⊹ ָ࣪ capítulo trece.

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Pov. Soobin:

Aún me parece irreal el despertar y saber que Kai ha vuelto a nuestro pequeño hogar. Sentir nuevamente su aroma por cada rincón me hizo recobrar lo que creí perdido.

Él estaba aquí, conmigo.

―Buen día, Binnie.

Y su voz, tan cálida por las mañanas. Ese tono que abrazaba a mi corazón y me decía que la etapa de tormentosas lluvias habían cesado.

Por que sí, recuerdo perfectamente el día en que se mudó por primera vez del apartamento junto a Hoseok. Sentí que una parte de mí se iba junto a él, que todo lo que hice se estaba borrando por que Kai no tenía ojos para nadie más que él.

La impotencia acumulándose con la aflicción dentro de mi pecho. Maldiciendo durante las frías madrugadas el nunca haber tomado esa valor que tanto necesitaba. Y que tampoco podía decirlo por que Kai se veía tan radiante, tan feliz... Tan enamorado.

Tan enamorado de otro Alfa que dolía.

Pero como dijeron un par de sabios: Luego del invierno, llega la cálida primavera...

Y lo supe, supe que a pesar de esos años intentando dejar aquellos sentimientos. De construir una barrera que me protegiera de un amor no correspondido, todo se vino abajo entre escombros cuando el tono suave y cálido de su voz resonó en el apartamento. Su dulce aroma destilándose, haciendo regocijar a mi tigre, a mí; por completo.

Solo pude sonreír, creyendo que era una mala jugada de mi ilusa mente hasta que lo sentí entre mis brazos. Hasta que el tacto fue real y su rostro estuvo cerca mío.

No era un sueño, y jamás me había sentido tan feliz de tenerlo otra vez. Aun si solo era un mejor amigo para él, estaba bien con eso.

―¡Suerte en el trabajo!

No lo pude evitar y le di un beso largo en la frente, tomando las llaves para salir. Podía acostumbrarme a estos momentos, estando con Kai a mi lado.

En realidad, si alguien me preguntara cómo fue que me enamoré perdidamente de él, no sabría describirlo. No podría decir todo lo que siento en un par de palabras, no es como si hubiera previsto esto antes.

Sentirme atraído por Kai fue algo tan fácil, desde el primer momento en que lo conocí. Aunque tuviera un carácter fuera de lo común en los "Omegas normales", eso lo hacía más interesante. Mi curiosidad quería saciarse de saber más sobre él, ansiaba poder acercarme.

Y aquel incidente, esa pequeña torpeza no fue más que un acción con cierto propósito.

Sé que Kai me mataría si se lo dijera, pero es que: ¿Cómo hallar otra manera si cada vez que lo miraba mi pulso se aceleraba?, ¿Cómo hacerlo cuando todo de mí se volvía tan torpe?.

Era obvio que él no sabía ni de mi más mínima existencia. Sin embargo, yo lo había visto tiempo antes, durante una excursión en donde varias secciones de ciertas facultades se tuvieron que juntar para trabajar en equipo. Nosotros compartíamos la misma zona, pero para mi mala suerte estábamos en diferentes grupos.

No pude evitar mirarlo de vez en cuando, es como si una pequeña chispa se hubiera encendido, diciéndome que no debía pasar desapercibida su presencia.

Pude descubrir por primera vez que su sonrisa era preciosa, adorable y ciertamente terminaba recibiendo un par de regaños por mi falta de concentración al preferir la encantadora vista de apreciar cómo conversaba animadamente con sus compañeros.

Y cuando la jornada acabó, pensé que mi inesperado gusto quedaría ahí. Como una pequeña anécdota de la cual luego me sentiría tonto y ridículo. Pero eso era apenas el comienzo.

Constantemente podía verlo en los pasillos. Kai decía ser tímido y nada llamativo para los demás. No obstante, existía una larga fila de Alfas queriendo una oportunidad con él, mucho antes de que yo fuera su amigo.

Siempre estaban rondando cerca suyo, la pequeña molestia que se generó en mí me daba a entender que iba más allá. Y cuando pude admirarlo en su presentación con el toque mágico del piano, simplemente quedé embelesado.

Quedé impactado ante su talento y la etérea imagen que estaba frente a mí a unos metros de distancia. Su perfil tan delicado, su rostro tan pequeño. El bonito contraste de sus largas pestañas al cerrar aquellos ojos. La curvatura de su naríz, desde el filtrum hasta el leve alzamiento de sus finos y brillantes labios.

Sus delgadas manos acariciaban cada tecla, la melodía resonaba, endulzando a todo el público.

Entonces me di cuenta que empecé a querer más de él. La lejanía estaba acabando conmigo y estar entre las sombras no iba a ayudar en nada. Así que lo pensé muy bien, buscando una forma de no parecer un acosador extraño que podía hacerlo asustar.

Imaginé estúpidamente que iría por Kai, que nos conoceríamos y terminaba aceptando mis sentimientos tiempo después. Que seríamos la pareja perfecta por que lo estaba queriendo más de lo que creía y él iba a aceptar todo lo que podía ofrecerle.

Vaya que estuve tan equivocado.

Por que todo ese tiempo, todas las acciones que hacía con la sinceridad de mis sentimientos se veían opacadas cuando para mi desdicha llegaba alguien más, desterrándome.

Y fue peor cuando escuché a Kai por primera vez decirme aquella noche luego de salir del cine un:

«―Eres mi mejor amigo.»

Maldición. La escena está impregnada en mi cabeza. Con esa sonrisa tan tierna y los ojitos arrugados, cuando se soltó del agarre que mi mano tenía a la suya y me abrazó fuerte. ¿No podía darse ni una pequeña idea?, ¿Esas que yo creí citas solo fueron simples salidas para él?.

Dolía como el infierno, tanto que quería objetar, quería aclararlo, pero me sentía atrapado y lo último que deseaba era que terminara alejándose por sentirse incómodo con respecto a mi amor por él.

El tiempo fue pasando, yo ya tenía una etiqueta impuesta. Sin embargo, intentaba dar señales de que anhelaba algo más que eso. Lo peor era tener la pequeña certeza de que en realidad no había nada por lo cual luchar.

Hiciera lo que hiciera, Kai tenía un gran título para mí y parecía no querer cambiarlo nunca.

Incluso cuando la tonta idea de provocarle celos solo generó que Kai tenga un concepto tan distinto a lo que soy yo cuando se trababa de él.

Cuando las épocas de mi celo llegaban, intentaba calmar el dolor con supresores. Lamentable era que mi tigre y yo quisiéramos tanto a Kai. Imaginando que su fragancia natural se esparcía en toda la habitación, con sus feromonas calmándome y abrazándolo fuerte hasta quedar dormido por el efecto de su blanda y cálida presencia.

Fue entonces que encontré cierto desahogo en noches de fiesta, con el alcohol quitándome hasta el quinto sentido, imaginando tan mal que tenía a Kai para mí. Que me quería tanto como yo a él. Que el cuerpo que estaba debajo de mí era el suyo y que se entregaba por que me amaba.

Pero no, nada era cierto, no era posible. Eso seguía hiriéndome y era plenamente consciente que toda la culpa recaía en mí.

Kai no me veía de la forma en la que yo lo hacía por más que me esforzarse y, poco a poco tuve que hallar la manera de acostumbrarme.

Por que si yo no era lo que él buscaba, estaba bien con verlo feliz. Todo estaba más que perfecto si Kai se encontraba con una bonita sonrisa en el rostro, aun si yo no era la razón de ello.

Lo aceptaba, pero justamente por eso era que me jodía cuando algún imbécil terminaba decepcionándolo. ¿Acaso no eran conscientes del gran omega que tenían al lado?, ¿De qué existía alguien muriendo por una oportunidad?.

Los celos se mezclaban con el enojo, y no importaba la forma. Si lo lastimaban, tenían que arreglárselas conmigo por que Kai solo daba lo mejor de sí y ellos no parecían comprender la calidad de hombre y Omega que era. Justamente es ahí cuando llegaba yo, abrazando su cuerpo tembloroso por evitar el llanto.

Sabía que le disgustaba que lo vieran en un momento de debilidad, pero él sabía que conmigo no importaba nada de eso. Que podía decirme todo lo que deseara y siempre estaría ahí, que no me iría a menos que él lo quisiese.

―Muy bien, Choi. Ya concluimos la reunión. Pueden retirarse.

El tono neutral del jefe presente me sacó de la bolsa de mis pensamientos. Algo ido, terminé asintiendo junto a los demás. Luego le diría a Felix o Woosung que me resumieran todo el tema.

Resoplé hondo, todavía faltaba hacer un par de ediciones más para el nuevo lanzamiento de una marca de cosméticos. La publicidad debía causar un gran impacto visual puesto que era la primera vez que lanzaban sus productos en el mercado surcoreano. Sí, había mucha presión.

La espalda me dolía a horrores, me enderecé un par de veces y troné mi cuello para quitarme algo de la pereza. Deseaba tanto estar en la cama, dormitando con Kai escondido en mi pecho como aquel sábado, luego de nuestra primera vez.

Le di una efímera vista al portafoto de mi escritorio en donde yacíamos juntos, posando felices durante un par de vacaciones que nos dimos con su familia en Estados Unidos.

Sonreí inevitablemente, Kai siempre me daba las fuerzas que necesitaba.

―Hey, Soobin-ah. Ya te pasaste más de media hora. Mañana podemos seguir juntos si deseas ― La voz de Woo hizo que los anteojos se resbalaran ligeramente del puente de mi nariz.

Alcé la vista, encontrándome con su sonrisa. Woosung era el compañero más cercano que podía considerar dentro de mi círculo social en el trabajo. Era un Omega muy noble y de valiosa belleza por igual, no había por qué negarlo. A veces algunos empleados de otros departamentos del edificio venían a buscarlo, lo extraño era que parecía no interesarle alguno.

―Es que necesito al menos tener la paleta de colores para la portada principal ― Refuté, notando que se acercaba a mí.

―Se hará más tarde, podemos hacerlo en grupo ― Mi tigre se recostó, su voz era muy dócil ―Ve a casa y cena algo, las ideas podrán llegar durante el descanso y mañana estarás fresco para seguir.

Lo medité un poco.

―Bien, creo que tienes razón. Gracias, Woo.

―No hay de qué, andando.

Alistamos nuestras cosas, durante el camino al ascensor y la salida del edificio fuimos conversando animadamente. Era un Omega divertido y siempre teníamos buenas anécdotas que recordar.

―Mi taxi ya llegó ― Avisó cuando el automóvil se estacionó, se acercó a mí y me dejó un rápido beso en la mejilla ―Nos vemos mañana.

―Nos vemos ― Repetí algo confundido, eran pocas las veces en que Woosung resultaba afectivo.

Froté mi rostro con ambas manos. Woo tenía razón, debía de ser algo tarde por que ya eran más de tres veces las que bostezaba.

Acomodé mejor el maletín en mi hombro y tomé el primer taxi que vi, dándole la dirección fue que me recosté en el asiento y esperé a llegar a mi destino.

Antes de siquiera meter la llave a la cerradura, el sonido de ésta abriéndose me sorprendió un poco, encontrándome con la mirada de Kai.

―¿Por qué tan tarde, joven Choi?.

El tono de voz era tierno por más que intentara... ¿Regañarme?, sonreí estúpidamente, me daba la idea de que parecíamos una pareja de recién casados.

―¿Qué es tan gracioso? ― Atacó, cruzándose de brazos ―Es muy tarde y estaba preocupado. Te estuve esperando para la cena y nunca llegaste.

Noté que a medida que explicaba, su voz se hacía más acojongada. Podía asegurar que tenía un leve rubor en las mejillas. Era tan bonito que mi corazón a veces no puede con tanto.

―Antes que nada, muy buenas noches, joven Kai de Choi.

―¡Hey! ― Hizo un gesto enfurruñado, yo solo quería besarlo una vez más.

―¿Al menos me dejarás pasar o dormiré en el pasillo?.

―Debería mandarte ahí con las macetas porque te que dije que estuve preocupado y solo andas bromeando.

Reí un poco más.

―Lo siento, Ning. Hoy fueron largas jornadas de trabajo que incluso silencié el celular.

―Oh, entiendo ― Suspiró ―De acuerdo, ahora puedes pasar. ¿Entonces estás muy cansado?.

―Lo estoy, aunque... Quizás si me sonríes pueda estar mejor.

―¿Pero qué dices? ― Cuestionó incrédulo mientras yo me quitaba el maletín y el saco.

―Una sonrisa...

Pedí tersamente, observándolo con adoración. Él me miró en respuesta, su ceño se suavizó al igual que su mirada.

―Soobinnie...

―Solo una ― Insistí, y no pudiendo controlarme, me acerqué a él ―¿No te habían dicho que tienes una sonrisa preciosa? ― Bisbiseé y su sonrojo aumentó.

Y con la timidez que ciertamente lo caracteriza, me mostró una sonrisa apenas perceptible debido a la pena.

―Eres el Omega más bonito que había visto en mi vida. ¿Sabía eso?.

―O-Oye... ― Incluso los murmullos en sus labios eran tanto para mi corazón.

Intenté controlarme mejor.

―Hace mucho frío afuera. ¿Me dejarás abrazarte? ― Ante su mirada confusa, agregué ―Es que contigo siempre es cálido.

―Por la Diosa Luna, Soobin. Estás siendo irremediable, ugh.

Pero a pesar de sus quejas, terminó apegándose a mí, escondiendo su abochornado rostro en la curvatura de mi cuello mientras que mis brazos rodeaban su delgada cintura.

Por que no sabía cómo sucedió. Cómo fue que me lanzó tal encanto y logró que estuviera desde un comienzo alrededor de su meñique, moviéndome cada vez que lo deseara.

No puedo narrarlo a la perfección, pero actualmente estoy seguro de lo que siento por Kai Kamal Huening, el Omega que solo me considera su mejor amigo.

Y a pesar de todo, creo fielmente en que mi amor es verdadero.


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