así cuando nunca mostraste disgusto cuando teníamos que hacerlo en el estudio ¡y nadie me obliga a mi a mostrar un beso netamente real! M-Me asustaba saber que pensabas tú sobre eso, pero... ahh esto es muy raro, hasta para mi. Porque nunca entiendo qué es lo que haces. —llevó una manos hasta su cabeza, nervioso, se agitaba con cada palabras y él rostro levemente desconectado del moreno lo aterraba aún peor.

— Lo de esa vez fue... me atrevería a echarte la culpa, pero no, si me confundí, y me sentí la peor mierda por desahogarme contigo, era asqueroso para mi... —Ben rodó los ojos, bajando la vista hasta sus zapatos— en ese momento lo era. Pero últimamente siento que no dejo de ver cosas donde se supone y no las debiera de haber. Pareciera que en serio te gusta hacerme dudar demasiado.

"Pensé en ese momento en salir de allí, pero no puedo. No soy de esos que huyen, y no lo haré. Aún si siento que si no cierro la boca voy a terminar por empeorar todo." Se dijo Ben, forzando una mirada casta, una mueca que rebosaba de ambigüedad y que hacía de Bennett un manojo de nervios. ¿Qué más podía hacer? Disculparse iba a rasgar parte de su personalidad, pero sabía y aunque ya lo había hecho, que a este punto en que habían llegado, una disculpa no era suficiente, esto venía de mucho antes y ahora era incontrolable si no se dignaban a hablarlo como era debido; pero ahí estaba su punto, si se iba con la verdad, ese sería su fin, su orgullo de mierda iba a pesarle con toneladas de emociones, pero si se limitaba a mentir y disfrazar sus sentimientos, estaba seguro y el menor no iba a aceptar después de todo.

— A-Ahm... si nos hemos besado varias veces significa que debe de haber algo raro ahí ¿no? —habló de pronto, lloriqueando internamente entre balbuceos tontos y tras mirar como las cejas de Ben se arrugaban para pasar a verlo con duda y ¿eso era molestia o su expresión neutra? No importaba ahora, lo que si, era que nuevamente el silencio era asfixiante. Además ¿qué lo hacía dudar? Ahh exactamente ¿por qué?— No estoy diciendo ni asumiendo que en efecto lo hay, pero... esto no me deja tranquilo, en serio. Yo... en verdad quiero saber ¿qué pasa?

— ¿Q-Qué pasa de qué? ¿Conmigo? Porque conmigo no pasa nada, así que no empieces a hacerte ideas estúpidas por algo estúpido ¿me oyes? Si no te he dicho lo que pienso es porque... te estimo, ¿si? —se apresuró a corregir antes de llegar a sacar algo hiriente que sin duda lo haría ponerse incómodo. Ya había aprendido que, a pesar de quererlo, no podía luchar contra si mismo, podía intentar cambiar, pero iba a dañarse en el camino, así que sólo le quedaba... intentarse ser amable.

Pero ya no sabía que hacer, que decir. Ya no tenía ni una puta idea de para donde era que iba esta conversación.

— ¿Eso significa que aún te caigo bien a pesar de ser desagradable? Digo, eso sólo me hace... m-me hace ver como un tonto ¿t-te das cuenta de que estuve consciente cuando todo pasó?. L-Lo normal sería que yo... no hubiera...

— Bennett...

— Sé que he estado mal, d-digo... un amigo no hace ese tipo de cosas, es asqueroso ¿no?

— Cuantas veces más te disculpes, peor lo haces. —Ben le hizo callar poniendo su mano en el hombro del menor, mientras se repetía en la cabeza que debía de guardar, cuanto menos, sus sensaciones para si mismo— ¿Tú crees que yo soy un imbécil? Por supuesto que si me he dado cuenta de lo estúpido y permisivo que eres conmigo, aun cuando fui capaz de usarte aquella vez, todavía más cuando prácticamente te me tiraste encima y en lugar de partirte la puta cara te dejé y ¡si! Lo disfruté. No me importó lo que sea que pensarás y seguramente no me va a importar lo que pienses ahora. Es todo.

— ¿Lo disfrutaste? —el menor estaba empezando a descolocarse, nervioso, evitaba mirarlo a los ojos, inquieto. No sabía si había sido bueno hablar de esto, o si no lo era. Aunque el tema parecía salirse del centro, no iba por mal ni buen camino aún. Estaba confundido.

— A veces siento que yo soy el que da asco. —habló, entrecerrando los ojos, apretando la boca, agachando las cejas. Inspiró y espiró— pero me gustaría saber ¿qué es lo que quieres ganar con esto?

— ¿Qué?

— ¿Qué esperas que yo diga al respecto? —se le acercó peligrosamente, subiendo esa mano en el hombro ajeno hasta su mejilla, mirándole reaccionar con un sobresalto y una mirada furtiva que... le pareció extraño no haber notado antes.

— Ah no, nada... sólo me interesaba s-saber si es que... estaba todo bien entre los dos a pesar de las cosas que han pasado y... y... y-ya veo que al menos estamos al tanto de que, aunque no es normal, tampoco... ah, no lo sé.

— Mmh... ahá.

Fue en ese instante en que, acercándose más, pero lo suficiente, vio en Benentt un brillo particular, el como se removía asustado de cualquier cosa y le permitía acercarse aún después de lo que acaban de hablar ¿por qué ese hombre era tan raro? Parecía pretender sacarlo de sus casillas con sus charlas extrañas y sus balbuceos adorables. En su pálido rostro el color iba apareciendo conforme le seguía mirando fijamente, sin vergüenza alguna se dedicó a pesar su mirada verdoso por ese rostro fino y nervioso, a mirar sus cabellos revueltos y sus mejillas sonrosadas, sus labios apretados, las cejas gachas.

Entonces, antes de hacer otra estupidez, simplemente se alejó; ya había buscado lo que quería en esos orbes granate, ese brillo extraño y la sumisión en su mirada. Se sintió bastante idiota una vez se dio cuenta... pero era tarde. No quería abrumarse con esto otra vez.

— Lo siento ¿te incomodé?

— No, pero... —dudó un momento, y luego, simplemente miró a otro sitio— creo que debo irme ya. Dejé a la perra sola...

— Mmh claro, ah...

— Nos vemos mañana. Hasta luego. —avisó, dejando escapar una sonrisa seria y sutil, antes de caminar a la puerta y salir, con prisa.

Al final, si había terminado huyendo. De alguna forma, no quería apresurarse y que esa charla terminase en un confesionario de sensaciones estúpidas.

Porque por primera vez sintió... nervios de creer que encima de todo, estaba, posiblemente, siendo correspondido.

•~•~•~•~•~•~•~•~•
Jsjs hola :3

Lamento la tardanza, porque si se habrán dado cuenta, ayer no he actualizado porque siquiera tenía hecho el cap. Pasé por un bloqueo bien feo y me hice el espacio y la fuerza para traer un cap esta semana uwu (planeaba sacarlo ayer en la noche, pero me dio flojera escribir y estuve durmiendo casi todo el día x'd).

Sé que no tengo mucho que ofrecer en cuanto a contenido pero, en lo que los personajes pasan por sus cambios emocionales y romanticos, las situaciones que se viviran serán algo tensas pero no malas en si. Pero uhhff que son algo lentos y llevar un tema así les complica tantito.

Pero no se preocupen, que el siguiente si lo tengo bien pensado y con un poco de mejor calidad que este :")

Aún así, espero hayan disfrutado del capítulo, que aunque le faltó un poquito de emoción, creo que está un poco aceptable para haber sido tan a la rápida.

No olviden votar y comentar, nos leemos pronto en otras historias y está vez si, aquí el próximo Lunes jsjs uvu.

Bye.

                -NiaKu.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro