The Family Jewels (Sirius Black)

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Songfic/ especial creado para la dinámica "Sing the Story" 2022
tanda 2 de dinamicashp

Letra:

I can't break the cycle
Am I just a fool?
Falling down like dominoes
Hit by family jewels

Pass it down from kid to kid
The chain will never end
Unless I decide to go to it
Will I see the end?

Oh, don't you find it strange?
Only thing we share is one last name
Did I beat you at your own game?
Typical of me to put us all to shame

Welcome to the family jewels
Coal to diamonds, sold to fools
Welcome to the family jewels
Simmer and suffer
Can't keep his cool
I can't keep my cool
I can't keep my cool

Family said that I decided
To live a loveless life
Is it my fault we stay divided?
'Cause I've got too much pride
Pass the parcel, wrap unwrap
And open up the locks
Out come flying all the secrets
Of pandora's box

Oh you think I'm unfit
Little did you know that I was cut for it
No glass slipper will ever fit
'Cause I could never see a diamond in it

Welcome to the family jewels
Coal to diamonds, sold to fools
Welcome to the family jewels
Simmer and suffer
Can't keep his cool
I can't keep my cool
I can't keep my cool

And when we're in the dark
It echoes in your heart
And when you're far away
It beckons me to stay

And when we're in the dark
It echoes in your heart
And when you're far away
It beckons me to stay

Welcome to the family jewels
Coal to diamonds, sold to fools
Welcome to the family jewels
Simmer and suffer
Can't keep his cool

Welcome to the family jewels
Coal to diamonds, sold to fools
Welcome to the family jewels
Simmer and suffer
Can't keep his cool

I can't keep my cool
I can't keep my cool

The Family Jewels - Marina


Septiembre era el mes más esperado por muchos jóvenes magos y brujas, pues éste ciclo del año les indicaba que volverían a clases.

Al contrario que los chicos muggles, los magos anhelaban volver a sus respectivos colegios de magia y hechicería.

¿Y a quién no?
Después de todo, podrían volver a realizar fabulosos hechizos.

Pero la historia no siempre era la misma.

Mientras que muchas familias realizaban cenas fantásticas con todo tipo de alimentos y bebidas, el número 12 de Grimmauld Place había presenciado un... Raro evento.

—¡Eres un maldito inepto!

La familia Black era respetada por todas las demás familias del mundo mágico.
Frente al público, debían mostrar amor mutuo.

Pero cuando las puertas estaban cerradas...

—¡Orión! ¡Basta!

Walburga Black intentaba detener a su esposo, quién por un ataque de ira estaba torturando al mayor de sus hijos.

—¡Cierra la boca!

Orión Black, patriarca de la familia, había soltado una bofetada a su mujer, la cual cayó de rodillas al suelo.

La pelea ocurría en la sala, cómo todos los días.

Regulus Black, el hijo menor de la familia, bajó corriendo a través de las escaleras al escuchar un gran estruendo.

El chico prefería obviar cada discusión al encerrarse en su cuarto, mientras intentaba leer un libro.
Al inicio creyó haber cumplido su  propósito.
Pero se daba cuenta de lo equivocado que estaba cada vez que los gritos cesaban... Y cuando notaba las hojas húmedas del libro, resultado de sus lágrimas.

—¡Madre!

—¡Apartate, si no quieres ser el siguiente!

Regulus intentó levantar a su madre, pero se quedó estático al ver el cuerpo de su hermano en el suelo.

Sirius Black gritaba con más debilidad a medida que su padre lo torturaba con la maldición Imperius.

—¡Déjalo en paz! —Gritó Regulus sumergido en miedo—.

—¡No!

Walburga, por su parte, decidió callar y bajar la cabeza.

Pero si había algo dentro de los Black, era que todos eran ambiciosos... O bueno, la gran parte de ellos.

Regulus se armó de valor y empujó a su padre, haciendo que el hechizo finalizara.

—Regulus... Vete... —Jadeaba Sirius con sangre en la nariz—.

—No voy a dejarte solo... —Susurró el otro mientras lo ayudaba a levantarse—.

Dentro de la mente de ambos hermanos recorría un vago recuerdo...
Una discusión en la que por "broma" idearon un plan para escapar de su hogar.

Orión Black volvió a levantarse, pero esta vez, estaba más furioso.

La casa empezó a temblar, y las luces a parpadear.
Los platos de la cocina cayeron desde el otro lado de la habitación, y los cuadros empezaron a gritar.

—¡Eres un malagradecido!

Con la poca fuerza que le quedaba, Sirius se posicionó frente a su hermano, con el fin de protegerlo del golpe que propinó su padre.

Y otra vez, él cayó.

Pero era un Gryffindor... Por algo, el sombrero seleccionador lo había puesto en esa casa mágica...
El sombrero había visto en él, algo que a muchos de su familia le faltaba.
Coraje y valentía.

—¡Lárgate de mi casa! —Volvió a gritar Orión—.

—¡Por supuesto que lo haré! ¡No sabes las ganas que tengo por irme de este estúpido lugar!

—¡Sirius! —Gritó Walburga—.

—¡Los odio a todos! —Sirius se levanta nuevamente—. Ustedes y su maldita supremacía...

—¡Sabía que eras un traidor!

—¿A qué te refieres? —Intervinieron Walburga y Regulus con curiosidad—.

—¿No lo saben? —Dijo con odio—, oh, claro que no... —Orión suspiró—, se ha estado relacionando con todo tipo de gente... Traidores a la sangre... Asquerosos sangre sucias... Muggles... ¡Tú eres un traidor... Igual que ellos!

—¡Me enorgullezco! —Desafió a su padre—.

—¡Sirius Black! ¡Cómo te atreves a deshonrar nuestro apellido!

Y allí volvía la pelea, pero esta vez, entre Walburga y su hijo.

Ella fue criada con el ideal y la supremacía a la sangre pura, al igual que sus primas, y era algo que ella debía "honrar" a cómo de lugar.

—¡Eres mi hijo! ¡Llevas mi apellido! Y por ende...

—¡Lo único que compartimos es un estúpido apellido! —Escupió el Gryffindor—.

Y esa fue la gota que derramó el caldero.

—Dime... Madre. ¿Acaso te he vencido en tu propio juego?

La mujer ni siquiera logró gesticular palabra alguna.

¿Cómo se atrevía... Su propio hijo... A humillarla?

—Típico de mí, ponerlos a todos en vergüenza.

Sirius empezó a caminar hacia su habitación, tratando de tomar unas cosas para finalmente poder huir de aquel lugar.

Regulus llegó a su lado, con la esperanza de hacerlo recapacitar.

—Es ahora, o nunca.

Regulus tardó unos segundos en entender a qué se refería su hermano, pero ya era demasiado tarde.

—¡No te llevarás nada! ¡Es mi casa!

Sirius ni siquiera pudo sacar un abrigo, cuando una ráfaga de aire emandado desde la varita de su padre lo llevó directamente hasta la puerta.

Y esa fue la última vez que ambos hermanos se vieron directamente a la cara.

Sirius guardaba aún la esperanza de ver a su hermano tras él.
Pero se llevó una decepción al notar que ni siquiera había caminado hacia la puerta para despedirlo.

—¡Espero no verte nunca más!

Y así, frente a sus ojos, la puerta de lo que una vez fue su casa, le golpeó la cara.

Pero... ¿Realmente fue su casa alguna vez?

...

Y así pasó toda la noche, con frío en su cuerpo, y con tan sólo una varita en mano.

Pero no podía usar magia...
No era porque no sabía, o por el hecho de no ser visto por muggles...
Simplemente no tenía la fuerza suficiente para hacerlo.

Las piernas le dolían, el estómago le rugía, y el corazón le palpitaba con miedo.

Pero así, con poca fuerza, y con la lluvia que estaba empezando a caer, caminó hacia el lugar dónde realmente se había sentido querido alguna vez.

La casa de los Potter.

El camino pudo haber durado 3 horas... ¿Quizás más, quizás menos, quién sabe?

Lo único que Sirius sentía en ese momento, era miedo.

...

A lo lejos, visualizó una enorme casa blanca, con unos gnomos en el jardín, y un cortasesped muggle que reconoció al instante.

A paso lento caminó hacia la puerta y posicionó su mano sobre la madera, pero la duda volvió a invadir su mente.

¿Por qué he venido?
Qué estúpido soy...
¿Cómo se me pudo ocurrir venir?
Los Potter no eran mi familia... Quizás estan lo demasiado ocupados cómo para atenderme.

Así que Sirius bajó su mano, y con mucho cuidado de no hacer ruido, intentó salir de allí.

Pero algo más había ocurrido.

La puerta por la que hace unos segundos intento entrar, dio paso a una mujer mayor, que parecía reír por una broma.

Euphemia Potter dejó de reír por el mal  chiste que intentó hacer su hijo hace unos escasos segundos para correr hacia el joven.

—¡Sirius!

Cómo pudo, la mujer casi corrió hacia el mejor amigo de su hijo.
Sirius no se movió, sobre todo al ver la preocupación en su rostro.

Euphemia llevó ambas manos al rostro del muchacho, y lo visualizó.

El joven estaba demacrado.

Tenía rastros de golpes en su rostro, con moretones y raspones, la sangre aún corría bajo su nariz, y él temblaba de frío.
Luego tocó su frente, y vió que tenía fiebre.

—¿Qué pasa, madre?

James Potter llegó casi corriendo a la escena al escuchar que su madre había dejado de reír, y que empezara a gritar.

—¡James, ayúdame...!

—Madre... Él es... Sirius...

El joven azabache también estaba en shock.
Ya no había rastros del coqueto Sirius Black, ni de su compañero de bromas, sólo había rastros de un hombre roto.

Cómo pudieron, y con ayuda de Fleamont, llevaron al pelinegro hacia dentro, lo recostaron en la habitación de invitados y llamaron a los elfos para que buscaran ayuda.

...

Sin darse cuenta, Sirius empezó a despertar al día siguiente.

No reconocía el lugar ... O mejor dicho, la habitación en la que estaba.

—Muchacho, veo que estás mejor.

Euphemia llevó a la frente del muchacho un pañuelo, verificando si la fiebre le había bajado durante la noche.

—Yo... Señora Potter... —Vacilaba Sirius—... No sé que hice... No debí haber venido...

—Fue lo mejor que pudiste haber hecho —La mujer le quitó el pedazo de tela y besó su frente—, quiero que descanses, ahora estás en casa.

Casa...

Sirius recordó todo lo ocurrido durante la noche anterior, y sin que ella se percatara, formó un puño bajo las sabanas.

—Los chicos no están —Susurró abrazando al joven—, puedes contarme que ocurrió... O simplemente puedes descansar.

Durante ese abrazo, Sirius deseó con todas sus fuerzas que el momento perdurase para siempre, porque sentía el calor de una madre...
Aquel sentimiento que envidiaba de su mejor amigo...
Aquella sensación que siempre quiso tener con su familia cuando era pequeño.

Muy lentamente se separó de la mujer, y luego empezó a relatar lo ocurrido.

—¿Sólo soy un tonto?

—No lo eres mi niño... —Euphemia tomó sus manos—, eres alguien especial... Alguien único.

—¿Anoche... Llegué a contarles lo que pasó? —Preguntó con temor—.

—No mucho, pero fue lo suficiente para entenderlo —Suspiró—, anoche, mientras ardías en fiebre, delirabas sobre tu familia.

Sirius lo pensó por un momento, pero algo en su corazón le pedía que le contara a la mujer.

Necesitaba desahogarse.

—Desde niño somos criados con un sólo propósito... Continuar la supremacía de la sangre pura...
La cadena parecía nunca terminar...

El joven suspiró.

—A menos, que decida acabarla yo...

Euphemia Potter sólo asentía ante las palabras de su invitado.

—¿No le parece extraño?

—¿Qué cosa?

—Las diferencias... Los prejuicios... ¿Acaso soy igual... O peor que ellos?

—Creo que... Después de todo... Es tu familia... Pero tú eres diferente a ellos...

Si había algo que él odiaba, era que lo comparasen con su familia.

En clases, tal vez le habría lanzado un maleficio o una mala broma hacia la otra persona.
Pero por una extraña razón, la dejó continuar.

—Lo único que compartimos es un maldito apellido...

La mujer se sorprendió ante las duras palabras del muchacho.

—Típico de mí... Para avergonzarnos a todos.

El joven bajó la mirada, tratando de evitar llorar.

—No puedo mantener la calma...

—Claro que sí —Dijo dulcemente la mujer—, tú eres Sirius Black... Aquel muchacho guerrero que planea las mejores bromas junto a mi hijo... Aquel chico que viene cada último mes de vacaciones para ayudar a mi esposo con su venta de objetos muggles... Eres aquel chico desprevenido que causa suspiros en sus compañeras de clases...

Y tal cómo lo había planeado, el muchacho río.

—¿Porque tengo demasiado orgullo?

—¿A qué te refieres?

—Para nadie es un secreto que esto saldrá en todos los diarios... Ya me imagino el encabezado... "Sirius Black traiciona a su familia".

—¿Te importa?

Aquella pregunta dejó sin palabras al chico.

—¿Qué cosa?

—¿Te importa lo que el resto piense de ti?

—No...

—Entonces deja que hablen.
Si ellos te dieron la espalda, tu dale la mano.
No quiero que seas como ellos... Debes ser mucho mejor.
Que el ego y el dolor no te hagan daño...

—No puedo...

—¿Por qué?

—Creo que no soy apto.

—Ninguna zapatilla de cristal se ajusta perfectamente, nunca, porque no puede haber un diamante más, si no hay espacio para ocupar.

—Bienvenidos a las joyas de la familia —Soltó el muchacho con ironía—. Las joyas de la familia Black.

Sirius no entendía lo que la mujer intentaba decirle, pero algún día lo haría.

Euphemia lo meditó por un momento, y recordó el acuerdo que había llegado con su esposo e hijo la noche anterior.

—Pues entonces... Bienvenido a las joyas de la familia Potter, mi muchacho.

Sirius soltó una carcajada.
Debía ser una broma.

—¿Por qué te ríes?

—Porque no puedo...

—¿Qué no puedes?

—Pertenecer a su familia...

—Sirius... Hay lugares donde el carbón es más valioso que el diamante.

—¿Sabe usted que no le entiendo?

—Lo sé, piensas igual que James.

La mujer río esta vez.

—Lo que quiero decir... Es que tú ya eres parte de mi familia... Desde el primer día que cruzaste esa puerta.

—¿Lo... Lo dice en broma... Cierto?

—El de las bromas es mi hijo, no yo.

Aquellas palabras generaron un raro sentimiento dentro del joven, pero fue rápidamente interrumpido por la llegada de otras personas.

—¡Sirius! ¡Hermano mío!

¿James lo había llamado hermano frente a su madre?

—James...

—Me alegra saber que estás mucho mejor —Sonrió el azabache—, mamá hizo mucho por que volvieras a estar tranquilo.

—Muchas gracias... No sé qué decir...

—No digas nada aún —Intervino Fleamont—, descansa, que tenemos mucho que vender joven Black.

Sirius sonrió, porque a pesar de todo, le gustaba estar con ellos el mayor tiempo posible.

—Ah, casi lo olvido —Continuó—. Te quedarás aquí con nosotros el tiempo que desees...

—No es molestia... —Intentó evadir el tema—. No quiero ser una carga...

—¿Carga? —Soltó un bufido—, no muchacho... Aquí eres bienvenido desde siempre.

Las mejillas del pelinegro se tiñeron de un ligero tono rosa que rápidamente fue disimulado.

—Prometo pagarles... De verdad...

—Tu compañía es suficiente para todos —Continuó Euphemia, a la vez que unos elfos llegaban a la habitación con varias bandejas de comida—.

—Además, eres como el hermano que nunca tuve —Sonrió James—.

Ese sería un momento que perduraría  para siempre en la mente de todos.

En la de James, como un refuerzo de la amistad formada desde sus inicios en Hogwarts.

En la del matrimonio Potter, como un momento de felicidad absoluta para su hijo.

Y en la de Sirius, dónde todos los presentes en esa habitación se habían convertido en la familia que siempre había querido.

...

Varias semanas pasaron, y ya era hora de volver a Hogwarts.

Por primera vez en su vida, Sirius Black llegaba acompañado de su mejor amigo, y de una enorme sonrisa que parecía no borrarse nunca.

Se despidió de la señora Potter con un abrazo, para luego volver a vagón.

Por esta ocasión Fleamont tuvo que quedarse en casa, pues debía buscar más objetos para vender dentro del mundo mágico.

Y cuando se disponía de subir al tren, miró hacia su costado derecho.

Visualizó a Walburga, quién lo miraba seriamente, y a Orión, quién le dedicó una mirada de odio profundo.

Mientras que su hermano... Parecía neutro.

Notó que parecía lejano...
No contenía aquella sonrisa, o ese brillo de sus ojos grises, sinó más bien, parecía tener una lucha interna consigo mismo.

Algo que él solía sentir.

Y entonces, recordó las palabras de la señora Euphemia.

Entonces deja que hablen.
Si ellos te dieron la espalda, tu dale la mano.
No quiero que seas como ellos... Debes ser mucho mejor.
Que el ego y el dolor no te hagan daño...

Sirius estaba dispuesto a ayudar a su hermano.
Así qué, mientras subía al tren, le dedicó una sonrisa.
No a ellos... A su hermano.

Iba a ayudarlo a salir de esa pesadilla.

Mientras no estuviera haciendo alguna broma junto a sus mejores amigos, plantearía cada escusa y plan con sumo cuidado y detalle para alejarlo de ese infierno.

Pero... ¿Regulus estará dispuesto a aceptar su ayuda?

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