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ᴇɴᴛʀᴏ ᴀ ᴍɪ ᴄᴀꜱᴀ ᴅᴇꜱᴘᴜéꜱ ᴅᴇ ᴜɴᴀ ʟᴀʀɢᴀ noche con las chicas en varios restaurantes de Mónaco y rápidamente subo a mi habitación para poder cambiarme y echarme a dormir durante unas cuantas horas.

Al llegar a mi habitación enciendo la luz y un rayo de luz de refleja en la mesa de noche. Paso el dedo por ahí con cuidado y noto como se me clava un trocito de cristal en el dedo, haciendo que una pequeña gota de sangre se haga visible. Cojo los trozos de cristal con cuidado y los tiro a la basura.

Me siento en la cama algo pensativa, no he usado ningún vaso de cristal antes de irme, eso hace que un escalofrío me recorra la espalda mientras examino con la mirada el resto de mi habitación en busca de alguna cosa que esté fuera de lugar.

Las sabanas cuando he entrado no estaban arrugadas, ni el armario ni los cajones están abiertos, tampoco se ha movido la silla del escritorio.

Pero si hubiera roto un vaso antes de irme me habría dado cuenta, o lo hubiera limpiado antes de salir de casa.

¿Quién ha estado en mi casa aparte de Seth?

—¡Mierda, Seth!— Exclamo levantándome de mi cama para empezar a buscar a mi mascota por toda mi casa. —¡Seth!—

Bajo a la cocina y escucho un maullido en alguna parte de esa sala, me quedo en silencio y sin moverme unos segundos, hasta que el ruido vuelve a sonar, abro un cajón de la encimera y veo a mi gato maullando.

—¡Seth!— Exclamo cogiendo en brazos a mi mascota para abrazarle.

Me dirijo al sofá del comedor para sentarme en él y encender la televisión para no tener toda la casa en silencio y rápidamente llamo a Sienna, quien al segundo tono ya me ha cogido el teléfono.

—¿Scar, qué pasa?— Su voz suena preocupada y eso hace que me duela el pecho al pensar que la estoy molestando.

—¿Podéis venir tú y las chicas...? Alguien ha estado en mi casa y no quiero estar sola, tengo miedo— Mi voz empieza a temblar y mis lágrimas empiezan a caer.

—No te muevas de tu casa, llamo a las chicas y vamos, ¡No te muevas!— La llamada se corta y rápidamente abrazo mis piernas mientras me limpio las lágrimas.

En menos de diez minutos alguien llama al timbre y en cuanto abro todas mis amigas se lanzan a abrazarme una a una, preguntándome exactamente lo que a pasado.

—He llegado después de la cena, he subido a mi habitación y habían cristales en mi mesita de noche, después no encontraba a Seth y resulta que el pobre estaba metido en un cajón de la cocina... Alguien lo ha metido ahí— Explico brevemente mientras las chicas intentan calmarme.

—¿Tu abuelo ha estado en casa?— Me pregunta Emma frunciendo el ceño.

—No, no, está en Ruan— Digo recordando la pequeña llamada que he tenido esta mañana con mi abuelo.

—Nos quedaremos contigo, ¿Vale?— Dice Sienna mientras me abraza por los hombros. —Esta noche y las que hagan falta—

Les agradezco a todas antes de subir a mi habitación, donde está Seth tumbado en la cama mientras duerme un rato.

—Voy a traer los colchones de las otras habitaciones— Venecia se ofrece a ayudarme y ambas traemos los dos colchones de las habitaciones de invitados.

Allegra se pone junto a Sienna en uno de los colchones y Venecia con Emma en el otro, en cambio yo, duermo con Seth en mi cama como normalmente.

—Gracias por estar aquí conmigo— Les vuelvo a agradecer sentándome en mi cama.

—Sabes que estaremos siempre ahí— Dice Emma haciendo que una persona sonrisa aparezca en mi rostro.

Acaricio con cuidado a mi gato, haciendo que este abra un poco los ojos. Sienna estira sus brazos hacia mí, a lo que yo le entrego a Seth sin rechistar.

—Es mi sobrino— Dice la británica acariciando a mi mascota con cariño.

Las próximas horas, me olvido de todo lo que ha pasado con el intruso en mi casa, las chicas han logrado que me calme y deje de tener miedo al saber que ellas están aquí conmigo.

Han pasado dos días desde el pequeño inconveniente del intruso en mi casa y ya me siento más segura de estar sola. También he intentado contactar con Pierre para explicarle lo que ha pasado, pero no atiende mis llamadas.

Saco las llaves de mi bolso para poder abrir la puerta de mi casa, pero esta, ya está abierta. Solo unos pocos centímetros, pero recuerdo perfectamente que la he cerrado antes de salir para poder ir a comer con Venecia a un restaurante de por aquí cerca. La abro un poco más con la punta del pie con el corazón en un puño, esperando encontrarme con el famoso intruso que entró la última vez.

Doy una vuelta por toda la casa, pero está vacía, intacta, hasta que veo un trozo de papel encima de la mesa del comedor. Me acerco lentamente y lo desdoblo con cuidado; en él hay varias palabras escritas a lápiz.

"Una pregunta simple requiere una respuesta simple. Tú tendrás la tuya hoy, a la hora en que ella murió y en el lugar que más has odiado aquí"

Lo leo una y otra vez, sin entender que tipo de broma es esta, hasta que por un momento entiendo perfectamente la mitad del mensaje.

¿A la hora en que ella murió? La pregunta es en realidad a quien se refiere exactamente... !Bingo! Mi abuela murió cuando tenía 15 años... Siguiente, ¿El lugar que más odio de aquí? El colegio, las burlas que recibía causaron que lo odiara.

¿A qué hora murió la abuela...?

Intento recordar todo de ese día para descubrir la hora en que murió o al menos la hora en que me lo dijeron... Mi abuela murió por la noche, de modo que no pude despedirme de ella correctamente. Según recuerdo, una llamada despertó a mis padres y a mí, en cambio a mis hermanos no, miré mi despertador y solamente eran las doce y medía.

Entonces, hoy, a las doce y media, en mi antiguo colegio, pero, ¿Quién sabe toda esa información? No se la he contado a absolutamente nadie.

Las próximas horas me las paso dando vueltas por la casa, sin saber si ir o no a cierto lugar, pero tal vez si no voy esa persona seguirá acosándome hasta que le haga caso a sus peticiones, así que me pongo una chaqueta para no pasar frío y vuelvo a salir de casa en cuanto ya se va acercando la hora que pone en la nota.

Me cruzo de brazos al sentir el frío una vez estoy en la puerta del colegio. No hay nadie, solo estoy yo, miro por todos lados para asegurarme que o haya nadie observando, hasta que un coche ilumina el lugar donde estoy, el coche aparca a unos cuantos metros de mí, antes de poder bajarse del vehículo y poder acercarse, ahí es donde veo a un hombre.

El hombre camina hasta mí, dando largos pasos y cuando ya lo tengo a dos metros, visualizo quien es. Mis ojos se abren de par en par y enseguida aprieto con fuerza la cuerda de mi bolso.

—¿Vasseur?— Pregunto algo desconcentrada al ver al hombre delante de mí. —¿Tú has estado entrando en mi casa?—

—Por una buena causa— Es lo único que responde, antes de sacar una carpeta que trae en una pequeña mochila. —A ver si con esto sigues viendo a tu novio de la misma manera—

Miro las fotos que me acaba de entregar y cada una me duele más que la anterior. ¿Qué hace Pierre de nuevo con su ex pareja en la fiesta de mi cumpleaños?

—¿Esto es falso?— Le pregunto aún teniendo esperanzas. —Pierre no me haría eso, él no es capaz—

—¿Y se lo hace a Sienna y a ti no?— Su pregunta hace que me rompa por dentro. —A ver que haces después de esto— El Francés se da la vuelta y se aleja junto con su coche, dejándome sola de nuevo.

Mi mente está colapsada todo el camino a casa, las fotografías en mis manos hacen que mi corazón se rompa en pedazos y al volver a entrar en casa lo único que puedo hacer es echarme en el sofá a llorar, eso hasta que alguien llama al timbre.

Con mucho esfuerzo me levanto de donde estoy e intento limpiarme todas las lágrimas posibles, pero en cuanto veo quien está en mi puerta quiero volver a llorar por miles de horas.

—¿Por qué no contestas mis
llamadas?!— La voz de Pierre retumba por toda la casa, en cuanto él me ha hecho a un lado para poder pasar

Miro la pantalla de mi teléfono y hay varias llamadas perdidas de Pierre, pero eso es lo de menos ahora.

—¿Qué hiciste en mi fiesta de
cumpleaños?— Le pregunto mirando mi teléfono.

—¿Qué...? Con Max, ya te lo dije— Su respuesta hace que le enseñe una fotografía en mi teléfono.

—Max estaba con Sienna— En la foto aparece el neerlandés con mi amiga, una foto que me mando Sienna ese mismo día cuando le pregunté donde estaba.

Pierre se queda en silencio y yo voy a por la carpeta que me ha dado Vasseur, la dejo sobre la mesa con fuerza, haciendo que el Francés me mire confundido.

—Con que Kika, eh— Le digo una vez él ha abierto la carpeta para ver las fotos.

—¿Quién te lo ha dado?— Pregunta Pierre mirándome con pena.

—¿Entonces es verdad?— Me tiembla el labio inferior y las lágrimas empiezan a salir.

—¿Y qué querías que hiciera? Estaba roto por dentro, ¿Por qué? Dejas el equipo y ni siquiera eres capaz de decírmelo, solo piensas en tu futuro, el de los demás te da exactamente igual— Sus palabras caen sobre mí como un balde de agua fría.

—¿¡Solo por eso te has ido con tu ex novia!? Eres un puto inmaduro— Exclamo al ver la gran tontería que acaba de hacer.

—Tú no eres nada mío... No eres mi novia, no eres mi madre, nada, eres mi ingeniera, solamente eso— Dice él a la defensiva.

Me quedo en silencio unos segundos, mi corazón acaba de romperse, para él ni he sido nada nunca, solamente he sido una compañera más, un juguete para entretenerse un rato.

—Tienes razón... Solo soy tu ingeniera— Mis palabras parecen sorprenderle. —Y por eso tengo todo el derecho a cambiar de equipo si me ofrecen esa oportunidad—

—¿¡Enserio estás dispuesta a dejar todo lo que hemos pasado atrás!?— Exclamo él algo agobiado.

—Tú lo has dicho, no soy nada tuyo... Ten cuidado, Gasly, porque cuando el reloj marque que me toca jugar a mí, te juro que me vas a odiar— Es lo único que digo, con todo esto doy finalizada nuestra discusión y todo lo demás. —Largo—

—Scar... Por favor— Pierre se intenta acercar a mí, pero lo hago a un lado.

—Lárgate o llamo a la policía— Mi amenaza parece funcionar, porque veo como se da la vuelta y sale de mi casa. —Me vengaré—

Rápidamente vuelvo hasta la mesa donde he dejado mi teléfono y busco el contacto de Venecia, que espero que no se asuste al ver mi llamada.

—¿Scar? ¿Todo bien?— Su voz parece cansada, creo que la he pillado durmiendo.

—Siento molestar, pero... ¿La propuesta del trabajo sigue en pie?— Pregunto nerviosa.

—¡Sí, mil veces sí!— Exclama mi amiga muy emocionada. —Este fin de semana de carrera pásate por el garaje y te doy todos los papeles para firmar—

—Claro, muchísimas gracias, Vene— Le agradezco saltando de la emoción.

—A ti, Scar, nos vemos el jueves, descansa, te quiero— Me despido de ella y salto de emoción por toda la casa.

Las palabras de Pierre me han dolido, pero esto será mi venganza. Él va a ver de lo que soy capaz y si mi venganza tiene que quitar a Apline de en medio, lo haré...

Nunca tuve y nunca tendré mal corazón para odiar a alguien, a quien me hace daño, muchísimo menos a Pierre, solamente le sonrío y sigo mi camino, porque sé que el tiempo pone a cada quien en su lugar...

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