EL AIRE Y EL SONIDO DEL MAR CHOCABAN EN la cara de Emily Lewis. Sus ojos se cerraron unos segundos, disfrutando de la brisa y del atardecer. Hoy era el último día su luna de miel y Josh se encontraba empacando todo mientras ella se despedía de la tranquilidad del mar para volver a la ruidosa ciudad. De pronto aquellas tres semanas en la playa se hicieron muy cortas pero a la vez largas. Su panza comenzaba a notarse y sus estado de ánimo cambiaban muy rápido. Pero ahí estaba Josh, para atenderla y hacerla sentir mejor.

Mes: uno.

—¡Josh! —grito la rubia —¡Joshi, amor! ¿Dónde estás?

—Estoy en la cocina —respondió el nombrado.

Emily llegó a su lado y sonrió al verlo cocinar. El le estaba preparando chocolate caliente y papas fritas, gracias a sus antojos y el hablar dormida.

—Ten, esta caliente —le extendió una tasa de color rosa pálido con la letra "E" de color dorado.

—Gracias —le sonrió.

Mientras lo veía cortar papas, le puso atención al anillo de casado en su dedo. A decir verdad le quedaba bastante bien.

—¿Cómo te va con las chicas y ese anillo? —se atrevió a preguntar Emi con burla.

—¿Cuáles chicas? —la miró con atención —Tengo ojos solo para una y es mi esposa, la cual esta frente a mi.

—Eres muy cursi —se sonrojó mientras reía.

—Tus gustos son muy raros.

—¿Hablas de las papas y el chocolate o de ti?

—Muy graciosa —la miró mal y luego rio —Ve a descansar, tu guapo esposo te llevará esto cuando este.

Emily rio nerviosa, como si de una adolescente se tratara —Me pones nerviosa cuando dices eso.

—Lo se, me gusta oírte reír —sonrió —También me gusta oírte gemir, pero eso será para luego —le guiño el ojo.

—¡Josh! —se tapo la cara sonrojada.

Mes: tres

—¿Estoy gorda? —preguntó la rubia viéndose hacía el espejo.

—¿Qué? —preguntó confundido.

—Preguntó si me ves gorda —repitió.

—Claro que no —negó —¿Por qué lo dices?

—Es que estoy comiendo mucho —comentó.

Josh sonrió de lado y se levantó de la cama para pararse a su lado junto al espejo.

—Estas comiendo por dos, Emi —paso sus manos por sus caderas hasta que llegaron a su panza —Tienes a un mi hija formándose y creciendo, no estás gorda por comer de más.

Ella sonrió —¿Hija? ¿Crees que será una niña?

—No lo creo, será una niña —asintió —Se llamará Clary.

—Es un lindo nombre —mencionó —Clary Richards Lewis —comentó —Si... suena mejor sin el Richards.

Josh soltó una carcajada —Auch.

—Es un apellido perfecto.

—Pues eres Emily de Richards, creo que ya no más.

—Tonto.

Mes: cinco

—¿Quieren saber si será niño o niña? —preguntó una doctora.

—No/Si —dijo la pareja.

—¿Por qué no? —preguntó Josh.

—¿Por qué si? —lo imito Emily.

—Vamos —Trato de convencerla —¿No quieres saber?

—Claro que quiero, pero también quiero que sea sorpresa —sonrió.

—¿Solo por mi? —hizo un puchero.

—Te casaste conmigo asumiendo el riesgo de que nunca tuvieras la razón e hicieras todo lo que yo te pedía.

—Como cuando comenzamos.

—Bobo —se burló —Queremos saber el sexo del bebé.

—Muy bien —respondió la mujer amable.

Después de 5 escasos minutos la doctora llegó, con las imágenes del ultrasonido.

—Bueno, tiene 21 semanas de embarazo y felicitaciones, tendrá un varón —sonrió.

—Geneal —Emily sonrió —Podrás criar a un niño igual o más guapo que tu, Joshi.

—Doctora —llamo Josh —Hay alguna manera  para que el niño sea niña.

La mujer rio —No, no creo que sea posible. Nos veremos luego, Emily.

—¿Sea niña y no niño? —Emily lo miró con una ceja levantada.

—¿Sabes lo difíciles que son los niños? —preguntó —Ese niño para heredar mi guapura, tus ojos, tu cabello y mi altura. Será un imán de chicas y chicos.

—¿Y te suena mejor una niña? —preguntó riendo.

—Si, porque puedo protegerla y amenazar a cualquiera que se atreva a lastimarla —sonrió.

—Dios mio —se cubrio la cara con las manos —Me case con un loco.

Mes: siete

—Pero solo quería un dulce —Emily hizo un puchero.

—Era un cigarrillo —la regaño —No puedes fumar, eso es dañino.

—Es que necesito uno —bajo la mirada —El niño queria fumar, no yo —miró hacia su panza —Te dije que tu papi me regañaria.

—No culpes a alguien que no ha nacido —la miró mal.

—Pero el me metió en problemas —volvió hacer un puchero y el siguió su posición sería —Lo siento.

—No fumaste nada ¿verdad?

—Ni siquiera un jalón, no me dejaste.

—Vas bien con tu embarazo, no quiero que algo salga mal —beso su mejilla —Se que la ansiedad te esta matando y no puedes tomar tus medicamentos por ahora, pero piensa en el hijo que tendremos.

Emi suspiro —Okay, esta bien.

—Bien, por ahora prometo que me fumar cada cigarrillo que tu quieras.

—Uy si, que rogado y que sacrificio.

Mes: nueve

—¿Sabes qué es lo malo del mes nueve? Que siento que en cualquier momento dejaré caer a mi hijo —comentó Emily.

—Vamos, solo te quedan unas semanas. La doctora dijo que el llegaría aproximadamente el 09 de este mes —dijo Josh.

—¿Sabes? Estuvimos tan emocionados con esto del embarazo, que olvidamos lo difícil que es tener un bebé.

Josh dejo caer el tenedor, chocando con el plato causando mucho ruido. Emily lo miró con los ojos abiertos y preocupada.

—Olvide la parte en la que los padres casi nunca duermen y en la que estarás tan cansada que me dejaras absteniéndome como un adolescente.

—El sexo no lo es todo, Joshi —tomó su mano —Tendremos un hijo al cual cuidar y amar creo que es un buen precio el no tener sexo solo para estar ahí con en cada momento.

—¿Ya tienes un nombre? —preguntó después de un momento de silencio.

—Creí que tu te encargarías —respondió —Ya sabes, porque yo soy la embarazada.

—¿Ups? —dijo riendo nervioso.

—Nada de "Ups" ¿no tenemos un nombre para nuestro hijo pero si para nuestros autos?

—Que te digo, somo ingeniosos —y Emily lo golpeó en la cabeza —Okay, okay, podemos ponerle Ben.

—No me gusta.

—¿Qué tal Luke?

—¿Bromeas? Tendre que embarazarme de nuevo para tener a un Ashton —Josh no entendió, así que solo asintió.

—¿Liam? —preguntó.

—Es lindo —habló.

—Bien, nuestro hijo se llamará Liam —sonrió.

Emily estaba en el hospital, respirando una y otra vez. Las contracciones eran cada vez más repetitivas y los calambres dolían mucho. La mano de Josh se mantenía dolía y estaba roja, ya que Emily la apretaba. Como si quisiera que su dolor se transmitiera a la del oji-azul. Pronto estuvo en la sala de partos. Pujando y llorando por el dolor que le causaba el parto.

—Emily, necesito que pujes un poco más —le ordenó la doctora.

—Ya oíste, cariño. Solo un poco más —habló Josh entrelazando sus manos —Vamos, se fuerte.

Emily asintió y apretó su mano tanto como pudo mientras hizo lo que le pidieron. Pronto un llanto se escuchó en la habitación. Y ambos padres sonrieron al ver a la niña, frente a ellos.

—¿Es una niña? —preguntó Emily con una sonrisa.

—Es una niña —Josh asintió feliz.

La recién nacida fue entregada en brazos de Josh y Emily aprecio aquella vista tan tierna y hermosa. Su esposo cargando a su hija, era tan lindo y guardaría aquella imagen por siempre.

—Buen trabajo —Josh la felicito —Cambiaste un niño a una niña.

—Calla, quiero ver a mi hija —sonrió.

El chico le entregó la niña y Emi la cargo entre brazos. Sonrió al ver que tenía sus ojos y la nariz de Josh.

—La pobre tiene una nariz como de Gargamel —se burló.

—Pero es igual a la mía —respondió —¡Oye! —dijo al entender.

—Es broma —río —Es perfecta, toda ella es perfecta.

—¿Cuál de tus actitudes crees que la pequeña Clary tomará de ti? —preguntó Josh.

En ese mismo momento la niña tiro del dedo de Josh con mucha fuerza, que él nombrado se quejó.

—Ya entendí, tu fuerza —dijo con una mueca —Tal valla a ser igual que tu, en todo el sentido.

—Pues entonces tendremos que cuidar que no sea tan caliente como yo —ambos rieron —Nos causaras tantos problemas, pequeña —jugo con ella.

—Lo superaremos, siempre lo hacemos, bebe.

—En las buenas —dijo Emily.

—Y en las malas —termino Josh —Te amo, Emi.

—Te amo, Joshi.

Esto fue, Hot.